Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

005. what century do you live in?

𝘰𝘰𝘰 ┊ ﹟ 𝗧𝗛𝗢𝗨𝗦𝗔𝗡𝗗 𝗬𝗘𝗔𝗥𝗦 ࿐ྂ
CAPÍTULO CINCO
▬ ❝ ¿en qué siglo vives? ❞ ▬






















































¿SABEN ESA SENSACIÓN DE SER OBSERVADA? Esa sensación en la que te sientes vigilada, que una mirada te siga o permanezca en ti por un largo rato. Pues así me sentía durante toda la noche, espiada, vigilada, observada. Pero cuando encendía la luz, nadie estaba ahí, como si aquello fuese un mal sueño, pero al apagar de nuevo las luces ahí estaba esa sensación otra vez.

Quizás me estaba volviendo loca, esa era mi opción más viable, porque dudo que soñar con Edward Cullen en mi habitación mirándome no era normal.

Resople y rodee los ojos al sentir que alguien me quitaba el auricular de mi oído, encontrándome con Lex quien pasaba su brazo por mis hombros con una sonrisa pequeña.

Entrecerré mis ojos y también le lancé una sonrisa pequeña. Podía notar que algo le ocurría, pero no parecía querer hablar de ello. La pobre ya ni siquiera se le ve junto a Bella, quien cada que tenía oportunidad me fulminaba con la mirada, por lo que por obvias razones evitaba sentarme delante de ella en los almuerzo en la cafetería para evitar mi incomodidad.

Quite mi otro auricular y los deje que colgaran por mi cuello, y cuando iba a hablar, Mike Newton apareció en mi campo de visión.

—¿Cómo te ves? ¡Estas viva! —mi mirada viajo a su espalda, en donde Edward Cullen apareció con su típica mueca de amargado.

Quite mi mirada al sentir que este ya había sentido esta y mire de nuevo al rubio—. Si. Falsa alarma, supongo.

—Eh Sam, quería preguntarte si... —sin poder evitarlo volví la mirada hacia los Cullen, percatándome que no estaban todos, solo estaban Alice, Aston, Jasper y Edward—. Falta un mes, pero... —la mirada de Edward se encontró con la mía, mientras una sonrisa burlona se abría paso en sus labios, como si algo cercano le hiciese gracia—. ¿Quieres ir al baile de graduación conmigo? —su sonrisa desapareció de repente, ahora tenía una ceja alzada y una mirada de pocos amigos, algo muy común en él—. Así que... ¿qué dices?

Pestañee un par de veces y volví mi vista a Mike, confundida—. ¿Sobre qué?

Alessia, que seguía a mi lado, rió tras lo que dije por lo bajo, haciendo que yo le diese un codazo por ser muy poco disimulada.

—¿Quieres ir? Al baile. Conmigo.

Abrí y cerré mi boca sin saber que decir, ¿qué se decía a eso? Más bien, ¿como se rechazaba una invitación?

No quería ser mala persona, de verdad que no, pero... no me interesaba el tema del baile. Quizás si la tía Helena estuviese aquí me obligaría a asistir, pero como no está aquí...

¡Oh esperen, que gran idea me di a mi misma!

—Yo... no, no es buena idea para mi —hablé, buscando cualquier sitio para mirar que no fuese Mike—. Ah, además estoy ocupada ese fin de semana. Viajaré a Los Ángeles.

—¿No puedes ir otro día?

De nuevo el indicio de una carcajada salió de los labios de Alessia, haciendo que la golpease una vez más, esta vez aún más fuerte.

—Es que yo... no me di cuenta y compré un pasaje no reembolsable —él comenzó a asentir, luciendo avergonzado por decirle un vacilante no—. Pero deberías preguntarle a Jessica. Se que quiere ir contigo.

—¡Vamos, chicos! Hora de irnos. ¿Qué es verde? Bien.

Le hice una seña para que empezáramos a avanzar en dirección al autobús.

—Que mala, no es bueno decir mentiras —susurro en mi oído Alessia, burlona.

Reí por lo bajo, mientras subía al autobús con ella detrás—. Así me ahorro el odio de Jessica, suficiente tengo con las miradas de tu hermana.

—Créeme, estamos igual.

EL OLOR A FLORES, PLANTAS Y EL ABONO ME DABA UN TREMENDA PAZ QUE NI SIQUIERA PODRÍA DESCRIBIR AQUELLA SENSACIÓN, digamos que desde que soy pequeña mi madre me ayudo a adquirir el gusto por la naturaleza, aún recuerdo con lujo de detalle todas esas veces en las que pasábamos horas en el jardín, plantado y regando las diferentes plantas del lugar.

Iba hombro a hombro con Lex, quien al igual que yo miraba cada una de las plantas con muchísima emoción. Eran realmente hermosas.

—¿Qué hay en Los Ángeles?

Di un respingo en mi sitio al oírlo a mi lado, literalmente. Parecía Flash, no se escuchaba ni cuando llegaba, tendré que ponerle alarma o algo para que ya deje de asustarme.

Fruncí el ceño hacia él y seguí mi camino, viendo como Alessia era la que era asustada por Jasper ahora.

Mire de reojo sobre mi hombro y me percaté de que Edward venía detrás de mi, con su cara de estar oliendo caca todo el tiempo.

—¿Cómo te enteraste de eso? —cuestione, frunciendo los labios. ¿Y este como sabía?

—No respondiste a mi pregunta —rodee los ojos, ¿a este que le importa? Yo no me metí más en su asunto –aunque la curiosidad me mata– ¿por qué él se mete en los míos?

Lo mire, echando hacia atrás mi cabello a propósito, viendo como quitaba algunos de estos de su rostro—. Y tu no respondes ninguna de las mías... ¿por qué tendría que hacerlo yo? —me crucé de brazos, bastante orgullosa de mi respuesta. Ly estaría aplaudiendo—. Además, ni un hola puedes decirme antes de llegar a bombardearme.

—Hola —habló, después de un par de segundos en silencio.

Disminuí mi andar, sintiendo como él imitaba mi acto detrás mío. ¿Acaso me esta siguiendo? ¡Eso es acoso! Ni en mi hora de sueño me deja en paz, y ahora esta aquí detrás de mi. ¿Qué quiere y porque no deja a mi pobre mente en paz?

—¿Quieres que responda tu pregunta? —lo mire y él asintió, como si aquello fuese obvio. Sonreí antes de hablar—. Entonces vas a tener que decirme como detuviste el furgón, una respuesta por otra.

Él asintió—. Si. Tuve un ataque de adrenalina —me sonrió, intentando ser convincente en su relato—. Es muy común. Puedes chequearlo en Google, ahora, tu turno.

—No me la creo, Einstein, pero... —suspire—. No iré a Los Ángeles, fue una excusa para quitármelo de encima... ¡ay!

No sé que fue lo que pise, una cáscara posiblemente o alguna planta caída de alguna maceta, la cosa es que resbale y si no fuera por qué Edward reaccionó bastante de prisa ya estaría en el suelo. Su helada mano rodeaba mi brazo, el cual soltó apenas se dio cuenta de que seguía de pie.

—Al menos ten cuidado y fíjate por donde caminas —alce una ceja con indignación y rodee los ojos antes de comenzar a caminar de nuevo, oyendo como volvía a seguirme—. Disculpa que sea tan descortés, Mara. Creo que es lo mejor.

—¡Sami, adivina quien me invitó al baile! —Jessica gritoneo casi en mi oído y mi mueca lo dejó ver. Edward me dirigió una última mirada antes de dirigirse al otro extremo del lugar en dirección a sus hermanos –Alice y Aston, por que Jasper estaba ocupado con mi amiga– en donde antes de llegar fue abarcado por Bella. Fruncí el ceño ante eso, ¿acaso hablaban?

—Ah, ¿quien? —cuestione en un vago comentario, despegando mi vista de la pareja.

Ya me quiero ir, como que me empezó a doler el estomago.

—Estaba segura de que Mike te iba a invitar —comenzamos a caminar de nuevo, yo con la mirada baja. El dolor incrementaba, ahora era como cólico pero extraño. Sin duda no era dolor si no una sensación—. ¿No te molesta?

Negué frenéticamente, tragándome mi malestar y sonriéndole a Jessica—. No. Para nada. Ustedes hacen una linda pareja.

Jessica era una buena chica desde mi perspectiva, solo que estaba bastante obsesionada con Mike Newton, algo completamente enfermizo.

BUFÉ AL SALIR DEL INVERNADERO Y TOPARME CON UNA ESCENA ALGO EXTRAÑA, me acerque con la cabeza gacha hacia uno de los autobuses que nos transportarían de nuevo al colegio aunque no contaba con oír el final de una conversación bastante... bueno, lucia bastante intensa.

—El autobús está lleno —escuche decir a Edward en dirección a Alice y Bella. Me percaté que detrás de ellas estaban Aston, Jasper y Alessia, esta última un tanto confundida.

Alice miró con pena a Bella antes de tomarle la mano a su pareja y ambos subir a este autobús.

Isabella me miró cerca de la escena y no sin antes mirarme de una forma para nada bonita se fue hacia el segundo autobús.

Caminé un par de pasos más hasta que llegue a la par de Alessia, quien ya se encontraba junto a Jasper.

—Iré con Bella —Lex suspiró con pesadez, quizás era momento de que arreglara sus problemas con la Swan.

—Está bien —contestó Jasper—. Nos vemos luego.

Se despidió de ambas con una media sonrisa.

—Te veré allá entonces, Lex —le sonreí ligeramente antes de darle un ligero apretón sobre su hombro.

Me sonrió y sin más comenzó su camino en dirección al autobús en el que su hermana se había subido momentos atrás, dejándome en completa soledad con Edward.

Ambos nos mantuvimos en completo silencio, quizás sin saber que decir.

Aún podía sentir la tensión de la pequeña disputa que tuvo con Bella, no sabía a qué se debía aquello pero por lo que podía ver, la chica Swan lo desesperaba bastante.

—Mara, no deberíamos ser amigos —su voz me sacó de mis múltiples pensamientos, logrando que abriera de más mis ojos. ¿Éramos amigos?

Me resistí a decirle aquello, no quería que se enojara aún más.

—Creo que deberías haberte dado cuenta de eso antes —comenté en modo de sarcasmo—. Así sería más fácil todo y me hubieras dejado morir en vez de tener tu momento de mucha adrenalina y así te ahorrabas todo este remordimiento.

Me miró estupefacto, como si no creyese que hubiera dicho eso—. ¿Crees que me arrepiento de haberte salvado?

—Por si no lo notaste, Einstein, estoy utilizando el sarcasmo —rodee los ojos. Estoy muy segura que si sigo así terminará virola—. Es obvio. ¿En qué siglo vives?

—Tu no sabes nada —susurro, aún con sus ojos puestos en mi. Era intenso sentir aquellos orbes brillantes encima de mi, aquella sensación horrible ya se había ido de mi sistema y ahora una ola de nervios me arrastraba. Creo que su cercanía produce fallas raras en mi.

—¡Sam! —quite mis ojos de los suyos al oír la voz de Alice dentro del camión. La chica se asomaba del gran autobús y me sonreía, sin dudarlo le devolví la sonrisa: la chica era mucho más agradable que Edward—. Tu si vendrás en el autobús con nosotros, ¿cierto?

Edward no dijo nada, y cuando abrió la boca para, lo que yo creo, negarse, me adelanté y coloque mi manos sobre su boca, poniéndome de puntitas ya que él era un poco m más alto que yo.

—¡Claro! Ya mismo subimos, ¿verdad, Einstein?

Quite mi mano de su boca, le sonreí de manera sarcástica y tomé su mano para jalarlo y que subiera también al autobús. Ignore el helado tacto del chico y logré subirlo a rastras al gran autobús, el cual comenzó a llenarse segundos después de sentarnos.

—Bueno, supongo que seremos compañeros por un largo rato —me coloqué uno de mis audífonos y palmee su hombro—. Si necesitas ayuda, Einstein, despiértame.

Y sin más me termine de poner ambos auriculares y giré mi vista a la ventana al mismo tiempo que el automóvil se comenzaba a mover.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro