Capítulo 6: Eran 4 ahora son 2.
Quince días han pasado desde la advertencia de Odín y este ha cumplido con su palabra. A cada ocaso, un galope y el relinchar de un caballo avecinaba la matanza, así, sobre su caballo y con nada más que sed de sangre en su mente, el padre de todo podría confundirse con uno de los cuatro jinetes del apocalipsis.
El reino del hielo comenzó a ahogarse en la sangre de sus propios habitantes, la blanca nieve se teñía de rojo y los fieros gigantes ahora temían por sus vidas.
Mientras tanto en Asgard, las cosas eran tensas por decirlo menos. El arrebato de Odín no solo dejo medio muerto a uno de sus hijos -quien aún bajo el cuidado de los dioses de la medicina seguía delicado- sino que genero duda y temor entre los habitantes de Asgard y en la propia familia real. Thor envió a su esposa e hijas devuelta a isla paraíso, si Wotan no hubiese estado tan cegado por la rabia, seguramente se habría ofendido, pues ¿Cómo se atrevía su hijo a pensar que su familia estaba más segura bajo el cobijo de Poseidón que con el?
Guerreros, Valkirias y dioses se sumaron a la búsqueda del traidor, la cual se extendió a todos los reinos del Yggdrasil y a cada uno de los territorios de Midgard, pero ninguno de los habitantes o dioses nativos de aquellas tierras habían visto al mentiroso.
Fue al cuarto día, justo cuando Odín partió para cumplir su palabra, en contra de los deseos de su familia, que un grupo de gigantes de hielo uso un portal para viajar a las tierras de Escandinavia. Lo raro fue, que por primera vez en la historia, los gigantes rezaron a Thor. El pelirrojo se sorprendió, pero no de una grata manera, pues creía que era una trampa y que planeaban emboscarlo a su llegada. Pero aún con esas, fue dispuesto a destruirlos.
Los guerreros azules esperaban tras terminar sus rezos, mirando al cielo en búsqueda de algún destello; destello que llego cuando un rayo partió las nubes y golpeo el suelo con fuerza. Los gigantes se acercaron con sus armas bajas, pero rápidamente las alzaron cuando el primero de sus compañeros cayo víctima de Mjolnir. Luego, un grito de guerra se escucho
Como muchas otras veces antes, los gigantes cayeron derrotados ante el poderoso Thor. Cuando la batalla acabo, solo uno de los Jotuns se mantenía consciente, estaba recargado sobre un gran árbol mientras sostenía su hombro derecho, que estaría dislocado, tal vez roto, eso era lo de menos, pues Thor caminaba en su dirección con una mirada asesina.
-Gran Thor, espere por favor- pidió el gigante, extendiendo su brazo sano.
-Loki me arrebato a mi hermano y la cordura de mi padre, ¿Qué planeaba ahora? ¿Mi muerte acaso? ¿Oh destruir mi dignidad?-
-Nadie... nadie sabe donde esta Loki- expreso con dificultad el gigante -Si acaso planea algo, no estamos conscientes de ello, nuestro llamado... fue en busca de ayuda-
-No merecen mi ayuda-
-Pero... podríamos darle algo a cambio por ella- trato de explicar.
-¿Qué en los nueve reinos podría yo querer tanto como para prestarles mi ayuda?-
-Quizá, ¿a su hermano de vuelta?-
Odín regresa al reino dorado cubierto en sangre azul, jalando las riendas de su fiel corcel en dirección a su palacio. En medio de su caminar, nota algo que lo hace enfurecer: las valkirias sobrevuelan el reino y el puente arcoíris.
-¿Qué están haciendo? ¿Por qué desperdician su tiempo guiando almas cuando deberían estar buscando al asesino de mi hijo?- pregunto el padre de todo a un grupo de Valkirias que se encontraban en tierra, llegando a ellas justo antes de que partieran de nuevo.
-Solo hacemos nuestro trabajo gran Odín- respondió una de las mujeres con tranquilidad, cosa que perdió cuando el dios se le acerco, con su único ojo ahora negro.
-¿Su trabajo?- pregunto irónico, sujetando del cuello a la Valkiria -¡Yo las he creado! ¡¡Su trabajo es aquello que yo dicte!!- grito envuelto en colera, arrojando a la valkiria al suelo. La guerrera se congelo por el miedo, usando sus alas como algún tipo de escudo cuando el poderoso dios empezó a caminar hacía ella con intensiones asesinas. Pero entonces, un remolino de viento se formo entre ambos, revelando una femenina figura tras su desaparición.
-Sigrun, hazte a un lado-
-Padre de todo- la valkiria se arrodillo -Le pido perdone la osadía de mi hermana. Las valkirias retomaron su labor de guía por mi mandato, los mortales caídos no tienen como llegar al Valhalla y han comenzado a adoptar forma de Draugr y otras bestias- explico, calmando un poco a su rey.
-Eso puede esperar, su prioridad ahora es la búsqueda de ese bastardo- ordeno con severidad.
-Por supuesto mi señor-
-Ahora, largo- la reina Valkiria se dio media vuelta y partió junto a sus compañeras a continuar con la búsqueda.
Odín siguió con su camino, teniendo un breve momento de lucidez para pensar en todo lo que había hecho. Su pueblo estaba aterrado, el respeto a su ser había sido reemplazado por miedo, los mortales quedaban de lado, a su suerte en un mundo cruel mientras todos los recursos de Asgard se concentraban en concretar una venganza.
¿Valía todo eso la pena? Cada vez que paraba a pensar durante los días anteriores, llego a la conclusión de que una vez Loki fuera castigado, todo volvería a la normalidad, que retomaría su antigua actitud, pero ¿Sería capaz de hacerlo? Y aún si fuese capaz ¿Su pueblo alguna vez dejaría de verlo con temor?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando aquel dragón que su hijo capturo hacía algunas semanas rugió al cielo, provocando de paso que varios rayos lo golpearan. Los relámpagos causaron algo extraño en la mente de Odín, quién retrocedió al sentir un gran dolor en su cabeza; una visión estaba próxima. Teniendo experiencia, cerro su único ojo y se concentro para poder entender lo que se le mostraría.
Sonidos metálicos, gritos, golpes, sangre, truenos y muerte, fueron los conceptos que pudo entender en un inicio, pero ya casi al final, una visión completa llego.
La forma en que se presento, aquello no ocurriría en un futuro lejano, estaba pasando, o tenía poco de haber pasado.
Rápidamente salta a lomos de Sleipnir para tomar rumbo al reino de Hella.
Al llegar, tanto corcel como jinete ignoraron lo lúgubre del lugar, la niebla, los árboles muertos alrededor, las extrañas formaciones de roca, las almas que rondaban y los monstruos que acechaban a la distancia. Solo cuando una de esas bestias, un lobo con aspecto de zombie, se interpuso en su camino, fue que le prestaron algo de atención, con Odín blandiendo su lanza para rebanar la cabeza del pútrido can solo para que después Sleipnir atropellara sus restos.
Así, su camino se vio interrumpido por gran variedad de monstruos, pero ninguno fue capaz de frenar en lo más mínimo el avance del padre de todo, quién llego hasta los aposentos de Hella, solo para encontrar una horrible verdad, Thor, su hijo, de pie junto a ella, con su martillo a sus pies, heridas en todo el cuerpo y una mirada muerta.
-Odín, que sorpresa tenerte por aquí- expreso la diosa de la muerte.
-¿Quién te crees para semejante barbaridad?- pregunto ofendido señalando a Thor -Libera a mi hijo en este instante si quieres que tenga piedad contigo- exigió, con lanza en mano.
-Tu hijo llego a mi reino exactamente como tu, creyendo que era alguien para exigir y si no desistes de tus intenciones, correrás su mismo destino-
-Mocosa insolente, es gracias a mi que estas en ese trono, de no ser por mi, serías solo un engendro vagando sin rumbo por Jothunheim-
-Hablas como si fueras misericorde y bondadoso, pero ambos sabemos que me arrojaste a este lugar porque necesitabas que alguien se hiciera cargo de los muertos y nadie en tu reino estaba dispuesto a hacerlo. Luego trataste de disfrazarlo como un buen gesto para alejarme del camino que creías habría tenido de haber seguido junto a mi padre y mis hermanos-
-Y no estaba equivocado, mírate, ayudando al bastardo de tu padre en sus macabros planes-
-¿Esto?- pregunto mirando a Thor, sabiendo que gracias a sus poderes, Odín podía ver el hechizo que mantenía al dios bajo su control -Mi padre y yo tenemos caminos separados, pero la propuesta que vino a hacerme fue una que no pude rechazar. No malentiendas hijo de Bor, no estoy en favor de mi padre-
-Tengas o no participación en los planes de Loki, voy a recuperar a mi hijo-
-Te hare un favor, de reina a rey, y te abriré ese ciego ojo tuyo. Mi padre me uso para quitarse de en medio uno de sus mayores obstáculos, y si haces lo que planeas, solo habrá dos posibles resultados: uno, perderás, me quedare con tu alma y Asgard quedara desprotegida ante Loki o dos, ganaras, pero regresaras débil y cansado a tu hogar y nada podrás hacer ante las fuerzas del Ragnarok- Odín apretó los dientes, la punta de su lanza reaccionaba a sus emociones y ahora lanzaba pequeños relámpagos dorados desde su punta -Si peleas aquí como mi padre lo quiere, solo le otorgaras la victoria-
El suelo tembló, Odín giro y con un grito dio un corte en horizontal con su lanza, liberando mucha energía y acabando con el pequeño ejercito de muertos que lo había rodeado.
Subió a su caballo e hizo que este viera en dirección a la salida, frustrado al saber que nada pudo hacer, volteo sobre su hombro para ver una última vez a Hella.
-Esto no se quedara así-
-Se que no lo hará- le respondió la deidad con una sonrisa. Hella tomo una copa de vino mientras observaba la partida de Odín y cuando este finalmente dejo su reino, se levanto de su trono y camino hacía Thor, tomándolo del mentón para obligarlo a mirarla -Ahora ¿Qué hare contigo pequeño?- pregunto con una sonrisa seductora en los labios.
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