Reg y yo estuvimos un rato más hablando de cualquier cosa y distrayéndonos. La verdad es que pasar tiempo con Reg siempre era algo increíble, él fue el único que no me dejó de lado y siempre estuvo a mi lado para apoyarme en todo.

Era mi hermano al fin y al cabo y siempre le agradecería por permanecer a mi lado sin importar lo que pasara.

Rato después decidimos que lo mejor era volver a casa, porque lo menos que quería era preocupar a mi madre con estos tiempos que había últimamente. Así que los dos caminamos hacia mi casa entre risas y alguna que otra broma de Regulus.

Al llegar mi madre nos abrazó a los dos y nos contó que James y Sirius se encontraban en la habitación del primero, al igual que nos dijo que Sirius ya estaba mucho mejor, algo que me alegraba demasiado.

Tanto Reg como yo ayudamos a mi madre a poner la mesa entre risas, adoraba a mi madre. Siempre sabía qué decir en cualquier situación y siempre estaba ahí para apoyarnos en todo a James y a mí.

Siempre pensé que no merecía a una madre como Euphemia porque era demasiado buena para este mundo, pero con ayuda de ella por fin pude sentirme bien y feliz de tenerlos a mi lado. Ellos me habían adoptado sin ningún problema y me habían cuidado como si su hija fuese y así era.

Siempre estaría agradecida con ellos por darme una buena vida como la que tenía ahora y tenía mucho miedo de perderlos alguna vez porque sabía que siempre me harían demasiada falta.

Al terminar de poner la mesa papá llego y nos saludó a los dos con un abrazo, poco después bajaron Sirius y James, el primero al ver a Reg corrió hacia él y le abrazó muy fuerte.

—Lo siento mucho —susurró Sirius con lágrimas en los ojos.

James se acercó a mí y me miró arrepentido.

—Lo siento —asentí y me senté en la mesa al igual que mis padres. ¿En serio James pensaba que era tan fácil? Claro que no lo era, no iba a dejárselo tan fácil.

Sirius y Reg también se sentaron.

—Cariño, ¿estás bien? —asentí regalándole una pequeña sonrisa a mi padre, él asintió poco convencido y todos nos pusimos a comer entre risas y algunos chistes de los chicos y de mi padre.

Después de comer ayudé a mi madre a recoger todo.

—¿Qué te ocurre? 

—Nada mamá, no te preocupes de nada. Iré con Reg arriba, cualquier cosa dime —ella soltó un pequeño suspiro y asintió. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla para ir a por Reg que estaba en la sala hablando con mi padre animadamente.

Debía suponer que Sirius y James o estaban en el cuarto del último o simplemente estaban en el jardín jugando en la nieve.

Reg me miró y le dijo algo a mi padre para segundos después acercarse a mí con una sonrisa.

—Vamos mejor amiga —asentí con una sonrisa.

Los dos subimos y fuimos a mi habitación, Reg se tiró en mi cama logrando que yo soltara una pequeña risa. No podía creer que después de todo siguiera comportándose como un niño. Cerré la puerta y me senté en el borde de la cama. Él también se sentó a mi lado y me regaló una pequeña sonrisa.

—¿Qué ocurre? 

—No lo sé ni yo, es algo raro. A veces estoy bien y otras simplemente quiero desaparecer de este mundo. ¿Y si mejor no existo? ¿Y si lo mejor es que ya no viva más? —Reg me tomó delicadamente de la cara.

—Nunca, pero nunca se te ocurra decir eso, la vida de varias personas iría a peor si no estás tú, ¿qué harían tus padres sin ti? ¿Qué haríamos Sirius, Remus y yo sin ti? Le importas a demasiadas personas aunque no lo creas. Incluso le importas a ese idiota de miope que tienes como hermano, aunque bueno, siempre pensé que vosotros con el tiempo seríais algo. Del odio al amor solo hay un paso —le miré mal.

—Cállate, James y yo nunca seremos nada. Yo lo odio y él me odia, y estamos demasiado bien así.

—Ya claro, solo recuerda mis hermosas palabras querida Jade —volteé los ojos mientras me acostaba en la cama.

—Me rindo contigo. 

—Lo sabía querido Reg —él volteó los ojos y se acostó a mi lado viendo el techo.

—¿Sabes una cosa?

—¿El qué? 

—Estoy muy feliz de tenerte en mi vida, sé que te lo digo muchas veces, pero no sabes lo feliz que me haces estando en mi vida. Pudiste irte sabiendo todo, pero aun así te quedaste a mi lado en las buenas y en las malas. Así que quiero agradecerte por ello Jade —le miré con una pequeña sonrisa y lo abrace muy fuerte.

A veces solíamos ser muy cursis con el otro, pero es porque a veces sentíamos que no lo decíamos demasiado y no venía mal decirlo de vez en cuando.

—Gracias Reg por todo —susurré.

—No es nada.

Estuvimos un rato más hasta que el sueño me venció y me quedeédormida abrazando a Regulus.

No sé cuanto tiempo me quedé dormida, lo único claro es que ahora estaba mejor acomodada y Regulus no estaba en la habitación, cansada me levanté de la cama y fui al baño. 

Me miré en el espejo y suspiré, había sido demasiado o eso quería creer, siempre solía minimizar mis problemas, siempre me culpaba de todo, al igual que siempre pensaba que la mala era yo, por eso deje de hablarlo con alguien, por eso dejaba que la gente dijera lo que quisiera. Era algo tan duro, no sabía por qué me pasaba esto y no me gustaba para nada. Lo que más quería es tener paz y estar bien con James, pero las cosas no siempre eran tan fáciles como yo pensaba.

—¿Jade? —salí del baño para ver a Sirius parado en la puerta.

—¿Paso algo? —él negó.

—No es nada malo, solo me gustaría hablar contigo.

—Claro —Sirius cerró la puerta y empezó a jugar con sus manos demasiado nervioso. Me acerqué a él y con cuidado le agarré las manos— ¿Qué ocurre? 

—Yo quería decirte algo, bueno, James y Reg me animaron a ello, aunque el primero no sabe mucho. En fin, mejor voy al tema... Jade tal vez no sientas lo mismo y no estás obligada a decirme nada, pero quería decírtelo porque en serio no puedo más con ello... Me gustas demasiado y lo digo muy en serio, me gusta tu personalidad, me gusta lo fuerte que eres porque a pesar de todo te mantienes fuerte y luchas por todo lo que quieres. Sé que tienes días malos, al igual que cualquier persona, pero también sé que eres muy valiente, porque siempre te levantas con una gran sonrisa y ayudas a todos, incluso si estás en tu peor momento. Y te admiro a pesar de todo lo que has sufrido, siempre estás para los demás y eso es lo que me gusta de ti. No solo tu físico —se calló un momento y me miró más nervioso—. No digo que no seas hermosa ni mucho menos, porque créeme eres preciosa por dentro y por fuera y bueno... —lo vi con una pequeña sonrisa y me acerqué para besarlo y así callarlo.

No iba a negar que Sirius me gustara, porque debía reconocer que Sirius a pesar de ser un idiota, era divertido, siempre estaba ahí, era encantador y era guapo, eso debía reconocerlo.

¿Me gustaba? Un poco, pero eso era porque en mis planes nunca estuvo que me gustara un chico ni mucho menos. 

Lo gracioso es que estaba en mi habitación besando a Sirius Black y él me estaba correspondiendo el beso.

NOTA DE AUTORA

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