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—Sólo quiero estar contigo...  Perdóname si no he sido honesta todo éste tiempo... Creo que comprendo tu enojo, pero también quiero que me comprendas.

Peridot asintió levemente mirándola fijamente.

—Desde ahora seamos honestas, ¿de acuerdo? —dijo Lapis tomando sus manos y atesorandolas entre las suyas.

—Sobre eso...

—¿Sí?

—En verdad me atraes... Pero creo que debemos ir paso a paso, aún hay cosas que debo asimilar y, no lo sé, ¿está bien que nos gustemos? —jadeó preocupada—. Me siento como cuando descubrí mi orientación sexual... No sabía si estaba bien o si de verdad estaba sintiendo aquellas cosas... Tú luces como una chica pero —tragó saliva—, no eres un humano... ¿Es normal estar aterrado, cierto?

Lapis la miró con compresión y asintió. —No quiero que estés asustada ni que las cosas cambien para mal, vamos a darnos un tiempo para entender lo que pasa con nosotras —soltó sus manos para abrazarla recargando su barbilla sobre su hombro—. Vayamos arriba y descansemos un poco.

Fueron a la habitación de Peridot y se quedaron en silencio por un largo rato.

—¿Podemos ver la ropa? —preguntó Lapis.

—Sí, eso íbamos a hacer desde el principio —dijo nerviosa y comenzó a sacar la ropa de los cajones.

Poco a poco comenzaron a relajarse y a disfrutar de la actividad.

Cuando terminaron estaban tan cansadas que lo único que deseaban era dormir.

—Lapis, duerme conmigo... Será la última vez que lo hagamos en ésta cama. No te quería decir pero...  Compraré una nueva y más grande para las dos...

Ambas se sonrojaron en ese instante.

—Realmente aprecio tenerte a mi lado...

—Peridot, yo...

—Vamos, Lapis... Sólo hay que dormir, mañana tendremos un día ocupado —se metió a la cama esperando a que la otra chica también lo hiciera.

Lapis se acercó y subió cuidadosamente a la cama.

—¿Puedo? —preguntó en un tono bajo.

—¿Por qué no? —respondió la rubia, entonces Lapis se recostó a su lado y la abrazó por la cintura.

Peridot se acomodó para completar aquel abrazo y cerró los ojos deseando únicamente permanecer de aquella manera por mucho, mucho tiempo.

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