— ¡¿AH?!— exclamó sorprendida, si abría más sus ojos se podrías salir de sus cuencas — ¿e-eres... G-gay?— tratamudeó la chica.

— sí...— respondió suspirando, se sentía enojado con ella, sólo quería alejarse ya mismo. Él esperó hasta que ella quisiera mostrarle su identidad, no le arrebató los aretes ni nada por el estilo, pero ella simplemente lo obligó a revelarse.

— ¿quién es... Ese chico del que estás enamorado?— preguntó, su mente estaba nublada, no sabía que pensar ni sentir. El amor de toda su vida Adrien Agreste era gay.

— eso no te concierne— contestó irritado, tomó al anillo de las manos de la oji-azul, se lo colocó y se transformó, y sin más... Se fué de allí.

Al llegar a la habitación sólo suspiró, Plagg salió del Miraculous y lo miró con tristeza; ahora estaban más en riesgo, Marinette sabía su identidad y no hay manera de devolver el tiempo.

— ¿cómo la voy a mirar a la cara mañana lunes?— comentó cubriendo sus ojos con sus manos— la chica que me gustaba todo el tiempo estaba detrás mío— añadió con tristeza.

— ella ya no te gusta, tú mismo lo dijiste: "a veces hay que dejar ir a ciertas personas y amores", ya la dejaste, la superaste, dejaste en claro que te gustaba un chico. No te agobies, haré todo lo posible para que sigamos juntos— dijo tomándolo de las mejillas, obligándolo a verlo a los ojos. Adrien se colocó de puntitas y se acercó más al rostro del peli-negro, besó aquellos labios rosados, un beso que más que pasión era paz. Lucharían para estár juntos, sin importar qué. Y así, continuó la noche, la pareja de chicos durmieron abrazados, la azabache con un mal sabor de boca y la peli-roja con una sonrisa engreída. Su plan iba muy bien, pronto estarían llorando y extrañándose.

✖✖✖

Un día nuevo comenzaba, el muchacho de cabellos rubios descansaba encima del de ojos gatunos, este ya se había despertado, casi ni había dormido por la preocupación que llevaba encima. El peli-negro acariciaba la cabeza de su principe, le hacía feliz estár así y esperaba pasar miles de noches así, junto a él.

— Adrien, Adrien. Hora de levantarse— susurró dulcemente, aunque no era algo propio de él cuando estaba con el menor simplemente no podía evitarlo.

— ¿mhn...?— masculló somnoliento. Levantó un poco la cabeza encontrándose con la penetrante mirada del mayor, se acercó y le dió un corto beso— buenos días— dijo con una sonrisa, a pesar de todos los problemas él continuaba sonriendo, suponía que eso podría aligerar un poco la carga que tenían en esos momentos.

Se vistieron y desayunaron, la libertad se les acabaría pronto. La secretaria de Gabriel, Nathalie, avisó que volverían el viernes en la noche. A ninguno de los dos les emocionaba la idea pero no había nada que hacer. Caminaron al instituto, Adrien estaba un poco pálido, no quería verle la cara a Marinette, no sabría que decir ó que expresión hacer. Entraron al aula, Adrien estaba cabizbajo, no iba a levantar su cabeza por nada del mundo, sin embargo podía sentir la penetrante y desgarradora mirada de la chica azabache, incluso si su lápiz se caía y él se estiraba un poco para recogerlo ella lo seguía con la mirada; nunca se había sentido tan amenazado por una chica. Adrien parecía que estaba a punto de explotar, quería gritarle a la oji-azul que déjase de verlo, pero por suerte la campana del recreo sonó. El rubio salió a pasos apresurados, Plagg lo siguió con disimulo y fueron al jardín del instituto, estaba solo, como siempre. Ambos se sentaron detrás de unos grandes arbustos, nadie los vería tan fácilmente.

— ya no lo soporto...— susurró el oji-verde con la respiración agitada.

— vamos, Adrien. Lograremos pasar esto— dijo tratando de darle ánimos, pero hasta el peli-negro sentía la furiosa y al mismo tiempo la extraña mirada de ella sobre su amado.

— no lo entiendes. Hasta tengo algo de pavor. Ella y Tikki son grandes amigas, es una relación "portadora y kwami", eso de por sí es un lazo muy fuerte, no dudaría ni un segundo de que está planeando algo Tikki y Marinette es parte del plan. Una vez que ella se entere de que tú y yo somos novios le dirá al maestro y nos obligaran a decirnos adiós— explicó, su mirada era seria y algo profunda. El de ojos gatunos lo pensó bien y entró en pánico, lo alejarían de su príncipe.

×Maldición, tiene razón. Tikki no se va a rendir así de fácil, esto no es un plan para estár conmigo exactamente, es un plan para separanos, solo quiere venganza×

Pensó el mayor con pánico, no lo iba a demostrar físicamente o la situación sería peor, pero si se asustó.

Plagg acercó su mano a la mejilla del rubio, se acercó poco a poco hasta besarlo en su totalidad, era un beso suave que decía: " no te preocupes, estamos juntos y siempre lo estaremos", el menor no se iba a negar a tal cosa, lo necesitaba, así que sólo continuó el beso con ternura, no había que decir todo con palabras, a veces una simple acción demuestra mucho más. Adrien se separó de golpe y miró a sus alrededores con temor.

— ¿Adrien? ¿Qué pasa?— preguntó el de cabellos negros confuso.

— Marinette, ella está aquí— susurró mirando por todos lados.

— ¿cómo lo sabes?—

— sentí su mirada. Está tan furiosa que se puede sentir a larga distancia— dijo comenzando a hiperventilar un poco, estaba entrando en pánico.

— ¡Adrién, cálmate! ¡Estoy contigo en esto, no lo olvides!— exclamó tomándolo de los hombros y sacudiéndolo un poco para después abrazarlo. Mientras lo abrazaba sus ojos se movían rápidamente, agudizó sus sentidos felinos y buscaba a esa chica. Dejó de abrazarlo y se acercó sigilosamente a una estatua del director gigantesca, se montó en esta y miró desde arriba, del otro lado de la estatua estaba la azabache, quién tenía una fría mirada, se le veía algo conmocionada, levantó un poco su mirada y miró a Plagg fijamente, sus ojos estaban tan abiertos que se podían ver algunos vasos sanguíneos.

— ustedes... Se besaron— mencionó con un tono frío y algo dolido— de todas las personas del mundo, de todos los hombres tú, tú eres él que lo confundió, ¡confundiste su sexualidad!— dijo con enojo, sus ojos se cristalizaron un poco, suspiró e intentó calmarse.

— yo no lo confundí, él mismo tomó la decisión de estár conmigo. Nunca lo obligaría a nada—

La azabache rechinó sus dientes y le dió la espalda, se retiró de allí con una evidente aura de furia. La pareja se miró algo asombrados del estado de la chica y el timbre sonó de nuevo, marcando el fin de ese horrible recreo.

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*Toc Toc*

— siga, por favor—

— buenas tardes, Maestro fu—

💫💫💫

¡Hola! Drama... :v
Si les gustó el cap regálenme una eatrellita que saben que me ayuda mucho. Se despide dilunar. Besito (*3*)