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Castiel aparece de forma repentina en la mesa donde Dean está sentado comiendo su almuerzo.
"Dean," dice, sin aliento y sorprendentemente preocupado. Más que preocupado. De alguna manera, luce lleno de pánico.
"¿Qué sucede?"
"Lo siento," Los ojos de Castiel son amplios y urgentes. Imploran. Dean tiene el presentimiento de que querrá golpear a Cas en un momento. "Por lo que está a punto de pasar, me disculpo."
"¿Qué-"
Pero no hay tiempo para preguntas. No cuando Castiel lo levanta de su asiento con ambas manos, lo agarra con fuerza por los hombros y junta sus labios en una parodia dolorosa e inquietante de un beso. Los dientes de Castiel golpean fuertemente contra los suyos, lo que envía punzadas agudas de dolor al cráneo de Dean. Afortunadamente, el dolor ayuda a Dean a ignorar la forma en que la lengua de Castiel llena su boca. Simplemente está allí y no la mueve, como una babosa húmeda sobre la lengua de Dean.
"Mmphh-" Intenta hablar Dean.
"Oh."
Una voz desconocida habla detrás de Castiel, y gracias a Dios por eso, porque significa que Cas deja de violar la boca de Dean. La expresión en el rostro de Castiel es de disculpa, pero ninguna cantidad de disculpas podría compensar lo que acaba de ocurrir. Dean raspa sus dedos contra sus labios y mira la nuca de Castiel.
"Hola, Castiel."
La voz le pertenece a un hombre. Dean mira por sobre los hombros de Castiel, los cuales están inusualmente rígidos, incluso para él. El tipo es más bajo que Castiel, pero con un pecho mucho más ancho. De hecho, él es francamente voluminoso en músculos y grasa. Dean incluso podría categorizarlo como 'fornido'. Si Castiel no fuera un ángel, este tipo probablemente podría levantarlo y colgarlo alrededor de su cabeza como un lazo.
"Hola, Zuriel."
Oh, claro. Por supuesto. Este tipo es un ángel también. Ahora Dean se pregunta si él puede manejar a Castiel como Wilt Chamberlain hace girar una pelota de baloncesto. Probablemente no es la mejor idea reírse en la presencia de dos Ángeles del Señor que lucen enojados, pero Dean lo hace de todos modos.
"¿Es él tu humano?" pregunta Zuriel.
Cuando sus ojos cafés se mueven del rostro de Castiel al de Dean, una emoción verdadera perturba su típica mascara de ángel. Dean frunce el ceño.
Parece ser resentimiento.
"Sí, él es Dean," dice Castiel, después coloca su mano en el hombro de Dean. "Pero ya no es sólo mi responsabilidad. Ahora, mi conexión con él es mediante el juramento de Theliel."
El sospechado resentimiento en los ojos de Zuriel crece bruscamente y se convierte en algo mucho más siniestro. Dean no puede identificar la emoción, pero al verla, no puede evitar acercarse más a Castiel. El movimiento no escapa de la atención de Zuriel. La emoción se enciende brillante.
"¿Has declarado el juramento con un humano?" Exige saber.
Castiel no vacila bajo la intensidad de la aparente antipatía de Zuriel. En cambio, desliza su mano sobre la de Dean y la aprieta con demasiada fuerza.
"Todavía tenemos que declarar formalmente el juramento ante el Consejo. Pero nuestra relación ha sido de naturaleza romántica por alrededor de tres semanas terrestres."
Dean intenta alejarse de Castiel, pero el estúpido ángel lo sostiene con toda su fuerza sobrehumana.
Ser amigos es una cosa, y mierda, Dean todavía puede llegar a sentirse incómodo al saber todo lo que Castiel haría por él, pero fingir ser el novio de Castiel es otra muy diferente. Dean pinta su línea ahí. Especialmente por un ángel idiota que está mirando a Dean como si hubiera asesinado a un montón de querubines.
"¿Qué demonios, Cas?" brama. "¿Qué diablos es el juramento de Telel?"
"El juramento de Theliel," Castiel lo corrige suavemente. Se da vuelta para mirar a Dean, moviéndose lo suficiente para que Zuriel ya no pueda ver su expresión. "Recuerdas nuestra conversación, ¿verdad? ¿Cuándo accediste a ser mi consorte?"
Sus palabras salen en su habitual tono tranquilo, pero sus ojos están hablando de manera completamente diferente. El pánico de antes regresa con renovado fervor y no hay duda al respecto. Castiel está suplicando con sus grandes y estúpidos ojos azules. Grandes y estúpidos ojos azules a los que Dean tiene problemas para decir que no desde que Castiel comenzó a cazar con ellos otra vez.
Pero aun así... consorte.
"¿Estás...?" Dean deja que sus propios ojos terminen la oración, ¿...jodiéndome con esta mierda?
"¿Estoy qué, Dean?" pregunta Castiel en voz baja. La forma en que lo dice hace que Dean se remueva incómodo. Él suena... derrotado. Sobre sus hombros, Dean ve que los ojos entrecerrados de Zuriel comienzan a brillar con sospecha. Una sospecha que se convierte rápidamente en satisfacción y, por alguna razón, hace que el deseo de proteger explote en el pecho de Dean. No hay duda de eso. Zuriel es un imbécil. Y si Castiel necesita un novio falso, bueno, Dean tendrá que ser el hombre.
"Cierto, el juramento. Creo que yo estaba teniendo problemas para concentrarme en lo que decías, con tu boca alrededor de mi polla y todo eso," dice burlonamente, y luego sonríe cuando su flecha golpea perfectamente su objetivo. La furia arde en los ojos oscuros de Zuriel. Dean le sonríe.
"Oh," dice Castiel con evidente sorpresa. Frunce el ceño hacia Dean. "No hay necesidad de ser tan detallado, Dean." Se vuelve hacia Zuriel. "Espero que no te sientas incómodo con nuestra relación. No pretendo esconder a Dean."
"Tu relación es tu decisión, por supuesto," dice Zuriel con rigidez. "Solo espero que haya sido sabia. No escaparás a otra citación sin tomar una pareja." Hay tanta oscuridad en su tono ahora que Dean no puede estár equivocado. Zuriel no solo está enojado. Él definitivamente está celoso.
"¿Citación?"
La mirada que Dean obtiene de Zuriel podría derretir los globos oculares en su cráneo si no se estuviera conteniendo por el bien de Castiel. Como novio, probablemente ya debería saber todo sobre esta citación, pero que se joda. Él está confundido. Castiel le aprieta la mano otra vez, pero antes de que pueda hablar, Zuriel se vuelve hacia él y le dice: "Deberías educar mejor a tu humano mal informado. Odiaría que acepte una unión vinculante sin conocer la magnitud completa del acuerdo."
Dean imagina que su odio se debe más a querer acariciar las alas de Castiel que a preocuparse por él. Pero no tiene la oportunidad de decir nada porque Zuriel desaparece con una ráfaga de viento.
En el segundo en que Dean se da cuenta de que están solos, aleja su mano de la de Castiel y se gira, la irritación sale en cada una de sus palabras. "¿Qué demonios fue eso?"
Castiel frunce el ceño ante su mano rechazada y comienza a hablar, las palabras salen de sus labios más rápido de lo que Dean lo ha escuchado hablar.
"La citación se acerca, y ya llegué a una edad en la que no puedo volver a presentarme solo. No sin una explicación creíble. Zuriel estaba tratando de reclamarme una vez más y me encontré... incapaz de escuchar su súplica otra vez."
Los pensamientos de Dean se atoran dentro de su cabeza y, por un momento, se queda en blanco. Como una pantalla de computadora congelada, y apagarla para intentar de nuevo no está ayudando. Es vagamente consciente de que está boquiabierto, luego Castiel vuelve a hablar.
"Nunca he deseado su afecto, pero no quería lastimarlo. He visto que aquí en la Tierra, los humanos usan la excusa de una relación ya establecida para evitar otra. Lamento no haber tenido tiempo de advertirte." Él mira a Dean con sincero arrepentimiento en sus ojos. "Realmente me disculpo. Pero no puedo pensar en nada que desee menos que ser el compañero de Zuriel."
La computadora de Dean se reactiva.
"Espera solo un maldito minuto," dice, sin gritar, pero cerca. "¿Desde cuándo los ángeles tienen 'compañeros'?"
Castiel hace una pausa en su ritmo inquieto para darle a Dean una mirada curiosa. "Desde el principio de los tiempos. ¿Creías que las criaturas de la Tierra son las únicas que forman parejas?"
"Pensé que ustedes no.... ya sabes...," dice Dean con un asomo de disgusto.
"Dije que no me había tomado el tiempo de hacerlo," dice Castiel. "Y no lo he hecho. No he tomado una pareja en toda mi existencia."
"Eso no es... Quiero decir, pensé que... Dios, me refiero a que pensé que los ángeles ni siquiera podían tener relaciones sexuales. No en esa extraña forma viscosa que vierten en sus recipientes," dice Dean, y esta conversación es su menos favorita de todos los tiempos. No quiere pensar que Castiel tiene extraño sexo amorfo con otros ángeles. O realmente cualquier tipo de sexo con otros ángeles. Es muy extraño.
Castiel suspira.
"Nuestras uniones no se basan en el acoplamiento físico, Dean. Es una unión emocional." Su expresión se oscurece. "Sé que crees que los ángeles no tienen emociones, pero la verdad es que nuestras emociones son simplemente diferentes a las de los humanos. Zuriel me ha amado desde el primer momento en que me vio en el Cielo de mi Padre. Quiere unir su gracia con la mía."
Esa declaración hace crecer los nuevos e intensos sentimientos de protección de Dean. "¿Y qué? ¿Te ha estado presionando?"
"De alguna manera. Pero Dean, debí tomar un compañero hace varios cientos de años. A su manera, Zuriel también está tratando de ayudarme. Todos los ángeles son convocados cada cierto tiempo para demostrar que no están a la deriva en nuestra basta existencia, sin habernos sido unidos a otro, sin apoyo y... sin amor. " dice, su lengua se tropieza de forma extraña durante la última palabra.
Toda esta información es casi demasiada para que Dean la procese. Los ángeles no solo se conectan, sino que aparentemente se acechan entre sí hasta lograrlo. Puñado de malditos conservadores.
"Entonces, ¿por qué no eliges a alguien más si el acosador de Zuriel no hace que te tiemblen las plumas?"
"Yo nunca..." Castiel no lo mira a los ojos y eso molesta a Dean.
"Oye," dice de repente. La mirada de Castiel se fija en su rostro. "¿Tú no qué?"
"Nunca me he sentido así por nadie de mi especie."
"Oh." La garganta de Dean se siente apretada. Trata de tragar, pero no puede, y su siguiente palabra sale como un graznido. "Bueno."
Hay un largo silencio en donde ambos en serio tratan de no mirarse. Es dificil lograrlo porque están a menos de diez centímetros el uno del otro, pero Dean no va a moverse ya que no sabe qué decir. El silencio se alarga más allá de la incomodidad.
Entonces Castiel se aleja sorpresivamente, llevandose su extraño calor angelical con él. Dean casi se mueve en un intento inconsciente de encontrar ese calor de nuevo, pero se detiene a sí mismo en el último segundo.
"Debería irme," dice.
"Espera un segundo," dice Dean. "¿Qué pasa ahora? ¿Con esa cosa de tu citación?"
"Es mi momento," responde Castiel fríamente. "Si no me presento con un compañero, el Consejo encontrará uno para mí. Sólo puedo esperar que no sea Zuriel."
"¿Van a... encontrarte uno? ¿Encontrarte uno?"La incredulidad en Dean es asombrosa. La idea de que Castiel sea emparejado por esos sinvergüenzas que controlan el Cielo hace que su sangre hierva. "¿Estás jodiendo conmigo?" grita, irracionalmente enojado e incapaz de contenerlo. Castiel no se ve afectado por la furia de Dean, pero se ve algo sorprendido.
"Por supuesto que no," dice, arqueando las cejas. "Creo que mi continuo rechazo a Zuriel evitará que el Consejo lo elija." Hace una pausa, mirando de cerca a Dean. "Si eso es lo que te preocupa."
"No, no estoy preocupado por eso," dice Dean. "¿Qué pasaría si te unen a una pesadilla? Puedes librarte de ello, ¿verdad? ¿Cuánto tiempo se supone que durará esta unión?"
"Hubo casos en que los ángeles pusieron fin a su unión, pero son raros. El Consejo debe aprobar los emparejamientos, así como también su disolución," dice Castiel. Parece que está evadiendo algo. Ante la mirada de Dean, él suspira. "La unión probablemente durará tanto como mi existencia."
"Bueno, eso es una mierda, Cas." declara Dean. "No puedes dejar que un puñado de imbéciles elija quién se paseará por tu gracia el resto de la eternidad".
"¿Qué quieres que haga, Dean?"
"¿No puedes decirles que se vayan al diablo?"
"No, no puedo. Me rijo por reglas diferentes a las tuyas. En este nuevo Cielo, si yo intentara rebelarme, simplemente me matarían antes de que tuviera alguna posibilidad de escapar. Y si me rehúso al emparejamiento, me retendrían en el Cielo hasta que encontraran un compañero adecuado," explica Castiel.
El horror estrangula a Dean. "¿Estás diciendo... ?" Gruñe suavemente. "Que si no encuentras un compañero, ¿te enviarían a prisión?"
"Esencialmente. Dudo que me liberaran hasta mucho después de que tu vida no fuera nada, sino una memoria inverosímil registrada en un libro sagrado."
Por un breve momento, el corazón de Dean duele tanto que no puede respirar.
"Vaya forma de hacer que un chico se sienta insignificante, Cas," murmura.
"No eres insignificante," bufa Castiel, hay repentina pasión reemplazando su indiferencia. Sorprendente, su rostro está rojo por el enojo, hay fuego en su mirada. "Justo porque no eres insignificante es que debo hacer esto. No puedo dejarte aquí solo."
"¡No me culpes por esto!" Dean regresa al espacio personal de Castiel, su molestia alimentada por una terrible hinchazón de miedo. Él simplemente no puede. No puede dejar que Castiel tome esta jodida decisión monumental en su nombre. Dean ya arruinó la vida de Castiel de seis maneras diferentes. Él simplemente no puede seguir haciéndolo.
"A la mierda con eso."
"¿Y qué hago?" lo desafía, su rostro está tan cerca que Dean puede sentir cada bocanada de aire que producen sus acaloradas palabras.
"Llévame a mí," dice Dean de forma brusca.
Castiel se aleja ante esta apasionada declaración. Una docena de diferentes emociones parpadean brevemente en sus ojos, más claras que cualquier otra que Dean haya visto en él. Va de la felicidad a la sospecha y al miedo.
"No puedes hablar en serio," dice lentamente.
"Bueno, lo hago." dice Dean, aunque siente un susurro de duda nublando su mente. No le molesta evitar que Castiel tenga un compañero elegido al azar. Pero Dean todavía no entiende lo que implica este emparejamiento. Castiel dijo que no era físico, pero Dean tampoco posee una gracia que pueda unir con la de Castiel. Y también está el asunto de que la unión duraría toda la vida de Castiel. Se traga el repentino nudo en su garganta. "¿Qué tendría que hacer?"
Durante un largo momento, Dean piensa que Castiel no responderá. Que va a desaparecer en un torbellino de plumas y no le dará la oportunidad de decidir por sí mismo. Está a punto de enojarse cuando Castiel da un suspiro de cansancio y se hunde en una de las sillas de la habitación del motel.
"El emparejamiento con humanos es inusual," dice, su voz cuidadosamente neutral. "No se ha intentado en muchos miles de años, pero es posible. En ese caso, el ser humano recibe la protección de los Serafines."
"¿Y eso es?"
"Significa que el humano es capaz de vivir en cualquiera de los Cielos sin estar muerto. Camina entre los ángeles sin morir. Tú podrías... el humano podría experimentar sentir la completa gracia del ángel sin ser lastimado," dice Castiel. Él mira a Dean por un momento, el tiempo suficiente para que Dean lea el devastador deseo en sus ojos. Luego se da vuelta, con la expresión en blanco una vez más.
"Si hicieras esto, nuestra relación cambiaría muy poco," continúa Castiel. "Mi gracia estaría naturalmente en sintonía con tu alma, pero no se requeriría ningún apareamiento real, físico o de otro tipo."
Lo cual no suena tan mal para Dean. De hecho, si ambos estuvieran sintonizados en la misma estación, por así decirlo, probablemente sería de ayuda en sus cacerías.
"Pero estarías atado a mí por el resto de tu existencia," dice Castiel. "Incluso después de tu muerte, tu alma permanecerá a mi lado. Un emparejamiento humano-ángel es aún más fuerte después de que el ser humano muere, porque su alma es entonces más vulnerable a lo sobrenatural. Es el deber del ángel proteger dicha alma." Él mira a Dean de nuevo. "En términos angélicos, me pertenecerías a mí."
Para sorpresa de Dean, lo primero que sale de su boca no es una declaración del pánico desgarrador que siente ante la idea de pertenecerle a alguien tan completamente, tampoco un comentario frívolo sobre almas follando entre sí. No, lo que dice es completamente diferente.
"Eso es lo que ya creen, ¿no?" lo acusa, caminando hasta donde Castiel está sentado. Levanta su camisa para revelar la marca de Castiel. "Es por eso que te dejan seguir viniendo aquí incluso después de tu misión. ¡Porque orinaste un círculo a mi alrededor! ¡¿No es así?!"
Los ojos de Castiel se posan sobre la marca y Dean puede jurar que sus pupilas se dilatan levemente, pero antes de que pueda confirmarlo, Castiel está de pie. "No lo hice... no te reclamaría sin tu consentimiento." gruñe.
"Entonces, ¿por qué te dejaron volver aquí?" presiona Dean.
"¡Porque yo quería!" explota Castiel. Se aleja de Dean, poniendo bastante espacio entre ellos, pero despotricando en cada paso del camino. "Si me quedaba en mi puesto en el Cielo, te habrían hecho ceniza y tu alma se habría perdido antes de que pudiera salir otra vez."
"¿Qué quieres decir con que mi alma se habría perdido?" pregunta Dean sin comprender. "Pensé que habías dicho que las almas podían pasar el rato con los ángeles en el Cielo después de que morimos."
Castiel hace una pausa en la mesa. Se inclina, con las manos apretadas alrededor del peldaño superior de una silla y, en ese momento, se ve muy humano. Tan cansado y preocupado. Dean da un paso hacia adelante antes de darse cuenta de que lo está haciendo.
"Eso es solo si estuviéramos emparejados, Dean," murmura. "De lo contrario, pasarás más allá de la puerta y no nos volveremos a ver." Él mira a Dean. "Tu vida es todo lo que tengo."
La ira abrasadora hierve dentro del pecho de Dean.
"Bueno, ¿cuándo diablos ibas a decirme eso?"
"No pensé que fuera a importar," responde Castiel. "Difícilmente imaginé que te importaría."
"¡Qué mierda! En serio... qué mier-"
Dean está tan enojado que no puede sacar las palabras en su mente. Cierra la boca y marcha hacia el otro lado de la habitación, de repente ansioso por estar lo más lejos posible de Castiel. Dean no es estúpido. Él sabe que tuvo problemas para aceptar la amistad de Castiel en el pasado. Él sabe que no ha sido el mejor amigo del mundo, pero eso es solo porque nunca supo cómo hacerlo. Todo lo que sabía era cómo ser un hermano y un hijo, y dolía demasiado el pensar que alguien elegía estar cerca de él, ya que esas personas tienden a morir.
Pero habían estado cazando juntos durante casi un año y medio ahora. Sin la presión del apocalipsis, sólo porque era necesario hacerlo y ellos eran buenos en eso. Buenos juntos. Y aquí está Castiel, diciéndole a Dean que no le importa.
"Idiota," le gruñe Dean.
"¿Disculpa?"
Dean camina alrededor. "No tienes derecho de decirme qué me importa y qué no, ¿de acuerdo? Y sí, tal vez soy un idiota, pero si crees que voy a dejar que..." Se detiene en seco y regresa al espacio personal de Castiel. "¿Todavía podré ver a Sammy?"
"¿Qué?"
"Si hiciéramos esto de la unión, después de mi muerte, ¿todavía vería a Sam?"
"Oh." La confusión de Castiel le da un momento de vacilación. "Oh... sí. Sí, podrías visitar almas más allá de la Puerta. De hecho, ahí es donde van los compañeros humanos cuando sus ángeles son enviados a alguna batalla lejos del Cielo."
"Está bien, bueno, tendremos que hablar sobre cómo hacer que esto suene menos a que me estoy convirtiendo en la esposa de un soldado, pero como sea," dice Dean.
Su pecho se llena de tensión nerviosa, el mismo tipo de emoción poderosa que siente justo antes de sumergirse en agua helada o saltar desde una ventana de un segundo piso. Excepto que ahora está rodeado por algo más cálido, algo que hace que Dean se empuja aún más directamente al espacio personal de Castiel, sus pechos juntos.
"Vamos."
"¿A dónde?"
Dean sonríe. "A arruinar el día de Zuriel."
Pero Castiel no está sonriendo. Sus ojos están oscuros por la preocupación y... tristeza. Dean odia esa mirada.
"Realmente no quieres esto."
"¿Qué acabo de decirte sobre decirme qué es lo que me importa?" dice Dean. "Además, si crees que quiero sentarme detrás de una puerta con mi pulgar en el culo por el resto de la eternidad, entonces no nos conocemos, tú y yo. Así que cierra la boca y vamos a la jodida citación."
Castiel busca la cara de Dean y, mientras Dean lo observa, su cautela se funde lentamente en ese tipo de asombro que siempre hace que Dean se sienta tan incómodo. Pero esta vez, no se aleja ni hace un comentario descuidado. Se queda quieto, callado y deja que Castiel piense.
Su mano es apretada por la de Castiel una vez más. "Muy bien," dice finalmente.
Y así es como Dean se encuentra de pie en una gigantesca sala blanca y brillante, con Castiel a su lado, ambos mirando hacia una hilera de ángeles con miradas increíblemente severas.
La piel de Dean se siente tensa y seca, es el resultado de algún tipo de ritual extraño que Castiel hizo antes de que salieran de la habitación del motel. La supuesta protección de los Serafines, adivina, porque no hay dudas al respecto.
Ellos están de pie en el cielo.
No es que Dean nunca haya estado aquí antes, pero él estuvo en la sección humana. La división de los ángeles parece mucho más fría, con los bordes más nítidos y los colores más brillantes. No está seguro de si los ángeles están usando recipientes o simplemente se ven como políticos constipados para no joder su mente humana.
"Hermano Castiel," entona uno de ellos, su voz hace eco en la masiva sala. "¿Por qué presentas a tu responsabilidad humana ante el Consejo?"
"Estoy respondiendo a la citación con mi compañero elegido," dice Castiel en su voz más profunda y firme.
Dean se ríe.
Los políticos lo miran fijamente, pero es el codazo que obtiene de Castiel lo que hace que Dean se comporte. Todo este calvario es masivamente serio en términos de consecuencia, pero el proceso en sí es ridículo.
"Miren, Castiel y yo," Dean no puede evitar decirlo. "Estamos interesados en una boda relámpago."
El político principal desvía su pesada mirada del rostro de Dean al de Castiel. "Esta es una elección inusual, hermano."
Castiel da un largo suspiro de cansancio. "Créanme, soy muy consciente de eso."
"Dén un paso adelante," dice el político. Parece aburrido. No es que Dean lo culpe. Esta boda apesta. Tendrán que emborracharse con Sam más tarde para compensarlo. Hay un momento de silencio que se prolonga tanto que Dean casi les pregunta qué demonios está pasando cuando el jefe habla de nuevo.
"Su potencial vínculo se ha juzgado como válido," dice. "Se les ha otorgado el derecho de declarar el Juramento de Theliel. Pueden unirse."
"Whoa, ¿qué significa eso?" exige saber.
"Dean," Castiel habla en voz baja. Él gira a Dean para encararlo. "Significa que voy a iniciar el vínculo de emparejamiento. No... no te dolerá."
"Uh, está bien," dice, incapaz de ocultar sus nervios.
"¿Confías en mí?"
Y el caso es que Dean sí lo hace. Él siempre ha confiado en Castiel. Incluso cuando apenas lo conocía, incluso cuando lo ponía a prueba a cada paso. Siempre hubo una parte de Dean que sabía que Castiel nunca lo lastimaría a propósito. Tal vez sea por estar en el Cielo, separado de los lazos terrenales que se adhieren a cada ser humano, pero la sensación es mil veces más fuerte aquí.
"Claro," murmura Dean.
Entonces Castiel se mueve imposiblemente cerca y, por un segundo, Dean piensa que va a tratar de besarlo de nuevo. Pero en cambio, Castiel solo presiona su frente contra la de Dean. Se pregunta si todos los ángeles hacen eso o si Castiel está cambiando la rutina y la única razón por la que Dean se pregunta esto es porque el toque de Castiel lo calma tanto que en realidad es impactante.
Pasa un momento y no hay nada diferente. Nada más que la sensación del aliento de Castiel en su rostro y sus manos sobre los brazos de Dean. Y luego hay una increíble calidez rodeándolo. Pero no solo a su alrededor, sino dentro de él. Lo hace sentir liviano. Increíblemente ligero, como si realmente pudiera alejarse del suelo y flotar.
"¿Qué demonios?" pregunta sin aliento.
"Soy solo yo," dice Castiel, y Dean no puede evitar reírse otra vez.
"¿Sólo tú? Se siente como... joder, ni siquiera sé," balbucea. La sensación es cada vez más fuerte, se desarrolla y crece y Dean no está seguro de poder manejarlo. "Cas..." jadea.
"Estoy aquí, Dean," oye decir a Castiel. "Estás seguro."
Por supuesto que está a salvo. Este sentimiento es la definición de seguridad y salvación. Su mente estaba llena de fuego abrazador y tormento, desesperanza y muerte, y Dean estaba seguro de que eso nunca cambiaría. Hasta ahora. El calor placentero y la maldita ligereza lo llenan y lo arrastran fuera del pozo.
Los ojos de Dean se abren de golpe y se aleja lo suficiente para poder ver la cara de Castiel.
"Ese eras tú," dice. "Te recuerdo."
"Mi gracia, sí," Castiel lucha al hablar. Tiene las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes, como si lo que fuera que hiciera estuviera drenando toda su energía. Dean toma sus manos. Él quiere ayudar, pero no está seguro de cómo. Busca a Castiel por instinto, no con las manos, sino con algo más. La gracia de Castiel lo llena con avidez y Dean siente claramente cómo algo encaja en su lugar. No es algo que realmente pueda identificar. Solo sabe que donde antes no había nada, ahora está esa peculiar ligereza. Una sensación que es completamente Castiel.
La tensión de Castiel se desvanece y cae sobre el pecho de Dean.
"Listo," dice, con la voz amortiguada por la camisa de Dean. "Ahora estamos emparejados."
Dean toca la sensación. ¿Con qué? Él realmente no lo sabe. Con sus emociones o su alma o algo así. Piensa en Obi-wan Kenobi animando a Luke Skywalker a 'alcanzar cosas con sus sentimientos'. En su diversión, Dean la golpea accidentalmente con fuerza. Castiel gime profundamente contra su clavícula.
Rápidamente se aleja de la sensación, tratando de enfriar el calor que sube dentro de él.
"Sí. Entonces, deberíamos irnos ahora."
Los políticos casi los ignoran. Castiel asiente y pone una mano sobre su hombro. Al siguiente segundo, están de regreso en la habitación del motel. Sam está parado en el medio, con el teléfono pegado a su oreja. Cierra el teléfono en el momento en que los ve.
"¿Dónde diablos han estado?"
"Bebamos cerveza, Sammy," dice Dean, aplaudiendo con su mano en el hombro de Sam. "Acabo de hacer de Castiel un ángel honesto."
La confusión de Sam vale todo el viaje.
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