6. I don't trust anyone but you.
Hi, hi~ Nos atrasamos un día por estos lares porque las clases del sabado estuvieron horriblemente pesadas, creo que el mundo sobreestima la cantidad de atención que se puede poner en una clase tan extensa, pero acá volvemos~ Como les dije, quedan dos capítulos que son bien bonitos y el epilogo que me hizo muy feliz, pero fue una experiencia demasiado grata sacar este au, siento que entendí muchas cosas de gol dandole tantas vueltas y ojala les haya servido para pasar el rato.
Gracias por tanto~
—Eiji. —Sing musita—. Oye.
—Mhm.
—Eiji.
Pronuncia su nombre como si se tratara de un ensueño, Sing extiende su palma arriba de las sábanas provocando que el omega se acurruque como respuesta, el gesto adorable no lo frena porque quiere tocarlo solo por si acaso no es real, se inclina un poco más, la cama cruje, la luz moribunda bambolea las cortinas antes de que finalmente logre pellizcarle una mejilla, sonríe, si bien todavía están mucho más delgadas de lo que le gustaría han recuperado ese inocente rosillo propio de la juventud al igual que los hoyuelos que florecen como margaritas. Eiji lo mira somnoliento a través de su melena negra y salvaje que se soltó de su coleta en algún punto de la noche.
Hermoso. Resplandeciente. Feliz.
—Buenos días. —Entonces dice finalmente entendiendo dónde están—. ¿Acaso te pateé en la noche para que ahora me estés pellizcando así?
—No. —Sing tararea observando cómo Eiji se recuesta sobre su vientre sin romper el contacto visual en ningún instante ¿creía que antes estaba enamorado? Pobre ingenuo ya que ahora se concibe tan intoxicado por el amor que apenas puede dejar de suspirar y fantasear—. Solo me gusta apretar acá por lo suave que se siente, tienes cara de bebé todavía.
—No me molestes.
—No te estoy molestando, amo mucho tu cara de bebé.
—No digas eso, la gente no me toma en serio en mi trabajo por eso. —El omega amortigua el quejido contra la almohada, vaya, esta es manera de despertarse, ¿será ambicioso quererlo para el resto de su vida?
—Tu cara de bebé no te impide trabajar, ¿verdad?
—No. —Sonríe—. No lo hace. —Los dedos de Sing navegan desde los bordes de su rostro, pasan por su oreja y finalmente llegan a su nuca, retira la mano de manera abrupta y violenta, no tiene derecho a tocar algo tan íntimo como una marca, ya es bastante afortunado de poder estar dentro de su nido y haberlo podido ayudar a construirlo con sus prendas—. Puedes tocar.
—¿Eh?
—La mordida. —Eiji repite—. Puedes tocarla si quieres.
—Oh.
Llámese masoquismo o curiosidad sin embargo la toca, repasa diente por diente grabado con sangre por siempre en su piel bronceada, cepilla con las yemas cada hendidura hecha herida, besa la cicatriz que nunca tendrá la chance de sanar y se dedica a amarla, una parte de sí mismo se perjura suertuda puesto que sabe que Eiji no es permisivo en relación a su vulnerabilidad con cualquiera por ende, el alfa debe estar haciendo algo bueno para que se muestre así de expuesto con él. Pero otra parte de sí mismo no puede evitar odiar esa marca. La prueba de Ash. Ash fue primero. Ash permanecerá por la eternidad. Prueba de que siempre tendrá a Eiji. Que el alma de Eiji se fue con él. Trata de escaparse de su cabeza, más, ¿no estaría haciendo lo mismo que antes si evade sus propias cruces? A pesar de todo sigue siendo un alfa.
Es natural querer marcar a su omega.
Es natural estar triste porque su omega está marcado por alguien más porque el vínculo que se tiene a través de una mordida es más significativo que cualquier anillo de bodas o promesa... ¿cualquiera?
Mi alma siempre estará contigo.
Quizás no cualquiera.
Quizás él también haga una promesa.
—¿En qué pensaba cuando te la hizo? —Deja que un pensamiento escape de lo más profundo de su corazón no con saña o con malicia, sino con una insondable curiosidad.
—Creo que estaba esperanzado.
—¿Esperanzado?
—Sí. —Eiji sonríe, más, su sonrisa es lejana—. Aún recuerdo la vez que le rogué que me acompañara a Japón, me había estado conteniendo porque no quería darle más problemas, no sabía cómo cuidar de Ash sino era sacándolo de ahí tampoco, así que fue lo único que se me ocurrió, pensé que si podía darle un lugar seguro lejos de Nueva York esos fantasmas que tanto lo atormentaban tal vez también se quedarían ahí. —Sus ojos se conectan—. Un pensamiento tonto y simplón.
—No fue tonto. —Sing se inclina—. Era más de lo que podías hacer en ese entonces. —Fue inocente.
—Quizás.
—Eiji.
—Cuando se lo dije él me sonrió y fue una sonrisa suave y una mirada dulce, me dio la impresión de que estábamos viendo a futuros diferentes, de que él estaba jugando con una fantasía, aun así estoy seguro de que por un momento fue real para los dos, por solo un segundo se permitió soñar con un final en dónde no acababa congelado en una carcasa y por eso me pidió que le enseñara japonés, lo que infiero es que con la marca pasó lo mismo, eso lo hace más frustrante.
—¿Por qué?
—Porque significa que Ash en serio quería vivir o un tiempo lo quiso. —El omega forja un nido contra la almohada usando sus propios brazos, deja que su mentón repose ahí medio escondido—. Significa que no me amó lo suficiente para recordarlo, es un pensamiento injusto con él, lo sé, no le tengo ni una pizca de rencor en mi corazón por eso, es más que nada rabia, al final se fue sabiendo que... que nunca me podría recuperar ni emocional ni físicamente, mi cuerpo siempre exigirá sus feromonas.
—Sé que mis feromonas no son las mismas, pero no parecen desagradarte.
—No me desagradan. —Confiesa con una sonrisa somnolienta—. Me gustan mucho, me siento muy protegido y amado cuando estoy rodeado de tu aroma, Sing.
—Y-Ya veo. —¿Hasta cuándo se seguirá poniendo nervioso por semejante sinceridad? Sabe que esto no es lo mismo, que pueden seguir adelante en una relación, no obstante, esa mordida los arrastrará de forma inevitable hacia Ash. Eiji necesita físicamente de Ash y Ash no está. Eiji abusa de supresores ya que ningún alfa nunca podrá satisfacer el craving hormonal.
¿Qué tal Sing?
Al menos podría intentar apaciguarlo.
—¿Qué te quedaste pensando?
—Quiero que seas mío. —Mierda, qué vergonzoso se escuchó eso y la frase le genera tanta repulsión que debe hundir su rostro contra la almohada y esperar que se asfixie—. No quise decirlo así, se oyó bastante mal.
—Bastante. —Eiji lo molesta—. Casi me recuerdas al hombre lobo de crepúsculo.
—No eres divertido. —Pero Eiji ríe.
—Yo creo que soy muy gracioso. —Y si Eiji ríe el mundo está bien—. Sé lo que quisiste decir y quiero lo mismo. —Sus manos se entrelazan sobre la cama.
—¿Puedo pasar tu siguiente celo contigo?
—¿Puedo pasar algún rut contigo?
—Oh. —Otra vez lo agarró con la guardia baja—. Puedes, puedes pasarlos todos si quieres pero creo que debes saber que soy insaciable.
—¿Eh? —Alza una ceja—. Para ser tan insaciable te cansaste bastante rápido en mi celo.
—¡Tú! —Pone los ojos en blanco—. ¿Acaso me estás diciendo precoz?
—Si te queda el saco.
—¡Eiji!
¿Qué otra cosa puede hacer más que inclinarse para besarlo? Se han ido tomando su tiempo porque necesitan explorar con qué cosas se sienten cómodos y con qué no, los besos han sido recibidos con un entusiasmo tan infantil que lo hace preguntarse desde hace cuánto Eiji quería que lo besara, más, no se queda en eso, sino que se entrega totalmente al momento, se soslaya sobre Eiji memorizando cada detalle nervioso en las pupilas tiritonas, sus labios abiertos con anhelo y sus uñas clavadas ante las sábanas, se inclina y se inclina lo suficiente para saborear su aliento, lo ve apretar los ojos al igual que un adolescente primerizo y finalmente lo besa. Mierda.
Besar a Eiji es el paraíso.
El infierno.
Es todo lo que soñó y mucho más.
Hubo un tiempo en que Sing se desesperó por ver a Eiji feliz, si bien, luego de que acabaran las cosas con Dino estaban intentando sobrevivir y no ahogarse nada más, aún recuerda la presión, presión a cargar un liderazgo que nunca pidió con la mafia china, presión por el amigo que perdió, presión por el hermanastro al que no podía decepcionar, presión de Ash, Ash, Ash ¿qué más podía hacer además de intentar convertirse en Ash por Eiji? Eiji fue su salvavidas del inicio pero mientras más lo intentaba más infeliz y distante Eiji lucía y es irónico pensar que cuando dejó de intentarlo tan duro empezaron a fluir naturalmente.
Es Sing siendo Sing y Eiji que nunca dejó de ser Eiji.
Ellos.
Así que lo besa sin culpa, se dedica a devorar la ternura de sus labios, a sentir cómo el omega tiembla deseoso por más cercanía, a escuchar a sus latidos erráticos, a sentir sus jadeos amortiguados contra su lengua, a explorar absolutamente cada centímetro de ese dulzor prohibido solo para apartarse y seguir besando otros lugares que ama de Eiji. Su mejilla. Su mentón. Su nariz. Su cuello. Su oreja. Su cabello. Su frente. Su boca. Su clavícula. Su hombro. Los botones de la camisa. Los botones abiertos dejando a relucir su pecho. Su alfa interior gruñe por la estimulación. No para. Besa su torso. Vientre. Sus dedos. Sus manos. Sus muñecas. Duele. Eiji nunca buscó activamente la muerte. Pero sí a su alfa.
—Son feas, perdón. —Eiji quiere esconder sus cicatrices.
—No, no lo son. —Sing no se aparta de ellas—. Solo me duele saber el daño que te hiciste, me duele saber que no me di cuenta a tiempo.
—Nunca tuve intención de morir, te lo prometo, solo... hubo un tiempo en que me sentí tan culpable por seguir con vida ¿quién me creía? Yo seguía acá como si nada mientras que personas maravillosas habían perdido la vida por mi inutilidad, no soporté la culpa e hice esto, no fue mucho tiempo.
—Nada de eso fue tu culpa, lo sabes ahora ¿verdad? —Es una súplica, Sing no se aparta de arriba ni deja de sostenerle el rostro con devoción.
—Lo sé ahora. —Lo tranquiliza—. También estoy aprendiendo de a poco a pedir más ayuda... aunque se me hace ridículo a mi edad.
—¿Podrías dejar de hablar como un anciano y dejarle eso a Max? —Ríe entre dientes.
—Eres cruel con él, no es tan viejo.
—¿Bromeas? Ya es todo un abuelo mientras que Jessica se sigue viendo increíble.
—Solo dices eso porque Jessica ama usarte de modelo.
—¿Puedes culparla por su buen gusto? —Eiji resopla—. Tú... ¿estás nervioso? No los has visto desde hace mucho.
—Estoy muerto de nervios. —Le encanta esta honestidad—. No sé si fue buena idea ofrecer nuestra casa para la reunión. —Sing parpadea anonadado. Una. Dos. Tres. Miles de veces—. ¿Qué te ocurre?
—Nuestra. —Repite atontado—. Dijiste nuestra casa.
—¡Pero si eso es! —Eiji se tapa la cara totalmente rojo—. Hasta estamos compartiendo cuarto ahora ¿cómo quieres llamarla sino es nuestra?, ¿debería volverle a decir mi casa? No quería hacerte sentir incómodo, lo siento.
—No. —Sing frena la catástrofe al entrelazar sus dedos—. Me gusta cómo eso suena, "nuestra" casa.
—Nuestra casa. —Repite apenado—. Y de Buddy.
—Por supuesto, Buddy es nuestro hijo adoptivo e incluso antes de que me confesara y tú lo supieras.
—¿Qué? ¿Desde cuándo Buddy es tuyo?
—Desde siempre.
—¡Sing!
—¿Acaso creías que le compraba paquetes de comida con mi sueldo y lo sacaba a pasear por ser un perro ajeno? No, Buddy siempre me consideró su papá. —Eiji rueda los ojos con falsa molestia y alza sus brazos para poder enredarse en el cuello del alfa, le gusta verlo más abiertamente mimoso como un conejito regalón exigiendo caricias.
—Eres un tramposo. —Lo enfrenta—. Sino hubiera sido por Max ¿alguna vez te hubieras confesado?
—No.
—¡Sing!
—Tú preguntaste. —El omega chasquea la lengua—. Pero en serio no me imagino haciéndolo, antes no creía que tenía el derecho a siquiera permanecer a tu lado.
Asume que debe agradecerle a Max por la catarsis que indujo, posiblemente sino lo hubiera incitado a darse un lugar a sí mismo se habría resignado a amar a Eiji, más a nunca tenerlo bajo una obligación autoimpuesta para cubrir todas las pérdidas que quedaron a lo largo del camino ¿cómo podría haber reemplazado a Shorter?, ¿a Lao?, ¿a Ash? Todos al mismo tiempo cuando no tenía ni tiempo para ir a la escuela y la acabó dejando, de seguro la cólera lo habría terminado consumiendo haciendo que las cosas se volvieran incómodas y forzándolo a conseguir una novia para probarle al omega que no lo necesitaba tanto, mentira, conociendo al karma de seguro Eiji habría sucumbido a las expectativas culturales y ambos estarían casados aunque infelices. Vaya.
—Me alegra haber aclarado las cosas antes. —Dice genuinamente aliviado—. Me alegra verte sacar fotografías otra vez, luces emocionado.
—Lo estoy. —Cambian de posición y Eiji se acurruca sobre el pecho de Sing—. En parte para eso es la reunión de hoy, quiero pedirle permiso a los chicos para usar algunas de sus fotos en la exhibición.
—Se van a poner felices al escucharte decir eso.
—Eso espero. —Suspira—. Deberíamos levantarnos para tener todo listo, pero estoy muy ansioso y no me quiero separar de ti.
—Eiji. —Se lamenta arrojando la nuca contra la almohada—. No digas esas cosas lindas, es chantaje.
—No es chantaje, estoy hablando en serio. —La alarma del celular suena—. ¡No! No me pienso parar de acá. —Y de pronto, Eiji es mucho más vulnerable pero fuerte de lo que recordaba, había olvidado lo mucho que adoraba esta dualidad.
—Vamos. —Sing lo incita—. Te tienes que asear.
—No. —Eiji se niega—. No me moveré.
—Como quieras.
Entonces a Sing le toma un segundo cargarlo fuera de la cama como si fuera un saco de papas, trata de ser cuidadoso al arrojarlo dentro de la ducha a pesar de sus chillidos y ¿a quién engaña? Es bonita esta rutina.
—Préstame tu chaqueta. —Cuando llega la hora Eiji está frenético frente a la puerta.
—Te quedará grande.
—Lo sé. —Sus ojos lo evitan con nervio—. Pero quiero sentirme seguro. —¿Cómo podría negársela?
—Son tus amigos, te extrañan.
—No deberían. —Eiji se encoge dentro del saco del alfa, le queda inmenso y le oculta hasta la cadera y le pende hasta las rodillas, las mangas no se mantienen en su lugar y la imagen es todo lo que soñó y mucho más—. Si fuera yo odiaría tener un amigo así, deberían ignorarme y no venir.
—Lástima que hayan llegado. —El timbre suena.
—No les abras. —Antes de que Eiji pueda seguir escalando abre la puerta.
—¡Eiji! —Bones se le tira encima, no le da chance al omega de reaccionar, ambos han caído al suelo.
—¡Bruto! —Kong sigue siendo el más gigantesco de todos e intenta coger del cuello a su compañero para sacárselo de arriba—. ¡Estás lastimándolo! ¡Déjalo!
—¡No! ¡Eiji es mío! ¡Lo extrañé! —Y de pronto...
Eiji está riendo.
Está riendo en serio con los párpados apretados, la nuca hacia atrás, su cabello desparramado arriba de las baldosas, los pulmones aplastados por Bones, las piernas adormecidas, las lágrimas picándole la comisura del ojo pero riendo de verdad.
—Los extrañé también, chicos. —Sing sonríe, sabe que habla en serio.
Mierda.
Debería generarle un sabor agridulce ver a tantas personas de su pasado juntas porque así como Eiji evitó a Ibe, Max y a la misma pandilla (o más bien, esperó a que dejaran de insistirle y así confirmarse las propias creencias negativistas) Sing hizo lo mismo inconscientemente incluso llegando a entablar contacto con Yut-Lung solo si se trataba del trabajo o la mafia china, es extraño reconectarse porque a pesar de haberse convencido a sí mismo de que estas personas despertarían sus fantasmas admite que lucen... diferentes. No mal. No mejores. No desconocidas. Diferentes.
—Hace mucho tiempo no veía a Eiji reír.
—¡Cain! —Sing sonríe al reconocer a su viejo amigo aceptándole una cerveza, el comedor se concibe más vivo que nunca y aunque esto impresiona molestar a Buddy más tarde lo chantajeará—. ¿Cómo has estado? Lo último que supe de ti fue que entraste a estudiar leyes.
—¿Leyes? —Bones se atora con su propia cerveza, debe golpearse el pecho reiteradamente para no morir asfixiado, todavía usa una vieja jardinera y una trenza roñosa—. ¿Es broma?
—No. —Cain sonríe, hay un soplo más maduro en él, sigue siendo genial por supuesto, algo que Sing siempre admiró fue su aura confiada y tranquila que transmitía una sensación de camaradería—. Es en serio, me convertí en abogado luego de dejarle mi pandilla a mi sucesor.
—Ja. —Sing silba—. Realmente debes ser intimidante en la corte.
—¿Qué hay de ti, mocoso? Escuché que estás estudiando negocios y sigues guiando a la mafia china.
—No es la gran cosa. —Cain le golpea el hombro por su falsa modestia.
—Sigues teniendo la lengua afilada.
—¿Yo? Nunca tuve la lengua afilada.
—La tuviste si abofeteaste a Yut-Lung. —Bones musita contra su jarra—. Los rumores vuelan rápido.
—Es cierto. —Recuerda—. Hice eso, debí ser bastante imprudente de crío.
—Y de adulto. —Los ojos de Cain de inmediato se posan en un Eiji riendo mientras le exhibe a Jessica y a Max un par de fotografías—. Él se ve bien y lo digo en serio.
—Sí. —Bones se apoya sobre la mesa del comedor—. Nos tenía preocupados ¿sabes? De pronto nos dejó de responder los mensajes y parecía cada vez más triste cuando lo visitábamos, queríamos que supiera que estábamos ahí para él pero en algún punto se sintió impenetrable.
—No estuvo bien retroceder. —Kong se reprocha a sí mismo—. Pero tampoco supimos cómo acabar con la distancia, en ese sentido estamos agradecidos contigo, Sing.
—¿Conmigo?
—Sí. —Ambos amigos intercambian una mirada—. Has cuidado de Eiji todo este tiempo, has sido el único que a pesar de todo se ha quedado a su lado.
—Claro que sí, es lo esperable.
—No lo es. —Cain interrumpe—. Podrías haberte desligado de Eiji.
—No podría. —Los ojos de Sing caen sobre el omega casi como si fuera una polilla deslumbrada ante las llamas del fuego—. Lo amo ¿cómo podría haberlo dejado?
—¡Ah! —Bones choca contra la mesa a causa del asombro—. ¡Lo dijiste! Es decir, era dolorosamente obvio para todos nosotros, pero apostábamos a que nunca lo dirías.
—¡Oigan!
—¡Lo aceptaste!
—Sí. —El alfa se rasca la nuca—. Acabé por aceptarlo.
—Parece que no fue el único que lo aceptó. —Cain apunta al saco que Eiji viste y casi como si pudiera sentir las miradas encima alza sus ojos de gacela de las fotografías solo para vislumbrar a Sing, joder, sus ojos son malditamente cariñosos cuando lo mira—. Creo que te salió bien la jugada aunque si te soy sincero no me sorprende, sabía que tarde o temprano encontrarían su camino, él siempre te vio de una manera especial, no sabía qué era, más, impresiona que fue romance ¿no?
—Fue romance. —Ríe apenado—. Es romance.
—No puede ser. —Bones se coge el pecho—. ¡No puede ser! ¿Realmente son una cosa ustedes dos?
—¡Ya cálmate! ¿Acaso sigues teniendo trece años? —Kong lo golpea en la cabeza y no han cambiado en nada—. Deja de comportarte como un adolescente.
—¡No puedo evitarlo! —Chilla—. Pensé que nunca volvería a ver a Eiji feliz.
—Yo igual solía pensarlo. —Confiesa en voz alta—. Pero de a poco Eiji vuelve a ser Eiji.
No.
Eiji siempre ha sido Eiji.
No obstante era duro verlo antes a raíz de la idealización que el mismo omega fomentaba, más, cree que todos estaban un poco idealizados en el pasado. Ash. Shorter. Lao. Por eso fue tan doloroso que cometieran errores, por poco olvidó que eran humanos, que el propio Sing era humano, aprende de a poco a ser más benevolente consigo mismo y con los que alguna vez amó lo suficiente para sentirse ofendido por sus partidas. Está bien. Va bien. Lo están haciendo bien.
¿Estarías orgulloso de mí?
Espero que lo estés.
—¿Has pensado en dejar el gobierno chino? —Cain suelta su pregunta con falsa casualidad mientras que Bones y Kong buscan a Alex por doquier para soltarle la noticia.
—¿Por qué? —Sing bebe un trago de su cerveza. Amarga. Efervescente. De las que Shorter amaba.
—Porque Eiji se ve realmente feliz y tú también.
—No entiendo a dónde vas. —Lo confronta—. Lo tuyo no es hablar con rodeos.
—Vaya. —Caín ríe sin apartarse de su jarra—. Ya me conoces, tienes razón. —Más, la baja para darle la seriedad correspondiente al tema—. Eiji ya perdió a muchas personas, todos nosotros lo hicimos... solo que a él le tocó más duro por así decirlo y no me gustaría verlo caer en un agujero aun peor por tu falta de prudencia.
—¿Estás insinuando que acabaré muerto ahí?
—Estoy insinuando que la mafia no es un buen ambiente para formar una familia.
—¿F-Familia? —Sing se atora con la cerveza incluso sino está bebiendo—. No hemos pensado... no creo que Eiji quiera cachorros ni nada de eso, ni siquiera es mi marca.
—Wow, wow. —Lo calma—. Reduce la velocidad, una familia no necesariamente implica cachorros.
—Cierto. —Ríe aflojándose el cuello de la camisa—. Cierto.
—Aunque parece que no te desagrada tanto la idea. —Bromea—. Solo piénsalo si tienes intenciones reales con Eiji, merece a alguien que se quede alguna vez.
—Sí. —Suspira—. Lo sé.
Aunque la honestidad es una de las cosas que más genial hace a Cain también lo molesta, Sing mejor que nadie comprende estas consecuencias y se las ha advertido al propio Yut-Lung puesto que teme por la integridad de su amigo, sin embargo, es terco y no da marcha atrás, por un lado Sing sabe que le debe lealtad porque no abandonará a uno de los suyos, pero por otro la preocupación de Cain es más que justificable, Eiji está siendo malditamente valiente al darle y darse la oportunidad de amar, si lo deja también será un daño irreparable.
Si Sing muere...
¿Quién cuidaría de Eiji? ¿Y Eiji sería capaz de volverse a parar con el corazón roto por segunda vez?
—¡Sing! —No quiere pensar en eso, solo quiere enfocarse en lo bien que se siente que Eiji esconda su rostro contra su pecho y aspire sus feromonas como si lo hubiera extrañado—. Tenías razón sobre la fiesta, los extrañaba y han sido muy amables en relación a mi exposición.
—Me alegra. —Le presiona un beso sobre la cabeza—. Aunque sabía que saldría bien.
—Para el día que monte la galería quiero pedirte ayuda, pero solo a ti.
—¿Por qué a mí? —Pregunta para molestarlo.
—Porque no confío en nadie que no seas tú.
—Oh.
—Te confío mi corazón, Sing. —Claro que su tiro sale por la culata—. Y aunque espero que no acabes rompiéndolo, he dejado de temerle a eso, he dejado de huir.
Claro que dice eso.
Eiji sigue siendo Eiji.
Nunca dejó de serlo.
Aunque esta dinamica fue bien cortita, fue la tercera consecutiva, me da mucha risa porque de tanto escribir de verdad se siente como sacar musculos de la escritura, la pena es que no hay más promps hasta agosto, parece que julio no da mucho para eso y es justo el mes de mi cumpleaños, pero ya se ideará algo como sacar del hiatus uno que otro fic y tal vez resubir y editar otras tramas. Mañana es el capítulo final y luego nos vamos al epilogo, muchas gracias por dejar que este fic sea realidad, gracias por hacer de estos lares una casita.
See ya~
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