Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Hunter and prey.

Hola mis bonitos lectores~ Miren, se hizo nada la dinamica, ya se nos acaba en fin de semana pero tendremos epilogo porque sentí la necesidad de extender este SingEiji un poco más ¿quién sabe cuando el pobre Sing volverá a ser correspondido en estos aus? Así que dejemoslo ser feliz askas.

Mil gracias por el cariño.

Antes pensaba que era el sucesor de Shorter, era lo lógico, ¿cierto? Desde que tiene memoria lo han preparado para que dirija Chinatown y al mismo tiempo fue entrenado bajo el ala del chico más cool que existía en la faz de la tierra, si bien no era su sueño convertirse en líder de pandilla le encandilaba la idea de poder seguir en la misma senda que Wong trazó, además era el único que sabía en realidad lo que había pasado en relación a su muerte (gracias a Eiji) sino aceptaba su destino los chinos harían guerra con la pandilla de Ash por traidor, así que se resignó, es lo que le tocó, ja, con lo que pasó en relación a tantas muertes ni siquiera debería tener el lujo de elegir. Es el karma. Es la cruz. Es el clavo que sella su ataúd. Lo aceptó. No luchó.

E hizo lo que pudo para mantener a Yut-Lung al margen y de hecho, auxiliarlo a gobernar Chinatown.

Se mantuvo fuerte. Irrompible. Leal.

Quería ser como Shorter o al menos, un digno sucesor.

La cosa es que Sing nunca fue el sucesor de Shorter, sino el de Ash.

Sí.

Fue cobrando sentido incluso antes de conocerlo puesto que el lince de Nueva York era temido, Sing en más de una ocasión fue comparado y menospreciado al no estar "a la altura", sin embargo, toleró dichos comentarios sañosos porque le gustaba hacer las cosas a su manera, por eso, a diferencia del orden de ese entonces él ayudó a Yut-Lung en vez de matarlo, claro, todo cambió cuando Eiji recibió ese disparo, una vida por otra vida, era evidente, los chinos los habían traicionado y cualquiera fuera la razón como jefe debía hacerse cargo, Sing estaba listo para morir a palmas de Ash, más, Ash nunca tuvo la intención de matarlo y de hecho, lo salvó en el edificio en llamas dejando que la investigación se perdiera por siempre. Ese fue el momento. Acá lo supo. Ash lo eligió de sucesor. Ash creía en Sing.

¡¿Por qué no vas a verlo?! Vuelve a Japón hoy.

Lo estoy dejando volver a su propio mundo, este mundo de asesinatos... él no pertenece aquí.

¿Ama a Eiji ya que "era" de Ash? Se ha preguntado eso muchas veces, puede que al inicio sí, o puede que ese haya sido el factor inicial para que le prestara atención.

Pero si se ha quedado tantos años a su lado, si aprendió a hablar japonés solo para ponerlo contento, si adoptaron a Buddy, si coexisten siendo alfa y omega, si están tan apegados a una rutina doméstica de pareja casada es porque hay otra cosa escondida. Algo de Sing y Eiji, nada más. Sí, puede que Ash le haya entregado la batuta como su sucesor y que eso podría estarlo condenando al mismo destino: amar a Eiji, más, nunca tenerlo, no obstante, ha dejado de pensar así.

Hará el destino que quiera hacer, punto.

—¿Qué? —Y lo piensa más que nunca en la arbolada de su universidad, con un agradable sol otoñal colándose a través de las hojas para empaparlos enteros, el pasto está frío, la salud de Eiji es delicada y por eso, debería sentarse en una banca, no contra un tronco—. ¿Qué ves tanto?

—No es nada. —Pero ve a Eiji más que nunca entre las sombras moteadas que se cuelan hacia abajo del árbol y no quiere quebrar la magia—. Solo estaba pensando.

—¿En qué cosa?

—En que te has puesto muy guapo, Sing. —Su rostro hierve igual que una tetera a fuego alto, ¿desde cuándo es tan débil a los cumplidos? Es un alfa popular, nunca le han faltado las conquistas por ende ha oído millones de veces esas palabras y no deberían ponerlo frenético—. Sí, realmente eres guapo.

—G-Gracias. —Más algo en la manera que Eiji las dice hace que su corazón se sienta efervescente y casi borracho pese a no haber tomado nada—. Me lo expresan bastante seguido.

—¿En serio?

—Claro que sí. —Sonríe con malicia—. ¿Celoso?

—No en particular.

—Pues deberías.

—¿Eh? —El omega tiene toda la espalda acomodada contra el árbol, las piernas estiradas en el pasto y el hombro apoyado contra el de Sing—. Eres todo un rompecorazones, supongo.

—Claro que lo soy ¿me has visto? —Eiji ríe.

—Presumido. —Si Eiji ríe todo está bien entonces—. ¿Dónde aprendiste a coquetear? Me sorprende que alguna chica haya caído por eso.

—Varias chicas han caído por esto. —Lo corrige—. Aprendí de Shorter, era el más cool coqueteando.

—No es verdad. —El omega frunce el ceño provocando que el marco se deslice hacia su nariz, existe algo en cómo los lentes resaltan sus grandes ojos cafés que le resulta jodidamente adorable, le gusta que los use—. Según recuerdo Shorter apestaba coqueteando.

—¿Acaso intentó coquetearte?

—Tal vez. —Eiji tararea con una sonrisa divertida.

—¿De verdad?

—Creo que era coqueto por naturaleza pero siempre fue bastante protector conmigo, hubo una vez en que Ash me pasó un arma porque no podía defenderme, fue cuando recién nos conocimos, pensé que podría hacerlo, que no sería tan difícil, más cuando tuve a la otra persona enfrente fue inevitable quedarme congelado, al final, Shorter disparó por mí y me salvó la vida.

—Oh... —Sing parpadea anonadado—. ¿Qué más? —Nunca ha escuchado hablar a Eiji abiertamente en relación a Shorter, no desde que murió, aunque carece de detalles vislumbra que el evento acabó siendo traumático para su amigo, ¿cómo dijo Yut-Lung? Que no le decía porque no quería arrastrarlo al mismo infierno dónde ellos habitan y por eso no enfrentó el tema—. Parecen haber sido cercanos.

—Lo fue para mí, al menos.

—Eiji.

—No era una persona muy sociable en Japón, fue lindo cómo Shorter me dio la acogida y trató 100% de hacerme sentir que era parte de los suyos aun si no lo era, creo que anheló hacerlo sutil para que yo no me sintiera mal, me dejó jugar y actuar como si fuera un pandillero pero siempre estaba detrás para cuidarme la espalda, una vez incluso nos lanzamos a un río y por poco me ahogo, estaba cegado por el pánico y ni siquiera recordé cómo nadar, fue una suerte que Shorter me abrazara cuando nos tiramos o si no me habría ido al fondo del lago, siempre me cuidó, hasta el final.

—A mí también.

—Su apariencia de playboy era una fachada para su corazón, ¿verdad?

—Sí. —Sing sonríe con melancolía—. Él era así, daba la sensación de mamá gallina con sus polluelos.

—Esa es una descripción perfecta considerando su cresta. —Ambos ríen más ligeros, Eiji recuesta la nuca contra su hombro provocando que el corazón se le salga por la garganta, crispa sus manos ante la hierba intentando calmarse, respira, respira, respira—. A veces pienso en él.

—Eiji.

—Me siento culpable por pensar en él, de cierto modo aun siento que soy responsable de su muerte.

—No creo que eso sea así. —Lo defiende—. Sé que no tengo los detalles pero conocí a Shorter desde muy cerca y sé que el bastardo hacía lo que quería y probablemente odiaría escucharte hablar así o al menos, lo pondría triste.

—Sing.

—Tú lo dijiste ¿cierto? —Sonríe atreviéndose a disfrutar de la sensación del omega sobre su piel—. Era muy protector contigo.

—Creo que tienes razón.

—Francamente me sorprende que Ash no haya hecho más en relación a esa cercanía, prácticamente tenías escrito alrededor "el chico del jefe" ¿cómo no mató a Shorter por coquetearte?

Tch. —Eiji le pega juguetonamente en el hombro—. Eso no es verdad, no éramos así, de hecho no alcancé a entender lo que éramos, aunque sí sé que lo amé y lo amo mucho.

—Eso está bien. —Sing se lo permite—. Me alegra escucharte decirlo.

—Es la primera vez que hablamos así de él. —La voz de Eiji escapa como un suspiro melódico en esa gigantesca facultad, están sentados tan cerca que sus feromonas se han entremezclado, intenta no sentir más culpa por eso, va de a poco, debe dejar de pensar en Eiji como si fuera el objeto o la viuda de Ash—. Es agradable poderlo hacer.

—Lo es.

Pensó que le dolería escucharlo hablar de Ash sin la capa omnipotente de tristeza que tiende a llevar de velo y sin embargo, lo alivia hacerlo, era estresante estar constantemente bailando alrededor del lince sin poder pronunciar su nombre ya que hacerlo implicaría romper algo y Sing estaba demasiado aterrado de que ese algo fuera irreparable, cargaba con ese temor igual que un grillete que cada día se hacía más y más grande y al mismo tiempo, se condenaba en ese amor, sabe que Max tenía razón en ese sentido, los demás no lo comparan con Ash, sino que él se sintió forzado a ese contraste dada la misma idea de ser su sucesor.

Ser el sucesor de su reinado, de su computadora, de su lugar en la mesa con Eiji, del enamoramiento.

La carga es pesada siendo el sucesor de Ash.

—Sing... —Y aun así—. ¿Puedo hablarte de algo en serio? —Aun así sabe que ha valido la pena, nada de eso ha sido fácil para ninguno de los dos, después de todo Eiji perdió a su alma gemela y se quedó condenado para siempre a recordarlo a raíz de esa marca.

—Puedes. —Sing nunca será competencia para ese amor—. Puedes contarme lo que sea. —De igual manera, nadie puede ser competencia para el amor que Sing se ganó.

—Yo realmente no supe cómo amé a Ash, nunca tuvimos algo tan romántico ni sexual, nunca pareció que hizo falta tampoco.

—¿Qué hay de la mordida? —Se le escapa la pregunta.

—Cierto. —Eiji se levanta de su hombro con las mejillas ruborizadas y una mano en la nuca—. Cierto.

—Ash te marcó.

—Porque yo se lo pedí, yo quería tener algo que me hiciera sentir como...si fuéramos el uno del otro y nunca esperé que él no estuviera para hacerse cargo de las consecuencias, es tonto, vivía temiendo que él muriera y aun así, nunca pensé en la posibilidad de que en serio pasara, a veces hasta hoy mi corazón sigue esperando que él toque mi puerta y de una u otra forma haya sobrevivido porque Ash lo había hecho otras veces, Ash es así, era, quise decir.

—Eiji.

—Ash era así.

—Eiji... —Le aprieta la mano, los dedos de Sing se deslizan debajo de su mentón con cauta gentileza.

—Sé que no volverá, es solo un pensamiento que tengo de vez en cuando. —Suspira y sus feromonas delatan tristeza—. Pero te digo esto porque nunca... no estoy seguro de cómo debe ser amar, no de manera romántica al menos, sé que he amado a mucha gente a lo largo de mi vida pero este sendero todavía se siente un poco desconocido para mí. —Las orejas de Eiji enrojecen—. Patético a mis años.

—No creo que lo sea. —Lo calma—. Yo tampoco tengo mucha experiencia romántica.

—Mentira.

—¡Ah! —Claro que le ofende abrir su corazón y recibir semejante insulto, Sing acomoda uno de esos mechones desordenados detrás de su oído antes de inclinarse, le gusta fingir que existen ellos en la facultad, nadie más—. No es mentira, no sé nada de romance, no te dejes engañar por mi apariencia.

—¿Qué pasó con tus novias?

—Sí, he tenido muchas novias, pero siempre me dejaban.

—¿Por qué? —Eiji parpadea como una lechuza y el gesto es tan lindo, tan puro, tan adorable que el alfa solo puede derretirse como respuesta y anhelar más—. Eres un grandioso partido.

—Porque hablaba mucho de ti y ellas se aburrían.

—¡¿Eh?!

—Sí. —Lo confiesa como si arrojara un guijarro al río y esperara el rebote—. Varias veces traté, quise enamorarme o al menos saber cómo se sentía pero cada vez que creía que había hallado a la persona indicada una parte de mí mismo decía: Eiji haría esto mucho mejor o las feromonas de Eiji son mucho más agradables, la cocina de Eiji es más deliciosa, la risa de Eiji es más bonita, Eiji es más suave, lindo e inteligente y terco, Eiji, Eiji y Eiji. Al final, me pateaban luego de un par de citas.

—¡Y con justa razón!

—¡Oye! —Chilla dolido—. ¿De qué lado estás?

—No puedo creerlo. —La boca de Eiji tiembla antes de que arroje la nuca hacia atrás, se apriete el estómago, cierre los párpados y tire una carcajada tan grosera y estridente que se llenan de atención curiosa—. Si hubiera sido una de ellas te hubiera golpeado ¿qué clase de insensible eres?

—¡Eiji! —Gimotea sintiéndose demasiado inmaduro.

—Con razón siempre olías a alguien diferente, ¿pero qué clase de novio eras? —Eiji ríe, ríe y ríe pero esta vez lo hace en serio.

—¿Eh? —Y eso hace que Sing se sienta más confiado—. ¿Entonces me olías?

—Yo no... —Ah, lo ha puesto nervioso y lo sabe por cómo se corta la carcajada y evita sus ojos viendo alrededor del campus—. No me fijaba a propósito, sin embargo, yo te lavaba la ropa.

—¿Por qué no solo admites que estabas celoso? —Vaya que es agradable molestar al japonés y más considerando toda la tensión que atravesaron, se lo merece—. ¿Por qué no solo admites que querías que apestara a ti?

—¿Y si lo admitiera? —No se esperaba esa respuesta—. ¿Cómo te harías responsable?

—Yo no...

—Ah. —Eiji se inclina con una sonrisa coqueta, sus dedos se deslizan alrededor de su mejilla y el alfa teme que hace combustión espontánea en ese instante—. No eres un ikemen después de todo, creo.

—Tienes una pésima impresión de mí.

—No. —Tararea—. Pero me gusta sacar a relucir al Sing real, no porque este no sea real pero a veces tengo la sensación de que te fuerzas a actuar a ti mismo así, por eso, me gusta encontrar al chico de 14 que conocí incluso si ha crecido y es diferente.

Sing sonríe.

Vaya.

En el fondo, Eiji no ha cambiado o mejor dicho, su esencia no ha cambiado, sí, puede que las pérdidas los hayan endurecido a todos convirtiéndolos en una versión más quebrada y resiliente de sí mismos gracias a la supervivencia y los traumas abiertos, más, Eiji sigue teniendo esa increíble habilidad para sentir la última y desesperada señal de auxilio que las personas envían. Por eso Ash lo amó tanto. Es cierto también de que tampoco comprende la naturaleza de la relación que tuvieron, Ash era mucho más que un amante para Eiji, ellos se amaban conectados entre sí, alma con alma, incluso siendo un niño lo vislumbró porque Eiji brillaba al lado de Ash y brillaba como nunca volverá a deslumbrar, no porque sea pesimista, es simple aceptación radical y aun así... quiere hacerlo feliz. ¿Estaría bien eso? Ya ha dejado de cuestionárselo tanto. Paso a paso. Latido a latido. Duelo a duelo.

—Deberíamos irnos antes de que anochezca si queremos sacar a Buddy. —Sing se levanta y no vacila en ofrecerle una mano para ayudarlo, Eiji la toma, por primera vez la toma con firmeza y se permiten apoyarse equitativamente.

—Fue una cita agradable.

Puff. —Sing chasquea la lengua, su mano desciende juguetonamente hacia su cintura, al principio solo tantea en busca de alguna señal de incomodidad, al no encontrarla, se atreve a abrazarlo, adora la diferencia de altura que existe entre ellos y se acrecienta con los años—. La próxima vez te invitaré a una cita de verdad, pasarme a buscar a clases no debe ser muy divertido.

—Me gusta tu universidad. —El omega se acurruca y eso le da un vuelco a su corazón, sea consciente o inconscientemente se las arregla para despertar sus instintos más bajos de alfa—. Además lo único que quería era una excusa para pasar más tiempo contigo.

—Vaya. —Su rostro quema—. ¿Acaso te enamoraste de mí?

—Ya cállate. —Eiji lo golpea sin romper el abrazo—. No mates el momento.

—¿Estamos teniendo un momento?

—Sing. —Advierte.

—Perdón, perdón. —Ríe—. Es que estoy nervioso.

—Yo también. —Eiji se encoge dentro de su camisa—. También estoy nervioso, nunca he salido con alguien por si se te olvida.

—¿Por qué? —La pregunta surge en medio de la caminata—. No quiero inferirlo aunque me imagino la razón.

—No solo es por Ash. —Le explica—. Es porque ya no quería perder a más personas.

—Oh. —Frunce el ceño sin entenderlo del todo, el omega impresiona leerlo con suma claridad y por eso, sigue hablando.

—Estuve paralizado ante la idea de volver a entregar mi corazón solo para ser abandonado de nuevo porque incluso si sé que Ash quería protegerme, hasta hoy se siente como un abandono, sigo de vez en cuando sintiéndome enojado con la decisión y sigo pensando que si la hubiera tomado más lúcido habría elegido otra cosa, él era la persona más resiliente que he conocido, mejor que nadie entiendo lo que es sentirse tan cansado y ahogado que solo quieres tirar la toalla.

—Eiji.

—Pero él fue quién me enseñó a no tirarla así que creo que hay emociones que nunca terminaré de procesar en relación a su muerte y definitivamente no quería tener que procesarlas otra vez, me dio miedo darle mi corazón a alguien que lo rompiera incluso si ese alguien eras tú, Sing. —La tierra deja de girar en esa confesión puesto que nunca se la habría imaginado, toda la vida la deseó, quería que Eiji le dijera que no era porque Sing no pudiera ser amado, sino por otra cosa—. Su muerte se sintió como una decisión unidireccional aunque nos involucraba a los dos, yo quedé marcado y necesitado de sus feromonas para siempre ¿sabes? Me da miedo volverme a precipitar.

—¿Aún te da miedo? —¿Conmigo?

—Más que nada. —Sus ojos son sumamente honestos y desgarradores—. Pero acá estoy a pesar de eso, ¿no es así?

—Sí. —Sing aprieta su mano—. Acá estamos.

Y siguen adelante.

Es gracioso cómo se acoplan a su nueva dinámica con tanta fluidez, si bien desde que el alfa se mudó bajo la excusa de cuidar al omega se encontraban atrapados en un impasse ambiguo (y de naturaleza extrema) ahora comprende que era a raíz de su enojo puesto que incluso después de siete años Sing seguía enojado porque Ash no fue con Eiji, porque murió, porque se desligó de toda carga que acabó heredando Sing sin querer o no. Finalmente se ha convertido en su propia persona y aun si el trabajo recién está partiendo es bonito hacerlo acompañado.

—Estoy pensando en incluir más fotografías para la nueva exhibición. —Entonces Eiji dice con suma casualidad mientras prepara la cena, a Sing le encanta la capacidad que la simple presencia del nipón tiene para convertir un cuarto helado en un hogar, quizás por eso no se fue a Long Island.

—¿Vas a invitar a los chicos?

—No sé. —El picoteo de verduras cesa—. Hace mucho no los veo, deben estar resentidos conmigo.

—Por favor. —Sing lo calma, no puede quitarle los ojos de encima incluso si está en el sofá fingiendo leer el diario con Buddy acurrucado a sus pies—. Los chicos te adoran.

—No estoy tan seguro de eso.

—Bones todo el tiempo lloriquea por ti al igual que Kong, en serio les hace ilusión algún día poderse convertir en asistentes de tu galería.

—¿Crees que serían buenos tramoyistas?

—Creo que serían pésimos tramoyistas. —Es honesto y su recompensa es una mueca—. Pero es una cosa muy Eiji de tu parte aceptarlos en el empleo.

—¿Eso qué significa? —El omega apoya sus palmas en la cintura y frena sus labores, de seguro cree que luce muy intimidante con su coleta y su delantal cuando en realidad es jodidamente adorable y Sing tiene muchas ganas de acurrucarlo contra su pecho, ¿qué lo detiene?

—Significa que es cosa de Eijis andar rehabilitando pandilleros. —Nada, así que se para del sillón, se acerca sigilosamente en busca de alguna señal de incomodidad o una petición silenciosa por espacio para finalmente envolverlo de la cintura contra la cocina—. Es cosa tuya eso.

—¿Eh? No sabía que ese era mi talento.

—Por supuesto que lo es. —Sing ríe sintiendo el corazón más ligero que nunca.

—¿Te rehabilité a ti?

—Peor. —Musita en una promesa—. A mí me enamoraste. —Los ojos de Eiji brillan como si hubieran constelaciones bañándose en sus pupilas mientras poco a poco su rostro adquiere color y de repente otra vez es ese terco de 19 años. Deslumbrante. Bonito. Libre.

—No sabía que podías decir esas cosas tan directamente.

—Yo tampoco. —El alfa desliza lentamente los dedos debajo de su mentón, aunque no es ajena esta cercanía para ellos es la primera vez que le dan una connotación especial—. Pero te había dicho que te amaba antes ¿no es así?

—Lo dijiste en el celo y con una actitud extraña, no pensé que fuera verdad. —Le explica—. Y además te enojaste mucho cuando te respondí.

—Porque no creí que me estuvieras respondiendo a mí.

—¿Creíste que estaba hablando de...? —Asiente—. Eres mucho más que un reemplazo.

—Lo sé. —Miente—. Intento saberlo. —Mejora.

—Supongo que estuvimos mucho tiempo incomunicados de cierta manera.

—Supongo que sí. —Confiesa—. Aunque siendo sincero, no creo que hubiera durado demasiado en mi propia casa, te habría echado de menos, me habría preocupado por ti.

—Sing.

—Parece que es mejor para mí tenerte a mi lado. —Entonces sus grandes ojos cafés se suavizan casi como si estuvieran reteniendo un sentimiento, Sing no sabe qué nombre ponerle, más entiende que es lo suficientemente especial como para que Eiji enrede sus brazos alrededor de su cuello—. ¿Acaso dije algo malo?

—No. —Se balancea quedando en sus manos—. No lo hiciste, solo me recordaste algo.

—Espero que sea un buen recuerdo.

—Lo fue. —Le saca los lentes para poderlo tocar bien—. Sing. —Su nombre es un jadeo entrecortado por la emoción—. ¿Qué somos en estos momentos?

—No sé. —Tararea—. ¿Presa y depredador?

—Estoy hablando en serio. —Finge molestia—. Te dije que soy torpe en todo esto de las relaciones.

—Todavía no estaría muy seguro de cómo definirnos. —Y más considerando que Sing recién se está definiendo a sí mismo—. ¿Qué te gustaría ser?

—Creo que no tengo prisa por saberlo. —Medita—. Solo... es raro tener tiempo para hacer las cosas.

—¿Raro y malo?

—Raro y bueno. —Espeta—. Me debo acostumbrar.

—Es lo mismo para mí, he pasado muchos años pensando que nunca podría tener tu amor, no de la forma en que esperaba al menos así que se siente como un sueño todavía.

—No muchas cosas han cambiado en nuestra relación, creo que ya actuábamos como una pareja o algo parecido.

—Creo que sí. —Y Sing podría sobrepensar este momento.

Compararse con Ash. Con su carga. Con su fantasma. Con su recuerdo.

Pero no.

En su lugar, se queda acurrucado sin intercambiar o pronunciar palabra alguna, se atreve a hundirse en la calidez que desprende el cuerpo del moreno, a navegar en sus espaldillas, traza constelaciones enteras sobre aquel horrendo estampado de pajarraco, presiona un tímido beso contra su entrecejo y duele un poco todavía. Amar es curioso, piensa. Perder a tantas personas lo obligó a confrontar su realidad incluso siendo un niño, lo forzó a romperse, a sobre adaptarse y a llenar un vacío dentro de su propio corazón actuando como alguien más, cree que de a poco las cosas están siendo llevaderas, cree que se merece un lugar en el corazón de Eiji y que esto está bien, no quiere tocar más fondo y ¿acaso no le prometió que saldrían de este duelo juntos? Pues finalmente se siente como un inicio, su inicio.

—Tenemos tiempo todavía para entenderlo.

A estas alturas me siento mucho más capaz de escribir a Sing de gol, se me abrió un tercer ojo para las futuras tramas, es que siempre me ha costado mucho porque creo que es un personaje dentro de todo dificil de entender y la pase bien sacando su pov, ha sido muy lindo y pucha chiquillos, ya quedan dos capítulos dulces de citas basicamente, mañana nos reencontramos con varios seres queridos sino me falla la memoria.

Gracias por acompañarme tanto <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro