4. Accidental biting.
Hi~ Definitivamente es mayo que está maldito conmigo, no puede ser que este evento haya sido tan precipitado igual y si saliera bien, mira que vamos por la mitad y hasta ahora me siento muy optimista para acabarlo y acabarlo bien, onda, con planificación, con amor, con coherencia, así que no sé como sentirme. El capítulo de hoy ya baja porque tenemos la intervención de un tercero bien importante que le muestra a Sing lo que no ha querido ver y de ahí vamos para arriba, así que muchas gracias por aguantarme ese angst.
Espero que les guste~
¿Cuándo se enamoró de Eiji Okumura?
No sabe.
Recuerda que a sus 14 era frustrante escuchar a las personas hablar del amor casi como si fuera algo tangible y esperable, Shorter le decía que se podía reconocer en cuestión de segundos por la manera en que los enamorados se miraban con un anhelo eterno suspendido en sus pupilas guardado única y exclusivamente para el otro, no lo entiendo, recusaba con el ceño fruncido puesto que lo más cerca que había estado del amor era el familiar y si bien Shorter era un rompecorazones sin remedio nunca observó dichosa expresión en su mentor.
De todas formas ¿de qué serviría el amor en su mundo?
Había que estar loco para arriesgarse, no era idiota ni mucho menos ingenuo, sabía cómo la realidad movía sus engranajes, por eso la mitad de sus amigos moría en las calles y la otra mitad se perdía ya que a nadie les importaban los inmigrantes desconocidos, por más que deseara pretender que había chance de tener una existencia normal cuando salía y las cuerdas de su infalible "Flying Dragon Fang" se llenaban de sangre, debía aceptar que había matado a más de los que podía recordar siendo niño.
Sing nunca conoció el amor más allá del fraternal o familiar y eso ya implicaba riesgo, Shorter pereció por amar demasiado. A Nadia. A Sonny. A Ash. A Eiji. Pero no a Sing. Si lo hubiera amado, ¿no seguiría vivo entonces? Ni siquiera pensó en Sing.
No te había visto por aquí ¿de qué banda eres?
Soy japonés. Soy amigo de Ash.
¿Ash?
Desde ese primer encuentro en prisión Eiji captó su atención porque además de Shorter era bastante sabido que el lince voraz no tenía amigos, más no la pensó demasiado y aceptó automáticamente al omega como si fuera uno de ellos, por supuesto, con el paso del tiempo le quedó claro que no lo era porque Eiji no era similar a nadie que hubiera conocido. Era terco. Valiente. Bonito. Cálido. Ingenioso. Protector. Extraordinariamente fuerte. Tenía costumbres extrañas y Sing podría haber pasado meses enteros admirándolas, amaba la compañía de Eiji y asumió que era lo mismo para Ash, no lo culpaba, había que estar loco o ser Yut-Lung para no disfrutarla. O eso pensó hasta que...
Ash llegó con las ropas rasgadas luego de que Fox lo torturara, lucía débil y más débil de lo que jamás habían visto, apenas se podía mantener de pie, estaba temblando, aferrado a su propia costilla como si temiera hacerse trizas si dejaba de abrazarse, estaba ido, lo notó en sus pupilas y de pronto, resultó obvio lo que había pasado para todos, no supo qué hacer, no era ajeno al abuso sexual, más tampoco lo había experimentado de cerca. Cain trató de hacer algo. Acabó herido. Ash lo golpeó mientras sus espasmos iban in crescendo, se desmoronó sobre una caja sin soltarse, juró que lo mejor era omitirlo.
Hacer vista ciega.
Fingir que no lo veían.
Era incómodo ser visto en momentos de vulnerabilidad, estaba bien, respetaba a Ash, podía hacerlo.
Pero Eiji no lo hizo.
No dijo ni hizo nada extraordinario, se acercó con una expresión que delataba un corazón destrozado para extenderle los brazos, poco a poco lo acunó contra su pecho, lo protegió y reconfortó, los demás creyeron que estaba loco dado que nadie invadía el espacio personal del lince y salía vivo, por lo que fue una sorpresa que Ash sanara lentamente en ese abrazo. Despacio. Seguro. Incondicional. Esa fue la primera vez que Sing lo supo por cómo se aferraban al otro y de pronto, fue obvio.
Estaban enamorados.
Eso es amor real.
No supo en qué instante deseó tener lo que ellos tenían pese a quejarse sobre lo imprudente que le sería para su pandilla y su familia, mucho menos supo en qué instante Eiji se hizo dueño de ese amor.
—Estaba pensando en irme a vivir a Long Island. —No sabe cuándo pasó, pero aprecia precisamente cuando lo rompió—. Tengo que estudiar mucho.
—Ah. —Eiji está en la mesa revisando algunas fotografías, tiene una exposición pronto y anhela hilar una historia coherente—. Pensé que te quedarías a cuidarme, ya sabes, por el aftercare y lo irregular que está mi celo.
—Tú mismo dijiste que no necesitabas una niñera ¿verdad?
—Sí, pero... —Los dedos del omega se crispan en una fotografía—. Buddy te extrañará si te vas, debe estar muy acostumbrado a tu presencia.
—Puedo venir a visitarlo.
—¿Y qué hay de mí?
—¿Qué hay de qué? —Sing alza la mirada de su computador con frialdad, están trabajando frente a frente, no obstante, la incomodidad apenas es tolerable desde lo que pasó en el celo. Bastó una vez.
—¿Qué hay de nosotros? —Señala despacio y con tal reticencia que es imposible indagar la emoción que lo mueve por detrás—. Tenemos una rutina.
—Creo que es momento de que siente cabeza. —Eiji suspira—. Y si tú pudiste pasar el celo conmigo, significa que puedes pasarlo con cualquier alfa que elijas.
—Haz lo que quieras, Sing.
¿Por qué diablos se porta tan dolido?
Sing está actuando como un patán y lo comprende, sin embargo ni siquiera contempló lo irreparable que sería escuchar un «te amo» de la boca de Eiji que no es para él, le dolió, él lo pidió y se aprovechó de su amigo en un estado de suma vulnerabilidad a raíz del celo, él se puso la camisa de Ash y accedió a que lo llamara de otra manera, él quiso tener lo que tenía el fantasma y ahora no tiene derecho ya que dimensionó lo cruelmente enamorado que está de Eiji y lo mucho que deseó que esas palabras...
Yo estoy acá.
Yo siempre estuve acá y nunca seré suficiente.
Está cansado.
—Quizás es momento de que te deje ir. —Entonces saca un pensamiento, procura no hacer contacto visual puesto que dimensiona lo vulnerable que es cuando se trata de Eiji, pasea su mirada alrededor del comedor, aterrizando por el documento que estaba redactando para la mafia china hasta pender por accidente contra el cuello del contrario. Los chupones siguen ahí. Su esencia. Odia lo mucho que le gusta.
Desearía ser tuyo.
Desearía que pudieras amarme como lo amas a él, bastardo afortunado.
—Nuestra amistad no es normal. —Pero no pasará.
—Sing.
—¿No es así?
—Siempre te he dicho que me sobreproteges. —La voz de Eiji es una muerte piadosamente cariñosa.
—Y yo siempre he intentado hacer que te quedes. —Sus yemas se crispan sobre el teclado, no ejerce presión sobre ningún botón, solo es un reflejo que da cuenta del estrés acumulado igual que las olas turbias arrastrando los primeros vestigios de basura en lo que creían que sería una playa virgen pero en realidad es un océano podrido—. No puedo obligarte a que te quedes.
—No te estoy pidiendo que me salves.
—Bien, porque no podría salvarte. —No puedo salvarme ni a mí mismo—. Y estoy cansado de ser el único que lo intenta.
—¿Crees que eres el único que lo intenta? —La furia picando su voz coge su atención, Eiji se convirtió en un excelente actor con el paso de los años e impresionan pertenecer a otra vida las memorias en donde le muestra una emoción que no sea tristeza—. ¿Crees que no lo estoy intentando a mi forma?
—Ni siquiera puedes ver sus fotografías.
—Sing.
—Ni siquiera soportas ver su marca, por eso el cabello largo ¿o acaso creíste que no lo notaría? ¿por qué dejaste que te mordiera si luego no tolerarías vivir con esa marca?
—Tú eres quién sigue trayéndolo de tema, no puedes dejarte de comparar con él, Sing, tú eres quien sigue persiguiendo su fantasma.
—¡Por qué todos esperan que yo lo reemplace y no puedo! —Se derrumba en la silla—. Sin importar qué tanto lo quiera, no puedo ser Ash.
—Nadie te está pidiendo que lo seas. —El omega intenta volver a su semblante suave usual, le estira una mano sobre la mesa, pidiéndole que la tome—. Estás bien siendo tú.
—¿Entonces por qué dijiste lo que dijiste durante tu celo?
—¿A qué te refieres?
—¡A esas dos palabras! ¡Yo...!
—¿Y tú, Sing? —Torna a haber un muro impenetrable al medio—. ¿Por qué dijiste esas dos palabras?
—Porque era lo que él hubiera dicho. —Y la sonrisa que el omega esboza es tan triste que despedaza aún más un corazón ya despedazado—. Es lo que tú querías.
—Si piensas eso luego de todo lo que hemos pasado juntos, quizás deberías irte a Long Island. —Eiji se levanta de la mesa, luce pequeño, ínfimo, realmente pequeñito—. Tal vez yo no puedo ver todavía sus fotografías y me cueste pronunciar su nombre sin llorar porque lo amé y lo amo mucho pero eso no quiere decir que me condené a vivir en una absoluta infelicidad, al menos trato, trato de sanar a mi propio ritmo en lugar de maldecir y echarle la culpa al resto.
—No quiero seguir con esta conversación.
—Bien, no la sigas.
—Me voy. —Sing cierra el computador—. Volveré por mis cosas cuando no estés para no estorbarte.
—Bien. —Eiji se apoya en el umbral de la cocina totalmente derrotado—. Sing.
—Sí.
—¿Nunca se te ocurrió que esas palabras podrían ser para ti?
—¿Qué...?
—¿Nunca se te ocurrió que quizás el corazón humano es lo suficientemente vasto para amar a varias personas?
—Eso... eso no tiene sentido. —Balbucea—. Tú amas a Ash.
—Puedes irte.
Porque Eiji nunca lo ha mirado como solía mirar a Ash, por ende, no lo ama o no cómo Sing lo anhela.
¿Verdad?
—Quítate esas ideas de la cabeza.
Se lo dice a sí mismo como si la frase fuera lo suficiente para apartar los pensamientos intrusivos de su cabeza, no quiere seguir pensando en Eiji o la noche que pasaron juntos, incluso si aprecia que el omega jamás lo miró a él, que esos toques rebosantes de ternura, que las caricias hirviendo, los ojos nublados por el placer y con un deje de culpa, las feromonas alcanzando el éxtasis, los apretones de manos ni los abrazos desnudos, nada fue para él, sino para un fantasma. Fue Ash Lynx y durante una noche por lo menos supo lo que era ser verdaderamente amado aun si el sentimiento nunca... nunca será correspondido. Haga lo que haga. Diga lo que diga. Independiente de que Sing se anhele quedar a su lado todas sus vidas, nada de eso será suficiente para Eiji.
¿Para Eiji? ¿O para ti?
Sing suspira.
En un intento desesperado por permanecer en el restaurante esperando a Max se enfoca en el pulso de su corazón, es rápido y violento, sino se calma teme morir de un infarto así que intenta focalizarse en cada objeto elegante del local, en los manteles suaves, los cubiertos de plata, los menús refinados aunque no lo suficiente para que a Yut-Lung le agraden por ejemplo, este lugar da una vibra que por mucho que odie admitirlo le recuerda a Ash Lynx ¿por qué?, ¿por qué sin importar lo que haga acaba volviendo a él? Probablemente Eiji tiene razón y por eso se enfadó, Sing no puede dejarlo ir y es que hacerlo sería injusto, hacerlo sería fácil, hacerlo significaría que pudo salir impune de todo castigo y no merece tal benevolencia, debe ser mortificado.
Eiji es infeliz por tu culpa.
—Acá venía con el mocoso cuando fingíamos ser padre e hijo. —Entonces Max finalmente llega y se sienta enfrente con una confirmación que se siente igual que una cuchillada, incluso puede escuchar el goteo de la sangre al piso. Plic. Plic. Plic. Debió dolerle morir así—. Estabas pensando que este local te recuerda a él ¿no es así?
—No. —Se encoge dentro del traje—. No estaba pensando en eso.
—Bueno. —Max se rasca la nuca, siempre ha sido malo para lidiar con la incomodidad y directo para aplacarla—. ¿Cómo está Eiji? Hace mucho no me deja verlo.
—Bien.
—Bien. —Repite—. Eso no suena convincente.
—De eso te quería hablar.
—¿Eh? —La expresión del beta cambia—. ¿Le pasó algo malo? ¿Otra vez está hospitalizado? —Duele demasiado que diga "otra vez" no debería haber una primera para empezar pero Sing ha hecho muy mal trabajo tratando de mantener a un hombre ya muerto con vida ¿cuál es el sentido?
—Me iré a Long Island un tiempo, no estaré muy pendiente de Eiji y quería saber si tú podrías echarle un ojo de vez en cuando.
—Claro. —La mueca de Max está repleta de amargura—. ¿Se pelearon?
—Se podría decir que sí.
—Sing.
—No fue nada.
—Sing. —Entonces Max estira la mano para palpar las suyas y el toque se siente tan paternal que ni siquiera puede evitar pensar en Lao, Lao fue la única familia que realmente lo acogió, ha sido terrible no poderle guardar duelo ya que todos lo ven como un villano. Sí, quizás el método fue cuestionable.
Pero incluso si solo era su hermanastro Lao lo trataba como un papá lo haría, nunca quiso que dejara la escuela y cuando la dejó, procuró enseñarle absolutamente todo lo que sabía para convertirse en un líder que sus colegas pudieran admirar, lo dejó bajo el ala de Shorter aun si hirió su orgullo, cubrió su espalda más veces de las que recuerda y si mató a Ash... fue porque pensó que Ash lo mataría, su hermano lo amó lo suficiente para saber que él moriría en ese encuentro, pero Sing viviría, ja, ¿acaso puede llamarse a esto vida? Sin duda está desperdiciando la oportunidad que Shorter, Lao, Ash ¡Ash!
Alto.
No quiere pensar en eso.
Basta.
—¿Sing? —Sin embargo, Max ha acunado sus dos manos temblorosas y Sing ni siquiera puede cortar la comida con los cubiertos firmes—. Habla conmigo.
—Me aproveché de Eiji durante su celo.
—¿Qué?
—Max. —Las lágrimas escuecen alrededor de sus pupilas—. Me aproveché de Eiji sabiendo que no...
—Sing. —Lo intenta sosegar. Explícamelo por parte, lo que me estás diciendo no tiene sentido, tú eres protector con Eiji, nunca le harías daño.
Ese es el problema, no puede competir contra un fantasma y sus celos lo sobrepasaron, qué sorpresa considerando que todo lo sobrepasa últimamente, vaya apoyo de mierda, él debió morir, no Ash, si él hubiera muerto, sino le hubiera pasado la carta, si hubiera hablado antes con Lao, ni siquiera sabía dónde Lao estaba, joder, Ash lo salvó cuando ya le debía la vida, lo eligió en vez de rescatar el maletín con toda la información, ¿así se lo paga? si no fuera por Sing Ash seguiría vivo. Y Eiji. Dios. Eiji volvería a ser feliz, qué puta ironía que hasta su nombre signifique "culpa".
Lo merece.
—¿Puedes explicarme por favor? Estoy viejito y necesito que vayas paso a paso. —Toma aire y trata.
—Eiji está teniendo celos irregulares, yo no pude esconder más mis sentimientos, le referí que podía usarme pero fui yo quién se le tiró encima y las cosas están mal desde ahí, las cosas están tan mal y ni siquiera creo que tenga derecho a estar cerca de él, he intentado llenar el vacío que Ash dejó pero Ash es alguien irremplazable y mi tirria me está comiendo vivo cada día.
—Sing.
—No quiero enfadarme con Eiji, le digo que puede fingir que soy él pero una parte mía odia esa idea por lo que acabo mandándole mensajes contradictorios y haciéndole daño, quiero que supere a Ash, siento que estoy haciendo lo contrario, creo que no sé qué estoy haciendo y ni siquiera sé quién soy a estas alturas ¿una copia de Ash?, ¿una mezcla?, ¿una mímica barata? o ¿la versión más rota de mí mismo? Olvidé cómo era ser yo, ya ni siquiera...
—Mocoso. —Max es suave con sus palabras y odia eso, porque probablemente también esté viendo a Ash a través de Sing y ya está tan cansado—. Está bien.
—¡No! —Le quita el brazo—. No lo está.
—Estás bien siendo tú, ninguno de nosotros espera que uses ese lugar, nadie podría, así como jamás nadie podría usar tu lugar, Sing.
—¡Pero mi lugar no es suficiente! —Se siente asquerosamente patético lamentándose frente a Max.
—¿Suficiente para quién?
—Para todos, yo no... para Eiji. —Lo suelta—. Quiero ser lo suficiente para Eiji. —Mierda, va a llorar.
—¿Nunca te has fijado en la forma en que Eiji te ve? —La interrogante lo toma tan sorpresivamente que debe apoyarse contra el respaldo de la silla para no desmoronarse, la puñalada sigue incrustada.
Plic .Plic. Plic.
Se desangra.
—¿Qué?
—Mocoso. —Max es suave—. Creo que todo este tiempo Eiji ha intentado abrirse contigo y tú tienes la idea de que debes ser Ash tan metida en la cabeza que ni siquiera has podido ver cómo él te ama.
—Eso no puede ser verdad. —Balbucea—. Él me quiere porque puedo fingir que soy... —No obstante ni una sola vez durante esa noche lo llamó por otro nombre y de repente, se siente verdaderamente estúpido por haberse puesto esa camisa, debió herirlo, debe herirlo que siempre lo saque a colación.
—Él nunca te va a amar como ama a Ash, es cierto.
—Max.
—¿Alguna vez te conté de mi servicio en Irak? Ahí conocí a mi primer amor. —Sonríe—. Eran tiempos oscuros, ambos sabíamos que no podíamos darnos ese lujo pero de todas maneras tratamos porque estábamos enamorados, éramos jóvenes, estúpidos y al borde de la muerte, pero vaya, nos amamos como nunca jamás habíamos amado.
—Estábamos. —Se detiene en el pasado—. ¿Terminaron?
—Él murió. —Le cae como un balde de agua fría.
—Lo siento. —El beta niega.
—Aun lo amo siendo honesto, incluso si estoy viejo y todo arrugado.
—Pero tienes a Jessica.
—A Jessica también la amo, sí, de una manera diferente, es imposible amar a dos personas distintas de igual forma por el simple hecho de que son diferentes, pero eso no significa que no puedas seguir amando o que tengas que dejar de amar a quienes ya amas. Eiji nunca dejará de amar a Ash, necesito ser honesto con eso, sus ojos siempre parecen estarlo esperando, más también es verdad e igual de importante lo feliz que tú lo haces.
—¿Feliz? —Parpadea—. No recuerdo hacer feliz a Eiji, recuerdo verlo miserable conmigo porque me la paso enojado por cosas pequeñas y al final solo lo lastimo, lo recuerdo feliz con Ash.
—Ja. —Los ojos azules de Max se cristalizan a través de los lentes—. No los viste pelear como yo por eso dices eso, Eiji tiene un carácter más duro del que todos pensábamos y era quién ponía al mocoso de mierda en su lugar, aun así, lo hacía incondicionalmente, con dulzura y calidez, acogiendo lo malo y también lo bueno. Así son las relaciones, Sing. Puede que tú y Eiji peleen y se enfaden y se detesten por momentos, eso no quiere decir que no te ame, no son cosas contradictorias.
—¿No estaría mal? —Entonces dice despacio y muy despacio—. ¿No estaría mal tratar de llenar ese lugar?
—Sí. —Pliega el ceño contrariado—. Porque no tienes que "llenar" ningún lugar, te mereces un lugar propio y creo que si le das la oportunidad a la gente a tu alrededor, pero una oportunidad real, poco a poco irás viendo que eres suficiente para todos nosotros incluyendo a Eiji y que quien debe hacerse un lugar a sí mismo eres tú, nadie más.
Vaya.
Supone que Max tiene razón, sin embargo fue inevitable no perderse bajo la sombra de un alfa como Ash Lynx, tal vez lo hizo por miedo a que Eiji nunca lo aceptara si era él mismo, tal vez quiso preservar todo eso por lo que luchó, tal vez el propio Sing no estaba listo para empezar a lidiar con su duelo o tal vez en algún punto se olvidó a sí mismo. Cree que fue un poco de todo. Sí. Incluso si a sus 14 Sing se comparaba con los otros jefes y engrandecía sus fallas al no sentirse a la altura nunca olvidó quién era, por eso pudo actuar neutral entre Yut-Lung y Eiji. ¿Qué lo detuvo tanto de adulto?
—Es tonto pero me da miedo hacerme un lugar y descubrir que no soy suficiente para mí. —Max ríe con suavidad sin soltar sus manos.
—Solo sé honesto con Eiji y déjalo ser honesto contigo.
Así que lo hace.
Vuelve a una casa que nunca consideró como suya pero siempre deseó que lo fuera, se para enfrente del omega de alguien más, mira la marca en su cuello, toma las palmas que siguen aferradas al para-siempre que pereció en un solo-por-ahora, lo mira a los ojos, a unos ojos que esperan a otro hombre y aun así, son capaces de verlo.
—¿Qué pasa? Pensé que no volverías.
—Estoy enamorado de ti.
—¿Eh? —Eiji enrojece con violencia en cuestión de un parpadeo y su mueca nerviosa es tan adorable que de pronto, no ha pasado el tiempo—. ¿Sing?
—Estoy enamorado de ti y por eso he estado actuando todo estúpido y errático, perdón, por respeto a Ash quise controlar mis emociones o mejor dicho, ignorarlas y no funcionó, soy egoísta porque sin importar lo que haga no puedo ser Ash, no puedo hacerte tan feliz como Ash lo hacía pero estoy acá y me gustaría que me vieras.
—Sing. —Eiji acomoda sus dedos sobre sus mejillas, debe alzarse en la punta de sus pies para hacerlo porque se quedó bajito y Sing creció por todos los que no pudieron—. Nadie más que Ash puede ser Ash, así como nadie más que tú puede ser tú.
—En el fondo, no has cambiado. —Sonríe—. Lo siento, todo esto debe haberte tomado por sorpresa.
—No realmente.
—¿Ah? —Es turno del alfa de parpadear—. ¿Sabías que estaba enamorado de ti? —Y no es necesario que el omega conteste, su rostro lo dice absolutamente todo, de repente Sing está tan rojo que cree estar echando humo por las orejas—. ¿Desde cuándo? —Se rinde.
—Desde que me mordiste.
—¿Te mordí? —Eiji se afloja el cuello de su camisa sin poderlo mirar a los ojos, no por reticencia, de hecho, esto parece más vergüenza.
—Durante uno de tus ciclos me mordiste por accidente, me llamaste "tu omega" luego de balbucear otras cosas antes de quedarte dormido, al principio pensé que fue por el calor del rut, pero día a día me hizo un poco más de sentido.
—Mierda. —Sing deja que su cara se esconda contra el cuello de Eiji—. ¡Qué vergüenza! No recuerdo nada de eso.
—Lo sé. —Eiji ríe y ríe de verdad, le da un par de palmadas en la espalda como consuelo—. Eres muy buen chico y te has quedado a mi lado, pero nunca antes he tratado de...
—Está bien. —Lo abraza—. Podemos ir paso a paso esta vez.
—Paso a paso. —Repite—. Sí, eso suena bien.
Porque amar no significa ni olvidar ni reemplazar, amar significa amar y ya.
Ya los otros capítulos son bien suavecitos porque son ellos entendiendo y acoplando sus sentimientos por el otro con calma, so, pueden respirar. En serio debo agradecerles caleta por el amor a esta dinamica, estaba muy convencida de que solo yo leería esta cosa porque sé lo importante que es el AshEiji por estos lares (incluyendome) así que fue muy lindo, gracias.
Nos vemos mañana con uno de mis capitulos favoritos~
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