CAPÍTULO 40
Tengo tanto para darte, un beso en libertad. Un abrazo por la noche, un cuento que te haga soñar - Noel Schajris
25 de febrero, 2023
Sostengo el teléfono frente a mí, una morena con ojos llamativos me mira a través de la pantalla, está mordisqueando su labio. Kallie me envió un mensaje hace un par de minutos preguntándome si estaba ocupada, no lo estoy, así que accedí a la llamada cuando esta se presentó.
—No puedes decírselo a Lois —pide—. Por favor. Me lo ha repetido en más de una ocasión, pero soy malditamente terca y vuelvo a caer.
—¿Entiendo que hablamos sobre ese ex tuyo al que siempre vuelves?
Asiente culpable.
—No se lo digas —repite.
—Vale, no se lo diré —accedo.
Me cuenta un poco sobre su dilema y como era divertido al inicio, no era una relación seria como tal porque tenían muchas diferencias, pero, al parecer, este tipo ha estado dándole señales de querer formalizar otra vez.
—No quiero —señala—. Si terminamos fue por algo, no podíamos ponernos de acuerdo, somos muy diferentes y sí, funcionamos en todo el tema sexual, pero fuera de eso no hay conexión, ¿me entiendes?
Asiento.
» Ya, está repitiendo movimientos, lo conozco, conozco su dinámica, va a pedirme volver y no quiero.
—Quizá puedas adelantártele —me encojo de hombros—. Termina con ese jueguito antes de que él se atreva a hacerte esa pregunta.
—Pero Lex —forma un puchero—. El sexo...
—Nena, puedo regalarte vibradores que de seguro te harán sentir mejor que él —sonrío—. Si no hay manera de que funcionen, muy aparte del ámbito sexual, lo mejor que puedes hacer es cortar esa relación. Piénsalo.
—Vale —resopla—. Voy a tomarme el tiempo de pensarlo con cautela.
—Eso, Kall.
—¿Sigues por Berlín?
—Estoy en Verona, llegué anoche —respondo—. Estaré aquí todo marzo, estamos grabando las escenas finales.
—Voy a leerme ese libro antes de que salga la película —sonríe—. Hace mucho que no leo romance juvenil, no me vendría mal algo así de refrescante. ¡Ah, joder!
—¿Qué sucede?
—Es Lois, está llamándome.
—Vale, te dejo, contéstale.
Forma un puchero otra vez.
—Deséame suerte para que no se me escape decirle nada —cruza los dedos.
—Éxitos, Kall —rio.
Vuelvo a entrar en la carpa, hoy no me toca grabar, pero vine a chismear las escenas de Sean por la ciudad. Estoy amando Verona, es una ciudad muy romántica, me encantan las calles estrechas y empedradas, las tonalidades presentes en el ambiente, en general, son cálidas y eso me relaja sin lugar a dudas. Me distraigo viendo el paisaje desde dentro. Unas manos sobre mis hombros me sobresaltan.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Sean.
Me pongo una mano en el pecho y le doy un empujoncito, él ríe.
—Casi me infartas —me quejo—. No tenía nada que hacer en el hotel, quería venir a ver sus escenas.
—Pues bienvenida —sonríe con picardía—. ¿Te pongo un asiento?
Ruedo los ojos.
—Prefiero estar de pie, gracias.
Se ríe y camina hasta donde se encuentran quienes van a prepararlo. Conversamos un poco, me entretengo con él mientras lo peinan y maquillan su rostro. Me habla sobre la escena que va a rodar, acoto algunos detalles que me parecen precisos agregar y él asiente asimilando. A este punto me he leído Little Sunflower unas cinco o seis veces. Lo veo dirigirse a la zona donde ya se encuentran las cámaras y desde lejos contemplo como pone en acción lo que habíamos discutido con anterioridad. Robin me mira a la distancia y lo llamo cuando me entra hambre.
—¿Puedes ir a conseguir algo para comer, por favor? —le hago ojitos—. Pides para ambos, lo que desees.
—¿Alguna preferencia?
Me lo pienso un poco.
—Hagámosle honor a Ada, tráeme pollo frito, por favor —sonrío y dejo un billete en su mano.
Siempre cargo dinero en los bolsillos en caso de que surja algo. Este es un ejemplo de "algo".
—Vale, no te muevas de aquí, Lexie —advierte.
—Quieta como una estatua.
Me rio y él niega divertido. Solo me muevo alrededor de la carpa, curioseando por aquí y allá. No tengo idea de donde se metió Alex, no lo he visto desde ayer. Más le vale no andar haciendo cosas malas, yo misma le rompo la cara si está engañando a Benja. Cuando el nombre de mi amigo llega a mi mente, decido llamar para ver si es que él no está raro también. No tarda mucho en responder.
—¿Todo bien, Lex?
—Todo estupendo, ¿Cómo estás?
—Bien —responde, parece distraído—. Estoy viendo a Adara en el set, creo que no te he agradecido lo suficiente por presentarnos.
Me río.
—El contrato es mérito tuyo, Benja, lo sabes —respondo—. No hay nada que agradecer.
Mi amiga necesitaba a alguien que de verdad viera su talento, pero que la tratara como a una persona también, su anterior manager la veía como una máquina de hacer dinero, eso le trajo demasiados problemas que acabaron hundiéndola.
Acabo captando la atención de Benjamin que, al parecer, está en perfectas condiciones con su novio. No puede ser lío amoroso, entonces. Me pica demasiado la curiosidad, más que nada porque he notado las ojeras de Alex, me da miedo que esté pasando por algún proceso solo. Benja me dice que debe colgar porque Ada lo necesita, no me opongo, me pide que le dé a Alex un abrazo de su parte.
Suspiro derrotada, el olor a pollo frito me llega a las fosas nasales. Giro y es Robin con mi comida. Le sonrío y él me entrega el baldecito.
—¿Y lo tuyo?
—Viene ahí junto —señala.
—Vale, pues vamos a comer.
Me prendo de su brazo y lo arrastro conmigo a un costado de la carpa, hay unos cuantos banquitos. Como y pregunto a ver si él también noto algún cambio extraño en Alex, pero no obtengo nada.
Quizá soy yo alucinando, no lo sé, solo espero, de verdad lo hago, que no sea nada que vaya a poner en riesgo quien es.
3 de marzo, 2023
Mi cabello tira hacia atrás en una cola. Cierro los ojos mientras terminan de retocar mi maquillaje y cargo la mochila que es parte del atuendo de Ally para esta escena.
—¿Lista? —me preguntan.
Asiento, repasando las líneas mentalmente. Es mi primera escena con Sean aquí, las que estuve grabando eran solo mías, algunas con Clarissa y Diana, pero en su mayoría, mías. Escucho la alerta de ¡Acción! Y me meto en papel mientras camino por la calle, los extras se mueven alrededor de mí, tengo una cámara siguiéndome y otra grabando los detalles de mi rostro. Las luces de las farolas se reflejan contra el suelo que fue mojado con anterioridad. Mi barbilla va en alto, mis ojos se pasean por el panorama completo, embebiéndome de la belleza que abunda en la ciudad.
—¿Ally?
Me detengo para empezar con los diálogos que pertenecen a esta escena. Giro con algo de brusquedad, Ally cree que Joshua está siguiéndola, que está incumpliendo su promesa de dejarla ir. Así que le reclama, le llora un poco, exigiéndole que la deje caminar sin seguir sintiendo su sombra tras ella. Sean me sostiene el rostro, siento su aliento contra los labios. Refleja la misma desesperación de Joshua, me seca las lágrimas, yo cierro los ojos ante el contacto de sus yemas con mis pómulos.
—No me beses —pido.
—¿Por qué no? —pregunta él.
Por el rabillo del ojo percibo la cercanía del micrófono.
—No habrá marcha atrás —replico.
Deja un corto beso en la comisura de mi boca. Exhalo con lentitud, interpretando el pesar de Ally, las ganas contenidas, el miedo acorralándola.
—No voy a obligarte a nada, Ally —vuelve a alejarse—. Solo para que lo sepas, no te he seguido. Si vas a reprocharle a alguien, hazlo con el destino que se esfuerza en cruzar nuestros caminos.
Lo veo irse, me quedo quieta, retorciendo mis manos contra mi vientre. Una cámara lo sigue a él, otra se mantiene fija en mi rostro que ve ir al amor de su vida una vez más.
—¡Corte!
Me seco las mejillas y vuelvo a la carpa para que me retoquen el maquillaje. Sean no tarda en llegar también. Nos avisan que hay planos detalle que debemos repetir para la escena final, ambos asentimos. Volvemos y repetimos lo que nos piden, esta vez tenemos las cámaras más cerca. Cuando acabamos, nos dan un descanso de veinte minutos. Reviso mi teléfono, tengo mensajes de Lena. Es una foto, Gryffin está posando con el caballete y un retrato que, al parecer es mío.
La llamo, no tarda en contestar.
—¡Tía! —vale, es mi sobrino el que contesta.
—Hola, amorcito —le sonrío—. ¿Cómo estás?
—Bien —responde—. ¡Mami, es mi tía Lexie!
Lena me sonríe y me deja conversando un poco con Gryffin que está más suelto de lengua que antes, me cuenta con las palabras raras que utiliza cómo es que me pintó, resalta que soy muy linda al final haciéndome sonreír. Me apena tener que colgarle cuando me llaman para continuar. Se lo explico y él asiente como todo un hombrecito antes de decir "Comprendo, tía, ten un lindo día". Le entrega el teléfono a su madre y ella solo se encoge de hombros cuando pregunto de donde es que saca tanta madurez. Parece un mini Lois usando palabras sofisticadas.
—Kallie se pasa mucho por aquí también —me dice—. Quizá también lo toma de ella, o cuando me escucha conversando con compañeras sobre algún trabajo de la universidad.
—¡Lexie!
—Tengo que irme, un abrazo para ambos, los adoro —le envío besitos, ella me sonríe.
Vuelvo al deber y así hasta que anochece. Acabo exhausta, con el cuerpo tan exprimido que temo no poder despertar mañana. Es un cosquilleo raro, pero que me hace feliz. Me estoy esforzando en disfrutar estas últimas semanas de rodaje, este proyecto, incluso cuando llegó en un momento en el cual no tenía ánimos de actuar, me ha servido de salvavidas para recuperar el amor que siento por mi trabajo y todo lo que involucra.
23 de marzo, 2023
—Te echo de menos —formo un puchero con los labios, incluso si él no puede verme.
—Ya falta poquito, amor —suspiro.
Escucho mi nombre y me quejo porque quiero seguir hablando con Finn.
» Ve, hablamos más tarde —agrega.
—Vale, te quiero.
Cuelgo la llamada y meto mi teléfono en el cajón de mi tocador. Me cercioro de no haber dañado nada del peinado antes de ir a la zona de rodaje. Diana me hace una mueca para que me una al círculo en el que se encuentran los directores y la escritora del libro. Creo que volveremos a rodar el beso, es lo que más problemas nos ha traído porque tanto Sean como yo acabábamos arruinando la escena cuando rompíamos a reír. El último intento quedó decente, pero al parecer, debe repetirse. Nos indican cada expresión que debemos ponerle al momento, todos los sentimientos que deben traspasar la pantalla para que el público se crea que en verdad estamos muriéndonos el uno por el otro.
—El que ría primero paga la cena de mañana —nos señala Clarissa.
Me debo cambiar, la ropa que llevo puesta es para la escena que ya acabó, me tengo que poner el mismo vestuario que utilicé para el beso. Dejo que me arreglen el maquillaje y la ropa, en vano cuidé no arruinarlo. Vuelvo mentalizada en grabar el mejor beso para la audiencia, Sean me mira burlón, le saco el dedo corazón.
—Si te ríes primero, pediré medio restaurante para que te duela el bolsillo —advierte—. Aunque no creo que lo sientas, de igual modo.
Ruedo los ojos.
—Me esforzaré en no reír.
—Por favor, es raro tener que besarte, no quiero seguir repitiéndolo.
—Vaya elogio —sonrío.
—Eres preciosa, Lex, pero no mi tipo.
—Agradezcamos que tampoco eres del mío —replico—. Además, eres un algodoncito de azúcar, te veo como a un hermanito.
Me abraza por los hombros para posicionarnos donde ya nos esperan los coordinadores, nos repiten lo que debemos hacer. Me señalan como es que tengo que mover las manos por su cuerpo, las mismas indicaciones de ayer. Nos dan la señal de inicio y me dejo cautivar por la magia de la escena, las ansias del primer beso, las chispas de los primeros roces. No río, Sean tampoco lo hace. Ambos nos metemos de lleno para acabar por fin con esta escena, cuando gritan "¡Corte!", sonreímos, si no nos interrumpieron es porque salió bien. Deja un corto beso contra mi frente antes de que volvamos con el director que confirma que esta toma es la final.
—Excelente manera de terminar tu último día de rodaje —señala Sean—. ¿Te quedarás?
—Hasta que acaben con ustedes también —sonrío.
—Ha sido un placer compartir esto contigo, Lexie —hace una leve inclinación con la cabeza—. Déjame darte una muestra de mi gratitud.
Me río.
—¿Sí?
Asiente. Me pide que cierre los ojos por unos segundos. Obedezco.
—Puedes abrirlos.
Lo hago y encuentro un girasol tejido entre sus manos.
—¿Qué...?
Lo pone en mi mano y vuelve a besar mi frente.
—Creo que deberías ir a hablar con Diana.
Me giro a verlo cuando se va, huelo la flor y tiene el un olor que detecto de inmediato, pero es imposible, se supone que él está en Londres. Voy en busca de Diana que aguarda de pie con otro girasol entre sus manos.
—¿Qué carajos está sucediendo? —pregunto recibiendo el detalle.
—Quizá Clarissa pueda darte esa respuesta, hermosa —me guiña un ojo.
Busco alrededor a Clarissa y tardo un poco en dar con ella, pero consigo encontrarla con un girasol más. Bosteza antes de entregármelo y susurrarme al oído que debo ir con la escritora de Little Sunflower. Joder. Vuelvo a embarcarme en la búsqueda, la hallo junto a las cámaras, me sonríe, como si hubiese estado esperando que llegara y toma mi mano para alejarme de los demás.
—Gracias por aceptar encarnar a mi Ally —su voz es dulce—. Lo hiciste maravilloso, Lexie, nadie pudo haberlo hecho mejor. Mantén siempre la cabeza en alto, ¿vale? —Asiento—. Ahora, pequeño girasol, alguien me pidió que te diera esto —me entrega otro girasol, se me escapan dos lágrimas—. El amor es hermoso cuando lo vives junto a la persona adecuada, ve y disfrútalo, Lexie.
Me gira, pero no encuentro a nadie. Se inclina para susurrar en mi oído:
» Tus guardaespaldas están esperándote, ellos sabrán a donde ir.
Casi corro hacia donde sé que están. Le pico el hombro a Batman durante todo el trayecto, es Robin quien conduce. Insisto e insisto, ellos sonríen cómplices, pero no me dicen nada, al menos no hasta que estacionan.
—Ponte esto —me entregan una bufanda y un gorrito, no hace demasiado frio, pero obedezco—. Piaza delle Erbe, tenemos que ir a la Fuente.
—Venga, pues, ¡apúrense!
Bajo con ellos siguiéndome, cada quien está en su asunto y gracias al cielo no llamo demasiado la atención. Camino a paso apresurado, nunca he estado aquí así que me guío de distintas señales para dar con la bendita fuente. Mi corazón late con fuerza en mi pecho. Lo busco con la mirada, porque tengo la certeza de que está aquí. Hay una estatua en la fuente, doy la vuelta completa y nada. Suspiro derrotada.
—¿Una entrega de dos girasoles para la señorita Lexie Jones?
—Joder —musito y giro despacio, preparándome para el impacto de verlo otra vez después de casi tres meses.
—Buenas tardes, Estrellita.
Sonrío, sonrío de verdad y me cuelgo de su cuello para besarlo. Me olvido de todo, me concentro solo en él y en la firmeza con la cual me retiene entre sus brazos. El calor que me abraza entera, no siento frio, en ningún rincón de mi cuerpo. Finn es calidez y me llena de ella cada que me toca. Su sabor explota en mi boca, me deleito con la suavidad de sus labios entrelazándose con los míos. Mi Finn, mi luz de día. Lo aprieto contra mí, temiendo que pueda escapárseme otra vez. Él sonríe en medio del beso, yo lo hago también. Entonces percibo sus latidos, el "pum, pum, pum" que resuena acoplándose con los míos, una melodía que me encanta, que disfruto oír. Lo tengo aquí, frente a mí y su mirada me dice que no tiene intenciones de ir a ningún lado si no es junto a mí.
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Bendita imaginación cuando leo la última parte del capítulo.
El "poquito" de Finn fue recontra literal kjsdfhksdjfhksfdh
Que tengan un bonito finde, las amo<3
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