Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 39 - PARTE 1 Y 2

Este también tiene más de 6000 palabras, pero tomaré su palabra para subirlo completo je

I don't wanna look at anything else now that I saw you. I don't wanna think of anything else now that I thought of you. I've been sleeping so long in a 20-year dark night, and now I see daylight - Taylor Swift

Parte 1

3 de enero, 2023

Hoy es la fecha de la cena que acordamos tener junto a Diana y las chicas del equipo, las más cercanas al menos. Traje a Finn conmigo, espero no equivocarme al confiar en ellas para guardarme el secreto. He estado tranquila desde que volvimos a Ámsterdam, me quedan dos días más con él, pronto deberá regresar a Londres para continuar con su trabajo.

Ahora está conversando con el esposo de Diana, parecen congeniar a la perfección y tienen temas de conversación que consiguen llamar incluso mi atención. Clarissa está a mi lado, con la nena entre sus brazos. Los bebés son tan adorables.

—¿Quién es la niña más linda? —le pregunta alzándola un poco.

Ella responde con una risa infantil que nos hace suspirar a todos, incluso a los caballeros que se encuentran a mi lado. Diana me habla sobre el tiempo que quiere tomarse después de este proyecto.

—He estado en movimiento desde que empecé, me tomé tres meses desde el nacimiento de Lara, pero tenía una serie con contrato firmado y tuve que volver de inmediato; esta película es la última que rodaré antes de descansar de verdad. Quiero disfrutar a mi hija, Kevin también merece mi atención —señala al pequeño que se encuentra sobre el regazo de Finn—. Es bastante huraño, tu novio le agrada.

Sonrío y me apoyo en Finn para sonreírle al nene que me devuelve el gesto sin pensárselo demasiado.

—Le estaba contando a Kevin que tengo un piano en casa —habla Finn—. Su papá me dice que le gusta la música, ¿verdad?

—Sip —responde Kevin—. Guitarra y piano.

Arrugo la nariz en un gesto de ternura cuando los veo interactuar con tanta naturalidad. Es muy bueno con los niños y ni siquiera lo pretende. Pido a Lara tras un rato y le sonrío cuando sus manitas estrujan mis mejillas, no emplea mucha fuerza, pero parece divertirse con la mueca de mi rostro.

—Hola, bebé —hablo.

Ella se carcajea y pega su boca a mi nariz. Escucho el sonido de un besito siendo repartido sobre la superficie, me derrito. Balbucea y se entretiene con mi cabello, comparándolo con el suyo que es mucho más claro que el mío. Siento un mentón sobre mi hombro, no hace falta que voltee para saber quién es. Kevin ya lo dejó para ir con su papá. Finn le hace una mueca graciosa a Lara y ella le sonríe coqueta alzando los brazos para que la cargue.

—¡No vale! —me quejo.

Diana y Clarissa ríen. Finn la alza alto, ella patalea divertida con la altura. Mueve las manitos también, como si quisiera volar.

—Le encanta que la alcen así —señala Diana.

Luego de eso, no quiere despegarse de mi novio, incluso él se encarga de darle la papilla que le llevaron. El resto de la noche transcurre entre risas, me divierto mucho con ellos y me alegra ser capaz de disfrutar de ese tipo de salidas en pareja. Finn es excelente escabulléndose de los paparazzi, cuando la cena acaba, él sale primero y me espera en el auto listo para volver al hotel.

—¿Hoy es tu cita con Lila, no?

Asiento.

—Dentro de una hora, tengo tiempo para llegar —respondo.

No he dejado la terapia con Lila, pero nos hemos adaptado a la distancia que nos separa mediante videoconferencias. Es un poco más frío, no me agrada del todo, pero no quiero cambiar de psicóloga ahora que ella ya conoce todo eso que antes me daba miedo dejar salir.

Dormito un poco durante el viaje de regreso, Finn lo nota y me acurruca contra su pecho para que pueda dormir más cómoda. Tuve un día bastante movido, rodé durante toda la mañana y fue una escena complicada que nos tomó tiempo grabar, hoy teníamos programadas tres escenas y solo pudimos grabar dos debido a los inconvenientes que surgieron. Vuelvo a abrir los ojos cuando ya estoy en mi habitación, el rostro de mi novio se encuentra frente a mí, sonrío adormilada.

—Tienes el sueño pesado cuando quieres —me quita un mechón del rostro—. Me rendí al segundo intento, te traje en brazos hasta aquí y te habría dejado dormir otro poco si no fuese por tu cita.

—¿Qué hora es? —pregunto incorporándome.

—Diez para las nueve —responde—. Tu cita es dentro de diez minutos.

Bostezo y apoyo la frente contra su hombro, está sentado junto a mí.

—¿Te importa si voy por algo para comer?

Frunzo el ceño y me aparto para verlo.

—Acabamos de cenar —señalo.

—Un postre, ¿no te apetece?

Me lo pienso, pero acabo asintiendo, nunca está de más un postre.

» Vale —besa mi frente—. No te duermas, enciende la laptop para que puedas hablar más cómoda, ya vuelvo, ¿de acuerdo?

Lo veo salir y me arrastro por la habitación en busca de mi laptop, estoy llena de una pereza infinita, quiero dormir de corrido hasta mañana. Pero esto es importante y ahora que estoy más despierta, creo que Finn tomó la excusa del postre para darme espacio. Es un lindo.

Me llega el mensaje de Lila con el enlace de la videoconferencia, le doy clic y no tardo en ver su rostro frente a mí.

—Buenas noches —saludo.

—Buenas tardes aquí —sonríe—. Luces cansada, ¿día duro?

Bebe de su tacita de té y ¡ah, cómo extraño ese té!

—Sí, pero lo disfruté así que lo vale —respondo, no puedo evitar bostezar luego.

Me recalca que eso es lo importante y continuamos. Le hablo sobre mi pequeña recaída en Italia, el cómo mis inseguridades salieron a flote, le aclaro también que logré superarlo y seguir. Me repite lo orgullosa que está de mis avances. Es inevitable mencionar a Catalina, no ha vuelto a dar declaraciones, quizá tenga algo que ver con Alex, ha estado raro últimamente, lo conozco lo suficiente como para notarlo y no me ha dicho nada, pero sé que anda en asuntos que quizá no quiera conocer.

—Sigo sin redes sociales —le digo—. Cerré todo para no enterarme, los paparazzi a veces se toman la libertad de comentármelo.

Suspiro.

— Es mejor que no lo veas, aún te afecta, no tienes por qué exponerte a algo que te hace daño, Lexie —puntualiza—. Si quieres verlo, está bien, si no, también. De igual modo, hay que saber controlar nuestras emociones para que, si el golpe viene con fuerza, podamos poner resistencia.

Asiento. Dialogamos otro poco, me recalca la importancia de la respiración, de que me trate bien. Me pone el ejemplo de una plantita, me gusta la comparación y entiendo que, si no me cuido yo, si no me riego con palabras bonitas, no podré seguir creciendo. El poder reside en mí, me lo deja claro.

Cuando la pantalla se vuelve a tornar negra, siento como mis hombros se aligeran, como mis extremidades se sienten más livianas; no había notado siquiera el pequeño peso que cargaba conmigo. Cierro los ojos, queriendo dormir otro poquito y creo que lo hago porque no los abro hasta que los labios de Finn empiezan a regar besos por todo mi rostro hasta despertarme.

—Ya —pido entre risas.

—Traje pastel —alega riendo también.

Me entrega la cajita y no me sorprende hallar otra notita. Amo las notitas de Finn.

"¿Tienes una idea de lo mucho que resplandeces cuando sonríes?

Joder, Estrellita, sonríeme toda la vida, amor.

Brilla siempre y ve por más, Lexie Jones."

La tomo y dejo la caja a un costado para treparme a su regazo. Acaricio su nariz con la mía antes de besarlo lento, me cede el control y yo disfruto de cada sensación que produce su toque sobre mi cuerpo mientras nuestros labios se reconocen, se exploran. Mi corazón late con fuerza, mis neuronas se enfocan en él y reconozco que estoy instantes son una probadita de lo que debe ser la felicidad. Como una prueba gratuita, una saboreada para que no me sorprenda del todo cuando la alcance por fin.

Solo me aparto para ir en busca de mi agenda que es donde guardo cada notita que he recibido. Tengo un bolsillo donde se encuentra cada una de ellas. Guardo esta última y solo vuelvo cuando me aseguro de que está a buen recaudo.

—No sabía que las guardabas —juguetea con el collar que me regaló por navidad.

Es de una estrellita, tiene una inscripción detrás que dice "Brilla, ama, sé". Fue un regalo hermoso, prometí no quitármelo y no pienso hacerlo.

—¿Creíste que las botaba sin más? —me ofendo.

Sonríe.

—No, la verdad no sé qué pensé —se rinde, deja descansar su mano al costado de mi cuello—. Las escribí con cariño y sinceridad, así que solo encontrarás certeza ahí, si es que quieres leerlas algún día.

Le beso la palma de la mano.

—Te quiero de verdad.

Sus ojos con destellos dorados centellean. Creo que le gusta escucharlo, me alegro porque a mí me gusta decirlo. Le sonrío, él me devuelve el gesto.

Ti voglio bene —responde.

Je t'aime —replico.

—Sé francés —señala divertido—. Je t'aime.

—Esto es muy cursi —sonrío.

—Un poquito sí —me acerca a su rostro para besarme la frente—. ¿Comemos el pastel y nos vamos a dormir?

Asiento. No me pierdo el detalle de que cada vez que me compra algún postre se asegura de que tenga chocolate blanco y vaya que lo disfruta cuando le invito, pensar que al señorito no le gustaba. Sonrío mientras lo veo saborearse los labios con cada bocado.

—No es mi culpa que me guste tanto —objeta ceñudo.

—Yo no dije nada —me rio.

Sigue comiendo su parte, acabo antes que él así que me despojo de la ropa para ponerme el pijama. No me pierdo el que su mirada no me abandone ni un solo segundo. Estoy cansada, pero puedo con una ronda si es que le apetece también. Me decido por intentarlo. Finjo estar distraída buscando la parte de arriba de mi pijama, no traigo nada de la cintura para arriba.

—¿Viste mi camiseta? —indago volteando a mirarlo.

Se está chupando el dedo pulgar y no ve mis ojos, su mirada está clavada en mis senos. Me aguanto la risita, camino hacia él otra vez. Se pone de pie antes de que llegue, volviéndome consciente de lo grande que es, aprieto los muslos.

—¿Quieres? —pregunta, sus manos suben por mis costados hasta acunar mis pechos.

Me estremezco.

—Por favor.

No hace falta que diga más. Se prende de mis pezones, dando lametones sin piedad, haciéndome desfallecer mientras se deshace de mis pantalones y mis bragas, todo en uno. Sus dedos hacen contacto con mi centro y doy un saltito aferrándome a sus hombros. Acaricia lento, me ahogo con las descargas deliciosas que se esparcen por todo mi cuerpo.

—Finn —susurro.

—¿Sí?

—Más por favor.

Se recuesta sobre la cama conmigo sentada a horcajadas sobre su vientre, me alzo un poco para deshacerme de su pantalón, pero él tira de mí dejándome más arriba, arriba como sobre su boca. Saca la lengua sin dejar de mirarme, recorre entre mis pliegues sin prisa, temo ahogarlo cuando mis piernas quieren cerrarse, pero Finn se aferra a ellas obligándolas a permanecer abiertas. Veo luces de colores cada que mis ojos se cierran por la intensidad de las sensaciones. Gimo sin pudor porque lo que su jodida boca es capaz de hacer no es nada pudoroso. Me tiembla el cuerpo entero, mis manos se aferran a su cabello mientras yo echo hacia atrás la cabeza.

Finn me magrea el trasero en reproche. Entiendo.

Vuelvo la mirada a él que continúa saboreándome, suspirando como si probara el mejor de los manjares, consigo escuchar sus gemidos bajos, sus gruñidos, pero no se detiene. Al menos no hasta que yo lo pido, porque una fantasía se ha abierto paso en mi mente y es la primera vez que siento la confianza de cumplirla.

Me repara confundido con los labios inflamados. Es la primera vez que lo veo debajo de mí, en esa posición de debilidad, a mi merced... Me giro, volviendo a dejar mi coño a la altura de su boca, pero esta vez, yo tengo su entrepierna a la altura de rostro también.

—¿Qué haces? —pregunta.

Me deshago de su cinturón, abro el botón y bajo el bóxer dejando a la vista la erección que luchaba contra la tela del pobre pantalón. Acaricio la base, el cuerpo de Finn se tensa por completo. Sonrío para mí misma, me siento cómoda haciendo esto y vaya que voy a disfrutarlo.

No le respondo, solo deslizo mi lengua por la extensión hasta acabar en el glande.

—Lex... —gruñe, apretando mis nalgas.

—¿Estás bien con esto? —inquiero.

Su respuesta es un lametón que me hace apretar el agarre en su miembro. Me concentro y sigo jugueteando con la punta, toqueteo con mi lengua, acaricio con mis manos. Entonces lo introduzco y percibo el ligero mordisco en mis labios cuando la erección se pierde en mi boca. Muevo la cabeza de arriba abajo, mientras mis caderas también se mueven debido a la bendita boca de Finn.

Clavo las uñas en sus muslos cuando sus dedos se unen explorando mi canal, Finn le da completa atención a mi clítoris que está más sensible que nunca. Su glande me acaricia el paladar, me esfuerzo en complacerlo también. Su vientre se mueve por instinto, clavándome la erección, ayudándome en el vaivén de mi boca sobre su entrepierna. Lo saboreo, me deleito con su sabor en mi boca, con la sensación de invasión. Mis manos cubren lo que mis labios no consiguen alcanzar y los gruñidos que suelta contra mi centro me informan que este disfrute es mutuo.

Me meneo contra su boca y debo abandonar mi tarea cuando el nudo de nervios se hace demasiado grande para contenerlo. Gimo contra su abdomen, muerdo la piel de su vientre, él me estruja las nalgas, embebiéndose de mí. Sus dedos encuentran la zona justa dentro de mi canal, su lengua aplica la presión necesaria contra mi clítoris y pierdo la capacidad de razonar cuando exploto en pedacitos sobre él, que no se detiene. Su lengua perezosa sigue ahí. El cuerpo entero me tiembla, tengo los ojos nublados, pero hallo fuerzas para acabar con mi tarea, porque lo haré acabar también.

Finn tira de mis caderas impidiéndome llegar a su miembro, vuelvo a estar sentada sobre su boca. Gruño de frustración al ver la erección ahí sobre su vientre. Sale debajo de mí para enfrentarme, estoy por emitir una queja, pero sus labios me interrumpen. Me ahorro la queja y me prendo de sus hombros, está de rodillas, al igual que yo. Uno de sus brazos se enrosca en torno a mi cintura pegándome a su torso, sigo sensible así que el contacto con su dureza me estremece.

Me recuesta sobre la cama, Finn sigue de rodillas entre mis piernas. Me besa el cuello y baja por mis pechos, dándoles algo de atención también. Engancha mis pantorrillas sobre sus hombros y alcanza una almohada para ponerla bajo mi espalda.

—Intentaremos algo —me sonríe con picardía.

Pasea su glande entre mis pliegues, me remuevo.

—Voy a enfadarme contigo —gimoteo, pataleando contra sus hombros.

—¿Ah, sí? —empuja dando la primera estocada.

Me arqueo sintiendo como mis paredes lo reciben abriéndose para él. Inicia lento, torturándome, torturándonos ¡maldito paciencioso con autocontrol! Me contoneo, invitándolo a seguir. Me hace caso y el asunto se torna más candente con cada embestida y jadeo ahogado de su boca. Su cabello cae sobre su frente, el sudor le corre por la piel. Mi cuerpo no soporta demasiado, tengo el orgasmo tan cerca que caigo rendida segundos antes que él, Finn continúa embistiendo, alargando las pequeñas descargas. Se viene dentro de mí y tiro de él cuando lo siento llenándome. Lo abrazo contra mi pecho.

—Eres un jodido masoquista —susurro, él se ríe y besa el centro de mi pecho.

—Tú eres una impaciente —replica girándonos para dejarme sobre él, me acaricia la espalda—. Te he ensuciado.

—Nos hemos ensuciado —corrijo.

—Deberíamos ir a ducharnos.

—Y a ensuciarnos más, de paso —sonrío—. No sé, digo...

Se carcajea y se levanta llevándome en brazos. Camina hacia el baño donde sí, nos duchamos y, por supuesto, también nos ensuciamos más. Luego duermo como bebé acurrucada a su lado, disfrutando de mi penúltima noche así, con su piel contra la mía y con nuestros corazones palpitando uno junto al otro.

24 de enero, 2023

Es mi primera vez en Berlín y estoy amando la ciudad por completo. Salí junto a Sean y Clarissa a turistear un poco alrededor antes de que debamos volver para ensayar las escenas que rodaremos por la noche. Tomo muchas fotografías, incluso Batman accede a tomarse una conmigo.

—Ya son cinco, Lexie —se queja.

—Venga, sales lindo —le sonrío—. Además, no voy a publicarlas, son para mí.

Vuelvo con mi pequeña mancha de amigos y seguimos con el recorrido por el centro de la ciudad. Consigo ver a algunos paparazzi a la distancia, pero no se acercan demasiado, solo fotografían desde allá, yo hago lo que mejor sé hacer: ignorarlos.

—Oye, mira, eres tú —me sacuden el hombro, es Sean.

Veo donde me señala y sí, efectivamente soy yo. Es la promoción de maquillaje que hice para esa marca. Sonrío, ese día estaba hecha mierda y ni se nota. La propaganda pasa para dar pase a otra donde Andrew luce un pantalón de jean que le queda divino. Aprovecho a tomarle foto para enviársela a mi amigo.

Lexie: Te apareces hasta en la sopa. (Adjunto la foto)

Ha de estar ocioso, porque responde al instante.

Andrew: Soy una verdura bonita. ¿Estás en Berlín, no?

Lexie: Sip. No olvides enviarme tu última canción, prometiste hacerlo. Hablamos luego, ¿vale? Cuídate.

Zanjo la conversación porque estoy con amigos y siempre me ha parecido grosero eso de andar con el celular cuando tienes a personas frente a ti.

—¿Conoces a Andrew Yates? —pregunta Sean.

—No hace mucho, pero es un buen amigo —respondo.

—¡Claro! Ingresaste con él en los Oscar, ¿no? Creo haberlo visto.

Asiento. Clarissa viene y nos llama para otra foto, le encarga el trabajo a su guardaespaldas que mantenía una conversación con Batman. Nos pegamos unos a los otros y sonreímos cuando el flash se dispara. Avanzamos familiarizándonos con el lugar, no es que vayamos a estar mucho tiempo por aquí, pero queremos al menos poder ubicarnos. Cuando volvemos al set de grabación, cada uno parte a su camerino para ser producido para el rodaje. Alex ya está ahí cuando llego, tiene el entrecejo fruncido mientras mira la pantalla de su adorada laptop.

—Creo que te han salido dos canas más —señalo molestándolo—. Estás muy ceñudo, Alex, ¿Qué sucede?

Gira el rostro pero no quita la mirada del aparato hasta tres segundos después.

—¿Qué decías, Lex?

—Nada, olvídalo —le resto importancia.

Saludo a las chicas que van a maquillarme y vestirme, les sonrío y me siento donde me indican.

Alex me mira a través del espejo, algo le sucede, lo conozco, es muy malo mintiendo. Tiene el corazón puro, no le permite ocultar cosas. Pero, así como él hace conmigo a veces, le doy espacio para decidir lo que quiere contarme y lo que no. Solo espero que no tenga nada que ver con Benjamin, esa ruptura me dolería hasta a mí.

Le escribo a Adara para reportarme, me responde con una corto video de ella y Lois saludando. Según me dijo, se quedaría en Londres durante un periodo de tiempo, Kallie se encarga del bufete en Nueva York y Lois hace trabajo virtual.

Cierro los ojos cuando me lo piden, pido un poco de música para no aburrirme, me lo conceden y tarareo mientras ellas siguen maquillándome. Me reparo en el espejo cuando tengo permiso de abrirlos otra vez y le sonrío a mi reflejo porque me gusta lo que veo, me encanta esa chispa curiosa que destila mi mirada, esas ansias de enrumbarme en otra noche de rodaje junto a personas que no cuchichean a mis espaldas. Se siente bien, yo me siento bien y eso es maravilloso.

Parte 2

10 de febrero, 2022

Deslizo la yema de mis dedos por las páginas llenas de notas adhesivas. Estamos volando a Viena para grabar otra de las escenas que he imaginado en más de una ocasión, Alex duerme a mi costado como un angelito. Releo el libro que llevo conmigo a todos lados, son frases que ya conocía pero que toman otro significado ahora que mi corazón se encuentra en este viaje sin rumbo fijo.

Mis ojos vuelven a pasearse por la última frase que reconozco.

«Su piel arde bajo mi tacto. ¿Por qué sigo negando algo que el órgano que late dentro de mi pecho ya ha aceptado? Huyo, siempre huyo; pero el destino me patea los jodidos ovarios poniéndolo en mi camino otra vez. Joshua aguarda expectante, sin saber que otra vez huiré, dejándolo en medio de la ciudad, dándole la oportunidad de encontrar a alguien que pueda quererlo bien.»

Tengo que reflejar esa misma angustia, esa necesidad de irse a pesar de querer quedarse. No creo que me resulte tan complicado cuando ya lo he hecho, quizá no del mismo modo, pero tuve la misma guerra interna. Le pongo banderita a la página y continúo leyendo.

«—Eres testaruda —se queja Joshua, entrelazando nuestras manos.

Un escalofrío me recorre entera.

—Y tú un imbécil —tiro de mi extremidad para separarla de la suya.

—No quiero cortar tus alas, Ally —se lamenta, alza la vista a la mía—. Solo espero que algún día ellas decidan que quieren aterrizar junto a mí para que podamos volar juntos, de la mano. Como esos enamorados ridículos que tanto te divierte mirar.»

Suspiro, es inevitable que lo haga. El jodido Joshua es tan lindo que no puedo no sonreír como idiota cada vez que lo leo. Le tomo una foto a la frase y se la envío a Finn porque me recuerda un poco a nosotros, en la descripción le pongo: "Me alegra que mis alas hayan aterrizado a tu lado, no podrían estar mejor en ningún otro lugar". Dejo el teléfono en mi regazo otra vez, sigo leyendo. No es un vuelo largo, al cabo de una hora más, estamos nuevamente en tierra firme. Guardo todo lo que saqué de mi mochila y le doy un empujoncito a Alex para que despierte.

—Llegamos —alerto y él se despereza.

Espero a que mi manager guarde lo poco que sacó y bajo detrás de él. Mi teléfono vibra cuando piso el último escalón para bajar del avión. Me prendo del brazo de Alex para no caerme mientras reviso el mensaje que llegó, es mi novio.

Finn: Tus alas están a salvo conmigo, Lex. Recuerda que, siempre que decidas volar, ahí iré junto a ti; admirándote, celebrándote y queriéndote. Que los cielos nublados no te intimiden, Estrellita, una vez que los cruzas, el infinito se abre para ti. Un beso, me avisas cuando llegues.

¿Esto cuenta como una notita? No importa, la imprimiré y guardaré en mi agenda de todos modos.

14 de febrero, 2023

Mi Valentín está a kilómetros de mí, menos mal que no soy gran aficionada a estas fiestas. Estamos rodando en campo abierto, por lo que podemos ver con facilidad a las parejas enamoradas que circulan alrededor de donde nos encontramos. Globos gigantescos, ramos de rosas y demás. Vuelvo mi atención al director que nos da las últimas pautas para el rodaje de esta escena. Nos dan unos segundos para prepararnos y me esfuerzo para entrar en la piel de Ally.

—¡Acción!

Me apoyo contra un muro, mirando el cielo libre de nubes. Sean está a mi lado, mirándome. Aguardo por su dialogo antes de voltear a encararlo. Las frases salen solas de mi boca, hago pequeñas variaciones que mejoran la fluidez de la conversación. Me altero, tal y como lo indica el libreto. Las manos se Sean se enroscan alrededor de mis muñecas y él me pega a su cuerpo. Quedamos separados por apenas unos centímetros.

Percibo la cercanía del micrófono y las palabras de Sean son dichas para la grabación final. Lo empujo, apartándome, pidiéndole a gritos que me deje en paz. Salgo de escena mientras él continúa bajo el escrutinio de la cámara que persigue cada una de sus reacciones. Lo admiro desde lejos y sé desde ya que esta película va a abrirle muchas puertas a mi compañero de elenco. Tiene una manera de interpretar el dolor que te carcome el corazón, haciéndote sentir lo que su personaje percibe.

Aguardo hasta que gritan "¡Corte!" otra vez y nos avisan que la toma quedó perfecta, nos dan las indicaciones para lo que sigue, ambos asentimos para continuar. Me muevo con una parte del equipo mientras Sean se va con otro grupo. Vamos a rodar en paralelo. No siento el tiempo transcurrir, me rio mucho entre tomas, me divierto junto a Diana y para cuando acabamos estoy hambrienta, deseosa de alguna comida deliciosa. Aguardamos por nuestro grupito de cuatro para ir a buscar algo de comida, ninguno tiene a su pareja aquí, salvo por Diana.

—No podré acompañarlos, chicos —se lamenta—. Me gustaría salir a cenar con mi esposo, ya saben, es San Valentín y he estado apartada de él durante todo el día.

—Descuida, Di —le doy un corto abrazo de despedida—. Lo entendemos.

Clarissa y Sean me secundan, ahora solo esperamos a Alex que se animó a venir con nosotros también. La vemos irse y cuando desaparece de nuestra vista, mi manager hace acto de presencia.

—¿Estamos todos?

Asiento, me cuelgo de su brazo para salir. Sean se encarga de hacer una reservación en un restaurante que vimos ayer mientras rodábamos. La plática fluye sin problemas, nos reímos mientras el auto se dirige a nuestro destino. No hay demasiados paparazzi, pero sí los suficientes para incomodarnos, sé que en su mayoría son por mí, ni Clarissa ni Sean se han visto involucrados en escándalos recientes.

—Intenta no mirarlos —me aconseja mi amiga cuando bajamos del auto.

Nuestros escoltas nos protegen lo más que pueden de las cámaras mientras hacemos nuestro camino a la entrada del restaurante.

—¡Eh, Lexie! ¡Dinos algo!

El murmullo en aumento y la maldición que suelta Alex me obliga a voltear.

—¿Sabes algo, muchacho? ¿Eres su novio?

El nombre de Sean no se ha desvelado aún, esta podría ser una confirmación anticipada a la sospecha de los fanáticos que creen que él es el elegido para el papel de Joshua.

—No soy su novio —declara con firmeza—. Soy su amigo y compañero. Entiendo que este es su trabajo, pero podrían hacerlo sin incomodar a los demás. Lexie, cómo todos, merece algo de espacio y ustedes lo invaden sin titubear.

Alex le murmura algo, pero Sean lo ignora. Espero que esta especie de defensa no lo perjudique de ningún modo.

» Lo que suceda con su vida, es tema suyo, son problemas personales que deben quedarse de ese modo. ¿Les gustaría que todo el mundo comentara sus líos familiares? No, ¿verdad?

—Ella es una figura pública... —señala uno de los buitres.

—Ella es una persona, al igual que ustedes y merece respeto —zanja—. Tengan buenas noches.

Clarissa me da un empujoncito para que continúe y doy los pasos necesarios para llegar a nuestro lugar seguro. Alex le da una sonrisa de agradecimiento a Sean, pero yo lo abrazo.

—Esto te puede salir caro —me lamento.

Se encoge de hombros.

—Te han hecho pasar un infierno durante gran parte del rodaje, Lex, mereces algo de paz. No tienen mucho que decir de mí, de igual modo.

Sonrío y le doy un empujoncito en el brazo, también me sonríe.

—Gracias, Sean, de verdad.

—No hay por qué —me guiña un ojo—. Además, ya comprobamos que siguen sin saber nada de Finn, de lo contrario, no me habrían preguntado si soy tu novio.

Me río.

—Podemos decirle que sus habilidades para escabullirse sí son reales.

Me sonríe y ambos avanzamos hasta la mesa que nos indica el encargado. Hoy no me siento con ánimos de apostar por sabores que podrían no gustarme, así que voy a lo seguro con uno que ya conozco. Alex se nos escapa un par de veces cuando lo llaman por teléfono, debo conversar con él porque sé que algo está sucediéndole, tanto misterio me hace picar la curiosidad. Incluso luego de acabar nuestra cena, seguimos conversando, Clarissa tiene mi edad y, al contrario de mí, ha participado en películas de ciencia ficción, yo nunca he pisado de esos sets, no es mi género favorito. Sean pregunta, yo lo hago también, Alex acota algunos datos y acabamos dialogando sobre las pantallas verdes y la concentración que se debe tener para no romper a reír cuando actúas asustada de un supuesto monstruo que realmente no existe.

—¿Lo descartas? —me pregunta Sean.

—Quizá algún día lo intente —me encojo de hombros—. Solo sé que habría muchos bloopers.

Todos ríen. Es cuando el primero bosteza que decidimos salir para ir a descansar, después de todo, mañana tenemos que seguir rodando. Me despido de ellos, los paparazzi siguen en la entrada. Cada uno sube a su auto y toma rumbos diferentes. Alex me sostiene la mano y aprovecho a preguntar, él solo niega.

—Sé que algo te sucede —insisto.

—No es nada, Lex —repite—. Solo pasé mala noche, insomnio.

Asiento, él quiere mentirme, porque estoy segura de que es una mentira, no me queda de otra que aceptarla hasta que quiera decirme la verdad. Vuelvo a descartar a Benjamin, hablé con Adara ayer y me confirmó que él se encuentra bien, si tuviesen problemas estaría destrozado.

El auto ingresa al hotel y ambos bajamos, cada uno se dirige a su habitación.

—Buenas noches, Lex.

—Buenas noches, Alex.

Entro a mi habitación y me dejo caer contra el colchón, estoy exhausta. Mi teléfono vibra en mi bolsillo y me muevo para poder tomarlo, es Finn.

—Buenas noches, señor formal —saludo sonriente.

—Andamos serios, ¿eh, señorita? —me sonríe también—. ¿Cómo estás, amor?

—Cansada y con ganas de besar tu carita —confieso.

Se ríe.

—El cansancio te afloja la lengua —señala—. También te echo de menos, estoy acumulando días libres para ir a verte cuanto antes.

—Sean comprobó hoy que tus habilidades para escabullirte sí que son buenas —le digo cuando recuerdo nuestra conversación—. Aún no nos descubren.

—Seguimos en paz, ¿entonces? —indaga.

—Lo estamos —confirmo—. Gracias por acumular días libres.

—Sabes que no debes agradecerme por eso.

—Te quiero, Finn.

—Te quiero, Estrellita.

Me giro en la cama para dejar el teléfono contra la almohada mientras yo reposo boca abajo, apoyándome en los codos para poder verlo. Le pregunto que cómo está él, su respuesta es la misma, también está cansado, me cuenta un poco sobre su día, él indaga sobre el mío. Le cuento un poquito de todo, porque hablo como si me pagaran por hacerlo.

—Diana fue a cenar con su esposo —termino—. Solo fuimos Clarissa, Sean, Alex y yo; fue divertido.

—Me alegra que hayas disfrutado el día, Lex —me sonríe—. Por cierto, feliz San Valentín, amor.

Escondo el rostro contra el colchón, escucho su risa.

» Anda, mírame —pide.

Voy alzando la mirada de a poquitos porque sé que tengo las mejillas tan rojas como la bufanda de Taylor Swift de la que tanto habla Adara. Sus dulces ojos me reparan con ternura.

—Feliz san Valentín, Finn —respondo bajito—. Disculpa es que... no sé, solo te quiero.

Me muerdo el labio, expectante por una respuesta negativa, una queja, algún reproche, estupideces que en el fondo sé que no llegarán porque es Finn quien está al otro lado de la pantalla; el nunca responde de ese modo.

—Respira, Lex —obedezco, no sabía que había dejado de hacerlo—. Está bien, amor, yo también te quiero, ¿de acuerdo?

Asiento.

» Vale, ahora revisa el bolsillo de tu agenda, debe haber algo nuevo ahí.

—¿Qué...?

—Solo hazlo, Lexie —repite.

Dejo el teléfono donde está y me muevo a donde dejé mi agenda la última vez que la tomé para escribir algo. Reviso el bolsillo donde guardo sus notas y encuentro una nueva, una que no estaba antes, lo sé porque todas las notas de Finn vienen en papel amarillo, esta es dorada.

Está doblada en cuatro, no es muy grande y reconozco su letra de inmediato.

«Descubrí algo mientras te veía dormir la otra noche, quizá lo he sabido todo este tiempo, tal vez me he distraído lo suficiente como para no terminar de admitirlo, pero me das paz, Estrellita, no solo me haces feliz, también me das paz y eso es algo que valoro muchísimo.

Adara escucha mucho una canción de Taylor Swift, no suelo prestarle demasiada atención, pero esta logró tocarme de algún modo y es debido a esa canción que te escribo esto en un papel dorado, muy diferente a los otros que llenan el bolsillo de tu agenda. Lo que siento cuando te veo es parecido a lo que siento cuando veo la luz del día, Lexie, ver el dorado naciendo entre las nubes, mezclándose con otras tonalidades de rosa y azul... Despiertas en mí sensaciones que creí fantasiosas, en más de una ocasión he cuestionado la inspiración de muchos cantantes cuando escriben melodías tan precisas, ahora soy yo quien se encuentra imaginando más de una composición que pueda hacerte justicia, amor.

Eres maravillosa, Lexie Jones, no mentí cuando te dije que solo te veía a ti, es la pura verdad. Solo te veo a ti, solo te pienso a ti. ¿Cómo ver más allá si frente a mí tengo a la mujer más increíble que el destino puede haber elegido para mí? Soy afortunado de tenerte a mi lado y voy a agradecer siempre por haberme acercado a ti esa noche. Me llena de orgullo verte avanzar por el camino que has elegido, celebro tus logros y voy a tu lado cuando tropiezas. Te quiero, te quiero completa, con lo que amas, con lo que detestas, te quiero con esos miedos que empiezas a superar, te quiero con las risas, te quiero con las mejillas sonrojadas. Te quiero cuando sientes, te quiero cuando brillas, te quiero cuando eres tú, te quiero siempre y en cada momento. Es una elección diaria que me fascina hacer, porque te quiero, elijo hacerlo, espero que también elijas quererme a mí.

Se me ha ido un poco de las manos, pero ¿Qué te digo, Lex? Me inspiras, Estrellita.

Ten un bonito día. Te quiero, de verdad.

Pd: Espero que haya quedado claro que te quiero.

Pd: Debes estar sonriendo, llámame para poder verlo, por favor.»

Por supuesto que estoy sonriendo, pero también lloro, hasta he emborronado algunas palabras con mis lágrimas. Seco con cuidado el trozo de papel y vuelvo a dejarlo en su lugar seguro antes de volver con Finn. Me duelen un poco las mejillas, es por la sonrisa.

—Elijo quererte hoy y siempre, Finn Dolcetti —confieso con la voz algo rota, pero con los labios curvados hacia arriba porque no puedo tenerlos de otro modo—. Hay cosas que no me atrevo a decir aún y ¡joder! mereces escucharlas, pero sé que lo sabes, de algún modo extraño consigues leerme, así que sabes todo lo que habita en mi mente. Conoces mis miedos, mis inseguridades, me ves, eres la única persona con la que he podido mostrarme de verdad, sin temores. Eres mi red de seguridad, Finn y no sabes lo mucho que lo aprecio. Te quiero, lo hago desde hace mucho, perdón por no habértelo dicho antes.

—Quiero abrazarte.

Rio bajito.

—Yo también quiero hacerlo, lo sabes —me meto detrás de la oreja un mechón de cabello que me hace cosquillas en la nariz—. ¿Me cantas para dormir?

—Como guste, señorita —me sonríe.

Me pongo el pijama mientras lo escucho hablar sobre cómo Taylor parece haberse interesado en una británica. Vuelvo a aparecer en la cámara cuando ya estoy vestida. Él sonríe, es el pijama de aguacates.

—Ese me gusta —señala divertido.

Tomo el teléfono, apago la luz de la lamparita y me acuesto con su rostro al costado del mío. Un recuerdo me invade, un recuerdo del que me siento orgullosa y que quiero compartir con él.

—Finn —lo llamo.

—Dime, Lex.

—Hoy por la mañana, durante un pequeño instante, fue chiquito, pero pensé en desbloquear a Catalina.

—Amor...

—Espera, déjame terminar —sigo—. Y casi por instinto, fui a su contacto, pero lo pensé, lo pensé de verdad y lo que me dijo Lila cobró algo de sentido. Catalina es una constante en mi vida, siempre desata el caos y es cuando tengo paz que inconscientemente la busco, por más irónico que suene. Ahora me siento en paz, contigo, conmigo misma, incluso con los bajones que llegan de vez en cuando. Entendí que no la necesito, no necesito su caos, su desastre, así como ella no va a necesitarme nunca, tumbé mi excusa. Sin excusa no hay desbloqueo y no sé, Finn, se siente bien. Me siento bien. Algo raro, pero diferente en el buen sentido. ¿Puedo decir que me enorgullezco de eso?

Me sonríe enternecido.

—Claro que sí, amor. Tienes más de una razón para sentirte orgullosa, este es un motivo más. Yo también estoy orgulloso de ti.

Le sonrío.

—Ya puedes cantar.

Se carcajea y aclara su garganta.

—Vale.

Cierro los ojos y me pierdo en su voz. Me pierdo en lo que despierta, en todo lo que habita dentro de mí. Cada rasgueo, cada nota melancólica. Recuerdo sus palabras: luz del día. Eso soy para él y aunque no se lo haya dicho verbalmente, él también lo es para mí. La luz dorada que llegó para darle fin a mis tiempos más oscuros.

______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

Buenasssssssssssssssss <3

Espero estén teniendo una linda semana, para mí ha sido re agotadora, pero menos mal aquí en Perú es feriado 28 y 29 por fiestas patrias así que soy libre desde hoy wiiii 

Este capítulo me gusta mucho, me salió algo larguito también, pero si les disgusta pueden leerlo igual en dos partes. 

Definitivamente voy a imprimir todas las notitas de Finn, me encantan por completo. 

Btw, ¿qué le sucederá a Alex?

Saben que me encanta escribir los rodajes, los disfruté muchísimo con Ada y también lo estoy haciendo con Lexie; Little Sunflower en particular me da mucha paz, encima es adaptación y amo. 

Anyway, espero que disfruten el capítulo, las amooooooooo


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro