CAPÍTULO 37
When my world gets loud, could you make it quiet down? When my head, it pounds, could you turn down all the sound? If I lay in pain, by my side would you stay? If I need you now, would you kindly calm me down? - Meghan Trainor
Finn
5 de diciembre, 2022
Taylor está tarareando junto a mí, se le ha pegado una canción coreana y no puedo negar que la melodía es contagiosa porque acabo siguiéndolo. Se ríe y yo niego con la cabeza. Paseo la mirada por el área, se supone que estamos en zona segura, pero no está de más asegurarme de que no hay ningún intruso que quiera acercarse a Adara.
—Iré a hacer una ronda por allá —le señalo con la cabeza, él asiente.
Me enrumbo a donde me parece haber notado movimiento. Avanzo a paso seguro, pero algo acelerado y me convenzo de que no me he equivocado cuando hallo a uno de los tipos que se hacen llamar periodistas. Si no recuerdo mal, este es del canal de Connan, ese hombre no me agrada, a Adara menos.
No sé cómo carajos se ha colado, pero menos mal lo he encontrado. Lo tomo del brazo para asegurarme de que no se escape y llamo por el radio a Taylor que no tarda en llegar.
—Retenlo —le pido—. Voy a revisar esto.
Le quito la cámara y tiene fotos de Ada, muchas. No me arriesgo a que se queden por ahí y voy a por la memoria del aparato. Me importa poco si tiene de otras personas, está invadiendo privacidad ajena y no le conviene reprocharme nada. Sabe que está en propiedad privada.
—¿No hay más, verdad? —indago con seriedad.
Mientras se decide a responderme le envío un mensaje a Benjamin para que nos encuentre aquí. Quizá haya algún modo de advertirle a Connan que no queremos ver a sus reporteros por aquí otra vez.
» Tengo muy buena memoria —advierto—. No quieres encontrarme de mal humor, así que habla, imbécil.
Intenta hacerse el valiente, pero avanzo, haciéndolo consciente de que soy más grande que él. Vuelve a empequeñecerse al lado de Taylor, que también le saca un par de cabezas.
Me entrega un par de memorias que cargaba en el bolsillo. Asiento y las guardo. Llega Benjamin y lo dejo con Taylor y el reportero, me encargo de eliminar de su poder todo lo que contenga hasta la más mínima parte del cuerpo de mi jefa. Me joden todos ellos, me jode saber que no es solo Ada quien está expuesta, me enfada demasiado que se involucren en temas que no les conciernen.
Lexie, me jode que la hayan agarrado de punto ahora. Que su nombre sea pronunciado, no para celebrar su talento, sino para reprocharle cosas que no puede controlar, como la estupidez de su mamá.
Dejo en un lugar seguro la evidencia, no puedo romper nada, si Benjamin va a presentar alguna queja necesitará esto.
Ada se cruza en mi camino y entrecierra los ojos hacia mí. Es pequeñita, no me llega ni al hombro, pero no me atrevo a molestarla demasiado porque sé que me puede echar abajo sin mucho trabajo.
—¿Qué sucede? —indaga.
—Nada, ¿por?
Está grabando, no quiero perturbarla con lo del imbécil que se metió a las instalaciones.
—Luces sospechoso —me dice sin rodeos—. Dime que sucede, vi a Benjamin salir apresurado de la sala.
—Nada —repito.
—Vale.
El que entrecierra los ojos esta vez soy yo, es raro que ceda tan rápido. Se dirige a la salida y me interpongo.
—¿A dónde vas?
—A caminar —responde sencilla.
—¿Por ahí?
Asiente.
—Si no sucede nada, no veo inconveniente con que camine "por ahí".
Es astuta.
Me mira victoriosa, porque me he vendido solo. Resoplo y ella sonríe.
—Se coló un paparazzi, pero lo tenemos controlado.
—Ah, menudos imbéciles —rueda los ojos—. Y eso que las aguas están calmas por aquí.
Asiento.
» ¿Has hablado con Lexie?
—Por la mañana, antes de que fuera a rodar —respondo.
—Vale —asiente y luego ladea un poco el rostro, evaluándome—. ¿Tú no tenías libre hoy?
—Tenía —confirmo—. Estoy acumulando días libres, quiero viajar a verla.
Sonríe cómplice.
—¡Ay, el amor! —suspira.
Resoplo.
—No se lo vayas a decir —le pido.
—Por supuesto que no, quién me crees —se ofende.
La observo y abre la boca indignada.
» Soy chismosa, pero no le arruinaría la sorpresa a mi amiga —se defiende.
Me rio.
—Vale, solo lo decía por si acaso.
—Sí, sí, claro —le resta importancia—. Me alegra que vayas a verla, a veces me cuesta desentrañarla para ver si realmente está bien o si está volviendo a esconderse de mí. Es bueno que te tenga.
—Ella te adora.
—Y yo a ella, créeme —me sonríe nostálgica—. Cuídala mucho, Finn. Te patearé el trasero si no.
Sonrío.
—Que conste que lo hago porque me importa y no por miedo a que me patees el trasero.
Se ríe.
—Eso me consuela más incluso —la llaman y ella voltea—. Debo volver.
Asiento y veo como camina en dirección contraria, se detiene y vuelve a mirarme.
» Gracias, Finn.
Niego.
—No puedes agradecerme por quererla, Ada.
Sonríe y continúa su camino.
Saboreo las palabras que dije, lo hice sin pensar, pero son tan ciertas que no siento el más mínimo sentido de arrepentimiento. La quiero, lo hago de verdad y presiento que se lo he estado diciendo con cada "me importas" que le he confesado. Sigo sin querer presionarla, menos aún ahora que estamos separados, sin poder compartir espacios en común.
Giro para volver por donde vine, mantengo a Lexie impregnada en mi cerebro. Imagino su sonrisa cuando consiga los días libres por los cuales he estado trabajando de más, ansío poder sostenerla entre mis brazos otra vez, sentir sus labios sobre los míos, su piel bajo la yema de mis dedos, su corazón palpitando con fuerza y los suspiros traicioneros que libera cada que la beso.
7 de diciembre, 2022
Aprovecho mi almuerzo para llamar a mamá, Minerva me escribió por la mañana alegando que Daniela Dolcetti había estado quejándose con respecto a mí olvidándome de ella. Ahí es cuando noto a quien le sacó Cristina ese lado dramático. Responde al tercer tono, justo cuando me meto un bocado de comida.
—¡Finn! —me sonríe, saludo con la mano, debo acabar de masticar—. ¡Ay, amor, te eché tanto de menos!
Trago y bebo un poco de agua para poder responderle.
—Mami, hemos hablado hace dos días —le recuerdo.
—¡Antes me llamabas a diario!
Sonrío.
—Vale, perdona —cedo—. ¿Cómo estás?
Me cuenta lo que ha hecho durante toda la mañana, me pone al día de los últimos chismes en la casa que se traducen a mi hermano saliendo por las noches, ella cree que tiene alguna novia y no se lo ha dicho aún. Me interroga, pero no tengo nada para decirle porque la verdad es que no he hablado mucho con Enzo.
—De verdad, mamá —insisto—. No sé nada.
—Ah claro, igual que Cristina.
Se cruza de brazos.
—Si quieres obtener información, deberías ir con Minnie —le aconsejo—. Enzo es más cercano con ella que con nosotros.
—A tu hermana la interrogo más tarde —concede—. Quería probar contigo primero. Dime en qué momento mis niños crecieron, Finn.
Se enjuga lágrimas falsas. Y me sonríe. Vale, ahora sí que va a interrogarme.
»¿Cómo está Lexie, cariño? Vi esas horribles declaraciones en la tele y no me imagino lo mal que ha de estar sintiéndose.
—Está manejándolo —respondo—. Es horrible tenerla tan lejos cuando quiero estar ahí para apoyarla cuando sus días no sean tan buenos.
—Ay, amor —me regala una sonrisa nostálgica—. Ahora lo que más necesita son abrazos, está allá con su mejor amigo, ¿verdad? Creo que me lo comentaste.
Asiento.
» No está sola, que eso te consuele. No es una situación fácil, menos cuando se está lejos, pero Lexie se ve fuerte, Finn; no la conozco, pero siento que es de quienes aceptan los golpes, los sufren y sigue adelante.
Sonrío. No era así, no cuando la conocí, pero ahora está empezando a adoptar ese patrón, se está permitiendo sentir el dolor para darle paso al sosiego.
—Viajaré la próxima semana a verla —le cuento, es la primera persona que lo sabe.
—¡Eso es genial! Le alegrará mucho verte, ¿pasarás fiestas con ella? Lo entendemos perfectamente, ¿vale? No sientas presión ni nada, cariño. Ella te necesita más que nosotros.
—Aún no está decidido, te avisaré cualquier cambio —respondo.
Sigo comiendo y ella me repite que no hay inconveniente si me quedo junto a Lexie en navidad, lo agradezco, aunque no me preocupaba demasiado eso, conozco a mi familia, sé que cuando hay un problema no nos damos la espalda. Mamá planta el semblante serio en cuanto se propone aconsejarme sobre cómo es que debo tratar a Lexie ahora; me enternece la dulzura que usa para referirse a ella, como si fuese Minnie o Cris.
—No preguntes demasiado —sentencia—. Sé que eres curioso, pero no creo que le apetezca ser parte de un interrogatorio.
—Lo sé, mami —vuelvo a repetir—. Gracias.
—No es nada, cariño —me envía un beso—. No me olvides, ¿vale? Eres mi niñito, te amo. Te dejo seguir almorzando, salúdame a Lexie, dile que le envío un abrazo y muchos cariños.
—Lo haré —le devuelvo el beso.
La pantalla me anuncia que la llamada ha terminado, mi plato yace vacío frente a mí. También he acabado mi comida. Me pongo de pie para volver al área donde debo estar, durante el trayecto llamo a Alex para avisarle de mi viaje y pedirle que me guarde el secreto. Es una cuenta regresiva, cada hora que transcurre es una menos para poder ver a mi Estrellita de cerca otra vez.
12 de diciembre, 2022
—¡Finn!
Levanto la vista y me encuentro a Adara levantando la mano, me llama, es por ello que me pongo de pie para ir a donde ella está.
—¿Qué sucede?
—¿Has hablado con Lexie? No responde mis llamadas y le envié mensajes desde temprano, tampoco los ha abierto.
Frunzo el ceño.
—Hablé con ella temprano —respondo—. A las siete, creo. Ella me llamó.
—¿No has visto el reportaje, verdad? Joder.
Saca su teléfono y aguardo por el video mientras el corazón me palpita apresurado. Es su mamá otra vez, si Lexie no lo ha visto, apuesto a que los paparazzi ya se lo hicieron saber.
» No comprendo cómo es que esa mujer puede soportar cargar con tanto veneno dentro. Mi nena no lo merece.
—Intentaré llamarle, te aviso si obtengo respuesta.
—Vale —asiente—. Debo volver y Finn, si no te contesta, puedes tomarte estos días libres, ella te necesita más que yo. Apenas salgo de aquí, puedo quedarme encerrada si hace falta, pero ve con Lexie.
—Benjamin...
—Yo me encargo de él y de Nick, no te preocupes. Cambia ese boleto para que salgas cuanto antes.
Asiento. La veo irse y tomo mi teléfono para llamar a Lexie. Las palabras de su mamá se repiten en mi mente, es injusto, totalmente injusto que siga teniendo licencia para herirla.
—Hola —mis pulmones de llenan de aire cuando su vocecita se cuela en mis oídos.
—Lex...
—Ya lo sé —escucho su respiración entrecortada—. "Una joven con tanto libertinaje y con una vida social tan abierta no podría ser mi hija, solo hace falta sentido común para darse cuenta de ello; por favor, soy una dama, no criaría a una libertina".
Lo cita, que lo cite quiere decir que lo ha escuchado las veces necesarias para que su memoria haya conservado las palabras.
Maldigo entre dientes y las manos me pican cuando la escucho sollozar.
» Debería guardar silencio —susurra—. Debería abstenerse de declarar. Y yo debería dejar de tomarle importancia a lo que dice.
—Amor...
—Está bien —asegura llorosa—. Está doliendo, es por eso que lloro, Finn. Está doliendo mucho, pero es bueno, porque lo estoy sintiendo.
—Vales mucho, amor —le recalco—. Vales muchísimo, Lexie. Ella no te merece.
—Valgo mucho —musita—. ¿Tú me quieres, Finn?
—Joder, claro que sí, Lex. Te quiero, te quiero, te quiero. Más de lo que imaginas, más de lo que tu mente cree.
—¿No es lástima? —pregunta bajito.
Una mierda, esa mujer la está envenenando otra vez, pero agradezco que me lo diga, que no se lo guarde cómo hizo antes. Prefiero que me pregunte una y mil veces lo mismo a perderla otra vez por las inseguridades que le crea quien más debería amarla.
—Lástima siento por ella, Lexie —aseguro—. Es penoso que se pierda de tenerte por ideas arcaicas. Yo te quiero, con todo lo que eres, amor. Estoy contigo cuando lloras, pero también lo estoy cuando ríes hasta que te duele la panza, porque no sería justo que me largue cuando más me necesitas a tu lado. No es lástima, es cariño y eso ella no va a comprenderlo nunca, es incapaz de hacerlo, no conoce lo que es el cariño y el que te importe tanto alguien como para preocuparte de que reciba la menor cantidad de daños posible.
Solloza en mi oído y las lágrimas se acumulan también en mis ojos.
—Te quiero, Finn —susurra con la voz rota—. Te quiero de verdad.
Es la primera vez que lo dice, la primera vez que su dulce vocecita me complace diciendo algo que ya sabía, pero que resulta hermoso de escuchar. Solo desearía que no se encontrara tan triste al hacerlo.
—Yo te quiero a ti, amor —respondo.
—Te quiero y me importas —aclara.
Le pido que cierre los ojos, que se abrace a si misma e imagine que yo lo estoy haciendo también. Canto bajito para ella, lo hago hasta que los sollozos cesan, hasta que su voz, más clara me vuelve a hablar.
—Me has salvado, Finn —deja salir—. Me has salvado en más de una ocasión.
—Lex...
—Es cierto —me corta—. Cada vez que me hundo, eres quien me saca a flote otra vez.
—Te doy la mano, Lexie, solo eso —le aclaro—. Eres tú quien tiene la disposición de volver a la superficie, no te quites méritos, amor.
—Pero...
—Amor, estoy convencido de que, si tú no quisieras, aunque sea un poquito, me habría sido imposible sacarte a flote. Eres tú, Lexie. Tú te has salvado, eres tu heroína —le recalco palabra por palabra—. Te he ayudado, sí; te he abrazado cuando lo has necesitado, por supuesto, lo seguiré haciendo siempre que me lo permitas, pero es todo. Toda ayuda tiene límites, no habría podido hacerlo si tú no lo hubieras querido así.
» Debes reconocerte esos méritos, por más pequeños que sean, porque son tuyos, por completo.
—Es difícil.
—Lo sé —suspiro—. Pero poco a poco, ¿de acuerdo? No me des los créditos de tu lucha, amor.
—Te quiero.
—Es bueno saberlo —sonrío—, porque yo te quiero a ti también.
Suelta una risa bajita y el mero rumor me alegra. Es mínimo, pero constituye un avance y todo avance es bueno. Me dice que se siente mejor, al menos por ahora, yo le pido que me cuente sobre el rodaje, sé que está disfrutándolo y hablar sobre ello va a distraerla. Me detalla todo, desde su maquillaje hasta los paisajes donde está grabando. Conforme me narra sus anécdotas, su voz va aclarándose, percibo como va saliendo de la sombra, para posarse bajo el sol otra vez. Se llena de luz, recupera su resplandor y brilla... lo hace luego de haber oscilado en la oscuridad y eso me regala otro motivo para admirarla más de lo que ya lo hago.
_________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Buenassssssssssssss <3 unito más no hace daño.
Es que amo mucho a Finn y Lexie <3
Abrazosss, cuídense mucho, las amo<3
PD: el cap 38 tiene 6705 palabras, lo quieren completo? o lo divido en dos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro