CAPÍTULO 17
Para que nadie se entere, voy a fingir con mi mirada y mi sonrisa enamorada, será una cosa de los dos - Morat
8 de abril, 2022
Durante la última semana mis días libres se han resumido a cero. No he tenido descanso, despedí a Finn el día siguiente a mi cumpleaños y enrumbé al estudio de grabación, he dormido ahí incluso algunas noches, porque había mañanas en las que el horario era muy temprano así que prefería quedarme en el camerino. Diego se encuentra sentado junto a mí, atragantándose con la comida que pedimos para almorzar, sonrío, hay apuro, pero no tanto.
—Vas a ahogarte —le advierto—. Nos quedan veinte minutos aún, exagerado.
Me meto otro bocado de papas fritas con ensalada y pico un poco de pollo mientras él continúa en su misión de acabar en tiempo récord su plato. Disfruto mi almuerzo, así como he intentado hacerlo con mis últimos días en este proyecto, creo que ha funcionado. Debo admitir que soltar ese día con Finn ha sido liberador, siento como si un peso invisible se hubiese elevado, camino más liviana, ya no tardo tanto en dormir y, gracias al cielo, Catalina no ha llamado para interrumpir mi tranquilidad. Después de que termine este receso grabaré mi escena final y, si todo sale bien, estaré volviendo a Nueva York mañana, Alex me ofreció un par de días libres aquí, para descansar, pero prefiero hacerlo en mi cama, junto a quienes quiero.
Diego se limpia las comisuras de los labios y se palmea el abdomen, está satisfecho con su comida, al parecer. Yo aún no termino, así que me espera mientras acabo con lo poco que le resta a mi plato.
—¿Lista para un último resplandor aquí?
Sonrío. Y reúno toda la basura para desecharla junta, no quiero dejar nada sucio aquí.
—Estoy lista para acabar esto e irme a descansar aunque sea un par de semanas —respondo.
—Me encanta ese entusiasmo —ríe sarcástico—. Anda, vamos.
Me ayuda con una parte de la basura y salimos, en el camino me cuenta rápido que él se quedará un par de días más, luego volverá a Miami y se tomará un mes antes de volver al ruedo. Creo que tiene ya un par de películas a la espera de ser grabadas. Hablar de eso me recuerda que también tengo un proyecto en espera, no había pensado en ello desde que me confirmaron el papel de Hannah. Es una película de romance, una adaptación de un libro que leí hace años, no lo pensé dos veces cuando audicioné, me encontraba en un momento diferente, con ánimos distintos y con la confianza un poco por encima de donde está ahora. Si no recuerdo mal, este rodaje iniciará en noviembre, probablemente me llamen en estas semanas para algún casting de los personajes secundarios o incluso de mi co-protagonista, aún no sé quién sea, o quizá ya lo eligieron y Alex no me lo comunicó. En fin, ya se sabrá.
Ensayo la última escena con Diego, intercambiamos diálogos, nos supervisan, cuando nos dan el visto bueno nos preparamos para grabarla. Me dan un retoque de maquillaje, unos cuantos arreglos a mi cabello y ya estoy lista. Espero a que las cámaras se ubiquen y a que todos los encargados ocupen sus lugares, ansío escuchar el "¡Acción!" y, apenas se hace oír, doy rienda suelta a una versión mejorada de lo que practiqué. Diego me sigue, responde, interpreta su papel a la perfección y me arriesgo a apostar que será una sola toma. Mis ojos liberan lágrimas de cocodrilo, sus brazos me acogen, me aferro a su camiseta y él me repite que todo estará bien. Hago que mis piernas pierdan estabilidad, caigo, él cae conmigo. La cámara se acerca con lentitud y... ¡Corte!
Los aplausos se hacen notorios, percibo la piel húmeda por mis lágrimas y Diego me recibe con una sonrisa.
—Joder, eres alucinante, Lexie —me guiña un ojo y se pone de pie para ayudarme a hacerlo también.
Luego todo transcurre en cámara rápida, los abrazos, los halagos que alimentan un poco mi ego y mentiría si digo que no cobijan mi confianza, porque lo hacen. Porque quizá yo he dejado de creer en mí con tanto fervor, pero quienes me rodean siguen haciéndolo.
Me despido de Diego, que es a quien más echaré de menos de este proyecto, tal vez no sea un amigo incondicional, pero al menos sé que podré contar con él si en algún momento necesito compañía o reír un poco, la mayor parte de mis conocidos se resumen en eso. Le doy un último abrazo antes de salir junto a Alex. Dentro del estudio todo continúa luego de que me voy, a Diego le quedan un par de escenas antes de que oficialmente se termine todo.
—¿Quieres viajar hoy? ¿O prefieres que postergue el vuelo para mañana?
—¿Compraste boleto?
Asiente.
—Pensé que quizá querrías poder elegir.
Sonrío y abrazo su torso.
—Eres el mejor, ¿te lo he dicho?
Ríe.
—Un par de veces, no vendría mal que lo hicieras más seguido.
—Eres el mejor —repito—. Ahora vamos por las maletas, me apetece dormir en mi cama hoy.
Camina junto a mí, Batman abre la puerta del vehículo y yo me inclino en una reverencia que lo hace sonreír. Me informan que tenemos 4 horas antes de que el vuelo salga, llegaré a Nueva York casi a medianoche, pero de igual modo, me inclino por esa opción. Alisto mis valijas con prisa, meto todo dentro e intento no olvidar nada, en mi bolso de mano guardo los libros que compré. Hace unos días envié mi cuadro y los ejemplares que me regaló Adara, no quise arriesgarme a arruinarlos.
Calculo mentalmente mi tiempo y salgo con el tiempo exacto para llegar puntual al aeropuerto. Alex pone los ojos en blanco cuando lo apuro, aún estamos a tiempo, pero prefiero llegar antes.
Logro respirar cuando estamos en el avión, sonrío para un par de fotos en la fila de ingreso antes de que me ajuste el cinturón. Le envío mensajes a Ada y Finn informándoles que ya estoy regresando.
Ada: Va, te espero despierta, Lex. ¿Si comiste? Lois se está ofreciendo a cocinar. Pd: yo no desaprovecharía la oferta.
Sonrío.
Lexie: La tomo, no me molestaría una cena gourmet preparada por el bombón londinense.
Finn no contesta, no espero una respuesta porque el sueño me gana e incluso el libro que planeaba leer durante el vuelo es rechazado por Morfeo que me secuestra durante las dos horas que dura el viaje.
19 de abril, 2022
Siempre que voy a sexshops, lo hago sola, es mi primera vez yendo con una amiga y que maravilla de experiencia, muchísimo mejor si tenemos paparazzi detrás de las lunas enfocándonos en todo momento. Una idea traviesa se cruza por mi mente y dirijo mi mano a la cadera de Ada para darle un ligero pellizcón a su nalga mientras me inclino para besar su mejilla, pero ella se sobresalta y termino dejando un pico en la comisura de su labio.
—Vale, se supone que sería en la mejilla —sonrío—, pero míralos ¡joder! se están volviendo locos.
Adara voltea y me causa gracia como se empujan entre ellos para obtener una mejor toma, esta vez soy quien salta cuando mi amiga nalguea mi trasero, ambas reímos y volvemos a prestarle atención a la vendedora que nos asesora en la pequeña sorpresa que quiere darle la rubia a su novio. Cuando terminamos su pedido, voy a repasar las novedades, últimamente ni tiempo he tenido para checar siquiera las paginas online, sí que hay novedades. Me decido por un par de juguetes que no tengo y parecen prometedores, siempre es bueno innovar en este aspecto.
Volvemos a casa y escondemos todo dentro de mi habitación para que Lois no vea nada, horas después llega y me animo a cocinar algo mientras los tórtolos están en el gimnasio del departamento, Ada intentó que yo hiciera algo de ejercicio y falló en el intento. Solo sirvo para correr y tampoco es que tenga mucha resistencia.
Frio papas, pongo el pollo a la plancha y preparo ensalada, esto no se compara en nada con la comida de Lois, pero al menos tiene buen sabor. Los llamo cuando todo está listo y nos sentamos a comer.
—¿Qué tal estuvo el trabajo hoy? —le pregunto a mi amigo.
—Agotador, hay un par de casos nuevos y la lectura de expedientes cansa los ojos, pero de igual modo intento disfrutarlo —responde.
Comentamos sobre el nuevo trabajo que consiguió su hermano en el mismo proyecto para el cual actuará Adara, reímos con algunas anécdotas y me sorprendo cuando noto que hoy he tenido más sonrisas que lágrimas, aunque desde que llegué mis momentos a solas no han sido los suficientes como para lamentarme mucho. Evito pensar en ello, me concentro en la bonita sensación de confianza y cariño que me envuelve junto a las dos personas que me acompañan. Ada sonríe con los ojos iluminados cuando nos cuenta más sobre esa película de fantasía que grabará, yo sonrío viéndola tan feliz y me enternece contemplar como su novio la ve, hay tanto amor en su mirada, admiración, orgullo y ¡joder! ella lo merece, ambos se merecen.
Lo evito, pero en algún momento no puedo evitar preguntarme si alguna vez me miraron así, con todo ese cariño, ese grito silencioso de ¡Eres asombrosa, te adoro! No sé si John lo hizo alguna vez conmigo, no sé tampoco si habrá llegado a sentirse orgulloso de estar conmigo, me cuesta creer que lo haya hecho y duele, porque yo sí lo hice con él.
21 de abril, 2022
Ayer fue el cumpleaños de una modelo que conocí hace un par de años en una sesión de fotos y me invitó a su fiesta, quise ir con Ada, pero ella prefirió quedarse aquí, así que fui sola. Todo se salió un poquito de control, bebí un poquito de más y aquí estoy con resaca y pensamientos intrusivos que no había tenido desde hace días, no los echaba de menos.
Catalina da vueltas en mi mente embriagada aún por el alcohol que ingerí anoche, maldito cerebro.
Escucho bullicio fuera, debe ser Adara alistándose para salir a correr. No estoy sobria, lo sé porque no pienso dos veces antes de marcar el número de Finn que tarda un par de tonos en contestar.
—¿Lex? —indaga somnoliento.
—Jo, te desperté —arrastro las palabras y rio—. Perdón, adiós.
Cuelgo, pero él vuelve a llamar.
—Lexie —advierte, ya despertó.
—Estoy un poquitín ebria —rio.
—Y yo un poquitín cerca, quédate donde estás, no vayas a caerte.
—Cómo ordene, capitán.
Me tiro sobre el colchón e intento dormir, así dejo de darle trabajo a mi amigo, pero no lo logro, por el contrario, el embrollo de recuerdos desagradables se une frente a mí al punto de tenerme lloriqueando en silencio. Porque ajá, incluso estando ebria, evito que Adara se entere de que me encuentro mal, como muy mal.
Escucho la puerta abriéndose, por supuesto es Finn.
—Hey —saluda.
—Hey —palmeo a mi lado, él se recuesta—. Lamento despertarte.
—No es nada, llevo durmiendo desde temprano, no te sentí llegar. Hoy no me toca salir a correr con Ada, irán Taylor e Ivar.
—Vale.
—¿Cómo estás, Lex?
Es una pregunta algo estúpida, pero me gusta mucho, porque incluso sabiendo que mi respuesta es "mal" me da la libertad de elegir cómo quiero decírselo y con Finn siempre soy transparente.
—Hecha mierda —rio.
—¿Qué pensamiento debemos liquidar hoy?
—Catalina me escribió ayer —respondo y sorbo por la nariz—. Se cree con el derecho de juzgar mis amistades y se la ha agarrado con Ada, lo que ha desencadenado palabras que no quiero recordar, pero no eran agradables.
—¿Volviste a bloquearla? —asiento—. Intenta hacerlo durar, Lex.
—Esa es la misión —estiro mi mano, queriendo tocar el techo, el día empieza a alumbrar y me permite ver que no voy a conseguirlo así que vuelvo a bajarla—. ¿Te conté que Alex seleccionó a algunos terapeutas?
—No lo hiciste.
—Vale, pues tengo una lista —suspiro—. Necesito un porqué, Finn —me giro a mirarlo—. No encuentro mi porqué, ¿Cuál fue tu porqué?
Suspira, voltea a mirarme también.
—Quería dejar de dudar de mí mismo —se mantiene callado—. Quería perder el miedo a amar y ser amado otra vez.
—¿Fue por amor, entonces?
Asiente.
Me hace un resumen breve de lo que sucedió, de cómo se sintió, es admirable la madurez con la cual narra todo, porque parece no guardarle rencor a quien lo lastimó, pero de igual modo me aclara que no se cree capaz de volver a entablar una amistad con ella.
—Entré a terapia desconfiado, Lex —me dice—. No era una sensación que conociera, no estaba familiarizado con ella y no supe manejarlo, así que decidí ir con alguien que tomara mi mano y me guiara en el camino que me llevaría a encontrarme otra vez. Y lo hice, no fue fácil, creo que ningún proceso lo es, pero vale la pena, de verdad lo hace.
Atrapa mi mano, una parte remota de mí quiere quitarla, pero la ebriedad me lo impide y dejo que la acaricie con suavidad.
»Busca tu porqué, Lex. Indaga en ti misma y hazlo.
Asiento y despacio encuentro la fuerza para alejar mi mano, no quiero disfrutar demasiado de la sensación. Él parece no darle mucha importancia, se levanta un poco y me cubre con una manta.
—Ahora duerme, necesitas recuperar energía —me sonríe.
Cierro los ojos e intento desconectar, no lo consigo y se lo digo.
—Inténtalo otra vez, anda, cierra los ojos, Lex —insiste.
Esta vez empieza a cantar una canción, su voz es grave, pero suave y consigue servir de escudo para los pensamientos que intentan llegar y se desvían cuando se encuentran con la melodía que Finn tararea para mí. Entonces me escapo, huyo de la tierra de los mortales para sumirme en un sueño extraño que me incluye en un concierto, donde el cantante sin rostro me dedica su tema más hermoso.
Finn
Mi turno terminó a las ocho, vine directo, Taylor se desvió y recién aparece en el umbral de la puerta. Tengo la música a volumen regular, no quiero molestar a los vecinos, pero es lo suficientemente alta como para que él enarque una ceja. Taylor es de Texas, no habla español, pero sabe reconocerlo.
—¿Y eso? Es esa banda que te gusta, ¿verdad? —indaga.
Asiento y le ofrezco un vaso de tequila, él entrecierra los ojos y se acerca a tomarlo.
—Finn Dolcetti, ¿Qué carajos te sucede? —da un sorbo—. Joder, esto está fuerte.
Posa la mano en mi frente, no sé qué quiere comprobar.
—Necesitaba algo fuerte, solo he bebido este vaso. No es gran cosa.
Se sienta junto a mí y se queda mirándome.
—¿Hay problemas en Italia? ¿Todo bien con la nonna?
—Todo está excelente. Salud. —Acerco mi vaso al suyo y escucho el tintinear de los cristales al chocar.
Es Lexie. Lexie Jones es la razón por la cual me encuentro bebiendo un vaso de tequila puro. Es ella y la manera en cómo mi corazón late cuando está cerca, con lo inevitable que es acercármele...
Suspiro.
—Finn, hablo en serio, has estado muy distraído en las últimas semanas —me repara curioso—. ¿No será que andas de enamorado por ahí y no me lo has contado?
—Nada de eso —vuelvo a chocar mi vaso con el suyo, bebo otro trago.
No la culpo, no puedo hacerlo. Sé que no lo hace con intención y es que no requiere de intención para atraparme, eso es lo preocupante; no por mí, si la decisión fuera únicamente mía, ya me encontraría junto a ella, arriesgándome a intentar algo y deseando que funcione. Pero no soy yo el único que tiene voz en esto. Una relación es tema de dos y temo saber que la otra parte involucrada no tiene el mismo interés.
Termino de beber lo que queda de mi vaso, me prometí que no sería más que uno y voy a cumplirlo. Dejo el envase sobre la mesita de centro y me dejo caer hacia atrás. Las canciones de Morat siguen sonando, esta vez es "Para que nadie se entere" y ¡joder!
—Esa canción está muy deprimente, Finn —me reprende Taylor—. No seas imbécil, dime ya que te sucede, llamaré a Cristina.
La última amenaza me hace regresar con él y mirarlo molesto. Cris es capaz de tomar un vuelo para venir a verme y cerciorarse de que estoy bien.
—Me gusta alguien —suspiro derrotado. Admitirlo en voz alta es peor.
—Ya... ¿alguien?
—No te diré nombres, que te baste con que es alguien que no me corresponde.
—¿Carla?
—Taylor, basta y no, no es Carla.
Intenta seguir tanteando y yo me pongo de pie, no quiero que me haga revelarle que quien ocupa mi mente es la compañera de piso de nuestra jefa. Le deseo buenas noches, apago el equipo de música y me retiro a mi habitación. Me apetece liberar en el piano, pero es tarde y no puedo hacer mucho ruido. Suspiro derrotado y me dejo caer en la cama.
No sé cuánto más aguante, quiero ir y decirle que me dé una oportunidad para siquiera tratar de cruzar esos muros. Me armaría de valor, enfrentaría cuanto demonio se cruzara en mi camino y la tomaría de la mano para hacerle frente a cada pesar que la abruma. Tengo la sensación de que Lexie no se siente merecedora de cariño, de protección, de respaldo y juro que odio a quienes le crearon esas inseguridades, quiero verla ser feliz, porque los pocos momentos en los que ha sonreído de verdad han sido los más hermosos que he podido compartir con ella. Y quiero más, quiero ayudarla a obtener más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro