CAPÍTULO 14
If I could go back and change the past, be a little braver than I had and bet against the odds, would I still be lost?
5 de marzo, 2022
Está siendo un día de mierda. No voy a mentir.
En primer lugar, el rostro de Kiara ha estado rondando por internet, los medios la han pixeleado debido a que es menor de edad, pero la gente en redes sociales no tiene ese respeto. Por otro lado, Ada sigue sin despertar, su hermana tampoco lo ha hecho, así que seguimos en vilo. Kia no requirió ninguna intervención médica, solo van a tratar el bajo peso con alimentación balanceada y, por supuesto, tendrá la terapia psicológica necesaria. Adara sí entró a cirugía por el corte en la cabeza que resultó del golpe que le propinó Billy, hicieron todos los exámenes pertinentes y hasta ahora no han hallado nada grave. Por último, siento que algo se ha roto con Finn y me aterra solo pensar que la bonita amistad que hemos formado se joda por un maldito impulso que tuve; ni siquiera sé por qué lo hice, solo... estaba ahí, cuidando de mí y supongo que fue un momento de debilidad en el cual quise sentir algo más, pero joder, no tenía que hacerlo con él.
—¿Nada nuevo? —giro ante la voz de Lois que se deja caer junto a mí.
Lo envié a comer algo a la cafetería, solo aceptó porque le dije que Sarah, la mamá de mi amiga, también lo necesitaba. Fue como matar dos pájaros de un solo tiro, ambos terminaron yendo a almorzar.
—Sigue dormida. ¿Dónde está Sarah? —indago.
—En la habitación de Kiara, sabe que tenemos a Ada cubierta.
Asiento y vuelvo a mirar al frente. Debo admitir que duele como la mierda verla tan lastimada, sus pómulos, que solían ser sonrosados, están teñidos por el color de los hematomas. Sus brazos tienen vendajes debido a los cortes que le perforaron la piel. Su cabeza está vendada también, su cabello rubio luce enmarañado y es notable que ha bajado de peso.
Un par de lágrimas se me escapan y mis ojos arden, no he podido conciliar el sueño, no por completo, al menos. Lois me rodea los hombros y me atrae a su pecho.
—Va a despertar —me consuela—, lo hará, Lex.
Vuelvo a asentir.
Joder, la extraño mucho.
6 de marzo, 2022
Han aplicado conmigo la misma táctica que suelo aplicar. Ayer fue Lois, hoy soy yo. A regañadientes como mi almuerzo siendo vigilada por Taylor que se guarda la sonrisa al ver que casi me atraganto con tal de volver arriba.
—Te vas a ahogar —advierte.
Lo miro mal.
—Déjame, estoy resentida porque me mintieron.
Se supone que me encontraría aquí con Sarah, para asegurarme de que ingiriera algo, Taylor fue a quien encontré en su lugar. En parte es lógico, Kiara despertó hace un par de horas, imagino que le subieron la comida para que acompañara a su hija. Para colmo, a mi útero se le antojó sangrar hoy y no traje la copa conmigo así que no me quedó de otra que comprar toallas, no es lo más cómodo del mundo. Sigo comiendo hasta que mi estómago llega a su tope. Taylor se pone de pie.
—Hey, espera —me quejo—. Déjame recuperar el aliento.
—Ada despertó.
Entonces me levanto también y lo dejo atrás porque mis piernas van por sí solas subiendo escalón por escalón hasta dar con el piso que resguarda a mi amiga. Lois está de pie frente a su puerta, detrás tiene a Nick y los demás guardaespaldas, segundos después llega Taylor que me mira mal.
—Eres muy lento —le digo antes de caminar hacia el novio de Adara—. ¿Dónde está? ¿Qué sucedió? ¿Por qué están parados como tontos aquí?
Finn sonríe.
—Calma, fiera —ese es Lois—. Los médicos la llevaron para el chequeo general, pero hablé con ella, todo parece estar bien. Nuestra chica está bien, Lex.
Mis ojos se inundan de lágrimas y el alivio me recorre completa, calmando cada miedo. Avanzo eliminando la distancia y le rodeo el cuello a Lois que me abraza también. Lloro y escucho sus sollozos también. Hemos compartido la angustia, los temores y ahora nuestra persona está bien, es como si un manto de tranquilidad se posara sobre nosotros para eliminar cualquier sentimiento negativo.
Me aparto, ahora sonriente, pero aún con las mejillas húmedas, son lágrimas de felicidad.
—¿A qué hora podremos verla? —todos se encogen de hombros.
—Debemos esperar a que terminen, aún no le hemos avisado a Sarah, queremos esperar a que la traigan, Kiara puede exaltarse —responde Nick.
Asiento, también creo que es lo mejor.
Ingresamos a la habitación y con ayuda de Lois cambio las sábanas de mi amiga, abro las cortinas y cambio el agua de las flores que trajo Sarah ayer. En medio del orden la puerta se abre y mi rubia aparece. Le sonrío, ella lo hace también.
La acomodan en la camilla, me siento cerca de ella para tomar su mano.
—Tonta, me asustaste mucho —le digo y me inclino para besar suavemente su frente.
—Los extrañé —habla con la voz ronca.
Pide ir al baño y es Lois quien la lleva a asearse. Cuando sale pide ver a su hermana, me ofrezco a ir y la pequeña Kiara se exalta, claro que sí. La subimos a la silla de ruedas y salimos junto a Sarah en rumbo a la habitación de Ada.
Me quedo fuera, Lois no tarda en salir también. Queremos darles privacidad, la necesitan; incluso Sarah sale tras saludar a su hija. Kia y Adara merecen un momento a solas, ninguno de nosotros está ni cerca de comprender lo que sucedió ahí dentro, ellas se tienen la una a la otra.
Logro reposar contra el espaldar de asiento, la tensión de mis hombros se ha esfumado. Sarah se sienta junto a mí y me jala a su regazo para abrazarme, nos sonreímos. Puedo respirar en paz por primera vez en semanas y lo agradezco.
Joder, no quiero experimentar esto otra vez, quiero a Billy en prisión, todos lo necesitamos.
9 de marzo, 2022
Bostezo y recuesto la cabeza contra la pared. Estuve con Ada toda la mañana, me pidió que le contara algo que la distrajera, intenté mentir para no deprimirla con mis días malos en Canadá, pero lo notó, quizá estoy perdiendo mi habilidad para pretender un bienestar que no poseo. Usó la excusa de que quiere estar para mí así como yo lo estoy para ella, me recordó a Finn. Al final terminé contándole un poco de lo que sucedió allá, no todo, pero al menos algunos detalles.
Cierro los ojos por unos segundos, ahora que sé que mi amiga está bien, he empezado a preocuparme por Finn. Yo sola boicoteo mi tranquilidad. Él no ha hecho nada malo, sigue siendo igual conmigo, pero a mí me da pavor que algo cambie para mal.
—¿Lexie? —abro los ojos.
—Hola —saludo a la joven mujer que está frente a mí.
—Oh, soy Summer, la psicóloga de Adara —me sonríe y sí, coincide con las características que me dio Ada; son los mismos ojos dulces, la sonrisa comprensiva y el cabello ondulado.
—Un placer —extiendo mi mano que le da un apretón a la suya—. ¿No ingresarás?
Se sienta junto a mí.
—Vi por la puerta que está con Lois, no quiero interrumpir, así que esperaré aquí, si no te incomoda.
Niego.
—Claro que no, nos hacemos compañía —le sonrío.
—Vale, gracias —Deja su bolso a un costado y gira apenas hacia mí—. Imagino que deben haber sido días difíciles.
Asiento.
—La incertidumbre mata —me limito a responder.
—Ciertamente, ya me ha dicho Benjamin que Lois también se ha contactado con su psicólogo, imagino que tú igual, hay cositas que a veces necesitamos dejar salir y solemos tener la idea errónea de que incomodamos a quienes queremos con nuestros problemas, así que acudimos con alguien que pueda manejar eso sin presiones —se señala y sonríe.
Suspiro. Admito que me siento algo tocada por lo que dijo, porque no, no he contactado a ningún psicólogo. No hace falta que diga nada, porque Lois sale y ella entra, se despide de mí con una sonrisa dulce. Su lugar lo ocupa mi amigo, creo que ya puedo llamarlo así.
—A Ada le hará bien hablar con Summer —suelta y me mira—. ¿Es muy tierna, verdad?
Asiento.
»Es muy buena en su trabajo también, Adara siempre vuelve más liviana luego de hablar con ella.
Me asalta una duda que mi lengua no se guarda y solo suelta.
—¿Crees que es indispensable eso de ir a terapia?
Frunce el ceño y se acomoda para responder, todo un intelectual.
—Creo que sin nuestra mente no somos nada, si ella no está funcionando de manera adecuada, entonces debemos ir con alguien que sepa cómo ayudarnos. Es cuestión de mantener el equilibrio, Lex. No estaremos bien siempre, pero las caídas deben ser habladas, curadas, para que no nos impidan volver a llegar a la cima. ¿Por qué la pregunta?
Me encojo de hombros.
—Yo... no sé, no lo sé.
Asiente lento.
—Vale, si en algún momento necesitas conversarlo con alguien, sabes que estoy disponible.
—Lo sé, gracias —vuelvo la mirada al frente.
—Y Lex —lo veo de reojo—. Ellos no nos juzgan, recuérdalo.
Asiento. Las puertas del ascensor se abren dándole paso a Finn e Ivar. Finn. Necesito hablar con él antes de que todo se torne incómodo. Me pongo de pie en cuanto llegan a dónde estamos y le pido unos minutos. Ivar acepta cubrirlo, no hay mucho jaleo después de todo.
—¿Qué sucede, Lex? —inquiere cuando ya nos hemos alejado.
Me retuerzo las manos, él lo nota.
—Quería hablar sobre ese día...
—Quedamos en que todo estaba bien —me recuerda.
—Lo sé, yo solo... tengo miedo.
Arruga el entrecejo y se acerca a mí.
—¿Miedo de que, Lexie?
—De... no sé —nos señalo—. Me gusta tu amistad, no quiero arruinarlo.
Y es cierto. Si lo dejé acercarse fue porque sabía que no tenía intenciones románticas, no me interesaba cambiar mi política de relaciones, sigue sin hacerlo; pero su amistad ha pegado fuerte, me he encariñado con él y no quiero joder todo porque a mis hormonas se les antojó un roce de labios.
Suspira, sí, suspira. Nunca un suspiro me había asustado tanto.
—Adara está bien, Lex —inicia—. Tienes unos días más antes de volver a Canadá, no dejes que esto te quite el sueño, ¿vale? Todo está bien.
—¿Lo prometes?
Se lo piensa.
—Te prometo que si algo cambia te lo haré saber y lo solucionaremos. No creo poder encontrar a otra amiga con un chismometro igual al tuyo.
Sonrío.
—Y así la encontraras, apuesto a que no sería tan genial como yo —bromeo.
Apuesto a que no le daría tantos dolores de cabeza como yo.
Sonríe.
—Nadie es tan genial como tú, Lexie —extiende su brazo hacia mí y no dudo en ir para que me abrace.
Voy a confiar, intentaré cerrar los ojos y dejarme llevar por la corriente, al menos en los días que quedan. Me aferro a la idea de que seguiré teniendo a mi amigo ahí, que así como aseguró: todo estará bien.
10 de marzo, 2022
—Tenemos una semana más, es todo lo que podemos extender los permisos de Diego, Lexie —me informa Alex.
—Vale.
—¿Cómo te sientes al respecto?
Me encojo de hombros.
—Si pudiera evitarlo, lo haría, créeme que sí; pero este es un miedo que no puedo rodear e ignorar, Alex, por más que quiera, es mi trabajo. Ya he estado poniéndole obstáculos, imponiendo pausas, pero solo consigo que el tiempo se extienda. Quiero que acabe.
—¿Segura que no quieres...?
Suspiro, irá otra vez con eso.
—¿De qué me serviría? —lo interrumpo.
—Ellos no solo escuchan, Lexie, van a darte las herramientas para que puedas gestionar mejor tus emociones.
Herramientas.
—Nunca he ido a terapia, Alex y no estoy teniendo buenas experiencias con las primeras veces.
Ahora es él quien suspira, se apresura a tomar mi mano. Nos encontramos en la sala de espera, solo los dos. El ambiente blanco transmite paz, al menos lo hace ahora, antes de que Ada despertara solo me trasmitía vacío, nada agradable.
—Déjame buscar opciones, ¿vale? Te pasaré la lista y escogerás a quien te inspire confianza. ¿Podrías intentarlo?
—¿Va a ayudar?
—Lo hará, pero necesito que seas tú quien elija hacerlo, no lo hagas por mí. Si te estoy insistiendo con esto es porque quiero que tengas esas herramientas, Lex, para ti, es a ti a quien vas a ayudar acudiendo a terapia.
La campanilla del ascensor suena y, qué oportuno, es Finn, viene solo y nos repara curioso. Le digo que Lois está dentro de la habitación junto a mi amiga y que Taylor se encuentra cuidando de Kiara, él solo asiente y se posa frente a la puerta. Intenté calmar el miedo luego de nuestra conversación, lo conseguí por los minutos que duró el abrazo, luego volvió y me ha estado acechando de lejos.
Alex me observa, luego vuelve la mirada a Finn que observa algún punto fijo en la pared.
—Iré por algo de beber —advierte mi manager antes de ponerse de pie.
Me encojo un poco en mi sitio al quedarme sola en el sillón. El aire se siente denso, algo ha cambiado o quizá ya enloquecí porque Finn sigue luciendo relajado, incluso acepta cuando lo invito a ocupar el lugar vacío junto a mí.
—¿Estás molesta con Alex? —indaga, yo niego—. Parecía.
—Quiere que vaya a terapia —explico.
—Y tú no quieres —tantea, esta vez asiento.
—¿Tú has ido alguna vez a terapia, Finn?
Me observa.
—Lo he hecho, sí y estoy planteándome buscar a alguien en Nueva York, incluso si he aprendido a manejar algunas situaciones, creo que quizá me haría bien conversar con un psicólogo.
—¿Cómo es? —inquiero.
—¿Terapia?
—Ajá.
—Bueno, depende supongo, pero casi siempre es un ambiente cálido, acogedor, tu psicólogo o psicóloga te da cabida para que le expliques cómo te sientes, siempre atenta y amable. No hay miradas acusadoras, tampoco respuestas que minimicen cómo te sientes, te dará pañuelos si los necesitas y si lo requieres podría incluso abrazarte.
—Cómo tú.
Sonríe.
—Un prototipo mejorado, creo —alcanza mi mano y la cubre con la suya—. Yo te puedo ayudar en lo que pueda, Lex, pero no cuento con las herramientas que ellos sí, tengo límites, la ayuda de un terapeuta va más allá.
Asiento.
—Voy a pensarlo, no se oye tan aterrador.
No lo hace, pero... sigo cuestionándome ¿para qué? ¿Para qué exponerme a los nervios que me atacan cuando solo lo pienso? ¿Y qué tal si los nervios no disminuyen luego de la primera sesión? Joder, soy un enredo sin solución. Me gustaría cerrar los ojos y no pensar, solo despertar y ver que todo ha mejorado, que vuelvo a ser la misma que era antes de cada golpe que me han encestado. La misma antes de John, antes de que Catalina empezara con sus ataques pasivo-agresivos. Estoy hecha mierda y no sé si un psicólogo será capaz de ayudarme a salir de aquí, lo peor es que darle la oportunidad me aterra también.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro