• Capitulo veinticuatro •
• Apodos cariñosos •
La fuerte nevada que había caído al rededor de la vieja cabaña donde se estaban hospedando les había impedido salir a explorar el bosque que los rodeaba.
Era su última excursión como novios, era la última vez que decidían que nombre poner para el registro y era la la última vez que Chifuyu podría presentarse como Matsuno.
La siguiente salida ya sería un Baji, ya no tendría un anillo de compromiso en el anular porque en dos días sería cambiado por una argolla matrimonial.
Si, habían tomado el riesgo de huir un par de días antes de contraer nupcias pero ¿Qué podría salir mal?
"– Kei. — Con atención dirigió su mirada a la persona que recién salía de la habitación con una pijama en conjunto con la suya— ¿Qué hora es?
– Las diez de la mañana Fuyu ¿Quieres que te haga un té?
– ¿De durazno?
– Si, con dos de azúcar y leche."
Ver la cara de emoción del rubio era un placer visual para él, porque, podía observar como sus ojos brillaban y sus labios formaban una de las sonrisas que tanto adoraba.
Sin mencionar que Chifuyu era precioso.
Podía ver todas sus expresiones durante horas y el agradecería a un ser divino por tener esa oportunidad; se volvería devoto de una religión si eso le permitía seguir disfrutando todo lo que estaba viviendo.
El sonido del televisor lo hizo sonreír, normalmente Matsuno se la podía pasar leyendo todo el día pero en las ocasiones que tenían la oportunidad de compartir un día de películas el de ojos turquesa era el primero en elegir como empezaría.
Podía ser la película romántica de los 80's o podía ser la última entrega de alguna saga de acción y hasta para su sorpresa una película de terror recomendada.
En el momento que el olor a durazno inundó su sentido del olfato, sirvió el té — que era el favorito de Chifuyu—, para después llegar a la sala y ver cómo el menor estaba envuelto en una manta en el sillón.
Con pasos lentos se dirigió al lado vacío del sofá, sentándose y estirando la taza que llevaba para que Chifuyu entrará en calor.
"– ¿Crees que ya descubrieron que no estamos en casa? — Soltó al observar los teléfonos celulares apagados que tenían en la mesa del centro— ¿O nos estarán dando nuestro espacio?
– Creo que madre ya se dió cuenta y a de estar muy enojada. — Contesto con diversión Matsuno al recargar su cabeza en su hombro— Pero luego lo entenderá es la última vez que salimos de imprevisto."
Siempre iba a decir lo mismo, la risa de Chifuyu era su sonido favorito, la expresión que hacía al emitirla entraba en las cosas que más amaba.
Sus mejillas eran envueltas por un suave rubor y sus ojos de cerraban, la sonrisa que le quedaba después de eso era tan preciosa que...
"– Eres demasiado lindo, Fuyu. — Sus neuronas se desconectaron al momento de ver cómo el mencionado se tornaba completamente rojo—Llevamos años juntos pero cada día me gustas más.
– ¿Es como tener un Crush? — Una pequeña risa sarcástica salió de sus labios al entender que el rubio estaba intentando cambiar de tema, como siempre— Tú también eres mi crush.
– Eres bastante malo para evitar ponerte nervioso, bonito."
Vio con tranquilidad la cara de Chifuyu antes de que toda su tez blanca — como la leche—, se tornará roja; pero no contaba con que su rostro se pondría igual.
"– ¿Está avergonzado Baji-san? — La mirada retadora de su prometido lo hizo fruncir el entrecejo, claro que estaba avergonzado nunca había pasado del acortamiento del nombre ajeno— Bueno si eso...
– Tal vez tú te sientes así porque eres precioso, amor. — Si, efectivamente iba con todas las de ganar en esa pelea matutina/vespertina que se estaba sucitando en su viajé— Pero no hay problema, te acostumbrarás.
– Yo estoy perfectamente acostumbrado, cariño. — Golpe bajo a ese punto que había ganado— Pero me encanta que seas tan dulce."
En esos momentos pudo apostar que un marcador imaginario llevaba la cuenta y ciertamente el ángel que tenía como pareja iba ganando.
Sin poder dejarse vencer, decidió contraatacar las veces necesarias pero ciertamente Chifuyu le respondía al instante dejando sin habla.
Pero no había mentira en nada de lo que decía, Matsuno era bonito, precioso, lindo y adorable.
"– Bien señor Baji. — La cara del rubio fue un poema al escucharlo— Te amo, Baji Chifuyu."
Lo último que sintió fue al mencionado sentarse arriba de él mientras se escondía en la curva de su cuello.
Y pudo escuchar — imaginariamente— que el marcador le había sumado Miles de puntos.
Porque claramente Baji Keisuke ganó la batalla.
La vida los odiaba, estaba seguro de ello.
Podía escuchar como Chifuyu hablaba por teléfono con su suegra y observar a sus mininos inquietos.
Era treinta de Diciembre, el sol estaba escondido entre las nubes y podía asegurar que su Goki se encontraba bajo las toneladas de nieve que les impedían salir.
Los nervios lo estaban matando, su tren hacia Shirakawa salía a las cuatro de la tarde para descansar ese día y estar listos para la ceremonia de mañana pero había un pequeño gran problema.
La nevada de la noche fue más intensa de lo que pensaban, había obstruido la puerta de salida y el alrededor de la cabaña estaba cubierto de nieve.
No había salida, de milagro hubo señal para avisar donde se encontraban y ciertamente la comida que tenían les alcanzaría solo para el día siguiente.
Todo estaba completamente mal, y los gritos del rubio le aseguraban que las cosas iban a seguir así.
Pequeños insultos salían rápidamente de su boca, ¿Cómo mierda había sido tan arrebatado?
Bueno era Baji Keisuke y esa era una de sus características, pero si no hubiera rogado por esa última salida en esos momentos ya saldrían rumbo a la estación para luego ir directamente a Shirakawa.
"– Kei, ¿Estás bien? — Su corazón se rompió en pequeños trozos al ver los ojos azules que tanto amaba llenos de lágrimas— ¿Quieres un café?
– Lo siento Fuyu, esto es mi culpa. — Musitó al limpiar las mejillas del rubio— Te insistí tanto y ahora estamos aquí varados.
– ¡Yo también quería venir! ¡No tienes porque decir eso sí ambos lo decidimos!"
Las gotas saladas no dejaban de emprender camino por los mofletes blancos de Matsuno, se sentía completamente culpable al ver la carita de decepción del ojiazul.
No sabía si alguien vendría en las siguientes veinticuatro horas pero estaba seguro que ellos llegarían a su boda cueste lo que cueste.
Así fuera derrapando y con una sudadera gruesa, juraba que el treinta y uno de Diciembre a las quince horas ellos estarían diciendo si aceptó frente a todos sus invitados.
"– Nos voy a sacar de aquí, bebé. — Prometió, abrazando por la cintura al menor para después besar su frente— Mañana te convertirás en Baji Chifuyu, no me importa como.
– Kei...
– Lo prometo Fuyu, aparte, esa es una historia que podremos contar en un futuro."
El suave tintineo de una pequeña risa lo hizo feliz, mientras su mente procesaba aquella loca idea de tirar la nieve a patadas y limpiar el tubo de escape de su motocicleta para poder utilizarla así fuera en la madrugada.
Él los había metido en ese problema pero juraba por lo que más quería que los sacaría intactos.
Entre pequeños susurros dándose ánimos y caricias efímeras, el día paso.
Ambos intentando destrabar la puerta y pensando en que podrían hacer para llegar a tiempo a su más ansiado plan.
Cuando la luna salió y el frío empezaba a ser más fuerte, ambos decidieron parar aquella labor; con un café entre las manos y apoyados en la puerta de roble.
Las pequeñas anécdotas que aún mantenían empezaron a ser dichas, desde la vez que a él lo persiguió una multitud de mujeres o a Chifuyu que en una idea con sus tíos lejanos terminó perdido con una gallina.
Dando las tres de la mañana se quedó solo, Matsuno había ido a dormir al sillón mientras el seguía intentando abrir la puerta con fuerza y patadas.
Siendo las ocho de la mañana, con las piernas adoloridas y el cabello despeinado la puerta cedió y la nieve empezaba a derretirse.
Y treinta minutos después — con su fiel vehículo limpio y sus mininos asegurados— emprendieron caminó para la carretera.
Rogaban llegar al menos con una hora de distancia, porque, en definitiva los matarían.
Porque era treinta y uno de Diciembre y en un par de horas podrían llamarse esposos...
Discúlpenme por la tardanza, hoy me tocó la vacuna del COVID y fue algo demasiado feo.
Tuve temperatura de 40° y hasta hace unos momentos logré estabilizarme.
Mejor para quitar este pésimo día díganme ¿Qué capítulo es su favorito?
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