• Capítulo ocho •
• Baile lento •
El tic tac del reloj había ayudado a que el pequeño tic de su pierna fuera a la par del sonido, los acontecimientos de la noche anterior abrumaban sus recuerdos y la proposición de Keisuke seguía rondando por su cabeza.
"Se mi vice capitán Chifuyu, cuídame como lo prometiste", ciertamente había afirmado vagamente pero cuando estuvo conciente de la situación dudo ser apto para ese lugar.
"– Chifuyu. — Lo llamó, la dulce señora de hebras rojizas y grandes ojos esmeralda al entregarle un libró— A mi hijo le a encantado el libro, gracias por la recomendación.
– ¡Me alegro tanto Yako-san! — Contesto al pasar el pequeño código de barras que demostraba la existencia y presencia de aquel objeto— No pensé que a un niño le gustará tanto las cosas paranormales.
– Si, el es algo complicado. — Murmuró con cierta seriedad la pelirroja— Oh cierto, mañana es tu cumpleaños y quería darte un pequeño detalle, felicidades Chifuyu."
Una pequeña bolsita rosa fue depositada entre sus manos, el listón blanco había un perfecto moño y el dulce olor a galletas emanaba del envoltorio; ciertamente quería pasar la fecha de su cumpleaños por alto, debido a que ningún recuerdo era grato en sus últimos diecisiete días especiales.
"– ¡Gracias Yako-san! ¡Las comeré cuando llegue a casa! — Comentó al alzar su mano en forma de despedida— Espero verla pronto."
La cálida sonrisa de la mujer de ojos bonitos le embriagó el corazón de felicidad mientras abrazaba las galletas a su pecho, era el primer cumpleaños que pasaría alejado de sus padres — específicamente de su progenitor—, y por ello se sentía un poco más que culpable.
Cada diecinueve de Diciembre las peleas eran las mismas, acerca de no llevar a nadie a celebrar o que la administración de sus prioridades era algo inútil; y por ello terminaba llorando en el regazo de la dulce Matsuno Yukiko arrepintiendose de abrir la boca delante de su padre.
No esperaba una celebración ese año, al contrario la biblioteca infantil le había dado el día libre por su cumpleaños y el único plan que tenía era acurrucarse en su cama hasta tarde con Peke J y tal vez Baji.
Ciertamente había una pequeña chispa que empezaba a crecer cada día, después de la primera vez que el azabache se quedará a dormir en su casa, sentía que no podría conciliar el sueño jamás si no era en los brazos ajenos.
Y eso fue un problema al día siguiente que Keisuke regreso a su departamento porque no pudo pegar el ojo en toda la noche; claramente al día siguiente el de cabello largo se dió cuenta y terminaron tomando una siesta a mitad de la película que veían después de que ambos regresarán del trabajo.
Y con esa simple acción se desencadenó que dadas las once de la noche su ventana era abierta y por ahí entraba Baji — algo innecesario porque existia la puerta —.
Realmente decir que estaba aterrado era poco, todo el mundo, suponía que ya eran una pareja por como actuaban frente a ellos pero el hecho de que nunca se haya mencionada algún termino formal le causaba estragos amargos de lo que sería el futuro.
El timbre de su teléfono lo hizo saltar mientras observaba la pantalla del teléfono, la foto de Keisuke sonriendo mientras se acurrucaba contra su palma le aceleraba el corazón y le hacía temblar.
"– Ba... Baji-san. — Balbuceó queriendo darse una ligera bofetada por el nerviosismo—
– Hola, Chifuyu. — Escuchó, haciendo que un escalofrío recorriera todo su cuerpo por el tono coqueto que había percibido— ¿Qué tal el trabajo? ¿Ya comiste?"
El golpeteo de sus dedos hacia que no se perdiera entre todo el abismo de emociones que sentía, escuchar la preocupación al igual que recibir esas llamadas solo hacía que sus sentimientos crecieran; realmente no entendía como alguien podía causarle tantos en tan poco tiempo pero sin duda alguna se sentía afortunado por ello.
"– Todo va muy bien Baji-san, aún no he comido porque mi turno termina en menos de cuarenta minutos e iré a casa a preparar algo de comer. — Explicó jugueteando con la pluma que tenía con él— ¿Y usted?
– Tora paso a la hora de la comida y fuimos a comer, eh Chifuyu.
– Mhm. — Soltó un pequeño sonido de afirmación al revisar que todo se quedará en orden según las devoluciones —
– ¿Qué haremos mañana? — Y ahí estaba la pregunta que no quería contestar pero era necesaria—
– ¿Pue... Puedo ser un poco egoísta?
– ¿Egoísta?
– ¿Podemos quedarnos juntos en, en el departamento? — Preguntó apretando un poco los labios — Se que suena tonto pero, me gustaría que viéramos películas y durmamos hasta tarde.
– Me encantaría. — Mascullo el pelinegro y pudo jurar que estaba sonriendo— Debo irme Chifuyu, nos ¿Nos vemos en la noche?
– Nos vemos en la noche Baji-san. — Susurro antes de decir las últimas dos palabras que siempre salían rápidamente— Lo quiero.
– Hasta la noche, te quiero."
Al termino de esa llamada podía asegurar tres cosas:
- Tenía un sonrojo que todos los integrantes de la biblioteca estaban susurrando de él.
- La felicidad que tenía se podía a notar a distancia.
- Quería a Keisuke, lo quería para compartir la cena y después jugar con Peke J para terminar durmiendo abrazados como las últimas veces.
En definitiva, solo, tal vez ese cumpleaños sería uno bueno.
El golpeteo en la puerta del lugar lo hizo pararse rápidamente del sillón en el que se encontraba leyendo, ciertamente había dejado preparada la cena hace más de una hora para que el curry terminara de sazonar con el mismo calor que albergaba.
Podía observar por la ventana que la noche ya había caído y que la luna estaba en el punto más alto dándole a entender que pasaban de las nueve de la noche.
"– Baji-san. — Mascullo antes de hacerse a un lado y dejar pasar al mencionado— ¿Qué tal el trabajo?
– Bien, perdón por llegar tan tarde pero tuve que pasar por algo. — Explicó con cierto aire nervioso el azabache mientras cerraba la puerta y dejaba una de sus manos escondida tras su espalda— ¿Qué tal tu día?
– Deje acomodado todos los estantes y también termine el registro de devoluciones. — Explico al ingresar por el pasillo — Oh y Yako-san me llevo unas galletas por mi cumpleaños.
– ¿Yako-san?
– Es la mamá de uno de los alumnos de ahí, el pequeño pelirrojo con ojos bonitos, las tengo en la mesa para el té."
Sin escuchar una contestación siguió caminando observando la sala de estar, ciertamente desde que Keisuke había ingresado a su departamento todo el lugar se sentía vacío cuando se iba; sentía los sillones demasiado largos y el comedor vacío sin mencionar su cama que se sentía extremadamente grande.
"– Traje un pastel. — Escucho a sus espaldas— Se que solo seremos nosotros mañana pero no podíamos dejarlo así.
– Con estar juntos es el mejor cumpleaños, Baji-san."
La ligera oleada de calor estaba abrasando su interior, ¿Así se sentía ser querido? Porque era lo más bonito del mundo.
Una mano sobre su hombro lo hizo reaccionar para seguir avanzando, observando la cajita blanca —la cuál había sido ignorada hasta ese momento— que portaba Keisuke en una de sus manos.
La cena transcurrió tranquila, como todas las noches que compartían ese momento entre platicas amenas y pequeñas caricias entre sus manos; para culminar con ligeros coqueteos y expresándose el cariño que sentían.
"– Voy a tomar un baño. — Avisó el pelinegro al abrir su armario y tomar una muda de ropa del primer cajón— No tardo ¿Quieres ver una película o quieres que leamos?
– Cualquiera está bien. — Contesto sirviendo la comida de Peke J en el pequeño plato que tenía en la cocina— También me pondré pijama."
A pesar de que en esos momentos el único sonido que predominaba era el de la ducha, se sentía completamente feliz como si toda la felicidad fuera encapsulada en ese lugar para hacerle las noches espléndidas e inolvidables.
Con cierto cansancio se despojó de la ropa que traía después de bañarse en la tarde, poniéndose un pantalón de pants y tomando prestada — como siempre desde que Baji dejaba su ropa— una de las sudaderas del contrarió.
Tomando una frazada salió de la habitación y se sentó en el sillón para volver a tomar el manga que había dejado cuando llegó Baji, releyendo la parte de aquel baile que había dejado a medias.
Sin duda alguna las historias de amor eran sus favoritas y podría jurar que estaba viviendo una en esos momentos; dónde, se sentía tan cómodo con el contrario que no se veía compartiendo esas experiencias con alguien más.
"– ¿Alguna vez has bailado con alguien? — Susurro el azabache en su oído haciendo que diera un pequeño salto —
– No, solo he leído de ello. — Confesó al voltear a verlo y depositar un casto beso en su mentón— ¿Y usted Baji-san?
– Con mi madre."
Una pequeña risa salió al escuchar eso, claramente Baji Keisuke adoraba a su madre y eso lo tenía en claro; por ello sabía que tan respetuoso era en cualquier situación, por la crianza de la hermosa señora.
"– ¿Quieres bailar conmigo? — Susurro el mayor antes de poner una canción lenta en su teléfono y culminar extendiendo su mano — Me sentiré honrado que mi primera vez bailando con alguien aparte de mi mamá sea contigo."
¿Se podía vivir una historia mejor que los Shoujo?
En definitiva si y por ello sin aligatos ni excusas tomo la mano ajena siendo jalado inmediatamente para quedar frente a Keisuke.
Decir que estaba nerviosos era poco, porque en el momento que sintió el firme agarre en su cintura su cuerpo temblaba cuál gelatina.
"– Te quiero. — Musitó con devoción Keisuke antes de guiar sus brazos hacia su cuello y depositar un pequeño beso en una de sus manos en el camino— Te quiero tanto Chifuyu."
La música sonaba lejana en el momento que se permitió seguir sus instintos empezando un vaivén lento que Baji seguía a la perfección sin dejar de verlo.
Estaba perdido, completamente, porque en la comodidad de su hogar supo que estaba enamorado...
Hola, hola personitas ❤️.
¿Cómo se encuentran el día de hoy? ✨
Por fin estamos al corriente con esto, espero les esté gustando tanto como a mí.
Gracias por sus votos y comentarios, ustedes son los que me inspiran a seguir escribiendo. 😜
Comentarios, sugerencias ———>
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro