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Capítulo V

Hoy presentamos...

"Los secretos de Thimberbek"


Al día siguiente, se levantó de la cama con vagancia, pues apenas pegó un ojo anoche por lo del atacante. Sin duda es un estudiante, pues todos los profesores no cumplen las características, pues no miden igual o no tienen el mismo tono de piel. Cuando llegó a la cocina, estaba Josephine ya vestida, lista para irse.

—¿Ya te vas? —preguntó Camille, arrastrando las palabras por el cansancio.

—Hoy entro temprano así que sí, me voy ya —dijo mirando el reloj colgado en la pared.

—Está bien, nos vemos luego entonces.

Ella asintió y la abrazó para luego irse. Camille suspiró y esperó a que se hagan las siete. Mientras miraba por el balcón, sonó la alarma indicando que se habían hecho las siete. Se levantó de la silla y entró al departamento para luego salir por la puerta dirigiéndose a Thimberbek.

...

Al arribar, vio algún que otro alumno entrar, pues cuando llegó ya eran y media, la hora de la entrada. Entró y subió al primer piso para ir a la sala de cámaras, llegando por el Ala Sur.

—Hey Bryson —dijo, cerrando la puerta tras ella.

—¿Dormiste?

—No mucho, habré dormido tres horas fijo —dijo, tomando un café de una máquina expendedora que había en el Ala Sur de la planta baja.

—¿Cross?

—Más bien por lo del atacante. Aún no entiendo el motivo de haber ido a atacar a Perkins.

—¿Venganza?

—Podría ser pero no lo sé, creo que luego hablaré con él.

—Espera, ese café, ¿es de la máquina expendedora de los pasillos?

—Eh, sí, ¿Por?

Él rió y contestó: —Pues que el café de los pasillos es más caro, deberías ir al de la sala de profesores.

—Está bien...

—Y antes que me olvide, a partir de mañana las puertas estarán cerradas siempre, excepto los salones. Para abrirlas tendrás que usar tu llave de acceso —dijo.

—Anotado —dijo, dándole otro sorbo a su café.

—Ahora ve a hacer guardia.

—Señor, sí Señor —dijo, imitando a un militar.

Bryson contestó con una risa.

...

Comenzó a "patrullar" los pasillos, aún tomando su café. Luego de un rato, recibió la "llamada" de Dawson.

—Hey, Cam, ven a ver lo que encontré, estoy en las calderas. Cambio —dijo Hooper por la radio.

—Eso quedaba en el sótano, ¿No? Cambio.

—Ajá, ven rápido, te gustará posiblemente. Cambio y fuera.

<Interesante, parece que encontró algo en las calderas, me pregunto que será>.

Pensó. Rápidamente bajó las escaleras llegando al Ala Norte de la planta baja, sin salir de la habitación de las escaleras, siguió bajando.

Cuando llegó al final de las escaleras vio una puerta. La abrió y entró. Aquella habitación estaba llena de cajas y estanterías antiguas de la biblioteca. También habían muchas mesas y sillas viejas, posiblemente de los años noventa y dos mil, y probablemente algunas mucho mas antiguas, como de los años treinta o cuarenta.

Vio una puerta un tanto antigua, ya se veía que faltaba renovaciones en el sótano. Arriba de esa puerta había un cartel verde musgo que decía "Calderas" y en la puerta otro cartel, esta vez rojo, que decía "Solo personal autorizado". Velozmente entró y vio que era una habitación un tanto grande, en ella vio a Dawson.

—Dawson, ¿Qué me querías mostrar?

—¿Ves estas calderas? Seguro son del año 2013, son muy antiguas...

—Tampoco son tan antiguas, estamos en el 2050, no en el 3050 —dijo un tanto molesta.

—¿Por qué me lo dices con ese tono?

—Nací en el 2013, me acabas de llamar vieja.

—Oh... este... como sea, ven.

Comenzó a caminar hacia una caldera mas chica, mas o menos del tamaño de una puerta.

—Esta caldera no corresponde a ningún modelo ni marca ni nada, es mas, ni es del material de una caldera.

—¿Y eso importa porque...? —dijo moviendo la mano para que siga.

—Hay una puerta detrás de ella —dijo, moviendo esa caldera, dejando ver un picaporte.

—Solo hay un pica... —se calló enseguida cuando se dio cuanta que la puerta estaba pintada igual que la pared.

—Hicieron de todo para ocultarla. La pintaron, encadenaron —dijo, apuntando a una cadena pintada igual que la pared—, y la escondieron.

—¿Dónde lleva esa puerta?

—No lo sé, la descubrí hace dos días y no pude mirarla bien, necesitaba algo para romper la cadena —dijo, sacando una mochila colgante pequeña detrás de una caldera, que de dentro sacó un cortacadenas—, ayer escondí esto aquí para así poder mirarla bien hoy. Así que, ¿vienes conmigo?

—Claro que sí, eso parece importante e interesante así que sin duda voy contigo.

Acto seguido él sonrió y cortó la cadena, haciendo que se desplome en el piso. Por suerte no estaba con llave, así que la abrieron y entraron. Detrás había un pasillo largo y oscuro, haciendo que ambos sacasen sus celulares y prendieran las linternas de esos dos aparatos. Comenzaron a caminar por ese pasillo oscuro que las paredes ya hasta tenían moho y el olor era de encierro total, un asco básicamente. Luego de unos minutos, aparecieron otros cinco pasillos. En esa intersección habían exactamente seis pasillos, eso incluyendo por el de donde vinieron. En cada pasillo había una viga pegada al techo con un cartel negro. En cada pasillo decía: Laboratorio; Enfermería; Biblioteca; Sala Del Director; Gimnasio; Calderas.

—Posiblemente estos pasillos lleven a esos lugares —dijo Dawson.

—¿Como es eso posible? La mitad está en el segundo piso.

—Averiguemoslo —dijo, yendo por el que decía Sala Del Director.

...

Luego de un rato, llegaron a unas escaleras.

—¿Esto es posible? No sabía que esta universidad tenía pasillos ocultos- dijo Dawson mientras comenzaban a subir las escaleras.

—Capaz los usaban como salida de emergencias —dijo Camille.

—No, porque si fuera así darían afuera, no a las calderas ni al laboratorio o yo que sé.

—Buen punto... si que son largas las escaleras.

—Sin duda.

Luego de un rato, llegaron a una puerta que atrás de ella se escuchaba unas voces, una de ellas era de Troy.

—Deberíamos contratar a una compañía de seguridad y lo sabes —dijo la otra voz, que es claramente la de Bryson.

—Lo sé, pero si le damos otro costo más a la universidad capaz no pueda seguir a flote.

—Sexton, está universidad es tan rica como un millonario.

—Donovan, no por eso puedo contratar todo. Me gustaría poner una piscina para el club de deporte pero no puedo, es mucho costo...

—La compañía de seguridad es más importante que ese club.

-Donovan, con Cross nos será suficiente.

—Sexton, él tiene una fractura, no podrá venir por seis semanas, ¿Qué planeas hacer hasta entonces?

—Cross pudo convencer a un compañero de trabajo para que lo reemplace por las seis semanas esas.

—No puedo creer que lo utilices.

—Yo no lo utilizo, no fue mi idea lo de Cross ni lo de su amigo.

—Ah, y la culpa es de Camille entonces.

—Yo no dije eso.

—Lo diste a entender, pero bueno, mientras no haya ningún asesinato está bien, no contrates a ninguna compañía, pero cuando un accidente vaya a peores, te diré que te lo dije —dijo Bryson, y acto seguido se escuchó un portazo.

—Mierda... ¿Qué diablos hago?

—Mejor larguémonos de aquí—susurró Dawson.

...

Al llegar al gimnasio, intentaron abrir la puerta, pero estaba trabada. Seguro que está tal y como estaba la del sótano.

—Creo que están todas iguales —dijo Dawson.

—Camille, ¿Dónde estás? Cambio —dijo Bryson por la radio, con un poco de interferencia.

—Estoy en la azotea, ¿qué necesitas?

—Necesito que hables con Troy y lo convenzas de que contrate una compañía de seguridad, por favor. Cambio.

—Eh, cl-claro. Voy en seguida. Cambio.

—Muchas gracias. Cambio y fuera.

—Sin duda eres su última opción —rió Dawson.

—Sí, mejor vayámonos.

...

Al llegar a la puerta del director, tocó la puerta y entró.

—Hola Camille, que sorpresa verte.

—No lo es realmente, trabajo aquí —rió nerviosa.

—Lo es porque nunca vienes al menos que te llame.

—Solo vengo para darte una idea que se me ocurrió.

—A ver, cuéntame.

—Podrías contratar a una compañía de seguridad.

—Te envió Donovan, ¿Verdad?

—Troy, sabes que es la mejor opción. Sé que yo di la idea de Cross pero si vuelve pondrá en peligro su vida para atraparlo. Anoche cuando lo fui a visitar al hospital, me contó que una vez le dispararon en el abdomen porque un ladrón había tomado de rehén a una niña. Él casi muere por salvar a una niña, hará lo mismo pero con el atacante.

—Camille, sé que lo de la compañía es una muy buena idea pero no lo sé...

De pronto suena la campana indicando el inicio del recreo. Cuando termina de sonar, Camille respondió: —¿Prefieres poner en riesgo la vida de Cross solo por unos cuantos dólares?

—Camille...

—¿Prefieres que Cross salga herido? ¿¡Solo por unos malditos dólares!? ¿¡Es en serio, Troy!?

—Camille, yo...

—Está bien, entiendo. La economía vale más que la vida humana, entendido —dijo para luego irse dando un portazo.

—Se escucharon los gritos hasta fuera de la oficina. Casi todos los alumnos se quedaron viendo a la puerta- rió Dawson.

—Es que en serio no se puede ser mas tacaño. Prefiere los dólares antes que Cross... no lo puedo creer. Seguro que el papel de director le corrompió la mente, cuando era profesor no era así.

—No solo el puesto lo corrompió, también el dinero.

—Lo sé, el dinero apesta.

-Si, pero gracias a él hay orden...

—¿Orden? Pero si por culpa del dinero mucha gente muere de hambre, muere por enfermedades que no pudieron tratar porque no les alcanzaba el dinero. El dinero es una de las cuantas razones de millones de muertes en el mundo.

—¿Cómo acabamos hablando de economía?

—No lo sé —rieron juntos.

...

Cuando estaban por el Ala Este del primer piso, la radio sonó.

—Camille, sé que estas con Dawson así que aprovecho para decirles que vayan a la clase cinco B. Cambio.

—¿Para? Cambio.

—Thelma Peck. Cambio y fuera.

—Diablos... vamos.

...

Cuando llegaron al salón, entraron.

—¿Qué pasó profesora Peck?

—Por fin vinieron, me robaron la tarjeta de acceso.

—¿Cómo?- preguntó Dawson.

—Fui al salón de profesores para ir a comer algo y luego fui al baño, había dejado mi bolso allá porque pensé que estaba seguro. Pero cuando vengo aquí con el bolso ya no estaba la tarjeta de acceso.

—¿No qué la regla de la tarjeta de acceso era siempre tenerla encima? —dijo Camille.

—Ah, ahora soy adivina que me iban a robar.

—Pero Peck...

—No entiendo como Sexton contrata a guardias tan criticónes.

Camille se aguantó para no pegarle con una silla. Lo miró a Dawson y el dijo que se encargaría él. Ella salió, tomó aire y comenzó a sentir unas náuseas terribles.

Caminó velozmente hacia el baño y entró. Rápidamente se dirigió al primer cubículo que vio libre y comenzó a vomitar en el retrete. Luego de unos segundos dejó de vomitar. Agarró papel higiénico y se limpió la boca, tirándolo al inodoro luego. Tiró la cadena y salió del cubículo. Se miró en el espejo por unos segundos hasta que alguien pregunta si estaba bien.

—Oh, hola Velma. Tranquila, estoy bien.

—¿Y por qué vomitaste? No estarás embarazada, ¿No?

—No, no lo estoy.

—¿Puedo tomarte la presión? —la interrumpió.

—Está bien.

...

Cuando llegaron a la enfermería, Camille se sentó en una de las camillas. Gray sacó un aparato de la presión de un cajón y se lo colocó en el brazo. Comenzó a medirle la presión y cuando terminó estaba alta.

—Te subió la presión.

—He estado muy estresada estos días, pero no lo sé.

—Te recomiendo que te vayas antes, así te mejoras —sonrió—. Le avisaré a Troy, espera aquí.

Camille asintió y Gray salió de la habitación. Mientras que esperaba, decidió investigar donde podría estar la puerta esa. Mientras que buscaba, vio algo raro. Todas las camillas estaban ordenadas simétricamente, excepto una. Al correrla vio el picaporte. Escondió el picaporte con la cortina y se sentó de vuelta en la camilla, pues sintió pasos cerca. Luego de un instante, entró Gray.

—Sexton dijo que te puedes ir antes y que te mejores.

—Está bien, nos vemos Velma.

—Claro, adiós —sonrió ella.

...

Cuando llegó a casa, abrió la puerta y entró. Se sentó en la silla de la cocina y se acordó de la discusión entre ella y Troy, de las palabras de Peck, de Peyton y una especie de furia comenzó a brotar dentro de ella. Pero una furia de impotencia, de no poder hacer nada para "solucionar" eso.

De pronto agarró un cojín que había en la silla de al lado y lo tiró contra la pared, golpeando el reloj colgado haciendo que se caiga al suelo y se rompa.

—Maldición... espero que tenga arreglo.

Corrió hacia el reloj y levantó todas las piezas. Rápidamente puso todo en su lugar y lo volvió a poner en la pared, aunque estaba todo el vidrio rasgado y no funcionaba, la manilla que marcaba los minutos siempre que se girase el reloj se movía hacia abajo y la manilla que marcaba las horas estaba trabada en las nueve.

—Lo arruiné.

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