3
Avanzó hasta llegar al agua, se mojó el rostro y el cabello tratando de despertar de esa horrible pesadilla. Él estaba ganando, ya no tenía fuerzas para seguir.
El no quería acabar con todo el mundo como eran los planes de la bestia oscura, sino que un simple venganza a la corte empedernida del Faraón y al mismo era más que suficiente.
Pero ya era tarde, otra vez. Era tarde para alejarse de aquel demonio, ya lo tenía apresado y más no podía hacer, sólo resignarse a que su vida había sido condena por él mismo.
—Maldición ...— sus puños chocaron contra la rugosa arena una y otra vez hasta que los pequeños granos cristalinos se incrustaron en su piel.
Se sentía mal, todo le daba vueltas y lo único que podía ver era su pasado, las imágenes de su familia. A donde quiera que volteaba veía al anciano que tanto odiaba.
—Ya basta! — gritó nuevamente — lárgate ya!— La única respuesta que obtuvo fueron las cínicas risas de Aknadin
Observó su rostro en el agua, la misma que se transformaba en oro hirviendo. Las alucinaciones comenzaron otra vez y sólo había un responsable.
Zorck manipulaba su mente, quería de una vez tomar el control de ese cascarón que tanto se resistía a ser controlado.
El del desierto silencio fue remplazado por murmullos de personas, no sabía lo que decían. Pronto vió a todo su pueblo alrededor de él, todos tenían la mirada fija en el Rey de los Ladrones.
Se veían diferentes, sus cuerpos tenían quemaduras y sus rostros demostraban el dolor de la muerte. Los murmullos inundaban su cabeza como un diluvio a un pequeño barco — Akefia... escúchanos...Traidor!...—
Una penumbra cubrió las arenas de Egipto, la luna menguante se apagó lentamente.
Las palabras apenas audibles se transformaron en gritos, en reclamos—Eres una escoria, Nos dejaste Morir!—
Retrocedió hasta chocar su espalda contra la palmera, cerró los ojos y abrazó sus piernas tratando de desaparecer.
—Esto no es real, no lo es— susurraba. Una lágrima de desesperación salió de sus ojos lila.
La cabeza le retumbaba como una campana, era un sonido intenso que poco a poco se convirtió en un pitido agudo. Ya no aguantaba, le faltaba el aire.
Abrió los ojos solo para encontrarse el rostro deformado de las personas de Kul Elna. Podía sentir su dolor. Los gritos lo ensordecían.
Era una maldita pesadilla.
La oscuridad del cielo nocturno que inundaba el desierto, fue remplazada por una linda y gran luna llena. Algo raro, ya que ese día lah se renovaba. Era un evento onírico.
Levantó el rostro encontrándose con una brillante luna. La presión que sentía sobre su cuerpo fue desapareciendo, detalló curiosamente la luna aún con miedo de volver a sus alucinaciones.
Quedó tan hipnotizado por esta, que no le prestó atención a lo antes ocurrido. Se quedó maravillado al poder ser testigo de gran hermosa luna.
Se levantó tratando de no caerse, aún seguía mareado. Cuando logró quedar un poco estable observó un poco más la luna.
Sintió como la magia Oscura de Zorck desaparecía de su alrededor, dejándolo tranquilo una vez más.
Entonces respiró profundamente notando nuevamente el dulce aroma de la brisa nocturna. El frío le acobijaba nuevamente. Miles de estrellas aparecieron en el cielo acompañando a la diosa.
— Qué es esto?— preguntó al aire, aún sin entender qué lo había sacado de lo que iba a ser su muerte.
Unos minutos después, cuando el mareo y debilidad abandonaron su cuerpo decidió irse de aquel lugar.
—Qué pasó? — habló para sí, pero antes de darse la vuelta para irse, logró ver a un par de mujeres a lo lejos.
Podía distinguir que una era más alta, de cabellos largos y platinados que igualmente se mecían suavemente con el viento. Portaba un vestido largo con telas delgadas que lo decoraban y se movían al igual que su cabello.
La otra mujer era más pequeña, de cabello corto rizado y de un deslumbrante tono platinado. Llevaba un vestido color crema cubierto por un abrigo amarillo, casi igual al suyo.
Ella se le hacía familiar, estaba alucinando de nuevo? Esto era obra de Zork?
Intentó acercarse a ellas pero su camino fue interrumpido por un remolino de arena.
Se cubrió la cara con su brazo esperando no más de 5 segundos para que pasara, al volver su vista hacia el lugar anterior las dos damas ya no estaban.
Caminó al lugar donde antes se encontraban y no había rastro de ninguna. Volteó a ver un leve brillo que provenía del suelo, tomó aquello que estaba tirado y lo observó de cerca.
Era un brazalete.
El brazalete de su madre.
Lo reconoció enseguida, él siempre se lo quitaba poniendo a prueba sus habilidades de criminal, pero siempre se lo devolvía.
En su rostro se dibujó una sonrisa, al recordar lo bueno.
Se colocó el brazalete plateado con forma de dragón y detalles de rubí en los ojos de la criatura.
Vio la luna una vez más y habló hacia ella.
—Gracias madre —
Lo único que podía hacer ahora era disfrutar esos tranquilos días que de vez en cuando tenía. Luchar contra el demonio con el que se había asociado le estaba consumiendo y lo sabía.
Después de su venganza hacia los acendrados del palacio se encargaría de esa criatura oscura.
Caminó por las dunas con una extraña tranquilidad, acompañado de una brillante luz de luna, varias estrellas y una áspera corriente de arena.
•+•+•+•
Parte 3
Fin
Gracias por leer ♥️✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro