O6: Asqueroso
Celebrar el inicio de una nueva etapa en la vida, no era una novedad, algunos les gustaban celebrar el nacimiento de un bebé, a otros les gustaba celebrar los años de vida, muchos otros celebraban por conseguir un empleo con una buena paga, pero ¿celebrar por tu jerarquía?
Ser parte de los aceptados socialmente, siempre ha sido un gran motivo para celebrar, muchos padres ansiaban saber la jerarquía de sus hijos, se emocionaban en cuanto sabían que serían omegas o alfas, inclusive celebraban cuando se trataba de un beta, algunos realizaban grandes festejos, en los cuales invitaban a sus más queridos amigos más cercanos y les decían con orgullo que su hijo se trataba de un beta, un omega o un alfa.
Quizás en todo el mundo, la jerarquía era importante, pero para algunas personas, la jerarquía solamente se trataba de una simple clasificación y eso era todo, para algunos las celebraciones por saber el rango se trataban de basura, de una perdida de tiempo, ¿por qué a tus padres o a los amigos de tus padres les importaría saber tu jerarquía? Yoongi siempre desde que tiene memoria, pensaba que eso de alfas, betas y omegas, se trataba de simples palabras para definir algo inexplicable.
Para Yoongi, la jerarquía no decía nada, ¿a quién le importaba si eres un beta, o un omega, o un alfa? A nadie, a excepción si buscan pareja, eso era todo, la jerarquía no tenía que ser celebrada, no es ni siquiera un grandioso motivo para celebrar. Cuando Yoongi tenía cinco años, él mismo se había mentalizado demasiado en que sería un beta, lo anhelaba mucho, y aunque sus padres demostraban estar en desacuerdo con sus palabras, a él no le importaba, quería ser un beta, y sería un beta, él mismo lo aseguraba una y otra vez.
Pero... al parecer la diosa luna le tenía preparada una gran sorpresa, una a la cual ni siquiera él podía negarse, cuando cumplió los dieciséis, se presentó, pero no como un beta, no, él jamás espero que el intenso dolor se acumulara en todo su cuerpo, él jamás creyó estar preparado para tener ese fuerte deseo de querer a un omega con él de inmediato, jamás creyó que tendría que tener la presencia de un lobo que lo arañaba por dentro y le decía cosas a veces sin sentido, nunca pensó que sería propietario de una voz de mando, ser alfa, eso no estaba en sus planes, pero la luna lo había querido así, y Yoongi la odiaba por eso.
Sus padres le hicieron una gran fiesta por eso, y en esa fiesta, invitaron a sus amigos, y vaya, no fue una buena idea, Yoongi lo supo desde un principio, porque muchos de esos amigos de sus padres, habían llevado a sus hijos e hijas omegas, y esos omegas parecían querer saber más sobre él, admiraban su aroma fuerte y picante, les encantaba cuando les gruñía para que se alejasen, les gustaba la presencia tan masculina que Yoongi proyectaba con solamente estar sentado en un sitio, amaban la mirada llena de seriedad, Yoongi se trataba del alfa perfecto que cualquier omega quisiera. Yoongi no comprendía muchas cosas, como el por qué le desagradaba tanto el espantoso y dulce aroma de los omegas, tampoco entendió porque le dolía la cabeza cada que los escuchaba hablar y hablar, odiaba cuando le sonreían de forma coqueta o se intentaban acercar a él. Quizás pudo ser la fiesta, quizás pudo ser el abrumador aroma en conjunto de esos omegas, pero Yoongi en aquel momento supo algo, y era que no estaba dispuesto a querer cortejar a un omega jamás en su vida.
A pesar de que Yoongi creyó en la posibilidad de que su odio reciente a los omegas se iría, este por el contrario iba cada vez más en aumento, en la escuela, jamás había sido seguido por omegas, claro hasta que se supo que se presento como alfa, todos los omegas intentaban acercarse, hablarle, tocarle, y él lo odiaba, lo odiaba tanto que deseaba que todos los omegas del mundo se fueran de su vista en un santiamén, pero no era posible.
Ser un alfa era una condena, para él lo era.
Cerro el libro que estaba leyendo, soltó un largo suspiro, por alguna razón, leer la palabra "omega" le había traído los espantosos recuerdos de su adolescencia, y sí, eran espantosos, Yoongi pensaba que mirar una película de terror era mucho más aburrido que vivir rodeado de omegas, rasco levemente su mejilla izquierda y miro el libro, apretó levemente sus labios y parpadeo un par de veces, estaba cansado.
Pero no estaba cansado de por el hecho de haber leído más de diez horas —unas cuantas horas en la madrugada y ahora en la tarde—, no, sino más bien estaba cansado por otros motivos. Desde que llegó a aquella biblioteca, supo que su momento de paz no sería duradero, no cuando estaba sentado cerca de un pequeño grupo de omegas, las chicas no dejaban de sacar murmullos y leves risas, las miradas estaban sobre él, no le sorprende, es normal que siempre lo miren, pero detesta que lo hagan, detesta saber que hablan sobre él, y lo peor era que sabía exactamente de lo que hablaban.
—¿Crees que tenga omega? —escuchaba claramente todo.
—No creo —Yoongi rodo los ojos—, deberíamos acercarnos, ¿no creen?
—Yo quiero hablarle primero —el alfa apretó los dientes con fuerza, sabía que este era el momento perfecto para irse.
El plan era sencillo, tomar los libros frente a él, y largarse de allí, no tenía porque soportar las palabras de esas omegas, no ahora, y mucho menos otro día, lo único que quiere es un lugar tranquilo en donde pueda leer un poco sin la necesidad de escapar de los omegas coquetos, pero claro, parece que su suerte no esta para nada a su favor. Cerro sus ojos por breves instantes, y antes de que tan siquiera pudiera abrirlos y dar comienzo de ese modo a su plan, un extraño aroma fue percibido por sus fosas nasales.
—¡Agh! —abrió los ojos al escuchar ese quejido, no miro a las omegas, pero sabía que eran ellas—. ¿Qué demonios es eso?
—Huele espantoso —menciono otra de las omegas, arrugando su rostro—, mierda, voy a vomitar.
—¡Por la luna, que peste! —se quejó la otra.
—Maldita sea, voy a vomitar —menciono de nuevo, Yoongi escucho como aquella chica se disponía a irse, salió corriendo de la biblioteca mientras tapaba su boca con su mano derecha, las demás omegas no tardaron en seguirle el paso apresuradas.
Yoongi frunció el ceño.
¿Aroma asqueroso? Pero no era asqueroso, en realidad, era un aroma un tanto singular, era levemente amargoso, pero no en el mal sentido de la palabra, sino que era como tener frente a ti un café expreso doble, con ese amargor único y encantador que pocos se atreven a degustar, pero además de aquello, había otro aroma, una tenue, delicado, dulce y tan fragante que podías quedarte totalmente hipnotizado en cuestión de segundos.
—Gardenias —susurro Yoongi para sí mismo, y abrió sus ojos, miro alrededor, y siguió buscando con su olfato aquel aroma.
Jamás había olfateado algo parecido, era extraño, porque parecía la combinación del aroma de un omega y un alfa, pero se complementaba tan bien que era simplemente fascinante, encantador, lleno de vida, tan autentico y único que no podías dejar de olerlo una y otra vez, era tan embriagante como el vino tinto y tan enigmático como las profundidades del mar.
Poco a poco, el aroma pareció hacerse cada vez más fuerte, y Yoongi fue testigo de como los omegas que se encontraban cerca de él, leyendo, escribiendo, hablando, se iban, uno por uno, y todos hacían los mismos gestos, asqueados por el aroma que él estaba disfrutando en ese momento.
El aroma se intensifico un poco más, y cuando Yoongi menos lo espero, unos pasos se aproximaron, levanto la mirada, y allí lo vio, estatura promedio, vestía un enorme suéter de color blanco que dejaba ver sus clavículas, su piel era de un tono un poco claro, blanca, pero no tan nívea como el papel, era como la cerámica, de un blanco que indicaba vida, sus cabellos eran de un color azul cenizo, sus labios eran pronunciados, portaba unos lentes de armazón delgado que descansaban sobre el puente de su nariz, llevaba consigo dos libros, y sus mirada parecía solamente querer captar parte del suelo mientras caminaba.
Los murmullos no tardaron en escucharse.
—Ese idiota —escucho a unos hablar—, ¿acaso no sabe que no debe venir aquí?
—¿Qué esperabas de una jerarquía baja? Ellos creen que tienen derecho a venir aquí y fastidiar con ese asqueroso aroma suyo.
—Por lo menos debería usar supresores.
¿Asqueroso?
Para Yoongi, ese aroma no es asqueroso, al contrario, era el aroma más hermoso que había olfateado en todos sus cortos veinticuatro años.
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