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Spike, Raven y Succie permanecían ocultos tras las cajas, el peso de la verdad recién revelada cayendo sobre ellos como una roca. El silencio que siguió fue denso, roto apenas por los murmullos atónitos de los Mobians en el edificio más alto. Cada uno de los tres erizos reaccionó de manera diferente, pero compartían la misma sensación en su pecho: un vacío difícil de explicar.
Spike sintió un nudo en la garganta mientras sus ojos caían al suelo. La historia que acababa de escuchar lo golpeaba como un vendaval. Sonic, ese héroe del que tantas historias se contaban, ahora era... eso. Un monstruo. Un ser que no pudo controlar el poder que se le impuso, todo debido a la codicia de un solo hombre.
Spike: (Él solo quería ayudar...) Pensó Spike, con los puños apretados contra sus rodillas. La imagen de Sonic gritando de dolor y rogándole a Tails que corriera no dejaba su mente. (La desesperación en su voz... el terror que debió haber sentido.) Esto... esto no es justo... Susurró, apenas audible para los demás.
Su mirada se dirigió hacia el grupo, a Tails, a Knuckles, a Amy. La tristeza y culpa en sus rostros eran casi insoportables. La imagen de Cream desmayada le dio aún más pena.
Spike: (Ya han sufrido tanto...) Pensó Spike. Se sintió impotente. Quería hacer algo, decir algo, pero ¿Qué podría hacer un niño como él?
Miró brevemente su brazalete y recordó cómo había ayudado a aquel Mobian sin un brazo. Por un instante, una idea pasó fugazmente por su mente.
Spike: (Si pudiera hacer algo así por Sonic... Si pudiera ayudar...) Pero el pensamiento se desvaneció enseguida. Era demasiado tarde.
Raven, por su parte, estaba hirviendo. Su mandíbula estaba tan apretada que un dolor punzante recorría su rostro, y sus ojos rojos ardían con furia contenida.
Raven: Ese maldito... Murmuró en voz baja, con un veneno palpable en su tono. Ese desgraciado Barón Robotnik.
La historia había despertado en ella una ira difícil de controlar. ¿Por qué la gente como Robotnik siempre creía que podía jugar con el poder? ¿Por qué su ambición siempre tenía que destrozar las vidas de los demás? La transformación de Sonic, la caída del héroe, no era culpa de él, ni de Tails, ni de nadie más. Fue el resultado de la locura de un hombre que creyó que podía controlar lo incontrolable.
Raven: (Y todo por su ego...) Pensó con rabia. Apretó su mano contra la pared que la cubría, casi con la necesidad de destruir algo.
Luego miró de reojo a Spike, quien claramente se veía devastado por la historia, y su expresión se suavizó apenas un poco.
Raven: (Esto es lo último que necesitaba escuchar...) Pensó. El pequeño ya había vivido suficiente y no quería que esta historia le dejara otro peso en sus hombros. Spike... Murmuró con voz más baja, pero no pudo decir nada más. Ni siquiera ella sabía cómo consolarlo en ese momento.
Succie, mientras tanto, estaba completamente en silencio, lo cual era raro en ella. Sus orejas estaban caídas, y sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba procesar todo lo que acababa de escuchar. Su primera reacción había sido mirar directamente hacia Amy, quien permanecía inmóvil, con los ojos abiertos y la boca ligeramente entreabierta. El dolor en el rostro de la eriza rosa le afectó más de lo que le gustaría admitir.
Succie: (Quiero ir allá... quiero asegurarme de que esté bien...) Pensó Succie, su corazón latiendo con fuerza. Pero enseguida negó con la cabeza. Sabía que no era el momento. Si Amy o cualquiera de los demás se enteraban de que los habían escuchado, podrían reaccionar mal. No quería lidiar con las consecuencias ahora mismo.
Sin embargo, no pudo evitar sentirse igual que Spike y Raven. Un torbellino de emociones la invadía: Tristeza por el grupo y por Sonic, furia hacia el Barón Robotnik y una profunda sensación de impotencia.
Succie: (Todo esto por un monstruo...) Pensó Succie con amargura, cruzándose de brazos mientras se recargaba contra una de las cajas. Su mirada bajó al suelo y luego hacia los demás. Esto está... jodido. Murmuró finalmente, más para sí misma que para los otros dos.
Volvió a mirar a Amy a lo lejos y apretó los labios.
Succie: (Están todos al borde del colapso...) Pensó Succie. A pesar de su usual despreocupación y naturaleza astuta, no pudo evitar sentir un peso enorme sobre su pecho.
Los tres erizos quedaron en silencio, cada uno atrapado en sus pensamientos. Spike seguía sintiendo un profundo pesar, con ganas de ayudar pero sin saber cómo. Raven intentaba mantener su ira bajo control, pero mentalmente esperaba que el Barón Robotnik se estuviera pudriendo en el infierno. Succie, aunque calmada en apariencia, internamente se cuestionaba si realmente seguía valiendo la pena el seguir no intervenir.
Ninguno de ellos dijo nada más. Lo único que se escuchaba eran los murmullos del grupo en el edificio, las respiraciones entrecortadas y el ruido distante del viento que pasaba a través de las ruinas.
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Amy estaba al borde de las lágrimas, su cuerpo temblando de frustración y tristeza mientras apretaba el puño.
Amy: ¿Cómo? Su voz se quebró antes de elevarse con ira. ¿Cómo pudiste, Tails?
El zorro se detuvo en seco, girándose lentamente para enfrentarla, su rostro marcado por el peso de la culpa y el agotamiento.
Tails: Amy, tienes que entender
Amy: ¡¿Entender qué?! Lo interrumpió ella, dando un paso adelante mientras su voz se quebraba entre la rabia y el dolor. ¡¿Entender que no confías en nosotros?! ¡¿Entender que Sonic ha estado vivo todo este tiempo y hemos estado luchando contra él en lugar de intentar buscar una cura?!
Los ojos de Tails se entrecerraron, y su tono, normalmente calmado, se endureció, como si estuviera a punto de romperse también.
Tails: ¿No crees que lo he intentado? Gritó, su voz resonando en el lugar, sorprendiendo a todos. He realizado simulaciones en cada suero, procedimiento de reducción y sistema de contención que puedo imaginar, ¡Y nada FUNCIONA! El poder de la Esmeralda abruma todo lo que he intentado.
Amy: Entonces deberías habérnoslo dicho. Insistió Amy, sus lágrimas ahora cayendo libremente por sus mejillas. Podríamos haberte ayudado. Podríamos haber... podríamos haber...
Tails: ¿Dejar que destruyera la ciudad porque no podemos obligarnos a acabar con nuestro amigo? Tails avanzó hacia ella, su rostro lleno de desesperación y determinación. Sabes lo peligroso que es esa cosa, Amy. ¿Cuántas personas han muerto ya?
Amy retrocedió un paso, conmocionada, mientras la voz de Tails temblaba con la carga de su propio dolor.
Tail: ¿Qué habría pasado si hubieras dudado? Insistió el zorro. ¿Si te hubieras limitado porque no querías aceptar la verdad?
Amy: No, no, no, no Balbuceó Amy, sacudiendo la cabeza como si intentara rechazar cada palabra que escuchaba. ¡Debe haber una manera!
Tails: ¡Pero no la hay! Gritó Tails, con los ojos brillando de rabia contenida y tristeza. Si hubieras visto lo que yo vi, sabrías que la única forma de acabar con esto es destruir al monstruo, porque ES un monstruo, Amy. ¡Sonic se ha ido, y debemos combatirlo con TODO lo que tenemos!
El silencio que siguió fue tan pesado como una losa. Cada palabra de Tails seguía resonando en el aire, cargada de desesperación y una verdad amarga. Finalmente, el zorro respiró profundamente, tratando de calmarse.
Tails: Mira... Su tono se suavizó, pero su mirada no perdió su dureza. Lamento que te sientas traicionada, pero esto no cambia nada.
Sin más, se giró y comenzó a alejarse, sus pasos resonando mientras el grupo observaba en silencio.
Amy lo miró, su corazón roto, sus manos temblando mientras apretaba los puños. Una mezcla de ira y desesperación la invadió al ver cómo Tails simplemente se marchaba.
Amy: No me des la espalda a mí... Murmuró, su voz temblando mientras una mano se deslizaba hacia una barra metálica en su cinturón. Con un movimiento rápido, presionó un botón, desplegando su martillo Piko Piko. ¡NO ME DES LA ESPALDA A MI! Gritó, alzando el martillo con fuerza, lista para atacar.
Succie: ¡Amy, no! Gritó desde su escondite, saltando hacia adelante sin pensar.
Succie reaccionó en un instante, lanzándose desde su escondite y aferrando con fuerza el mango del martillo de Amy justo antes de que este descendiera sobre Tails. La eriza tuvo que usar toda su fuerza para detener el golpe, sus pies resbalando ligeramente contra el suelo por la inercia del ataque.
Succie: ¡Amy, detente! Gritó Succie con desesperación, sus manos aferrándose al metal mientras su cuerpo temblaba de esfuerzo.
El peso de la situación cayó sobre ambas al mismo tiempo. Amy jadeó, sus brazos aún tensos, hasta que recuperó el control y retiró el martillo. Su respiración seguía agitada, pero sus ojos ahora estaban llenos de sorpresa y confusión al fijarse en Succie.
Amy: ¿Succie? Amy murmuró, atónita. ¿Qué estás haciendo aquí?
Succie soltó lentamente el martillo, retrocediendo un paso mientras una gota de sudor bajaba por su frente. Su mente iba a mil por hora: había metido la pata, y muy mal.
Succie: Ah... bueno... yo... Intentó decir, esquivando la mirada de Amy y de todos los demás mientras tragaba saliva.
Knuckles frunció el ceño y se giró bruscamente, su atención fija en la recién revelada Succie.
Amy: ¿Cómo llegaste aquí antes que nosotros? Preguntó Amy, su voz aún con un dejo de ira, pero ahora más calmada. Digo vinimos de frente y... no te vimos venir aquí.
Succie: Eso... es una larga historia. Respondió Succie rápidamente, intentando no entrar en pánico mientras sus ojos se posaban en el grupo. Yo...
Amy: ¿Estabas espiándonos? Intervino Amy con una mirada entre sospechosa y dolida. ¿Desde cuándo?
Succie: ¡No, no, no es lo que piensan! Dijo Succie con las manos levantadas, pero su nerviosismo traicionaba sus intenciones.
Knuckles avanzó un paso con el ceño fruncido y el tono severo que lo caracterizaba.
Knuckles: Espiándonos o no. Eso no importa ahora Gruñó, desviando su atención hacia Tails, quien intentaba alejarse de la discusión. Tú, cerebrito, detente justo ahí.
Tails se congeló en seco, dándose media vuelta lentamente.
Knuckles: Ser sincero no basta. Dijo, cruzándose de brazos con autoridad. Debes esperar las preguntas... y dar respuestas.
Tails: Ya les dije todo lo que se.
Knuckles: Eso dices pero estuve pensando. Knuckles continuó con voz firme. Matar a Robotnik solo le transfirió la maldición a Sonic. ¿No le pasará a uno de nosotros lo mismo en cuanto lo matemos?
El grupo guardó silencio, atentos a lo que Tails tenía que decir. El zorro miró a Knuckles con un suspiro largo y frustrado.
Tails: No. Respondió finalmente. Porque el Kaiju es la maldición. Es una manifestación de la energía del caos, por lo que si matamos al Kaiju, la maldición también morirá.
Amy dio un paso adelante, la esperanza brillando en sus ojos a pesar de todo.
Amy: Entonces... si matamos al Kaiju, ¿Sonic podría sobrevivir?
La mirada de Tails se volvió dura, y negó lentamente con la cabeza.
Tails: No. El peso de la respuesta cayó sobre todos. Están demasiado vinculados en ese estado. La Esmeralda es un conducto para toda la energía potencial dentro de Sonic, que se combina con su propio vasto poder y toma la forma del Kaiju.
Knuckles apretó los puños y miró fijamente a Tails.
Knuckles: Entonces debemos separarlos.
Tails: No se puede. Dijo Tails, la frustración volviendo a su voz.
Knuckles frunció el ceño aún más.
knuckles: ¿Por qué no?
Tails: Bueno jefe, no se si se dio cuenta pero...¡Las Esmeraldas son sus OJOS! Dijo mientras señalaba sus propios ojos.
El silencio volvió a caer sobre el grupo. Knuckles, con una expresión inescrutable, se quedó en silencio por unos segundos. Luego, sin decir palabra, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia su Mecha.
Tails: Knuckles... Murmuró Tails, confundido. Espera, ¿A dónde estás yendo?
Knuckles: Voy a arrancarle los ojos a ese bastardo y recuperaré a nuestro amigo. Respondió Knuckles con voz dura, sin voltear siquiera a mirarlos. Ustedes cuiden el fuerte.
Tails: ¡¿Qué?! ¡A-aún si pudieras hacerlo, no hay garantía de que funcione! ¡No he realizado ninguna prueba!
Knuckles subió a su Mecha, encendiendo los motores con una mirada decidida.
Knuckles: Métete tus pruebas por el trasero, Tails.
Antes de que el zorro pudiera responder, el Mecha de Knuckles rugió con fuerza y se elevó rápidamente, dejando atrás una estela de humo y propulsión mientras se dirigía hacia el Kaiju.
Tails se quedó inmóvil, mirando al cielo con incredulidad.
Tails: Idiota... Susurró para sí mismo, sus hombros cayendo en derrota.
Mientras tanto, Succie observaba la escena, incapaz de procesar todo lo que acababa de suceder. Raven y Spike, aún ocultos, intercambiaron miradas preocupadas mientras un pesado silencio reinó en la sala tras la partida de Knuckles. Todos estaban procesando lo que acababa de suceder cuando Amy finalmente rompió el mutismo.
Amy: No puedo quedarme aquí. Dijo, su voz cargada de determinación mientras se giraba hacia su Mecha. Voy a ayudar.
Tails: ¡Amy, no! Tails exclamó, alarmado, mientras daba un paso hacia ella. ¡Esto es una locura! Incluso si logran arrancar sus ojos no significa que automáticamente Sonic vuelva a la normalidad.
Amy, sin mirarlo, avanzó hacia su Mecha con pasos firmes.
Amy: Ya no me importa, Tails. Si hay una mínima posibilidad de salvar a Sonic, haré todo lo que pueda.
Tails: ¡Piensa en lo que estás haciendo! Insistió Tails, casi desesperado. ¡Esto no es solo un combate! ¡Es una misión suicida!
Antes de que Tails pudiera continuar, Succie se interpuso en el camino de Amy, extendiendo un brazo para detenerla.
Succie: Amy, escúchame. Dijo Succie, con un tono más suave pero igual de firme. Por favor, no hagas esto. Ir directo hacia el Kaiju es un camino sin regreso. No quiero perderte.
Amy finalmente se detuvo y giró su rostro hacia Succie, sus ojos reflejando una mezcla de tristeza y resolución.
Amy: Succie... tú no lo entiendes. Sonic siempre ha estado ahí para nosotros. Ha luchado por mí, por ti, por todos. Ahora es mi turno de luchar por el.
Sin esperar una respuesta, Amy pasó junto a Succie, se subió a su Mecha y, con un rugido de los motores, despegó hacia el cielo.
Succie: ¡Amy! Gritó Succie, pero su voz fue ahogada por el estruendo del Mecha.
Antes de que pudiera reaccionar, Cream también se levantó con una expresión decidida en su rostro.
Cream: No puedo quedarme aquí tampoco. Dijo la coneja, y sin vacilar, corrió hacia su propio vehículo.
Tails: ¡Cream, no hagas esto! Rogó Tails, pero la joven la ignoró, siguiendo el ejemplo de Amy.
Poco después, Big se levantó de su sitio, mirando a todos con una calma inquietante.
Big: Sonic es mi amigo también. Murmuró, caminando lentamente hacia su propio transporte.
Blaze fue la última en tomar la misma decisión, su mirada llena de fuego.
Blaze: No puedo quedarme aquí viendo cómo todos arriesgan sus vidas. Soy una guardiana, y esta es mi responsabilidad también.
Tails miró cómo uno por uno, sus amigos se iban, hasta que finalmente quedó solo con Succie y los recién llegados. Se pasó una mano por el rostro, abrumado por la situación.
Tails: ¿Qué están haciendo todos...? Murmuró, más para sí mismo que para los demás. Esto es una locura...
De repente, un ruido proveniente de una esquina llamó su atención. Tails giró rápidamente, y allí estaban Spike y Raven, fuera de su escondite.
Tails: ¿Qué...? ¿Y ustedes dos? Dijo Tails, entre incrédulo y exasperado. ¡¿Qué hacen aquí?!
Raven levantó las manos con nerviosismo mientras intentaba explicar.
Raven : Esto, bueno... vimos a Knuckles decir eso de "Diles lo que realmente le pasó a Sonic" y pues... decidimos seguirlos. Confesó.
Tails frunció el ceño, cruzándose de brazos.
Tails: ¿Cómo llegaron hasta aquí?
Spike: Eh... ¿Magia del guión? Dijo, con una risa nerviosa.
Tails lo miró, completamente confundido, pero negó con la cabeza, volviendo a lo importante.
Tails: No importa cómo llegaron. Lo que importa es que mis amigos están corriendo hacia su muerte, y yo... yo también iré. Dijo finalmente decidiendo ir con ellos, sus pasos dirigiéndolo a su vehículo.
Succie apretó los puños, mirando hacia el suelo mientras escuchaba la voz en su cabeza.
???: Tienes que ir. Tú también tienes una responsabilidad en esto. Susurró aquella voz, como un eco persistente.
Succie finalmente levantó la mirada, decidida.
Succie: Llévame contigo, Tails. Dijo con firmeza. No me quedaré aquí.
Spike: ¡Yo también quiero ayudar! Intervino Spike, pero Raven lo agarró del brazo rápidamente.
Raven: ¡No vas a ir a ningún lado! Exclamó ella, mirándolo fijamente. No permitiré que te pongas en peligro.
Spike suspiró y levantó su brazalete con rapidez, que con un pensamiento de este, terminó disparando un rayo azul que dejó a Raven dormida en el suelo.
Spiker: Lo siento, Raven. Murmuró mientras la acomodaba con cuidado. Volveré y podrás castigarme todo lo que quieras, pero ahora es momento de que actúe.
Tails lo observó con una mezcla de sorpresa y frustración.
Tails: No los voy a llevar. Esto no es un juego, ustedes no tienen idea de lo que está allá afuera.
Succie dio un paso adelante, mirándolo con una intensidad que no había mostrado antes.
Succie: Tails, llévame.
Spike agregó rápidamente:
Spike: Mira Muestra su brazalete Esto además de dormir a quien quiera, también dispara un rayo verde que puede curar a la gente, incluso el hacer que una extremidad perdida, vuelva, si me llevas podría curarlos cada que se dañen.
Tails apretó los dientes, la encrucijada mental finalmente rompiéndolo.
Tails: Está bien. Cedió con un suspiro pesado. Si mis amigos están haciendo estupideces, entonces yo también.
Señaló su taladro, abriendo la puerta.
Tails: Entren y acomódense. No hay espacio suficiente, así que hagan lo mejor que puedan.
Succie no perdió tiempo en meter a Spike dentro mientras ayudaba a Tails a arrancar el vehículo. A medida que avanzaban hacia el lugar donde el Kaiju aguardaba, Succie murmuró en voz baja:
Succie: Tenemos que salvarlos... a todos.
El taladro rugió mientras se adentraba en el camino, llevando consigo a los tres.
Knuckles avanzaba con determinación en su Mecha, el rugido de los motores resonando como un eco en el desierto mientras se dirigía al único lugar donde sabía que estaba el Kaiju: la antigua guarida del Barón Robotnik. Apretó los controles con fuerza mientras hablaba para sí mismo.
Knuckles: Estoy en camino, viejo amigo. Murmuró. Es hora de resolver esto. Solo tú y yo.
Un chasquido en su comunicador lo interrumpió.
Amy: ¡Y yo! Dijo la voz inconfundible de Amy.
Knuckles: ¡¿Amy?! Te ordené que te quedaras atrás.
Amy: Y voy a ignorar esa orden. Respondió Amy con un tono firme. Vamos contigo. Todos nosotros.
Knuckles bufó al escuchar cómo los Mechas de sus compañeros ya lo estaban alcanzando, y aquella voz en su cabeza volvió a resonar.
Knuckles: (Ellos no creen que puedas hacerlo solo...) ¡No! Gruñó Knuckles entre dientes, más para sí mismo que para la voz. Son unos insubordinados.
Llegaron a la imponente estructura de la antigua guarida del Barón Robotnik. Era un lugar lúgubre y corroído por el tiempo, sus paredes metálicas oxidadas y su entrada principal cubierta de maleza. Knuckles suspiró, apretando los controles.
Knuckles: ¡Regresen! Ordenó, su voz llena de frustración. Si yo caigo, la ciudad quedará indefensa.
Amy: Si tú caes, la ciudad también lo hará. Replicó Amy, con una firmeza que hizo eco en la línea. Todos sabemos que es solo cuestión de tiempo. Terminemos esto ahora. Libremos a nuestro amigo... juntos.
La voz en la cabeza de Knuckles persistió.
Knuckles: (Ellos no creen en ti).
Knuckles apretó los dientes, frustrado, antes de finalmente ceder.
Knuckles: ...¡Bien! Vengan si quieren. ¡Pero no vengan a llorar cuando el Kaiju les arranque la maldita cabeza!
Amy negó con la cabeza y sonrió desde su cabina.
Tails, en su propio vehículo, tomó la palabra.
Tails: Todos vayan sigilosamente. Dijo, ajustando unos controles. Nuestra mejor oportunidad es atacar antes de que el Kaiju despierte...
Un rugido ensordecedor resonó en el aire, espantando a los buitres que estaban posados en la guarida.
Cream tragó saliva, temblando.
Cream: ¿Cuál es nuestra segunda mejor oportunidad?
Knuckles: ¡Preparad y cargad, armas listas para disparar! Ordenó. Big, vamos a tocar el timbre.
Big asintió sin decir una palabra y presionó un botón en su cabina. Su tanque disparó una bala de cañón que impactó contra la puerta principal con un estruendo ensordecedor, haciendo que esta explotara en una lluvia de metal y chispas.
Knuckles, Amy, y Blaze fueron los primeros en entrar con sus Mechas, seguidos por Big. Tails llegó después. Cream fue la última en entrar, caminando con cautela, mientras la oscuridad los envolvía.
El lugar estaba en completo silencio, salvo por el eco de sus pasos metálicos. Los huesos del Barón Robotnik yacían en el suelo, una visión macabra que hizo que Cream se estremeciera.
Amy: No está aquí. Dijo Amy, mirando a su alrededor con confusión. Esto no tiene sentido.
Tails frunció el ceño, escaneando el área con los sensores de su vehículo.
Tails: Tiene que estar aquí. Dijo, apretando un botón. Es la única habitación en la que cabe.
Cream: Está muy oscuro aquí. Susurró Cream, abrazándose a sí misma. Me está dando escalofríos.
De repente, una luz roja iluminó el lugar, lanzando largas sombras contra las paredes.
Cream: Ah... eso está mejor. Murmuró Cream, aliviada por un momento.
Pero cuando todos levantaron la mirada, el alivio se transformó en terror. En el techo de la estructura, pegado como una grotesca criatura nocturna, estaba el Kaiju. Su cuerpo masivo estaba cubierto de cristales rojos que brillaban intensamente, como ojos malévolos observándolos.
Spike y Cream soltaron un grito ahogado, sus ojos desorbitados.
Knuckles: Oh mierda. Susurró Knuckles, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.
Con un rugido ensordecedor, el Kaiju se despegó del techo, cayendo con fuerza hacia ellos. Su gigantesca extremidad intentó aplastar a los Mechas de Knuckles, Blaze, y Cream, quienes apenas lograron esquivar el golpe, sus vehículos tambaleándose por el impacto.
Amy: Es incluso más grande que antes. Murmuró Amy, observando la colosal figura.
Knuckles bajó la mirada, notando algo crucial: el suelo bajo el Kaiju estaba lleno de grietas. Se percató de que esa sección del suelo era más delgada, y al mirar hacia abajo vio un brillo naranja amenazante: Lava.
Una idea comenzó a formarse en su mente mientras apretaba los controles con fuerza.
Knuckles: Entonces vamos a ponerlo a nuestro nivel. Gruñó con determinación. Tails, empieza a cavar el resto. ¡Comprenle algo de tiempo al zorro!
Tails asintió y comenzó a usar el taladro de su vehículo para perforar el debilitado suelo bajo el monstruo. Desde su cabina, Succie observó, con una idea formándose en su mente.
Succie: Puedo ayudar con eso. Dijo de repente, llamando la atención de Tails.
El zorro la miró confundido.
Tails: ¿Cómo planeas ayudar?
Succie: Solo haz que los demás se alejen de aquí. Respondió Succie con un tono serio.
Tails dudó por un momento, pero al ver la determinación en sus ojos, asintió lentamente.
Tails: Haz lo que tengas que hacer. Dijo, mientras empezaba a subir.
Succie salió rápidamente del vehículo y se preparó mientras los demás seguían enfrentándose al monstruo.
En la batalla, Big disparó varias veces con el cañón de su tanque, pero las balas parecían rebotar inútilmente contra la dura piel del Kaiju. Sin embargo, el gato no se detuvo, maniobrando para evitar ser aplastado por los enormes ataques de la criatura.
Amy, por su parte, saltó desde su Mecha y, con un golpe certero de su martillo, logró cortar una de las manos del Kaiju, que cayó al suelo con un estruendo. Blaze, en su propio Mecha, atacó con precisión el pie del Kaiju, destrozándolo por completo, haciendo que la criatura se tambaleara.
Knuckles vio la oportunidad y, con un grito de guerra, usó la espada de su Mecha para cortar la otra pierna del Kaiju, haciendo que este cayera de rodillas.
Desde el comunicador, la voz de Tails resonó con urgencia.
Tails: ¡Todos aléjense ahora!
Sin dudar, todos se retiraron a una distancia segura. En ese momento, el suelo bajo el Kaiju comenzó a colapsar rápidamente, ayudado por el trabajo de Tails y Succie. Finalmente, el terreno se derrumbó por completo, y el colosal monstruo cayó directamente al mar de lava debajo de ellos.
El Kaiju emitió un rugido de agonía mientras su cuerpo comenzaba a derretirse en el calor infernal.
Amy: ¡SONIC! Gritó Amy, sus ojos llenos de lágrimas al ver la escena.
Knuckles soltó un suspiro tenso, su expresión grave.
Knuckles: Maldita sea, eso funcionó demasiado bien. Murmuró.
Lo último que todos vieron del Kaiju fue su cráneo, derritiéndose lentamente antes de desaparecer por completo bajo la lava.
Succie salió de la tierra, cubierta de polvo, justo a tiempo para ver el desenlace. Sus ojos se abrieron de par en par al comprender lo que había sucedido.
Succie: (¡LO MATASTE! Gritó su voz interior con furia. Eres una inútil... ¡RAH!)
Se llevó las manos a la cabeza, temblando, luchando por controlar la creciente desesperación dentro de ella.
Mientras tanto, Knuckles se giró hacia Tails.
Knuckles: ¿Estás recibiendo alguna lectura?
Tails manipuló sus controles frenéticamente, tratando de obtener una señal clara.
Tails: No puedo ver nada, jefe. Hay demasiada distorsión-
De repente, un torrente de lava salió disparado hacia el techo, iluminando todo el lugar. Cuando la lava cayó, reveló una figura que emergía lentamente de las profundidades.
Era el torso del Kaiju, pero algo había cambiado. Su cuerpo ya no era de carne y hueso. Ahora estaba formado de lava y roca volcánica, con un fragmento de la Esmeralda brillando intensamente en su pecho. Cristales rojos afilados se extendían desde su estómago, formando lo que parecía ser una grotesca boca dentada.
Los cristales, que antes brillaban en un rojo intenso, cambiaron repentinamente a un azul gélido, mientras el monstruo completaba su transformación.
Amy miró horrorizada y a la vez feliz, dando un paso atrás.
Amy: ¡ESTÁ VIVO!
El Kaiju, ahora más poderoso que nunca, rugió con una furia ensordecedora que sacudió los cimientos de la guarida.
Knuckles, desde su cabina, observó con el ceño fruncido.
Knuckles: Y vaya si parece enojado. Dijo, mientras preparaba su Mecha para la próxima batalla.
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