OO3 | INSEGURIDADES
Cuando el reloj marcó las 05:30 AM, Neveah despertó con algo de dificultad para apagar la alarma y levantarse. Una vez que ya estaba lista con su conjunto deportivo gris, tomó una botella de agua y salió de su casa para colocarse los auriculares y comenzar a trotar.
Necesitaba ejercitarse, por más que había intentado no volver a obsesionarse con eso, se decía que al haber vuelto a comer sin recurrir a lo de antes, debía buscar una manera de no sentir culpa, por lo que había comenzado a ejercitarse hacía más de un mes. Pero, la verdad era que, ahora Neveah llevaba días sin comer.
Llevaba desde aquella tarde donde Jungkook se atrevió a besarla mientras hablaban de la amenaza que le hizo Soowon a ella. En el momento en que este la besó y sus labios se mantuvieron juntos por unos segundos, sin ninguno moverse, hasta que él lo intentó, pero sintió cómo los de ella temblaban por lo nervios, algo cambió.
Quizás para Jungkook no, porque al separarse se recostó apoyando la cabeza en sus manos, volviendo a hablar como si no hubiese hecho nada. Como si no la hubiese besado cuando ambos aclararon que eran amigos, y Soowon estaba mal al desconfiar.
Neveah no había dejado de observarlo, intentando seguirle el hilo de la conversación, pese a que su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho y un cosquilleo recorría su vientre cada vez que recordaba la sensación de sus delgados labios sobre los de ella. Y es que hacía tiempo que no le interesaba conocer a nadie de manera romántica, sentía que sería imposible que alguien pudiese fijarse en ella de esa manera, siquiera parecían interesarse por formar una amistad.
Estaba completamente segura que era porque todos la veían como alguien que no estaba bien de la cabeza, y que era realmente desagradable a la vista, por lo que el hecho de que Jungkook la besara, provocaba aquellas ilusiones que alguna vez sintió en el pasado cuando iba al instituto. Aquellas que provocó su novio de ese tiempo. El único que tuvo.
Intentaba confiar en que Jungkook podía sentirse interesado en ella, por lo que debía luchar contra su cabeza que no dejaba de querer hacerle ver que eso sería imposible. Intentaba con todas sus fuerzas no escuchar esa voz de su cabeza, porque sabía que se volvería completamente vulnerable y a lo que podría recurrir. Pero al día siguiente al llegar a la Universidad, ver a Jungkook ir de la mano junto a Soowon, cómo ella lo besaba y a él no parecía importarle, provocó que sintiese su corazón encogerse. Creyó que podía ser normal, que quizás buscaría hablar con ella luego, pero en cuanto ambos se cruzaron, Neveah movió su mano en forma de saludo, pensando que este se acercaría como siempre, llevándose una gran decepción cuando sólo le medio sonrió sin enseñar los dientes y siguió su camino.
De todas maneras, eso no era todo.
Neveah comenzó a creer que era demasiado probable que él no estuviese interesado de esa manera, hasta pudo haberla besado tan sólo de lastima, por lo que ahora se arrepentía.
«¿Por qué ella y no yo?» Y el preguntarse eso, sólo desató el caos en su cabeza.
«Ella es preciosa y tiene un gran cuerpo, en cambio, mírate tú»
«Das asco»
«Mientras ella tiene unas hermosas curvas, tú no dejas de comer»
«Gorda, gorda, gorda»
Quizás si no comía por ese día, Jungkook volvería a fijarse en ella al siguiente. Volvería a hablar, hasta podría volver a besarla.
Aquella idea había hecho que decidiera no comer por ese día, total, eso no haría que volviese a recaer, ¿verdad?
Pues, al llegar al día siguiente y volver a ser ignorada, para que al acabar la tarde lo viese marcharse de la mano junto a su novia, provocó que sintiese la rabia invadirla. Pero no una contra de Jungkook por seguir con Soowon. Claro que no. Sino una contra ella misma por seguir viéndose horrible y gorda, lo que hizo que ese día no comiera otra vez, y al día siguiente se levantase más temprano para ejercitarse.
Y nuevamente, fue ignorada al siguiente día.
Llegó el fin de semana, el sábado tenía sesión con Yoongi, pero ella canceló con la excusa de estudiar, aunque la realidad era que estaba volviendo a ejercitarse. No quería salir de su casa, mucho menos de su habitación, porque no quería que la vieran cuando se sentía tan fea y gorda.
Ahora era un nuevo día donde tenía que presentarse a la Universidad, y el sólo hecho de pensar en que volvería a ser ignorada por Jungkook, ya la estaba desesperando de gran manera.
Neveah, al regresar a su casa, comenzó a subir las escaleras con dificultad, ya que sentía cómo su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, cómo parecía estar ahogándose y su visión comenzar a tornarse nublada. Pero, aún así, entró al baño para abrir la regadera, intentando sostenerse de la pared, aunque acabó deslizándose en esta mientras sentía el agua fría caer sobre ella que llevó la mano a su pecho por la presión mientras intentaba respirar con normalidad.
(...)
Neveah esperaba impacientemente que terminase la última clase de ese día, la cual compartía también con Jungkook, por lo que no podía dejar de observarlo al este estar dos asientos adelante en la fila de al lado. Se preguntaba porqué no sentía la necesidad de verla, así como ella lo miraba a él, pero la voz de su cabeza volvía a gritarle aquellas palabras hirientes, haciendo que las inseguridades comenzaran a carcomerla desde lo más profundo de su alma.
Y es que detestaba que el no comer por esos días no sirvieran de absolutamente nada, hasta en ese momento estaba masticando un chicle de menta en un intento por poder entretener al estómago y engañar al cerebro como si estuviese ingiriendo comida, mientras que apoyada en la mesa tenía su botella de agua que tenía la mitad.
Una vez que acabó la clase, tomó su mochila mientras esperaba que la mayoría saliera, y así salir bajando la cabeza al pensar que nuevamente el pelinegro había pasado de ella. Su odio por ella misma crecía cada vez más, porque, si no fuese por ese beso, seguiría creyendo que era malo seguir manteniéndose cerca de Jungkook.
No hubiese dudado en alejarse cuando Soowon la amenazó, pero desde que él la besó, ahora no podía sacarlo de su cabeza y desear que sí pudiera ser capaz de gustarle, aun sabiendo que eso no era bueno. No lo era por su cabeza al aumentar sus malos pensamientos, su disgusto por sí misma, su odio.
Neveah salió del salón, deseando poder distraer su cabeza, pero sintió un tirón en su brazo que la hizo voltear, por lo que jadeó por la sorpresa. En cuanto se encontró con aquella mirada profunda, sintió cómo su corazón se aceleraba y hasta se olvidaba de cómo respirar.
Temblorosa intentó alejarse, sintiendo cómo su espalda chocaba levemente contra la pared, lo cual hizo que Jungkook volviera a acercarse, apoyando la mano en la pared a un costado de su cabeza mientras se inclinaba hacia adelante.
Neveah tan sólo podía desear que no fuese capaz de darse cuenta de las miles de sensaciones que le provocaba.
—¿Estarás ocupada luego? —preguntó mirándola fijamente, mientras ella intentaba ordenar sus pensamientos y poder ser capaz de reaccionar.
—N-No...
—Ahora debo hacer algo que me tomará tan sólo unos minutos, así que podrías esperarme un poco alejada de aquí para que Soowon no empiece con sus locuras, ya sabes —explicó ladeando la cabeza.
—E-Está bien.
—Perfecto. Te veo en unos minutos —apartó la mano y le medio sonrió antes de comenzar a caminar despreocupadamente, tomando la correa de la mochila.
La rubia lo observaba intentando asimilar lo sucedido, llevando una mano a su pecho al todavía sentir los latidos acelerados de su corazón.
—¿Estás bien?
Al escuchar esa voz femenina, giró rápidamente sorprendiéndose al encontrarse con su mejor amiga.
—S-Sí, obvio.
—¿Qué fue eso con Jungkook? —interrogó alzando una ceja.
—Vamos —ordenó intentando que sus nervios desaparecieran de una vez, acercándose a su amiga para comenzar a caminar, pero al sentir una mirada, volteó para buscarla con la suya.
—¿Me vas a contestar?
—Disculpa, ¿qué?
—¿Qué es lo que sucede entre ustedes? —preguntó entrelazando sus brazos.
—Ya te dije que sólo somos amigos, Jihyun —respondió mientras bajaban las escaleras.
—Oh, vamos, no me creeré eso con lo que acabo de ver.
—¿Qué...?
—¿En verdad crees que no te conozco? —inquirió girando la cabeza para verla, por lo que Neveah tragó con dificultad—. Ya, cuéntame.
—Jungkook me besó —confesó por lo bajo, lo que hizo que Jihyun rápidamente se detuviera.
—¡¿Qué?!
—Shh... Por favor, no grites —pidió sintiendo los nervios invadirla de gran manera al darse cuenta que llamaron la atención de algunas personas.
—P-Pero... ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?! ¡¿Por qué?!
—Si no te callas, no hablaré.
—Ya, lo siento —habló más tranquila—. ¿Por qué no nos contaste?
—Porque... no sé porqué lo hizo, ni qué es lo que siente.
—Y a ti te gusta —aseguró observando cómo ella se encogía de hombros mientras bajaba la cabeza—. Sí te gusta.
—¿Está mal? —preguntó insegura, conectando sus miradas.
—Neveah, tú sabes lo que opino al respecto.
—Sé que él no es alguien que agrade, pero...
—No sólo me refiero a que Jungkook no se me hace un buen chico para ti, de hecho, no se me hace bueno para nadie —recalcó haciendo una mueca—. Lo digo principalmente por cómo estás tú.
—Estoy bien —aseguró asintiendo, pero su amiga se acercó tomando sus manos.
—Yo creo que aún no es buena idea que te involucres sentimentalmente con alguien —confesó algo nerviosa, mientras que Neveah sentía su corazón encogerse—. Mucho menos con alguien como él que...
—Ya, olvídalo —la interrumpió apartando sus manos, intentando ignorar el nudo que comenzaba a formarse en su garganta.
—No quiero que te enfades conmigo. Sólo quiero verte bien, Neveah.
—Ya no importa.
No importaba que Jihyun le aclarara porqué no le parecía una buena idea que se interesara y se hiciera ilusiones con Jungkook, porque lo que ella entendía era algo completamente diferente. Su cabeza le hacía creer que era por cómo se veía, que era alguien insuficiente para que la pudieran querer de esa manera, por esa razón no quería seguir escuchándola.
—Mejor cambiemos de tema —habló nuevamente, Jihyun, mientras salían de la Universidad—. ¿Has hablado con Namjoon?
—No. No he estado prestándole atención al celular —respondió aún algo perdida en sus pensamientos.
—¿Está todo bien? —preguntó preocupada, observándola, y ella asintió—. ¿Segura, Neveah?
—Sí, tranquila —asintió mirándola con una falsa sonrisa, deseando poder convencerla de sus palabras, aunque fuesen mentiras—. ¿Qué sucede con él? ¿Por qué lleva días sin presentarse?
—Creo que deberías juntarte hoy a hablar con él.
—¿Por qué? —frunció el ceño por el desconcierto.
—Tú sólo hazlo, ¿sí? —se detuvo volteando a verla con una pequeña sonrisa.
—Está bien.
—Debo irme porque quedé en verme Hajoon. Si me necesitas, llámame, ¿está bien? —tomó sus manos mientras que Neveah estaba algo confundida por su manera de actuar, pero aún así, asintió.
—Nos vemos.
Neveah la observó marcharse, sin poder quitar de su cabeza las palabras que había provocado una gran decepción en ella. Pues, sabía que todos siempre creían que estaba demasiado mal de la cabeza, pero no se había esperado que su amiga también la hiciera sentir de esa manera. Y aunque le quisiera hacer creer que era porque se preocupaba, Neveah estaba segura de que no era así, sino por el hecho de que jamás nadie podría fijarse en ella de esa manera.
Tenía toda la intención de comenzar a caminar para alejarse de la Universidad, y así esperar a Jungkook, pero al comenzar a caminar entre los árboles, una voz femenina llamó su atención.
—¡Neveah Moore!
En ese momento, se detuvo sintiendo cómo un escalofrío recorría su espina dorsal y los nervios la invadían, pues se trataba de la joven que menos quería volver a ver en la Universidad. Soowon.
Volteó sintiéndose temblar mientras observaba cómo esta doblaba las mangas de su chaqueta rosada, mirándola con las facciones endurecidas, por lo que tragó con dificultad al verla acercándose rápidamente.
—S-Soowon...
—¡¿Cuántas veces debo decirte que te alejes de mi novio, maldita zorra?! —preguntó enfurecida mientras la tomaba del cuero cabelludo, provocando que la rubia chillara de dolor, llevando las manos a la suya en un intento de que la soltara.
—¡Suéltame...!
—¡Te dije que te alejaras!
—¡Eso hice! ¡Por favor, suéltame! —pidió desesperada.
—¡Te vi con él, perra idiota! ¡¿Por qué diablos no te alejas?! —cuestionó tirando de su cabello con más fuerza, haciéndola chillar e inclinarse hacia atrás.
—¡Suéltame, por favor!
Neveah podía sentir cómo tiraba con fuerza de su cabello, haciendo que el ardor aumentara y las lágrimas nublaran su visión, como también que el arrepentimiento llegase. Sabía perfectamente que mantenerse cerca se Jungkook sólo podía significar "problemas", porque ya habia sido advertida, pero el beso lo cambió absolutamente todo. Al punto de olvidarse de Soowon por creer que Jungkook se atrevería a terminarle, pero ahora que no pasó, estaba pagando las consecuencias.
—¡¿Qué carajos haces, Soowon?! —preguntó una voz masculina, apartando rápidamente la mano del cabello de la rubia—. ¿Estás bien? —Neveah aún intentando asimilar la situación, tragó con dificultad mientras asentía repetidamente. Soowon levantó la mirada encontrándose con los ojos oscuros de su novio, el cual tomaba con fuerza su muñeca—. ¡¿Qué diablos pasa por tu cabeza?!
—¡Te vi buscándola cuando me dijiste que no pasaba absolutamente nada! —reprochó soltándose bruscamente.
—No empieces con tus dramas, y déjala en paz.
—¡¿En verdad vas a defenderla, idiota?! ¡Yo soy tu novia!
—Pues, ¡ya no lo eres! ¡Ya no somos nada!
—Oh, ¿vas a terminarme por esto? —preguntó indignada, soltando una ligera risa amarga.
—Voy a terminarte porque la besé.
—¿Qué?
—Hace unos días besé a Neveah —confesó sin miedo alguno, provocando que su cabeza terminara girando al recibir una fuerte bofetada de su parte. Sentía cómo la piel de su mejilla ardía, y no hacía falta que pudiera verla para estar completamente seguro de que debía estar enrojecida.
—¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Cómo pudiste besar a esa fenómeno?! ¡¿Cómo pudiste engañarme así?! —cuestionó enfurecida mientras su visión se nublaba a causa de las lágrimas, a la vez que empujaba a Jungkook una y otra vez, haciendo que retrocediera unos pasos—. ¡Eres una basura!
—Sabes perfectamente que nuestra relación no funcionaba...
—¡¿Vas a poner como excusa eso?!
—¡No siento nada por ti! ¡No sé porqué carajos estaba contigo! —expresó frustrado.
Quizás eso podría haber hecho llorar más a Soowon, se lo esperaba, y tampoco es que le importase porque Jungkook tan sólo estaba soltando algunas cosas que se había guardado. Pero, al contrario, Soowon mientras limpiaba sus lágrimas soltó una risotada cínica, conectando su mirada con la de que él que parecía algo confundido con su reacción.
—¿Sabes algo, Jungkook? —se acercó a él que no le apartaba la mirada y parecía sentir curiosidad por lo que pudiese decirle—. Jamás alguien va a quererte.
—No has dicho nada que no haya escuchado antes y no sepa —comentó restándole importancia mientras una pequeña sonrisa amarga se dibujaba en sus labios.
—¿Y cómo alguien podría llegar a hacerlo alguna vez, si tampoco la prostituta de tu madre pudo? —cuestionó burlona, mientras Jungkook sentía cómo si un balde de agua fría le cayese encima, y su respiración se volvía pesada—. Eres un maldito miserable, y vas a serlo por el resto de tu vida, Jungkook.
Este sintiendo cómo se le dificultaba respirar, su garganta ardiendo por el nudo que se había formado y su sangre hirviendo, lo que le hizo empuñar las manos, dio un paso hacia adelante acercándose a Soowon, la cual tragó con dificultad y quiso retroceder por temor. No tenía ni la más mínima idea de lo que podría ser capaz Jungkook, por lo que deseaba poder voltear y huir antes de que él pudiera hacer algo al respecto, pero para su sorpresa, este tan sólo volteó para poder comenzar a caminar rápidamente, alejándose.
Neveah estaba atónita, las palabras que había soltado Soowon, resonaban en su cabeza, y podría creer que no eran más que una mentira, pero por la manera en la que actuó Jungkook, podía darse cuenta que eran ciertas porque siquiera fue capaz de explotar en su contra.
Sólo había buscado lastimarlo y, al utilizar eso, lo logró de gran manera, lo que hizo que a Neveah le disgustase, tanto así, que al encontrarse con la mirada de la joven de cabello rizado, la cual alzó una ceja esperando alguna reacción de ella, algo que a la rubia podría hacerle retroceder, aún así, limpiando sus lágrimas dio media vuelta decidida a seguir a Jungkook.
—¡Espérame, Jungkook! —alzó la voz mientras comenzaba a correr por la acera, observando cómo este estaba a unos metros—. ¡Jungkook!
—¡No me sigas! ¡Quiero estar solo, carajo! —gritó sin siquiera voltear a verla.
—¡Te seguiré aunque no quieras!
Jungkook no dijo nada en absoluto, pensando que no sería así, mientras que Neveah aún se mantenía unos pocos metros alejada, pero intentando llevarle el ritmo. No pensaba marcharse como le había pedido, pues hasta ella sentía rabia por las palabras que soltó Soowon, por lo que no podía imaginarse cómo debía sentirse él.
Así los minutos fueron pasando, Neveah se sentía cada vez más agotada y llevaba en su mano una botella de agua, la cual se le estaba acabando. Por momentos deseaba detenerse y sentarse en algún lugar, pero Jungkook no parecía estar dispuesto a dejar de caminar.
—¿Por qué rayos eres tan terca? —preguntó frustrado—. Puedo escucharte respirar, ya no puedes más, así que sólo deja de seguirme.
—Voy a donde sea que vayas.
—Mi casa está aún lejos, así que ya... Tan sólo déjame solo. No quiero compañía.
—No.
Jungkook cerró los ojos mientras inhalaba y exhalaba frustrado y, aún así, continuó su camino queriendo apresurar el paso todavía más, pero sabía que Neveah cada vez se le complicaba más, por lo que decidió no hacerlo mientras pensaba en porqué estaba tan decidida a seguirlo.
Ella tan sólo continuaba aunque parecía haber cada vez más distancia entre ellos, pero es que sus piernas y pies dolían.
De todas maneras, lo seguía, porque aunque actuara como si realmente no quisiera que lo siguiera, como si deseara estar solo, ella estaba completamente segura de que eso era tan sólo mentira.
Jeon Jungkook no quería seguir estando solo.
Neveah intentaba controlar su respiración, ignorar el agotamiento, hasta que observó cómo Jungkook se detuvo, lo que hizo que frunciera el ceño y también se detuviera.
Este estiró una de sus manos, haciéndole saber que esperaba que ella se acercara para tomarla, pero la rubia estaba realmente sorprendida.
Al esperar unos segundos y no verla acercarse, suspiró frustrado mientras volteaba para acercarse a ella que no dejaba de mirarlo atónita. Volvió a estirar su mano para tomar la de ella, entrelazando lentamente sus dedos, ambos sin dejar de mirar eso.
Neveah sentía su corazón brincar de emoción ante la sensación de calidez de su mano sobre la suya tan pequeña a comparación de la de él.
(...)
Jungkook había decidido ir a paso lento por Neveah, ya que notaba que parecía agotada aunque intentaba fingir que no, pero es que podía notarlo por su manera de respirar y cómo por momentos inconscientemente apretaba su mano y parecía ir aún más lento. Este dudaba de si decirle de detenerse, pero ya no estaban tan lejos de donde vivía.
Y al llegar al parque de remolques, la observó de reojo pudiendo notar cómo ella se sorprendía, aunque no dijo palabra alguna, tan sólo lo siguió, mirando a sus alrededores hasta que Jungkook se dirigió a uno de estos, sacando la llave del bolsillo delantero de sus pantalones.
Cuando este abrió la puerta, entró primero para luego hacerse a un lado, pudiendo ver cómo ella dudaba, pero decidió hacerlo. En ese momento mientras Jungkook cerraba la puerta, ella observó el sofá café donde sus cojines estaban esparcidos y había una manta azul que caía al suelo, cómo en la pequeña mesa en frente había revistas esparcidas, una botella de cerveza caída y un cenicero. También allí estaba la cocina que tenía botellas de cervezas y platos sin lavar. Había una pequeña mesa con tres sillas, y esta tenía una caja de pizza donde sólo quedaba la mitad de una porción.
Neveah no pudo evitar arrugar la nariz cuando el olor a humedad comenzó a colarse por sus fosas nasales, mientras seguía observando algunas paredes que parecían manchadas, sintiéndose algo incomoda aunque no sabía si era por el gran desorden o la intensa mirada de Jungkook, así que intentaba fingir.
—Vamos a mi habitación —habló pasando por su lado, por lo que ella algo dudosa decidió seguirlo.
La habitación estaba en el pequeño pasillo donde había dos puertas, la de la derecha era su habitación, donde este entró tirando su mochila a un lado. Neveah al ver su cama desordenada, prendas de ropa en el suelo, y también dos botellas de cerveza vacías en uno de los muebles, comenzó a jugar con los bordes de su suéter.
—Buscaré algo para beber —informó tomando las dos botellas vacías para voltear y comenzar a caminar.
Ella decidió no decir nada, acercándose al mueble ya que la curiosidad la había invadido al ver que tenía tan sólo una fotografía. Salían tres jóvenes junto a Jungkook, el cual vestía cómo siempre y hasta llevaba el ahumado negro en sus ojos y sacaba la lengua, mientras que los demás también hacían lo mismo, pero uno de ellos, en el cual pasaba el brazo por sus hombros, llevaba su cabello naranja, otro azul y el otro castaño, y parecían vestirse similares al pelinegro.
Rápidamente supo que eran los amigos de Jungkook, por lo que comenzó a preguntarse cuál podría tratarse de Jimin, al ser el único del que le había hablado.
—Ten.
Aquella voz masculina la hizo sobresaltar, ya que se había perdido en sus pensamientos, pero aún así volteó encontrándose con aquel pelinegro que tenía dos botellas de cerveza y le ofrecía una. Neveah tragó con dificultad y negó repetidamente con la cabeza, por lo que este la miró desconcertado.
—No bebo.
—Es broma, ¿verdad?
—N-No me gusta, lo siento.
—Ya, como quieras —se encogió de hombros antes de girar para caminar hacia su cama, dejando una de las botellas en la mesa de noche, para luego tomar asiento y darle un largo sorbo a la otra.
Neveah volvió a ver la fotografía, sintiendo todavía curiosidad, por lo que se preguntaba si se tomaría bien su pregunta, ya que se le dificultaba siempre saber cómo el pelinegro podía reaccionar ante cualquier situación.
—Son tus amigos, ¿verdad? —preguntó llamando la atención de Jungkook, que dirigió su mirada a la fotografía y contestó con un "Mhm", por lo que ella decidió seguir indagando—. Tú mencionaste a un Jimin, ¿sale aquí?
—Es el de cabello naranja.
Ella volvió su mirada al pelinaranja, pensando en que era el que más tenía cara de ser amigable, hasta parecía querer reír en la fotografía.
—Parece agradable —comentó provocando una risa nasal por parte de Jungkook, por lo que frunció el ceño desconcertada al no saber interpretarla—. ¿Qué?
—Jimin es un hablamierda, así que a nadie le agrada —aclaró antes de darle otro sorbo a la cerveza.
—¿Pero a ti sí? —cuestionó girando a verlo, notando cómo desviaba la mirada como si estuviese recordando algo.
—Lo conozco desde los quince. Él ha hecho mucho por mí...—Jungkook parecía querer seguir hablando, pero acabó decidiendo darle otro sorbo a la cerveza.
—¿Y los otros dos? ¿Quiénes son? —indagó curiosa, volviendo a llamar su atención.
—El de cabello azul es Taehyung, y el otro es Seokjin.
—¿Todos tienen nuestra edad?
—No. Seokjin es dos años mayor.
—¿Y qué hacen?
—Ya, ¿por qué tantas preguntas? —cuestionó frustrado.
—Sólo... no sé de qué hablar —confesó tímida, abrazándose a sí misma.
—Ninguno estudia si es lo que te preguntas. Seokjin y Jimin ni quiera han terminado el instituto porque no han podido tener las mismas posibilidades que yo, y aunque Taehyung podría, no le interesa para nada porque está perdido en su mierda —explicó pareciendo algo molesto, lo que hizo que la rubia sintiese una presión en su abdomen al arrepentirse por completo de haber indagado.
—Lo siento...
—No lo digas así, parece que estuvieran muertos o una mierda así —suspiró dejando la cerveza a un lado de la otra.
—¿C-Cómo te sientes? —preguntó nerviosa.
—Escuchaste la basura que dijo, ¿no?
—No habló muy bajo —recalcó haciendo una mueca, mientras que Jungkook soltaba una risa amarga a la vez que se levantaba.
—Lo bueno es que ya no va a atreverse a acercarse a ninguno de los dos.
—Luego de lo que le dijiste de nosotros, no creo que me deje en paz.
—¿Qué dije sobre nosotros? —examinó acercándose a paso lento, buscando su mirada.
—Ya sabes...—murmuró con la cabeza gacha, jugando con las mangas de su suéter.
—Que te besé.
—Nunca hablamos de eso.
—¿Qué quieres que hablemos sobre el beso? —cuestionó alzando una ceja al quedar en frente de ella a corta distancia.
—¿P-Por qué me besaste? —se atrevió a preguntar, levantando la mirada, encontrándose con los orbes oscuros e intensos de Jungkook.
—¿Debería tener una razón?
—Dijiste que éramos amigos —recalcó con la voz ahogada.
—Tú pudiste haberme apartado si no querías que lo hiciera.
Neveah sentía cómo sus latidos se aceleraban cada vez más, por lo que bajó la cabeza sin saber qué decir y sintiendo cómo la manga con la que jugaba ya se le estaban saliendo los hilillos, pero estaba realmente nerviosa ante la cercanía del joven. No era capaz de pensar con claridad, la tensión era tanta que sentía que se ahogaba, aunque no quería para nada que se alejase. Y por más que Jungkook podía notar con gran facilidad sus nervios, dio otro paso más para acortar la distancia, intentando buscar su mirada, pero estaba completamente seguro de que ella ya no sería capaz de levantarla.
Le gustaba verla así, tan vulnerable ante él, porque sabía perfectamente que aquella tensión no sólo venía de su parte, sino que era de ambas. Sin pensarlo, llevó la mano a su barbilla mientras se inclinaba hacia adelante rozando la nariz contra una de sus mejillas, pudiendo sentir cómo ella se estremecía por su tibia respiración al chocar contra su piel.
—¿Vas a ser capaz de alejarte si ahora me atrevo a besarte otra vez? —preguntó con voz profunda por lo bajo.
Neveah sentía que su corazón era capaz de salirse de su pecho en ese preciso momento. Estaba mareada, pero no sabía si era por el embriagador aroma del pelinegro, por la manera en la que rozaba su piel, la manera en que su tibia respiración chocaba contra su piel, pero era capaz de desvanecerse ahí mismo.
Jungkook rozó sus narices, dándose cuenta que ella aún así no era capaz de alejarse, pero él lo hizo. Unos pocos centímetros.
Al estar tomándola de la barbilla, hizo que sus miradas se conectaran, que volviera a encontrarse con aquellos orbes verdes y marchitos, su piel pálida bañada de pecas, sus labios esponjosos de un rosado pálidos y que por más que estuvieran partidos lo invitaban a volver a probarlos.
Los delgados labios del joven estaban sobre los de la fémina, en un beso completamente diferente al de la primera vez. Esta vez hizo presión sobre sus labios para así ser correspondido, besándola de manera profunda dándose todo el tiempo del mundo para recorrer cada centímetro de la boca impropia.
Neveah sentía cómo su mente parecía nublarse cada vez más, que estaba temblando y en cualquier momento se desvanecería, pero parecía ser que Jungkook fue consciente de eso, por lo que pasó sus fuertes brazos por su cintura para apegarla más a su cuerpo.
Ambos se separaron para recuperar el aliento, observándose fijamente, ella notando cómo su mirada se había oscurecido aún más, y al no ser capaz de soportarla, lo tomó de la nuca para volver a juntar sus labios. Esta vez estaba convirtiéndose en un beso húmedo y hambriento, sus lenguas enredándose mientras ella se aferraba con más fuerza al pelinegro que pasaba las manos por su cintura, bajándolas lentamente hasta llegar a sus muslos.
Neveah no pudo evitar gemir al sentir cómo este le hacía enrollar las delgadas piernas en su cadera, para así caminar hacia el mueble que estaba a su lado y depositarla ahí.
Aún mantenía las piernas enrolladas y se besaban de manera desesperada a la vez que Jungkook subía las manos buscando apretar sus senos pequeños por encima de la ropa. La rubia gimió involuntariamente, tirando de su cabello y mordiendo ligeramente su labio inferior, escuchando cómo este soltaba un gruñido.
Ninguno era realmente consciente de lo que estaba sucediendo, pero tampoco era como si quisieran serlo porque ya tenía más que suficiente y sólo buscaban una distracción, la cual estaban teniendo en ese momento. Tan sólo estaban dejándose llevar por el momento, sintiendo cómo comenzaban a anhelar más, sus manos recorriendo sus cuerpos por encima de la ropa, sus besos húmedos e intensos que dejaban sus labios hinchados y enrojecidos, y cómo buscaban restregarse.
No pensaban nada en absoluto, Neveah frotaba rítmicamente su pelvis contra la de él, provocando que ambos gimieran, hasta que Jungkook comenzó a bajar las manos a los pantalones de ella, comenzando a desabrocharlo, lo que hizo que rompiera el beso y bajara la mirada mientras se tensaba.
—Jungkook...
—Shh... No voy a hacer nada que no vaya a gustarte —aseguró rozando sus narices—. Sigue dejándote llevar, Neveah.
Quería negarse, o al menos la mayor parte de ella, pero no era capaz al tratarse de Jungkook, porque había estado realmente mal al no tener su atención antes. Este desabrochó sus pantalones para comenzar a dirigir su mano ahí, deslizándola dentro de sus bragas rosadas, sintiendo cómo ella se estremecía.
La fémina no sabía qué hacer, ni cómo reaccionar cuando sintió cómo este deslizaba la mano sobre su sexo mientras se observaban fijamente. Tragó con dificultad enterrando sus dedos en los bíceps de Jungkook, y el calor subía a su rostro cuando él comenzó a juguetear con sus pliegues, logrando que tuviera que morder su labio inferior para intentar ahogar un gemido ante las torrentes de agradables sensaciones que la estaban invadiendo.
—Está bien —musitó mirándola de manera tranquilizadora, Jungkook—. Está bien que lo disfrutes, es lo que quiero que hagas.
Este podía ver su rostro sonrojado y cómo parecía luchar por mantenerse callada, sabía que era posiblemente por la vergüenza, la cual quería que se fuera de una vez, pero Neveah ya no estaba soportando aquellas sensaciones que hacía tiempo se habían vuelto desconocidas para ella.
Jungkook podía sentir lo húmeda que ya se encontraba, por lo que sus dedos se habían deslizado con algo de facilidad en su interior, haciéndole perder por completo el poder que tenía sobre sí misma. Ahora él parecía haberse apoderado de ella, estaba logrando que gimiera y siguiera dejándose llevar, por lo que no pudo evitar sonreír satisfecho.
Neveah seguía gimiendo por lo bajo y agudo, empujando insuficientemente las caderas mientras los dedos de Jungkook se hundían nuevamente en su interior con gran facilidad. Parecía fascinado por la rubia, contemplando cómo reaccionaba ante sus toques, y podía notarse con facilidad por cómo su mirada oscurecida gozaba con sus gestos, con sus movimientos.
Estaba tan nublada por el gran placer que estaba sintiendo, que un quejido escapó de sus labios cuando este apartó la mano, alejándose, lo que hizo que ella tuviera que apartar las piernas mientras lo miraba confundida.
—¿Q-Qué sucede? —preguntó preocupada al pensar que pudo haber hecho algo mal.
—Quiero follarte —respondió simple, dirigiéndose hacia la mesa de noche para abrir el cajón donde tenía unos paquetes de condones.
—J-Jungkook, yo no...
—No puedes decirme que eres virgen —recalcó girando a verla con la ceja alzada.
—No, claro que no lo soy. Es sólo que... hace tiempo no... Ya sabes —balbuceó sintiendo su rostro arder.
—Tranquila. Eso no es problema.
Este comenzó a abrir el paquete de condones mientras ella intentaba ignorar la voz de su cabeza que estaba llenándola de inseguridades al hacerle saber, que luego de tanto, volvería desnudarse frente a alguien que no era su Doctor. Sentía cómo sus latidos volvían a acelerarse, por lo que empuñaba las manos.
—¿Estás bien? —preguntó algo desconcertado, comenzando a desabrochar sus pantalones.
—S-Sí.
Neveah tomó una temblorosa bocanada de aire y se levantó decidida a ignorar esa voz, llevando las manos a los bordes de su suéter para sacárselo. Iba a enfrentar la que sea que fuese la reacción de Jungkook al verla sin ropa, aunque estuviese temblando de nervios.
—¡¿Qué haces?! —preguntó tomándola del brazo, para así no permitirle sacarse el suéter, lo que hizo que ella se detuviera rápidamente y lo mirase desconcertada.
—D-Dijiste que íbamos...
—Sí, vamos a follar, pero con ropa —aclaró rápidamente.
—¿Q-Qué...?
—No quiero verte desnuda. Ahora date la vuelta, Neveah —ordenó alzando una ceja.
Ella aún atónita, volteó escuchando cómo este bajaba un poco sus pantalones y bóxers para colocarse el condón. Todavía no podía reaccionar porque seguía repitiéndose en su cabeza la manera de mirarle y decirle que lo harían con ropa porque no quería verla desnuda.
Las inseguridades estaban golpeándola de gran manera y aquella voz se escuchaba más fuerte, tanto así, que ignoraba por completo cómo Jungkook la había hecho apegarse a la pared, bajándole los pantalones junto a las bragas, para luego comenzar a restregarle el miembro en su sexo. Su mente era un caos, y él siquiera era capaz de notarlo, tan sólo estaba concentrado en cómo estaba hundiéndose lentamente en su interior, provocando que ella soltara un quejido y este gruñera ante la forma en que su miembro estaba abriéndose paso con algo de dificultad.
—Está bien. Está bien —murmuró entrecortado en su oído, saliéndose de su interior para luego volver a introducirse, pero esta vez por completo y jadeando para ella que cerró los ojos con fuerza mientras mordía su labio para ahogar el chillido ante el dolor mezclado de placer que la invadían.
Neveah intentaba concentrarse en la forma que sentía cómo su miembro entraba y salía cada vez con más rapidez al ir encontrando el ritmo, pero su cabeza no la estaba dejando en paz. Le recordaba que no quería verla desnuda, que estaba follándola así solamente para saciarse, pero que aún sin haberla visto sin ropa, le tenía asco.
Mientras tanto, Jungkook iba aumentando el ritmo, embistiéndola cada vez con más violencia al punto que resonaba el choque de los testículos contra el sexo de ella. Este la abrazaba con fuerza con uno de los brazos, mientras llevaba la otra mano a la de ella para colocarla en su nuca y que empuñara el cabello.
Ya tenía suficiente con no poder escucharla como para tampoco sentir sus toques, necesitaba que hiciera algo que lo llenara de más placer.
Pudo escucharla gemir agudo y sentir cómo tiraba de su cabello con algo de fuerza, lo que le hizo gruñir mientras enterraba el rostro en el cuello de ella, apoyando la mano libre en la pared. Estaba envuelto en un torbellino de deliciosas sensaciones intensas, que no era capaz de notar cómo las lágrimas brotaban de los ojos de Neveah, la cual no estaba disfrutando en lo absoluto por culpa de su cabeza.
Por la rabia, por el dolor, Neveah empuñaba con más fuerza su cabello, haciendo que este se motivara más al embestirla, al punto que no fue capaz de seguir soportando. Apretándola con más fuerza, gimió profundo en su oído mientras se corría en el condón.
—Oh, carajo... —jadeó apegándose lo más que podía a ella, sintiéndose exhausto y cómo el corazón parecía querer salirse de su pecho—. Te ayudaré...
Jungkook sabía perfectamente que había sido el único que llegó al orgasmo, por lo que no le gustaba para nada, así que decidió bajar la mano con la intención de jugar con su clítoris, pero ella lo tomó rápidamente de la muñeca.
—¿Qué...?
—Está bien, Jungkook —dijo con la voz ahogada, subiéndose la bragas y los pantalones, por lo que él se sacó el condón usado para subirse los bóxers y pantalones.
—Pero tú no tuviste un orgasmo —recalcó mirándola desconcertado, aunque ella seguía dándole la espalda.
—Dije que está bien —repitió tomando la mochila que estaba en el suelo, pero a lo que a él le llamó la atención fue escucharla sorber la nariz y ver que parecía limpiarse las lágrimas.
—¿Estás llorando? —preguntó acercándose rápidamente, pero ella se alejó para caminar hacia la puerta—. Espera, Neveah...
La fémina salió rápidamente, dejando a un Jungkook completamente preocupado y frustrado, sin entender lo que pudo haber sucedido.
(...)
Neveah había olvidado por completo el pedido de su amiga sobre que se juntara a hablar con Namjoon, pues luego de lo sucedido con Jungkook, comenzó a ahogarse en todo su pesar y más al llegar la noche. Esta vez no importaba que contara hasta cien, no importaba que intentase respirar, su cuerpo no respondía, su cabeza no entendía, y sabía que las personas a su alrededor no la comprendían ni un poco.
Seguía escuchando aquella voz que nunca la dejaba en paz, pero también no paraba de hacerse preguntas sobre qué debería hacer. Sentía que estaba volviéndose loca, que recaería aún más profundo, y estar en su casa en vez de ayudarla tan sólo estaba empeorando todo porque era como estar completamente sola.
Tan sólo pudo salir de ahí, escapar sin importarle que su padre pudiera verla, aunque tampoco creía que fuese a importarle. Caminó y caminó luchando contra su propia cabeza, hasta que llegó frente a una casa, donde dio unos toques en la puerta blanca, sintiendo cómo los nervios la invadían, pero también cuando la puerta se abrió, el alivio al encontrarse con una mirada felina.
Su terapeuta, Min Yoongi, estaba frente a ella observándola entre sorprendido y desconcertado, arrugando ligeramente la frente. Neveah tan sólo empuñaba las mangas del suéter que llevaba, debatiéndose sobre si realmente había hecho bien porque el tan sólo le dio su número, pero no fue capaz de llamarlo, y caminó hasta su casa de manera inconsciente.
—¿Q-Qué haces aquí, Neveah?
—¿Puedo pasar? —su voz salió ahogada, haciéndole detestarse más.
—¿Te sientes bien? —preguntó preocupado.
Ella tan sólo negó repetidamente con la cabeza mientras intentaba contener las lágrimas que se asomaban, lo que hizo que Yoongi se hiciera rápidamente hacia un lado para que ella pudiera pasar.
—Toma asiento —Neveah observó el sofá blanco, y decidió obedecer—. Te prepararé un té...
—No.
—Pero te ayudará...
—No. Sólo necesito hablar con usted —declaró sorprendiéndolo de alguna manera.
Este asintió y se acercó rápidamente para tomar asiento a su lado, dejando un espacio entre ambos donde podría caber una persona más. Neveah jugaba con los bordes de las mangas de su suéter, en un intento de calmar sus nervios mientras pensaba en cómo comenzar, y Yoongi la observaba atento.
—Estos últimos días han sido realmente difíciles para mí —confesó de manera casi inaudible—. Creí que todo estaba mejorando para mí, pero he vuelto a... odiarme tanto —Yoongi quería decir algo al respecto, pero sabía que ella debía estar intentando acomodar sus ideas para continuar hablando—. E-Es como si mi vida fuera una jodida cadena de sufrimiento, y ya estoy cansándome de intentar porque... nunca nadie va a quererme.
—¿Por qué dices eso? ¿Por qué piensas que nunca nadie va a quererte?
—¡Míreme, por Dios!
—Eso hago, y no entiendo a qué te refieres.
—¡Soy horrible! —exclamó histérica mientras las lágrimas brotaban.
—Yo no veo que seas horrible, Neveah —expresó alzando una ceja—. Ahora mírame tú a mí. ¿Me ves horrible?
—¿Qué...? —frunció el ceño.
—¿Te parezco horrible sí o no?
—No...
—Bien, para ti no lo soy, pero puede que para cualquier persona en la calle no me encuentre "lindo" —explicó encogiéndose de hombros—. Y déjame decirte que no porque seas linda las personas van a quererte. Va muchísimo más de eso, y tú tienes tantas cualidades que siquiera eres capaz de notar...
—No —negó repetidamente con la cabeza.
—Sí las tienes...
—No.
—¡Claro que sí! Y a medida que más me permites conocerte, sigo descubriendo...
—No, no las tengo —lo interrumpió con un hilo de voz, conectando sus miradas—. Soy horrible, nada es llamativo en mí, y mi cabeza está tan jodida —sorbió su nariz—. Nunca voy a estar bien. Ya no quiero...
—Escúchame —ordenó interrumpiéndola por primera vez—. Sé que no creerás nada de lo que te diga, pero el dolor no es para siempre. Aunque el presente te parezca abrumador, y no tengas esperanza alguna para el futuro, creyendo que será oscuro, tienes que confiar y tener fe en tu fuerza —ella negó con la cabeza mientras limpiaba bruscamente sus lágrimas—. Luego de toda la mierda, no puedes decirme que no tienes una alma guerrera —medio sonrió—. ¿Y sabes qué? Tienes que confiar en eso, porque siempre hay esperanza y calma tras la espera, Neveah.
Ella aún mientras sus lágrimas brotaban sin parar e intentaba limpiarlas, medio sonrió, queriendo más que nada poder creer en lo que le decía.
—Lamento haber venido aquí...—musitó mientras él negaba con la cabeza, haciéndole saber que no le molestaba—, es que no tenía a quién más acudir, pues Jihyun hoy sólo hizo que mis pensamientos se volvieran más oscuros, Namjoon está demasiado ocupado en no sé qué, y en mi habitación había tanto silencio que... sólo hacía que me odiara más —explicó con un hilo voz, pero acabó sollozando mientras bajaba la cabeza.
Yoongi podía notar tan fácilmente su dolor, que decidió tomar su mano libre que estaba sobre su muslo, dándole un pequeño apretón que llamó la atención de la fémina, pero acabó soltándola rápidamente.
—¿Qué sucedió con Jihyun?
—Ella sólo... no está de acuerdo en que yo me acercara a alguien. Me hizo sentir como que es imposible que él pueda interesarse en mí, ¿y sabe qué es lo peor? —preguntó riendo amarga, y Yoongi la miró curioso—. Que tiene razón. Él me dijo que no quería verme desnuda. Seguramente le doy asco como a todos.
—Espera —dijo reincorporándose—. Vamos por partes porque hay mucho que no me has contado. Entonces, ¿estás saliendo con chico?
—No —respondió rápidamente, desconcertándolo aún más, por lo que él arrugó el rostro—. Es decir, él me gusta demasiado, se atrevió a besarme y a follarme, pero no estamos saliendo por lo que acabo de contarle.
Yoongi abrió los ojos a la par al escucharla, porque jamás pensó que le hablaría sin pudor alguno sobre algo así, mientras que las mejillas de ella comenzaron a hervir al reaccionar.
—Háblame de ese chico. ¿Es un compañero de Universidad? ¿Un amigo en común...?
—En realidad, usted lo conoce...
—¿Cómo...?
—Es Jungkook —musitó bajando la cabeza—. Es Jeon Jungkook, de la terapia grupal.
Yoongi parecía completamente atónito, mientras ella no se atrevía a mirarlo por más de dos segundos, hasta que este suspiró apoyándose en el respaldo y pasó los dedos por su cabello, echándolo hacia atrás aunque fue cuestión de segundos para que volviera a acomodarse como antes, rozando sus pómulos.
—Cuando dije que era buena idea que te relacionaras con quienes forman parte de la terapia grupal, no me refería a algo como eso, Neveah —aclaró con el semblante serio, intentando mantener una voz calma, pero ella podía notar que no parecía agradarle para nada lo que acababa de confesarle.
—¿Por qué?
—Porque no está bien. No es algo correcto...
—Al carajo con eso. Tampoco está bien que sepa de su vida y, aún así, antes me ha contado un poco, tampoco está bien que esté en su casa y aquí estoy...
—¡Pero no está bien que te relaciones de esa manera con uno de tus compañeros de terapia grupal, y mucho menos si se trata de Jungkook! —alzó la voz provocando que ella lo mirase con los ojos abiertos a la par.
—P-Pero es agradable...
—Jeon Jungkook no es bueno para ti, ni para tu avance, Neveah —aseguró alzando una ceja.
(...)
Luego de escuchar a su terapeuta decirle que Jungkook no era bueno para ella, decidió marcharse porque ya había tenido suficiente con escucharlo por parte de Jihyun.
Había recibido mensajes por parte del pelinegro, el cual le preguntaba porqué estaba llorando, porqué se marchó de esa manera, y porqué parecía ignorarlo. Pero aún luego de lo que sucedió, de cómo desató sus inseguridades, más su odio, de las advertencias por parte de Yoongi, no sabía cómo ser capaz de alejarse de él. Odiaba ser así.
Temía volver a su casa y que todo empeorara, por lo que decidió llamar a Jihyun, y al saber que estaba con Hajoon, se decepcionó, pero al escuchar que irían a una fiesta, todo cambió. Pues, aunque los amigos de él se le hiciesen unos idiotas, creía que ir a una fiesta la ayudaría a distraerse para no hacer algo que luego se arrepentiría.
Cuando llegó a la casa de su amiga, notó su preocupación, ya que era demasiado evidente que había estado llorando, pero cuando le dijo que no fue nada grave y su terapeuta la ayudó a ver que no todo era tan malo, Jihyun se relajó. Neveah estaba bien con eso, porque lo menos que quería era hablarle de lo sucedido y que comenzara a creer que era un problema. Quería que su amiga se relajara y pensara que todo estaba bien con ella, para así no cansarla, por más que sólo supiese mentir porque sentía que cada día todo estaba peor.
Jihyun le había prestado ropa y maquillado, Neveah soltó alguna que otra risa al notar la emoción de su amiga, pues sabía cuánto adoraba hacer eso. Desde que se conocieron, tan solo había asistido a dos fiestas, y porque no dejaría de rogarle. Pero es que Neveah odiaba estar rodeada de personas, tener que colocarse aquella ropa correcta para salir. Aún así, aquellas dos veces que salió, la pasó realmente bien, pero eso fue más que nada por el hecho de que Namjoon estuvo presente, ya que Jihyun se iba por momentos con su novio. Y ahora el que él no estuviese, hacía que a Neveah le preocupase un poco cómo sería en la fiesta.
Después de todo, Neveah estaba en la casa donde era la fiesta, junto a su amiga, Hajoon, y su grupo de amigos. Las luces de colores, el humo y olor a cigarrillo como también a marihuana, y el amontonamiento de personas, provocaban que la rubia se sintiese asfixiada.
No estaba pasándola para nada bien, pues Jihyun parecía mucho más concentrada en su novio, en beber y bailar, casi ignorándola por completo. Y el hecho de que uno de los amigos de Hajoon, se acercara demasiado a ella, le molestaba. Era un joven de cabello rapado, alto, delgado, piel bronceada, ojos grandes y almendrados, nariz pequeña y redonda, labios delgados.
Se había presentado a ella con el nombre Sangwoo, y se le había hecho algo atractivo, pero eso no quitaba el hecho de que se sentía demasiado incomoda con su cercanía y cómo parecía ignorarlo.
Neveah no había estado más de una hora, cuando decidió colocarse su suéter que tenía anteriormente en sus brazos, para así salir de aquella casa sin que su amiga lo notase. Sentía la brisa fresca correr, despeinar su cabello, pero ella tan sólo caminaba perdiéndose en sus pensamientos.
Ya era tarde, por lo que no veía a nadie y tan sólo quería llegar a su casa, porque estaba segura de que en cuanto tocase su cama, se dormiría al instante.
Neveah caminaba tranquilamente, hasta que escuchó unos pasos que llamaron su atención, y cuando volteó asustada, pudo ver cómo dos jóvenes corrían hacia su dirección, pero pasaban por completo de ella. Rápidamente pudo notar que ellos estaban en la fiesta, lo cual se le hizo desconcertante que salieran de esa manera, como si algo hubiese pasado.
Debido a su gran curiosidad, apresuró su paso en un intento de saber a dónde era que iban, pero no tardó mucho en saberlo. En esa zona, las casas tenían sus luces apagadas, pero ella logró divisar gracias a las luces de los postes, como habían dos grupos de jóvenes como si estuviesen enfrentándose.
Al divisar rápidamente como allí se encontraba Jungkook, junto a sus amigos que pudo ver en la fotografía, se escondió rápidamente tras los arbustos al no querer que el pelinegro pudiese verla allí. De todas maneras, ella siguió viendo la situación, sintiendo cómo sus latidos se aceleraban al darse cuenta que frente a ellos estaba Minhyun con su grupo de amigos.
Jimin no dejaba de gritarle, inclinándose hacia él mientras empuñaba su chaqueta, pero Minhyun lo empujó provocando que perdiera el equilibrio, casi cayendo si no fuese porque el peliazul lo sostuvo. El rapado tenía toda la intención de tomarlo de la chaqueta y golpearlo, mientras Seokjin empujaba a uno de los amigos de este, pero Jungkook pareció no dudarlo para nada, empuñando con más fuerza la botella de licor que llevaba en su mano, rompiéndola sobre la cabeza de Minhyun que cayó al suelo.
En ese instante, Neveah sintió cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones.
Jungkook no estaba nada bien como para hacer eso, sabiendo que podría haberlo matado. Y ahora las palabras del terapeuta resonaban en la cabeza de la rubia, mientras veía cómo Minhyun se arrastraba entre sus amigos por la acera. El peliazul se había abalanzado sobre uno de los amigos que quiso golpear a Jungkook, estaban golpeándose entre sí y sus gritos podían escucharse quizás por toda la zona.
Las luces de unas tres casas se encendieron, una señora pelirroja salió de una mientras que un hombre salió de la de en frente, ambos gritándoles a los jóvenes, amenazando con llamar a la policía. Pero eso pareció no ser nada necesario cuando el sonido de la sirena llamó rápidamente la atención de ellos que no dudaron comenzar a correr, aunque a Minhyun tuvieron que tomarlo entre dos, pasando los brazos de este por sus hombros.
Neveah miraba toda la situación con sus ojos abiertos a la par, hasta que al ver cómo Jungkook huía junto a sus amigos, no dudó en salir de los arbustos, siguiéndolo. Podía escuchar cómo el que Jungkook había dicho que era mayor que ellos, parecía reprocharle, mientras el peliazul reía diciendo lo bien que estuvo lo que hizo.
—¡Jungkook!
Su nombre había salido de los labios de la rubia, provocando que Jungkook se detuviera en seco mientras sus amigos volteaban desconcertados.
—¿Quién demonios es? —preguntó el pelinaranja, mirándola de pies a cabeza mientras se acercaba a Jungkook.
El pecho de él subía y bajaba por su respiración pesada, la miraba entre sorprendido y desconcertado por tenerla en frente. No pudo evitar también mirarla de pies y cabeza, deteniéndose en su rostro, notando el maquillaje que llevaba.
—Tenemos que irnos. La policía va a encontrarnos —mencionó Seokjin.
—Ustedes váyanse y los encontraré luego —habló sin quitarle la mirada de encima a Neveah.
—En mi casa —recalcó palmeando su hombro, Jimin.
Jungkook asintió rápidamente, y Jimin no pudo evitar mirarla nuevamente de pies a cabeza, provocando que Neveah desviase la mirada por la inseguridad que comenzaba a golpearla, hasta que los escuchó marcharse.
—¿Qué haces por aquí?
—Sólo me fui de una fiesta y... vi lo que sucedió.
—¿Y vas a reprocharme? —preguntó cínico, acercándose.
—Pudiste haberlo matado, Jungkook —explicó indignada.
—Espera, follamos, te vas sin explicación alguna, ignoras mis mensajes, ¿y ahora vienes a reprocharle? —cuestionó riendo amargo.
—¿Ahora qué rayos importa eso? ¡Pudiste haberlo matado, y tú no eres alguien así! —aseguró frustrada—. ¡Eres mucho mejor que esa mierda!
—Tú no me conoces —masculló acercándose más a ella—. No me conoces para nada, así que no me vengas con tus reproches.
—¡¿No te das cuenta que si te reprocho es porque me importas y no quiero que arruines tu vida?!
Jungkook no pudo evitar tensarse al escucharla, mientras que Neveah al notarlo se reclamaba por haberlo soltado sin pensar, pero es que las palabras de Yoongi no dejaban de dar vuelta por su cabeza, y este se lo confirmaba con su accionar y lo que le decía. Eso le hacía sentirse una estúpida, y no lo soportaba.
—Deja de decir estupideces —murmuró arrugando el rostro, mirándola como si lo que hubiese dicho fuese una broma de mal gusto.
—¿Acaso a ti no te importa nadie?
—No. Nací solo, estuve toda mi maldita vida sin que nadie viera por mí, y moriré solo —masculló acercándose más ella que tuvo que levantar la cabeza para conectar sus miradas—. No necesito a nadie. Estoy bien así solo como estoy.
Neveah sentía cómo su sangre hervía, cómo un nudo se formaba en su garganta, pues se sentía una estúpida por haber creído que podría importarle a Jungkook, aunque sea un poco, pero quizás debió haberse dado cuenta que no era así por cómo había actuado por la tarde con ella. Ahora solo podía confirmar por completo las palabras de Jihyun, tanto como las de Yoongi.
Jungkook no era bueno para ella.
—Si eso es lo que piensas, está bien —espetó empujándolo para alejarlo de ella—. Adiós, Jungkook.
¡Hola!
¿Por qué creen que a Jungkook parezca sólo gustarle hacerlo con ropa? ¿Creen que Yoongi hace bien en no estar de acuerdo con la cercanía de Jungkook y Neveah? ¿Será que él se arrepienta y la busque? ¿Creen que eso sería bueno?
Este capítulo fueron 9k palabras, creo que me pasé, aunque no sé si el siguiente también sea así de extenso JAJAJA
Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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