OO2 | AMENAZA
Jungkook no se había quedado a conocer a los amigos de Neveah. Pues, lo había dicho tan sólo porque quería ver su reacción, además que le gustaba notar cómo los nervios la invadían, aunque claramente sabía que no era solamente porque se trataba de él, sino porque eso le sucedía con todas las personas que pusieran su atención en ella.
Neveah Moore era realmente insegura, y Jungkook era demasiado consciente de eso. Eso era muy fácil de notar para cualquier persona, más para el joven que le gustaba analizar a cada persona con la que hablase.
Luego de que ella pareciera aceptar el ser amigos, o así fue como él se lo tomó porque parecía ser que en ese momento a la rubia se le dificultaba hablar, Jungkook tan sólo dijo un "perfecto" con una falsa sonrisa en su rostro, para luego tomar su bandeja con la comida y levantarse. Neveah se quedó mirándolo completamente desconcertada por su accionar, por su repentino interés, hasta que el sentir la presencia de unas personas le hizo volver su vista a sus mejores amigos, principalmente, a Jihyun que tomó asiento a su lado.
Desde ese día a Jungkook no le importaba para nada acercarse a la fémina, buscar hablarle, aunque ella parecía seguir poniéndose demasiado nerviosa. Sabía que quizás necesitaba tan sólo poder acostumbrarse a su presencia, aunque no le importaba para nada que no tuviese mucho que decir.
El joven cuando se encontraba saliendo de la Universidad mientras estaba perdido en sus pensamientos, sintió cómo de repente tiraban de su brazo, lo que hizo que girase sorprendido encontrándose con su novia. Casi nunca sabía cómo reaccionar cuando la veía, simplemente, prefería pasar por completo aunque ella lo ayudaba de cierta manera a no pasar tanto tiempo en su casa.
Soowon dejó un beso en su mejilla para luego entrelazar sus dedos, comenzando a hablarle de cómo habían estado sus clases, como hacía de costumbre, pareciendo no notar en absoluto la poca atención que este le prestaba. Pero la verdad era que ella pensaba que era de esa manera. Nada cariñoso y de muy pocas palabras.
Se dirigieron al coche de ella, el cual siempre conducía Jungkook cuando estaban juntos, pues a la fémina le gustaba buscar complacerlo de la manera que fuese, para así intentar notar algún cambio en él. Pero eso no parecía suceder por más que los meses hayan pasado, ya que Jungkook parecía seguir manteniendo una distancia entre ambos, lo cual no lograba entender el porqué, y pese a eso, le seguía gustando demasiado.
El coche de ella se encontraba a una cuadra de la Universidad, y este se movía ya que Soowon se encontraba a horcajadas de Jungkook, el cual estaba embistiéndola. Tan sólo quería que se callara de una vez, que parase con su intensidad que alguna veces le hacía sentir que su cabeza le dolía, pero ahora la escuchaba gemirle en el oído mientras él intentaba concentrarse en lo que estaban haciendo.
Necesitaba más que nada concentrarse en la forma que la que su vagina le apretaba el miembro, en cómo se suponía que debía encenderle escuchar cómo le gemía, cómo lo montaba, pero su cabeza como la mayoría de veces era un completo caos gracias a todos los pensamientos.
Pese a que la ayudaba con los movimientos tomándola de la cintura, ella buscando acomodarse el vestido, tan sólo se frustraba consigo mismo. Su pecho subía y bajaba por su respiración pesada, dirigiendo su mirada hacia la ventanilla, pudiendo observar cómo una pareja de adultos caminaban tranquilamente, hasta que dirigieron la mirada al coche por los movimientos.
En ese momento sintió cómo Soowon besaba su mejilla, dirigiéndose a sus labios para juntarlos en un beso hambriento, aunque este no quitaba la mirada de la pareja.
—Ahórcame —ordenó entrecortado, Jungkook.
—¿Qué...?
—Hazlo.
Algo dudosa, aún manteniendo el movimiento, llevó una de las manos al cuello de su novio que medio sonrió y colocó la mano sobre su muñeca.
—Hazlo más fuerte —exigió, por lo que la fémina se sorprendió, pero decidió obedecer pudiendo notar cómo su mirada parecía oscurecerse.
—¿Así está bien?
Este no contestó, simplemente, comenzó a aumentar las embestidas al llevar ambas manos a su trasero haciendo que lograse tocar su punto sensible y ella chillara. El hecho de sentir cómo se le estaba dificultando respirar, ver cómo las cejas de su novia se juntaban, cómo no podía mantener la boca cerrada, la forma en la que gemía y chillaba buscando sostenerse de la ventanilla, del asiento, de su hombro con la mano libre para poder mantener sus movimientos, lo motivaba.
Jungkook gruñía al volver a sentir el placer invadirlo, más por la forma en la que ella temblaba por cómo su miembro seguía tocando su punto sensible. No estaba pudiendo soportar más al sentir las oleadas del orgasmo.
—¡Sigue así! ¡Oh, Jungkook! —chilló su nombre como un mantra, corriéndose sobre su miembro mientras se aferraba a él soltando su cuello.
Este gruñó molesto por esa razón, pero el sentir cómo le apretaba el miembro fue suficiente para que quisiese continuar hasta saciarse. Ella gemía agudo cerca de su oído al tener la cabeza apoyada en su hombro, pues estaba siendo sobreestimulada, hasta que unas estocadas más bastaron para que Jungkook se corriera en el condón al alcanzar el clímax.
—¿Puedes quitarte? —preguntó entrecortado, intentando recuperar el aliento mientras ella parecía seguir algo exhausta—. Necesito sacarme el jodido condón.
Ella suspiró apartándose para sentarse nuevamente en el asiento del acompañante, por lo que Jungkook comenzó a quitarse el condón usado.
—¿Por qué siempre tenemos que follar con ropa? —cuestionó frustrada mientras se acomodaba las bragas y luego el vestido, lo que hizo que Jungkook endureciera las facciones por la pregunta—. ¿Tienes algún fetiche o algo así? ¿Existe alguno así?
—No.
—Entonces, no lo entiendo.
—No me importa si no lo entiendes.
—¿Por qué tienes que ser así? —arrugó ligeramente la frente, intentando mantener la calma aunque le molestase demasiado su manera de mostrarse tan desinteresado en todo.
—Soy así, carajo, y si no te gusta sabes que puedes terminar con esto —espetó molesto.
—No. No es lo que quiero —aclaró rápidamente.
—Entonces, ya deja de preguntar estupideces.
—¿También sería una estupidez preguntarte sobre Neveah Moore? —interrogó alzando una ceja mientras dirigía su mirada a él que desvió la mirada.
—¿Qué hay con ella?
—¿Por qué ahora parece que se hablan? ¿Qué se traen?
—¿Qué me traigo con ella? —soltó una ligera risa cínica.
—Dime porqué de repente los veo juntos —ordenó mirándolo con sus facciones endurecidas, mientras este negaba con la cabeza.
—A ver, ¿estoy de novio contigo o en una puta prisión? —cuestionó conectando sus miradas, haciéndole saber que, por sus expresiones, no estaba tomándose nada bien sus preguntas.
—Sólo quiero saber —explicó más relajada.
—Es tan sólo mi amiga, así que ya deja tu interrogatorio porque estás haciéndome molestar —advirtió entre dientes.
Soowon acabó cruzándose de brazos mientras desviaba la mirada, porque detestaba que no pudiese esfumar las inseguridades que comenzaban a aparecer. Y es que no se creía para nada que fuesen solamente amigos, aunque quizás fueran sólo sus celos que le daba razones para seguir desconfiando.
Jungkook decidió pasar por completo de ella para encender el motor, intentando que la molestia que había provocado su novia, desapareciera. Pero es que detestaba que lo interrogara, que lo hiciera sentirse controlado y solamente por haberse acercado a Neveah, cuando tan sólo lo hacía porque coincidían en clases y en la terapia grupal, lo que despertó su curiosidad en ella.
(...)
Neveah inhaló y exhaló antes de entrar, cerrando la puerta tras su espalda mientras veía cómo su terapeuta estaba sentado esperándola a la vez que miraba hacia la ventana con una taza de café en su mano. Este llevaba su cabello dividido, una camisa color crema, algo abierta por los primeros dos botones, pantalones y zapatos negros.
No sabía si era a causa de aquel día lluvioso, pero Min Yoongi parecía más pálido de lo normal, al igual que desganado. Eso le llevaba a recordar días atrás cuando iba caminando junto a su amiga a la parada del autobús para ir a la Universidad, pero al estar cerca pudo divisar en una casa cómo un hombre parecía discutir con una mujer que lo empujaba.
Rápidamente pudo reconocer a su terapeuta, cómo este llevaba las manos a su cabeza mientras el coche se alejaba, lo que provocó que se sorprendiera. No sabía cómo reaccionar ante esa situación, por lo que detuvo a su amiga, pese a que llegarían tarde, pero es que no quería pasar por allí cuando él parecía estar pasando por una situación desesperante y dolorosa. Sabía que no sería nada cómodo para Yoongi que una paciente lo viese de esa manera, por lo que obligó a su amiga a esperar hasta que él entró a su casa.
—Buenas tardes —habló llamando la atención de su terapeuta, el cual carraspeó la garganta y fijó su mirada en ella.
—Buenas tardes, Neveah. ¿Quieres té o café? —preguntó inclinándose hacia adelante para depositar la taza en la mesa rectangular y oscura de madera.
—No, gracias —negó con la cabeza, tomando asiento en la silla que estaba en frente.
—Está bien. Cuéntame, ¿cómo has estado? —intentó sonreír, aunque le salió más una mueca torcida—. Por cierto, lamento haber cancelado nuestra cita del sábado. Tuve... unos inconvenientes.
—¿Se refiere a una mujer rubia con la discutió el jueves a la mañana? —indagó notando cómo este se tensaba, pareciendo algo sorprendido.
—¿Q-Qué? ¿Cómo...?
—Los vi cuando iba hacia la parada del autobús —explicó mientras él tragaba con dificultad y desviaba la mirada por un momento—. ¿Cómo está usted?
—Neveah, no...
—Yo estoy como siempre —se encogió se hombros—. Sabe que en mi vida no pasa nada interesante, más que sentirme una mierda todo el tiempo. Hábleme de cómo está usted, y yo profundizaré con mi situación como tanto quiere.
—Sabes que esto que estás haciendo no está bien, ¿verdad? —preguntó alzando una ceja, y ella volvió a encogerse de hombros, restándole importancia.
—Así está bien para mí. ¿Cómo está usted? Cuénteme.
Yoongi suspiró volviendo a desviar la mirada mientras pensaba en si realmente era capaz de ceder. Pues, sabía que no era nada correcto y jamás lo había hecho con algún otro paciente, pero tampoco le había tomado tanto tiempo alguna vez que alguien se abriera con él, hasta el que podía considerar uno de los más problemáticos lo sentía más fácil que aquella fémina.
Min Yoongi volvió su mirada a ella, pudiendo notar que parecía algo ilusionada de que decidiera hablar.
—Como puede estar alguien que hace unos días le pidieron el divorcio, y ahora hace una hora se encontró a su esposa en la cafetería con otro hombre —respondió con una sonrisa amarga, notando cómo ella parecía sorprenderse.
—¿Y... cómo sería eso?
—Me siento como la mierda, Neveah.
—¿Llevaban demasiado tiempo juntos?
—Más de trece años —respondió bajando la mirada, observándose jugar con el bolígrafo.
—¿Qué sucedió para que llegaran a eso? —indagó arrugando ligeramente la frente, lo que hizo que este pensara en todos sus descuidos como esposo y se detestara.
—Ya, es suficiente de hablar de mí y de mi vida que debería mantener privada —recalcó volviendo su mirada a ella que suspiró, pero acabó asintiendo, porque, al fin y al cabo, había logrado que hablase un poco—. Hablemos de ti como corresponde.
—¿Sabe algo? —llamó la atención de Yoongi, el cual se mostró interesado al notar el cambio en su tono de voz—. El hecho de que me hablara de cómo se siente, me gustó.
—¿Porque también me siento como la mierda? —preguntó con una pizca de gracia, lo cual hizo que ella soltase una ligera risa y él se sorprendiese, aunque prefirió fingir que no era así.
—Supongo, pero ¿sabe exactamente porqué? —su terapeuta negó con la cabeza—. Porque me hizo verlo más humano. Siempre lo vi como un maldito robot que no para de repetir esas frases clichés y de mierda que son típicas de profesionales, y que no me ayudan para nada, pero ahora ha sido distinto —explicó con una pequeña sonrisa a la vez que Yoongi soltaba una ligera risa—. Me hace sentir más cómoda el estar aquí.
—Me gusta saber que te sientes más cómoda, Neveah —expresó con un asentimiento de cabeza—. Entonces, ¿ahora sí podemos hablar de ti?
—Me parece bien —asintió provocando una pequeña sonrisa de satisfacción de parte de su terapeuta.
Para Yoongi, el comenzar a escucharla hablarle más de sus días, profundizar un poco más en cómo se sentía era algo aliviador porque no sabía cuánto más podía seguir intentando. Le desesperaba un poco el hecho de no poder llegar a ella como llegaba a sus demás pacientes, y el últimamente sentir que estaba fallando como terapeuta, no ayudaba para nada.
No quería perder a ninguno de sus pacientes como sucedió tiempo atrás, lo que le costó demasiado procesar, y con Neveah había comenzado a temerlo, así que ahora el poder escucharla sí podía decirse que era realmente aliviador porque tenía esperanza en que empezara a avanzar mejor.
(...)
Neveah estaba realmente sorprendida, ya que desde las últimas sesiones con su terapeuta, se estaba sintiendo algo distinta. Comenzaba a pensar que quizás Yoongi estaba teniendo razón en cuanto a que estaba siguiendo el camino correcto, que tanto esforzarse por no permitirse caer del todo, estaba dando sus frutos.
Quería más que nada creer que sus heridas estaban sanando, que podría algún día ser libre de su trastorno. Y lo que más le gustaba era notar cómo sus amigos parecían notar aquel cambio, por lo que no podían evitar estar alegres con eso, aunque no lo mencionaban.
La fémina caminaba nuevamente hacia la entrada de la Universidad, ya que tenía una última clase, pero en eso vio cómo una joven de cabello azabache y rizado, se acercaba rápidamente. Al notar que se trataba de Soowon, no pudo evitar sentir cómo un escalofrío recorría su espina dorsal al notar también cómo llevaba sus facciones endurecidas.
—¿Qué rayos te traes tú con mi novio? —interrogó acercándose demasiado a ella, al punto que sus rostros los separaban unos pocos centímetros, por lo que Neveah sentía cómo sus latidos se aceleraban—. ¡Responde!
—N-Nada, sólo somos amigos —balbuceó sintiendo el impulso de huir mientras que Soowon parecía analizarla, logrando provocar más sus nervios e inseguridades.
—¡¿Crees que soy estúpida, Moore?! —cuestionó ejerciendo fuerza en uno de sus brazos, provocando que ella chillara—. No me mientas porque vas a arrepentirte.
—J-Jungkook y yo sólo somos amigos, ¡lo juro! —aseguró desesperada, llevando la mano a la de ella en un intento de que la soltara, pero la joven parecía tener demasiada fuerza a comparación de ella.
—Sé que me mientes.
—¡No...!
—Escúchame bien, no te quiero cerca de él, así que te alejarás de mi novio por las buenas o haré que te alejes por las malas, ¿me entiendes? —advirtió ejerciendo más presión en su agarre, provocando que Neveah gimiera agudo y su visión se tornase nublada—. ¡Dime si entiendes, estúpida!
—¡Lo hago! ¡Me alejaré! —asintió con un hilo de voz.
—Eso espero.
Soowon la soltó mirándola de pies a cabeza con una expresión de disgusto que provocó que Neveah se abrazara a sí misma, deseando desaparecer mientras las lágrimas comenzaban a brotar.
Y otra vez volvía a lo mismo.
Había desaparecido esa sensación de estar mejorando, siendo nuevamente reemplazada por su mente que se volvía confusa, la paz se volvía aún más lejana, rodeándose de temores al punto que tenía que tratar de calmar sus latidos e intentar respirar lento aunque sentía que estaba ahogándose.
Ni siquiera sabía cuánto había pasado cuando volvió a la realidad, logrando divisar a Jungkook, aunque no podía escuchar con claridad lo que este le decía.
—¡Neveah! ¡Hey! ¡¿Estás bien?! —preguntó arrugando ligeramente la frente, aún un poco inclinado hacia adelante, tomándola de los hombros. Ella tragó con dificultad intentando que su voz pudiese salir, pero acabó llevando sus manos a las de él para apartarlas débilmente—. ¿Puedes hablarme? ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?
Neveah tan sólo negó repetidamente con la cabeza, bajándola un poco mientras se limpiaba bruscamente las lágrimas, detestando que la estuviese viendo de esa manera.
—¿Puedes decirme algo? Siendo sincero estás desesperándome —confesó intentando conectar sus miradas, pero ella veía hacia el suelo a un lado de él—. Neveah...
—E-Estoy bien —aseguró casi de manera inaudible.
—¿Por eso lloras? —cuestionó arrugando ligeramente rostro, sin creerle un poco.
—N-N estaba llorando, sólo...—suspiró frustrada—. ¿Qué importa?
Jungkook la observó con atención cómo limpiaba bruscamente una lágrima que comenzó a brotar, sintiendo algo de ganas de seguir intentando indagar, pero estaba seguro que sería en vano, por lo que decidió hablarle sobre lo que tenía pensado desde antes de verla.
—¿Quieres acompañarme a un lugar?
—¿Por qué? —frunció el ceño, conectando sus miradas—. Tengo clases.
—¿Prefieres entrar a una aburrida clase que no va a servirte de mucho o distraerte un poco?
—No lo sé...
—Vamos —ordenó pasando por su lado para tomarla de la muñeca, obligándola a caminar.
La fémina pensaba en que quizás debía comenzar a acostumbrarse que Jungkook cada vez que se la encontraba, la tomara de esa manera para obligarla a seguirlo a donde sea que quisiera ir, como también hizo unos días atrás para ir a la sesión de la terapia grupal. Pero es que este sabía que se negaría, como también lo lento que caminaba, por lo que no lo pensaba en absoluto y decidía obligarla de esa manera.
Neveah quiso decir algo al respecto porque no tenía ganas de estar junto a él, de tener que fingir soportar el día que estaba teniendo, aunque tampoco tenía ganas de entrar a la clase. Tan sólo quería dar media vuelta y comenzar a caminar hacia su casa, para así encerrarse en su habitación y permitirse ser consumida por sus malos pensamientos, sin importarle en absoluto lo que pudiera provocar, porque, en ese momento, lo menos que le importaba era volver a recaer.
(...)
Ya se encontraban bastantes alejados de la Universidad, y Jungkook seguía tomándola de la muñeca mientras caminaban. Ella iba unos pasos atrás y él no dejaba de ver las tiendas a los lados, sintiendo su estómago rugir al ver un lugar de comida rápida, por lo que se detuvo soltándola para sacar la cartera de sus jeans holgados, y abrirla.
—Carajo...
—¿Qué sucede? —preguntó notando cómo la frustración se reflejaba en su rostro.
—No tengo dinero y muero de hambre —explicó mirando el lugar de comida rápida que estaba en la acera de al frente.
—¿Tu idea era venir a comer y te olvidas de que no tienes dinero?
—Creí tener, pero ya recordé que lo gasté en comprar hierba y bebidas el sábado —hizo una mueca.
—Oh, eso es más importante que comer—comentó con cinismo.
—Jimin me invitó a una fiesta, así que no podía negarme.
—No, claro que no.
—La idea era salir de casa —aclaró por lo bajo, encogiéndose de hombros.
Neveah mordía el interior de su mejilla mientras notaba cómo este seguía mirando el pequeño restaurante y, además, por la expresión de su rostro, podía notar que era verdad que tenía hambre. A veces le frustraba de gran manera que la mayoría de veces que estaban juntos, él estaba comiendo, por lo que buscaba la manera de no escucharlo y mucho menos mirarlo.
Pero ahora estaba debatiéndose consigo misma si decirle sobre el dinero que guardaba en su mochila, por más que temiera que la obligase a comer al ya no saber qué excusa poner, cuando algo más que odiaba que tener que hacerlo, era tener que hacerlo con personas a su alrededor. Aún hasta le costaba hacerlo en frente de sus mejores amigos, pese a que la mayoría de veces la ayudaban a no perderse en sus malos pensamientos.
—Jungkook...
—Tengo una idea, ven —ordenó tomándola nuevamente de la muñeca para seguir caminando.
—¿A dónde vamos?
—A un lugar que odio, a ver a una persona que odio aún más, pero... lo importante es que seguramente me va a dar dinero.
—¿Quién es?
—Tú sólo sígueme.
—Imposible no hacerlo si estás tomándome como si fuera a escapar si me soltaras —mencionó frustrada, intentando seguir su paso apresurado.
—Es que por como caminas, nos tomaría una hora llegar aunque esté a pocas cuadras —explicó mirándola por un momento.
Jungkook caminaba sintiendo un gusto amargo en su boca, detestando por completo la idea de tener que ir a ese lugar, de tener que ver a esa persona cuando lo que siempre buscaba era escapar y ahorrarse el disgusto, la rabia y el dolor que le provocaba. Pero sentía que valía la pena verla un momento para obtener dinero, y así poder ir al restaurante, distraerse hablando con la fémina que llevaba a su lado, que también se distraería. O eso pensaba él.
Fueron pocas cuadras las que tuvieron que hacer cuando se encontró frente al hotel, lo que hizo que Neveah dirigiera su mirada allí también, frunciendo el ceño por el desconcierto.
—¿Qué hacemos aquí?
—Aquí trabaja la persona.
—Oh, ¿entramos?
—Tú quédate aquí. No me tomará más de dos minutos —aseguró empujando la puerta para entrar.
Neveah lo observó por un momento, pero estuvo de acuerdo con esperarlo, pese a sentir algunas miradas de las personas que pasaban. Se acercó a la pared para apoyarse en esta, abrazándose a sí misma mientras bajaba la mirada en un intento de ignorar.
No quería pensar que la miraban así por su aspecto, pero así era su cabeza, siempre haciéndole saber que todos la juzgaban, que todos la veían tan horrible como se veía ella. Era una tortura.
Comenzó a contar mientras apretaba sus brazos en un intento de calmar sus pensamientos, de poder relajarse aunque su respiración estaba volviéndose pesada. Necesitaba recordar que estaba ahí por Jungkook, que debía esperarlo, para así no marcharse de una vez como tanto anhelaba.
—Hey, ¡aquí estoy!
Al escuchar esa voz masculina, suspiró aliviada volviendo su mirada a Jungkook, lo que hizo que este frunciera el ceño por el desconcierto.
—¿Estás bien?
—S-Sí. ¿Qué es eso? —preguntó mirando el sobre amarillo que llevaba en una de sus manos.
—Oh, es el dinero para pagar la renta.
—Espera, ¿la persona es tu familiar? ¿Es tu madre?
—Es la persona que me trajo a esta vida de mierda —murmuró desviando la mirada.
—¿Y te dio también el dinero por el que viniste?
—No. Pero lo bueno es que tengo dinero de sobra —sonrió enseñando el sobre amarillo.
—Pero, Jungkook, tú mismo dijiste que es para la renta —recalcó mientras lo veía dirigirse hacia un coche, lo que hizo que se desconcertara—. ¡¿Qué haces?!
—Oh, además de este dinero, me prestó el coche para ir a pagar —explicó enseñando las llaves antes de abrirlo.
Neveah observó el coche que rápidamente pudo darse cuenta que era un modelo de los años 70, pero bastante llamativo por su color amarillo. Al observar cómo este se subía y luego se inclinaba hacia su costado para abrirle la puerta del asiento del copiloto, suspiró frustrada decidiendo también subirse mientras observaba cómo encendía un cigarrillo.
—Jungkook, no creo que debas gastar ese dinero cuando es para la renta —mencionó al cerrar la puerta.
—Créeme que puede conseguir demasiado fácil la manera de pagar —aseguró encendiendo el motor.
—¿Qué...?
—Ahora sí, vamos a buscar un buen lugar para comer —sonrió al comenzar a conducir.
Neveah parecía haberse por vencida en hacerle comprender que no estaba bien lo que quería hacer con ese dinero que era necesario para la renta, pues este parecía demasiado decidido en gastarlo, aunque podía notar que su intensión también parecía ser hacer enfadar a esa mujer. Lo había podido notar por la manera en que dijo de quién se trataba y cómo parecía no querer hablar sobre ella, además de su manera de actuar.
Este conducía tranquilamente dándole por momentos una calada a su cigarrillo, y Neveah sólo se dedicaba a mirar por la ventanilla llevando sus brazos cruzados. En ese momento comenzaba a arrepentirse de haber aceptado porque no le gustaba para nada saber que gastaría ese dinero, pese a no saber porqué parecía no tener una buena relación con su madre, pero es que no podía evitar sentir culpa con esa mujer por ese gasto.
—Jungkook...—habló cuando este se detuvo en el semáforo—, yo tengo dinero...
Al recordarlo no dudó en usarlo porque quizás eso haría que él aceptara no usar el dinero de la renta, pero cuando este quiso mirarla y decir algo al respecto, terminó girando su cabeza hacia el lado de su ventanilla. En ese instante sintió cómo su rabia aparecía porque al lado estaba un coche donde iban dos jóvenes, y el que conducía se había convertido en una persona que odiaba de gran manera.
Le dio una última calada a su cigarrillo, pudiendo escuchar cómo Neveah decía su nombre al no darle atención, pero siguiendo su impulso decidió tirar la colilla de su cigarrillo hacia la ventanilla del otro coche, golpeando el rostro del joven que estaba sentado del lado del copiloto.
—¡¿Qué carajos...?! —alzó la voz el joven, pero Jungkook al ver cómo cambiaba el semáforo, no dudó en acelerar, escuchando cómo le tocaban el claxon.
—¡¿Por qué hiciste eso, Jungkook?! —preguntó histérica.
Este tan sólo tenía la vista hacia el frente, deseando poder perderlos al girar, lo que hizo que Neveah gritara inclinándose hacia su lado mientras se aferraba al asiento.
—¡Dime que los perdimos! —exclamó mirando por el espejo retrovisor, Jungkook.
La fémina no sabía ni qué decir porque hasta sentía sus latidos acelerados y cómo el miedo la invadía cada vez más, mientras que el pelinegro seguía conduciendo a gran velocidad, mirando por momentos el espejo retrovisor.
En cuanto vio un semáforo, suspiró frustrado y detestándose por no haberse acordado de que estaba ahí, porque quería más que nada seguir conduciendo hasta asegurarse de haberlos perdido por completo.
—Creo que estamos bien —mencionó girando a ver a la fémina.
Ella seguía aferrada al asiento, observando hacia el frente con los ojos abiertos a la par, lo que le dejaba saber a Jungkook que en verdad estaba asustada. Este quiso volver a decir algo para llamar su atención y ayudarla a relajarse, a pesar de que él no lo estaba del todo, pero en ese preciso instante sintió un choque en la parte trasera, lo que hizo que Neveah chillara mientras llevaba la mano al tablero antes que su rostro impactara ahí.
Jungkook con sus manos colocadas en el volante, miró por espejo retrovisor cómo el coche que conducía aquel joven que odiaba, estaba ahí, y este se bajaba con sus facciones endurecidas, acomodando su chaqueta negra.
—Carajo, carajo, carajo...—murmuró histérico.
Este giró a ver a la fémina que miraba asustada hacia atrás la forma en cómo se acercaba, Jungkook pensaba en que si no fuera por ella, no tendría problema alguno en bajarse y darle su merecido. Pero no quería que pasara por ese susto, además que no sabía de qué serían capaz ellos con Neveah.
Sin más, sin importarle en absoluto que el semáforo siguiera en rojo, aceleró para escapar, escuchando cómo este gritaba insultándolo, y por el espejo retrovisor pudo ver cómo volvía a su coche.
—¡¿Puedes decirme por qué demonios hiciste eso?! —preguntó histérica.
—¡Ahora no hay tiempo! Luego te contaré.
Neveah estaba completamente arrepentida de haber decidido dejarse llevar por Jungkook, porque sino estaría en su casa y no temblando de miedo, huyendo en el coche del pelinegro que conducía como loco, haciéndola chillar cada vez que giraba.
(...)
Jungkook había conducido hasta llegar a un descampado, completamente seguro de que los perdieron, lo que hizo que ambos pudieran respirar aliviados luego de tanta adrenalina. En ese momento, ambos se bajaron del coche, él lo rodeó para observar cómo en la parte trasera aquel choque dejó unos rayones, y Neveah sólo se acercó al capó del coche para tomar asiento.
—¿Lo arruinó mucho? —preguntó curiosa, girando a ver a Jungkook que parecía algo frustrado.
—Pudo haber sido peor —se encogió de hombros, acercándose.
—Dijiste que me contarías porqué parecen odiarse.
—Cierto —asintió sentándose a su lado—. Se llama Minhyun. Hace tiempo que vende drogas, y no le importa en absoluto que sean menores de edad quienes puedan comprarle. Él le vendió a la hermana de Jimin...
—¿Jimin? ¿El mismo que te invitó a una fiesta?
—Es un amigo —explicó, lo que hizo que ella asintiera al comprender—. Su hermana es menor de edad, y ese hijo de puta buscó aprovecharse de ella luego, así que es por eso es que actué de esa forma.
—Ahora entiendo.
—Lamento haberte metido en esta situación —hizo una mueca.
—Ya, no pasa nada.
Jungkook la observó medio sonriendo y decidió echarse hacia atrás, recostándose en el capó del coche. Neveah lo miró por un momento hasta que decidió imitarlo, observando el cielo anaranjado por el atardecer, pensando en lo hermoso que se veía.
Ambos se mantenían en completo silencio, disfrutando de la tranquilidad luego de lo vivido, pero ella no pudo evitar girar la cabeza para observar al pelinegro que tenía las manos debajo de su cabeza.
Este llevaba un gorro negro que hacía que su cabello oscuro llegase a tocar sus pómulos, tenía una chaqueta de cuero negra, camiseta del mismo color, jeans desgastados y holgados como de costumbre, cinturón negro y botas militares del mismo color. En ese momento no podía evitar pensar que se veía bien, más que nada con aquel ahumado negro en sus ojos que comenzaba a acostumbrarse a verlo. Ella estaba segura de que solamente a él podría quedarle bien eso.
—Ahora que ya pasó, fue genial, ¿no crees? —preguntó con una pequeña sonrisa.
—Hm... No. Sigo creyendo que fue horrible —respondió provocando la ligera risa de Jungkook.
Este seguía sonriendo al recordar la adrenalina que vivieron y, cómo ahora, luego de tanto, al estar en silencio no estaba siendo invadido por sus malos pensamientos, siquiera sentía aquel vacío en su pecho. Estaba realmente bien.
Quizás la compañía de Neveah lo ayudaba. Aún no lo sabía con claridad.
La rubia seguía mirándolo, pensando en lo sucedido antes de que Jungkook la hiciera seguirlo. Tan sólo había decidido darse por vencida y permitir que la llevara con él porque necesitaba decirle de la amenaza de Soowon, de que tomaría la decisión de alejarse ya que no necesitaba más problemas en su vida si lo que quería era avanzar alguna vez.
—Oye...
—¿Qué sucede? —preguntó curioso, girando su cabeza para verla.
Observaba a la fémina, cómo más mechones escapaban de su coleta, pero más que nada las pecas que adornaban su rostro, algunas más grandes lo que las hacían más llamativas, aquellas que estaban bajo su ceja derecha, en su nariz y arriba de su labio superior que era más delgado que el inferior. Eran demasiado llamativas, pero hermosas que le daban un toque encantador a Neveah.
—Tu novia habló conmigo.
—¿Novia?
—Soowon.
—Oh, pero ¿por qué hablaría contigo? —cuestionó arrugando ligeramente la frente.
—No quiere que vuelva a acercarme a ti —explicó por lo bajo.
—¿Qué? —soltó una risa amarga.
—Le dije que sólo somos amigos, pero creo que es algo insegura, y comprendo, así que...
—¿Sabes por qué me acerqué a ti? —la interrumpió.
—Aún no terminé de hablar.
—Ya lo sé, pero quiero hablar yo antes de que digas una estupidez —explicó rodando los ojos.
—Ya me dijiste que es porque piensas que estoy jodida como tú.
—Sí, pero me llevé la sorpresa de que tú eres la primera persona con la que siento que... puedo confiar —expresó algo nervioso—. Me gusta pasar tiempo contigo, Neveah.
Ella estaba sorprendida por sus palabras, siquiera sabía qué decir al respecto mientras que Jungkook sentía cómo los nervios iban en aumento, y por más que podía expresarse más, las palabras no salían de su boca al no ser nada bueno.
—¿En serio vas a hacerle caso a ella?
—Es tu novia. Además, lo menos que quiero son problemas.
—Pero tú y yo sólo somos amigos —recalcó frustrado.
—Eso le dije, pero no lo cree, así que lo mejor es que mantengamos distancia a partir de ahora.
—Está loca —murmuró molesto.
—¿Y nosotros no? —cuestionó arrugando ligeramente la frente.
—Lo estamos, pero es distinto, Neveah —suspiró—. Escucha, intentaré hablar con ella....
—No lo sé...
—Le haré entender que solamente eres mi amiga, y prometo que no te hará nada —aseguró conectando sus miradas, notando cómo ella parecía dudar—. Lo solucionaré.
La rubia parecía seguir indecisa, lo cual a él no le gustaba porque quería escuchar que seguirían siendo amigos, que seguirían compartiendo momentos juntos donde ambos podían distraerse de lo miserables que se sentían todo el jodido tiempo. Este la miraba rogante, lo que hizo que ella medio sonriera haciéndole saber que aceptaba, provocando también la sonrisa de él.
Ambos continuaron mirándose, Neveah sintiendo su rostro enrojecer por la vergüenza que le comenzaba a generar al pensar en que podía estar notando cada uno de sus defectos. Pero para sorpresa de ella, sin saber en qué momento, sus rostros se encontraban en una corta distancia, hasta que Jungkook, sin poder soportar el impulso que lo estaba invadiendo con gran intensidad, decidió estampar sus labios con los de ella.
¡Hola!
¿Les va gustando cómo van desarrollándose los personajes? Parece ser que Neveah le hace bien a Jungkook, ¿pero creen que él pueda generarle lo mismo a ella? ¿Jungkook hizo bien en besarla? ¿Creen que eso pueda cambiar mucho las cosas? ¿Les gusta Yoongi como terapeuta?
Lamento si hay muchos errores, la verdad últimamente ando más ocupada y me empezó hasta dar flojera leer lo que escribo, editar los capítulos, pero prometo intentar traerles contenido decente ajdjsh me convertí en lo que juré destruir :(
Espero que de todas maneras les haya gustado el capítulo, el siguiente es mejor y más extenso, lo juro
No se olviden de dejar su voto y comentario, ya saben que adoro leerlos jujuu
¡Nos leemos pronto!
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