𝕯𝖚𝖔𝖉𝖊𝖈𝖎𝖒𝖆
Y entonces, el chico se preguntaba cómo debía actuar ante una situación como está.
No sabía si aventarse por la ventana o bajarle a abrir la puerta.
En los ojos de Jean la desesperación brotaba en forma de líquido, mientras se enterraba las uñas intentando detener el sangrado de su brazo.
El pecoso lloro, por qué no sabía cómo, ni que, ni cuando.
Definitivamente las situaciones imprevistas no eran lo suyo; no si no tenía a alguien a su lado que le detuviera la hiperventilación.
Se pegó a si mismo, una cachetada, fuerte, desde el fondo de su corazón, su ello salió a controlar la situación. ¿O sería su superyó?
Se deslizó, como pluma por las escaleras, causando estrepitoso ruido, despertando a su madre quien se encontraba durmiendo plácidamente.
Y con su pijama de perritos, y sus Crocs amarillas, busco, como su cuerpo le dejo las llaves en el cajón.
Cuánto le recordaba a estar ebrio.
El chico las encontró, abrió la puerta, y en el cobijo de las estrellas y la neblina de una noche oscura y fría, se encontró con el amor de su corta vida lleno de sangre. Quien sabe. Igual y había matado a alguien. Igual e iría a prisión por ayudarlo, abandonando su brillante futuro.
Pero a Marco Bodt, poco le importo, y se mancho de sangre la cara tomando entre sus brazos a quien lo humilló frente a todos.
Con todo, incluso sus ojos llorosos, las miradas de los vecinos que prendían sus luces y asomaban sus picos entre los cables de luz y las ventanas borrosas, le juraba que todo estaría bien, que nada malo ocurriría mientras estuvieran juntos.
La señora Bodt, de cabello oscuro y rizado, con su pulcra pijama blanca, cargo al muchacho herido, y lo acostó en su sillón, cerrando la puerta tras ella, decepcionando a los expectantes que habían acudido al show.
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——𝕸𝖆𝖗𝖈𝖔 𝕭𝖔𝖉𝖙——
— Si, ¿Bueno?...Por favor manden una ambulancia al #214 de Trost, es urgente, hay un muchacho herido.— decía mi madre caminando de un lado a otro, sobre la alfombra café que había de la sala al comedor.
El rostro de Jean comenzaba a palidecer más y más.
Con el dolor del mundo, el castaño metió su mano a el bolsillo de su chaqueta de mezclilla negra, y alcanzó a sacar una bolsa pequeña con alguna sustancia ilegal que probablemente haya sido la que lo metió en el problema. Me la puso en la mano, y me susurro.
— No q-quiero ir a la cárcel.
Ay, mierda, honey. ¿En que rayos nos has metido?
Ni si quiera me había atrevido a mirar el tamaño o la cantidad puntual de heridas que tenía.
El chico tiritaba de frió frenéticamente.
Mi mamá me indicó que fuera a buscar algo con que taparlo, y con que limpiarlo en lo que llegaba la ambulancia, yo asentí, y tome mis piernas temblorosas y subí las escaleras en busca de alguna cobija limpia y alcohol, de ese que lamentablemente no podría consumir.
El clima había desendido. O al menos mi temperatura en la sagre. El miedo corría entre mis venas y dificultaba cada acción que pretendía hacer.
Baje las escaleras en un intento por no teminar rodando. Y ahí. Se encontraba mi madre sentada al lado del sujeto que le quitaba el sueño a su hijo.
Le pase la botella de alcohol, y le vació un poco a un algodón, le subió la playera a Jean y comenzo a pasarlo por todas sus heridas. El, gemia de dolor. Mientras yo, inmovil, veía la escena como si fuera un simple espectador.
— Marco, hazle algo a tu amigo, se le va a bajar el azúcar.— me dijo mi progenitora, volteandome a ver apenas.
Camine hacia la cocina, encontrando azucar y té. No estaba seguro de que podría tomar ahora que estaba desangrandose. Comencé a hervir el agua, cuando las sirenas de la ambulancia comenzaban a oirse a lo lejos.
Pronto las luces rojas y azules iluminaban los rostros de mis dos amores.
Salí, pisando las hierbas disparejas y rebeldes que crecían en mi jardín.
Los camilleros entraron, y se llevaron a Jean en una cama amarilla.
Los vecinos volvían a salir; en otra circunstancias me hubiera preocupado que me vieran en pijama, y más en la que llevaba puesta.
Gran día para decidir dormir calientito.
Subí, acompañando a mi amigo, dejando atrás a mi madre. Me despedí de ella con un gesto. Tomé la mano del castaño, frente a los tecnicos, y el me correspondió enrrollando sus dedos con los mios.
Tomé mi celular, y pensé en que palabras decir.
— Señora Kirschtein, Jean tuvo un accidente, y vamos hacía el hospital.
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Los pasillos blancos del lugar se llenaron de sonidos de angustia; esos que pueden ser confundidos con placer o dolor.
La mamá del chico de mis sueños entraba alarmada jalando las batas de los doctores mientras preguntaba por su unigenito. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Me pare a acompañarla.
Se desprendió cierto alivio de ella al verme, la abrace y la acompañe a la recepción para que le dieran datos del estado de su bebé.
La recepcionista llamo al doctor, quien despreocupado y con un semblante indiferentemente concentrado, afirmo que el chico había perdido sangre pero que se encontraba estable.
— Tendrá que hablar con la policía más tarde.— pronunció.— y tú también, muchacho.— dijo mientras se dirigía a mi.
Miles de cosas y escenarios que habría sufrido Jean se presentaron en mi cabeza. ¿Que debería decir?
Una chica fumando un cigarrillo irrumpió en la sala, acompañada de un chico calvo.
Ymir y Connie.
— Hey...señorita no puede fumar aquí...—le reclamo un camillero a la pecosa.
—¿Ah sí?.— espeto mientras apagaba y retorcía el tabaco en los tubos de la cama.— de todas formas era un horrible lugar para hacerlo.
— Oye fea...no deberías actuar así.— le respondió Connie
— Tch.
La señora Kirschtein quedó estupefacta.
Me imagino que se preguntó con que clase de personas salía su pequeño Jeanbo.
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Jean Kirschtein se había accidentado anoche. Nadie sabía bien si se habia peleado o había cometido un asesinato. Entre los pupitres las chicas se secreteaban más lo último.
Les parecía sexy un hombre violento. Me pregunte que más podría tener Kirschtein de atractivo...además de sus musculosos brazos y la forma en que le quedaban esos pantalones negros rasgados mientras camina...
Arlert.
Dios.
¿Que estás pensando?
Marco no se encontraba en clase. Ni Ymir o Connie. Supongo que estarían con el, a ninguno le llegaban los mensajes.
La clase seguía, particularmente aburridas.
Cuando un sujeto abrió la puerta e irrumpió al profesor.
Era el director.
—Buen día maestro Shadis, ¿Podría permitirme a Arlert un momento?
Todas las miradas se posaron en mi. Por mi cabeza repase mis últimas acciones del mes. No podrían llamarme por ninguna.
Shadis hizo un gesto con la cabeza, indicándome que siguiera al director.
El silencio me penetro el alma.
Me despedí de mis compañeros con la mano, y salí esperando a ver qué incógnita llevaba a Zackley por ahí.
Llegamos a su oficina, y me hizo sentarme, en una de las sillas de terciopelo que se encontraban frente a su escritorio. Poso su voluminoso cuerpo y se dirigió a mi, bajandose los lentes para verme a los ojos.
— Arlert tienes el mejor promedio de tu generación...bueno, excepto por Mikasa. Y por Marco. — comenzó.— el punto es, que tú sabes que estás en el programa de mentores y como mentor, te veo como el más apto para esta misión que tengo. ¿Aceptas?
Comenzaba a oler por dónde iba la cosa.
— C-Claro.
— Bien Arlert, necesito que ayudes a Kirschtein. Está a punto de perder el año y tal vez su vida. Hace un par de semanas tuve que hablar con el alguacil para que no lo arrestara. ¿Sabes la clase de escándalo que se armaría si algún chico de la escuela es encarcelado? Ni hablar. — tomo un puro y lo coloco en sus labios, si prenderlo.— por eso Armin, necesito que vayas al hospital o a su casa y le enseñes todo lo que sabes. Que lo endereces. Se que Mikasa no tendría la delicadeza, y Bodt tal vez terminaría de desviarlo. Si consigues que el promedio de Jean mejore, te conseguiré una carta de recomendación de mi parte o de alguno de mis colegas para la mejor universidad que a ti te parezca.— encendió el puro, sin importarle mi prensecia. — Que dices Arlert. ¿Aceptas?
Tome mi cuerpo y me pare de la silla, extendiendo mi mano hacia el director.
— Será un honor.
Fabuloso Armin, tendrás que darle clases privadas a tu Bully.
————
AHHH HOLAAA COMO ESTAN
¿Les gustó el cap?
Disculpen la hora, los amo. 💕
Corregiré mañana el capítulo. Que tengan linda noche. 💕
Edit: Pinche Wattpad quita los guiones largos me caga. JAJAJA.
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