𝕮𝖚𝖆𝖗𝖙𝖆
——𝕰𝖗𝖊𝖓 𝕵𝖊𝖆𝖌𝖚𝖊𝖗——
Y ahí se encontraba mi madre.
¿Como podría ser tan amenazante si solo estaba mirando la televisión?
Tome aire. Mikasa y Armin me esperaban a fuera.
Entre más rápido mejor Eren, me repetía en mi cabeza.
Pelea Eren.
Un momento...
¿Contra quien iba a pelear si era mi madre? Que tonto.
Preparé mi mejilla para la cachetada que probablemente nos llevaríamos a continuación. ¿Por qué mierda es tan difícil contarle algo como esto a tus padres?
Camine, y me senté en el sofá de al lado de mi madre. Ella estaba viendo su novela. Comencé a mirarla con ella.
—¿Ahora que hiciste en la escuela, Eren?.— Me soltó después de unos minutos de que me hubiera sentado ahí.
—¿Yo?¿De que hablas madre?.— Fingí.— si solo quería pasar un rato contigo.
—Eren, ¿Tu piensas que nací ayer? Vamos, dame eso que traes en el bolsillo derecho.
— ¿Acaso tienes rayos x? El FBI debió haberte contratado.
Sin más opción, le extendí el citatorio. Su ceño se frunció conforme sus ojos iban avanzando por la hoja de papel.
Comencé a rezar.
—Puedo explicarlo, lo hice en defensa propia y de mis amigos.
—Eren es la primer semana del semestre y ya llevas un citatorio no puedo creerlo. Siempre te metes en problemas.
—¡Mamá es que el empezó!.— Comenzaba a sentirme en el jardín de infantes.— Lo hice por que comenzó a agredir a Armin. Le dijo cosas feas.
En ese momento la ventana de la sala se abrió y por ella se asomo el rubio mencionado. Dios santo ¿Que estábamos haciendo?
—¡Señora Jeaguer de verdad ha sido mi culpa no mate a Eren!
Mi madre se sobresalto. Nos observo con los ojos bien y abiertos y se echo a reír.
— Que sea la ultima vez.— Se limito a decir.
Sonreí y le agradecí hasta quedarme sin aliento.
Subí corriendo las escaleras para cambiarme, pensando en la gran fiesta de bienvenida de nuestro ultimo semestre iba a comenzar. Estaba demasiado emocionado. Me comencé a imaginar los pasos que haría en un par de horas y lo ebrio que iba a ponerme. Tomé las mejores ropas que tenía, me puse mi bucket hat negro y corrí de nuevo abajo. Busqué dinero. Sabía donde Zake guardaba sus monedas y las tomé de ahí. Las regresaría luego.
O tal vez no.
Me despedí de mi madre, besandole la frente y le dije que regresaría más tarde. Sonrió. Prometí llamarle.
Salí triunfante de la casa y tomé a Mikasa y Armin entre mis brazos, comenzamos a caminar tomados de las manos.
Mis hermanos, que lindo era estar juntos y cuidarlos...cuando podía. Cuando no, Mikasa se encargaba de cuidarnos a Armin y a mi.
Ellos aún llevaban sus ropas que habían llevado a la prepa, y si, el pequeño Arlert iba a ir con esa hombliguera negra que tanto hacía resaltar su figura.
Armin tenía un físico muy androgino.
Muy androgino, más no feo.
Tenía apenas unos músculos queriendo asomar en su abdomen, y una cintura tan pequeña, que más de una chica lo envidiaba seguramente.
Llegamos a la parada de autobús y esperamos a tomar el camión indicado. Ninguno nos llevaría hacía la zona residencial, claramente. Pero al menos nos acercaría.
No tardo mucho en llegar. Vi mi reloj. Eran las 7:15 de la tarde.
Que extraño, apenas iba oscureciendo.
Ayude a Mikasa a subir primero y luego subí a Armin. Pagué los pasajes. Deje que ellos se sentaran juntos y yo me senté solo.
Comencé a pensar. ¿Estaría ahí mi hermano?¿El perdedor sabría cuando me bebiera todo ese alcohol en su cara que fue el quien patrocinó mi borrachera? No pude evitar sonreír. Iba a ser una noche muy entretenida.
Venía tan absorto en mis pensamientos, que no me dí cuenta cuando teníamos que bajar.
Mikasa fue a despertarme de mi trancé, me tomo de la mano y bajamos juntos del camión.
No nos soltamos de la mano. Habría que aprovechar la oportunidad. Armin nos vio extraño.
— Ew.— Profirió el rubio.
Pero no nos soltamos; Mikasa se sonrojó un poco.
Caminamos hasta la puerta de la dirección del evento.
Después de unos cuantos metros no hubo necesidad de seguir la dirección, la música se escuchaba hasta donde estábamos, y las luces led comenzaban a hacerse notar. Sonreímos. Armin estaba realmente emocionado, nos jalo a los dos para apresurarnos a entrar.
Mucha gente.
Demasiada gente.
Oh, Historia. Que capaz eres para mover masas. Que capaz eres para hacer que todos quieran ir hacía donde tu estas.
Un chico alto de pecas, vestido de overol negro, converse rojos y una playera a rayas de manga larga nos recibió. En una mano llevaba su celular y su cigarrillo, y en la otra llevaba un vaso rojo, lleno hasta el tope. Marco. Era realmente sorprendente que pudiera escribir en el celular, mientras tenia su cigarro en esa misma mano y con la otra tomaba alcohol.
— ¡Armin! Ven aquí salúdame.
Armin corrió a los brazos de Marco, mientras Mikasa y yo mirabamos orgullosos a nuestro pequeño. Se había quitado la chamarra y ahora llevaba descubierto el abdomen.
Entonces, sorprendentemente Marco tomo a Armin por la cintura y beso sus labios.
Fue un pico.
Armin se quedo estupefacto.
— Es un beso de amigos. Ya sabes.— Justifico el pecoso, a quien ya se le comenzaban a notar las copas.— Vamos, ve diviértete. Pesca algún buen hombre.
El rubio se acerco lentamente a Mikasa y la abrazó. Luego, susurro.
— Era mi primer beso.
Mikasa le acarició la cabeza mientras yo comenzaba a observar el entorno.
La noche apenas comenzaba.
Pronto divisé a Sasha y a Connie, bebiendo tanto como comían. Ymir, platicaba con el idiota de Jean. A su lado estaba una chica rubia de nariz Aguileña que no conocía.
Comencé a caminar entre los cuerpo ya sudorosos de los adolescentes, dejando a mis amigos atrás.
De repente se comenzaron a escuchar los gritos de "¡Pelea! ¡Pelea!", y cuando se escucha eso, ningún humano puede detener ese impulso de ir a ver que esta pasando.
Movido por el morbo, comencé a acercarme al sonido. A cada paso era más difícil avanzar.
Entonces, divisé dos figuras.
El primero era un chico, de baja estatura, pelo negro, pálido y unos ojos tan penetrantes. Llevaba puesto encima una chaqueta de piel corta, un pantalón negro con cadenas. Se le notaba el delineado debajo de los ojos. La luz morada enmarcaba sus rasgos finos, sus ojos enojados , parecía que fueran a salirse de sus cuencas y esas venas que podrían explotar en cualquier momento.
Me quedé viéndolo unos segundos.
La homosexualidad había tocado mi puerta.
El chico gritaba, decía que iba a matar al otro tipo. Dos rubios altos lo sostenían.
Del otro lado, con un vaso en la mano, se encontraba mi hermano. Zeke.
Si, pensé, el era el único idiota que podría causar una pelea en una fiesta.
— ¡Maldito imbécil hijo de puta te mataré!.— Seguía gritando el pelinegro.
Zeke lo miro de arriba a bajo y rió.
Cuando estuvo a punto de irse, el chico de los ojos delineados se soltó del agarre de sus amigos y tomo a zeke por la espalda. Lo tiró al suelo y comenzaron a pelear.
Comencé a reír mientras veía la escena. Tal vez debería ayudarlo.
Cuando estuve a punto de ir hacía el, una pequeña chica rubia se abrió paso entre ellos, junto con su gorilla rubio.
— ¡Zeke te dije que nada de peleas aquí! no es bueno para tu reputación.— declaró Historia.
— Esta bien reinita, tu mandas.— respondió mi hermano.
Reiner Braun separó a los dos chicos, y el más bajo se retiro junto con sus amigos al fondo de la casa de Historia.
Con el motivo de saber el nombre del chico, me acerque a mi hermano. Sus amigos, su grupo de idiotas, se encontraban detrás de él. Se me quedaron viendo, con cierto aire de repulsión. Me puse en cunclillas al lado de Zeke, y le extendí un papel usado que tenía en mi bolsillo para que se limpiara la nariz que le sangraba.
— No seas asqueroso Eren, no quiero tus mocos.— Me respondió el, indignado.
— Oye, chango. ¿Cual es el nombre del chico que te desvió la nariz?.— indague.
— Ah, ¿Ese idiota? Se llama Levi Ackerman.
———☣———
Eren tipo, me llamaste la atención pimpollo. JAJAJAJA.
¡Feliz año nuevo! Mis mejores deseos para ustedes, cumplan todas sus metas. Mucha gracias por el apoyo que le dan a mis historias, espero poder seguir contando con ustedes.
Un besoooo. <3
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