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-ˋˏ 𝑪𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮: Hogwarts 1911

Ellie's POV

Lo último que recuerdo antes de que me desmayara, fue que me dijeron que viajé por más de 80 años y abracé a ese pobre y extraño chico que ni siquiera conozco.

Aunque nunca podría olvidar su cara. Parecía que, aunque nunca me había visto, ni me conocía, se sentía mal por mí. Y recordaría ese pelo en cualquier parte. Esa mata de pelo, pero muy lindo castaño claro desordenado. Su rostro era amable y salpicado de pecas. Sus ojos eran de un azul suave y agradable, y llevaba una túnica de Hufflepuff. Me pregunté quién era él, y por qué estaba allí. Me senté lentamente en la camilla, y ​​justo en ese momento la enfermera estaba entrando en la habitación.

—Me alegra verte despierta de nuevo, Eliana —sonrió. Ella parecía bastante amable. Traté de darle una débil sonrisa, pero probablemente salió más como una mueca.

—Gracias —respondí torpemente—. Y mis amigos me llaman Ellie.

—Qué hermoso nombre —dijo alegremente la enfermera— Ellie.

—Hablando de nombres —comencé—. ¿Quién era ese chico que estuvo aquí la última vez que desperté?

—¿Hmm? —dijo mirándome con curiosidad—. ¡Oh! ¡El chico! Ese chico es Newt Scamander. Él fue quien te encontró y te trajo aquí. ¡Desde entonces te ha estado vigilando constantemente!

¡¿Newt Scamander?! ¡El autor de Animales fantásticos y dónde encontrarlos? ¡Su trabajo fue absolutamente increíble! Por supuesto, todavía no ha hecho nada de eso, ni sabe cuál será su futuro. 

La enfermera me trajo un vaso de agua.

—¿Cómo te sientes? —preguntó ella mientras me daba el vaso de agua.

—Bien —respondí brevemente, tomando un trago de agua.

—Bueno, como parece que no puedo encontrar nada malo en ti, creo que sería justo darte el alta, si crees que estás bien y quieres —me ofreció ella con una sonrisa y esperanza escrita en toda su expresión.

Asentí débilmente.

—Sí, eso suena bien —dije y ella aplaudió alegremente.

—Maravilloso. Avisaré al director de inmediato. Probablemente deseará verte antes de que te vayas. 

Y con eso, la enfermera se apresuró a su oficina para contactar al director. Después de que ella se perdió de vista, apoyé suavemente la cabeza contra la pared. ¿Qué me he hecho a mí misma?¡Esto era un enorme error! Debería haber tomado la expulsión. A no ser que... Dumbledore me mostrara esa caja, y mencionara las segundas oportunidades, para darme la idea. ¿Y si Dumbledore quisiera esto? ¡Idiota! ¡Por supuesto que no! ¡Él no intentaría enviarte de regreso 80 años atrás! Un hombre entró en la enfermería, sacándome de mi trance. 

Estaba en el lado más joven de ser de mediana edad, y tenía el cabello castaño con una ligera línea de pelo en retroceso. Llevaba pantalones de vestir grises y una camisa blanca con un chaleco gris sobre él. Era bastante alto y tenía una mirada ingeniosa y sabia a su alrededor.

La enfermera entró de nuevo en la habitación para ver al hombre.

—¡Profesor! No esperaba verle —exclamó ella.

—El Director Black me envió y me informó que tenía una nueva estudiante y miembro de la casa —respondió el hombre amablemente.

—¡Por supuesto! —respondió la enfermera. Ella hizo un gesto en mi dirección, y el hombre se acercó para sentarse en una silla al lado de mi cama.

—Buenas tardes, señorita Vance —dijo él—. Mi nombre es Albus Dumbledore.

—¿Cómo sabe mi nombre? —pregunté con cautela. ¡No podía creer que el hombre sentado frente a mí, que parecía muy joven, era el profesor Dumbledore! 

—El director me informó de su situación actual y eso incluye su nombre y su apellido —respondió Dumbledore—. Madame Nook, ¿podría dejarnos a solas un momento?

Madame Nook asintió educadamente y se retiró a su oficina sin decir una palabra más. Una vez que la puerta se cerró, Dumbledore volvió su atención hacia mí.

—Señorita Vance, ha viajado a una gran distancia, ¿no? —preguntó Dumbledore. Sabía que no me haría ningún bien mentirle a Albus Dumbledore, así que asentí con la cabeza.

—Sí, señor. Y supongo que sabe cómo lo hice, ¿no?

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó él con una ceja alzada.

—Solo una corazonada, supongo —dije poniéndome roja y mirando hacia abajo.

—Bueno, tienes razón, pero lo que no sé es de dónde vienes o por qué lo hiciste —respondió Dumbledore con total sinceridad. Cerré los ojos y seguí mirando hacia abajo, avergonzada por alguna extraña razón de mis acciones—. Ellie, por favor háblame. 

—Ellos iban a expulsarme —susurré—. Solo quería una segunda oportunidad —levanté la cabeza y miré a Dumbledore, él asintió con la cabeza.

—Bueno, sin duda la conseguiste —sonrió y me reí un poco, haciéndolo sonreír más ampliamente. Pero, de repente, me detuve y me entristecí. Sentí una lágrima rodar por mi mejilla y Dumbledore me la limpió—. ¿Y desde qué año viajaste?

—1994 —murmuré—. Así que viajé unos 80 años.

—¡Dios mío, Ellie! —Dumbledore se rió entre dientes—. ¡Tienes suerte de estar viva! —miré hacia abajo otra vez, pero Dumbledore me puso un dedo debajo de la barbilla y me obligó a mirarlo. Me miró profundamente a los ojos y sonrió— No hay de qué avergonzarse, Ellie.

—Cometí un gran error —susurré.

—¿Cómo lo sabes? La mayor parte del tiempo que has pasado aquí hasta ahora ha estado en esta habitación e inconsciente.

—Pero si este no es mi tiempo, ¿no es eso algo malo o un error para mí estar aquí? Quiero decir, no es que mi tiempo realmente me apreciaran, pero aún así... —fruncí el ceño.

Dumbledore sonrió.

—No necesariamente, señorita Vance. Es solo un error si no puede encontrar la manera de aprovechar esa oportunidad al máximo. Desafortunadamente, es posible que nunca puedas regresar a 1994. Así que, ¿por qué no disfrutar de tu vida donde estás?

Sonreí un poco y asentí levemente. Dumbledore me palmeó la espalda.

—Ahora para que te integres, soy el jefe de la casa Gryffindor, en la que estás, y soy el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —explicó él—. He asignado a un estudiante de tu casa, que es un poco mayor que tú, para que te ayude a instalarte y a orientarte. Aquí tienes el horario, y la contraseña para entrar en la sala común de Gryffindor es boggart. Si necesitas algo, puedes venir a mi despacho. Dirígete a la sala común y enviaré al estudiante que he elegido para que te ayude a instalarte aquí, en 1911. Estoy seguro de que te encontrarás mejor aquí que en 1994.

Después de su último comentario, Dumbledore me guiñó el ojo, se levantó y salió de la enfermería. Me puse de pie y noté mi bolso con mis suministros todavía en mi hombro. Había olvidado por completo que aún lo tenía. La enfermera me dio el alta, me despedí de ella y me fui.

Me dirigí al agujero del retrato donde el cuadro de la Señora Gorda custodiaba la Torre Gryffindor.

—¿Contraseña? —preguntó ella.

—¿Boggart? —le contesté con incertidumbre, pero para mi alivio ella aceptó y abrió la puerta para revelar la sala común. 

¡Se veía más o menos igual en 1911 como en 1994! Me acerqué al sofá y me senté, mirando hacia el fuego mientras esperaba a mi guía. Después de no sé cuánto tiempo, la puerta del agujero del retrato se abrió, y un chico se agachó un poco al entrar ya que era muy alto, tenía el pelo castaño, que estaba un poco ordenado, y con la túnica de Gryffindor. Se fijó en mí y se acercó a donde yo estaba sentada.

—Hola —saludó él ofreciendo su mano— Yo soy Theseus Scamander. ¿Eres Eliana Vance?

Tomé su mano y le di una pequeña sonrisa.

—Sí —respondí asintiendo y sacudiendo su mano.

—Excelente. El profesor Dumbledore dijo que eras nueva y que necesitabas conocer Hogwarts —explicó Theseus. Volví a asentir—. Sígueme —me dio una sonrisa amplia y amable mientras me hizo un gesto para que lo siguiera fuera de la torre y en los pasillos.

—Entonces, ¿en qué año estás, Theseus? —pregunté en un intento de conversar.

—En quinto año —respondió—. ¿Y tú?

—Cuarto año —respondí con tristeza.

—Oh —soltó él. Sonaba triste al oír esta noticia—. Bueno, ¡al menos sabes que puedes contar con tus compañeros de casa Gryffindor! Incluso si estamos a un año de diferencia.

—Gracias —dije con gratitud.

—¿Te importa si te hago una pregunta? —soltó Theseus de repente 

—Estoy bastante segura de que lo acabas de hacer, pero adelante —me reí. Theseus se sonrojó.

—¿Por qué entras tan tarde a Hogwarts? —preguntó él con curiosidad. Genial. Ahora tengo que encontrar algún tipo de excusa.

—B-Bueno... Yo, em... —¡oh, querido Merlín! ¡Esto no puede estar pasando! Apesto a la hora de tratar de encontrar mentiras rápidas—. ¿Educada en casa? —intenté. Theseus me dio una mirada escéptica. Traté de parecer como si estuviera diciendo la verdad.

—Educada en casa, ¿eh? —preguntó con curiosidad. Asentí.

—Sí —respondí de manera convincente. Theseus todavía no parecía muy convencido, pero dejó caer el tema, y estaba muy agradecida. Salimos por los jardines y se sintió agradable estar en el aire fresco, pero agradable, de noviembre.

—Así que, por lo general, si tomas Cuidado de Criaturas Mágicas, está en el terreno o a veces en el bosque. No es peligroso a la luz del día, siempre y cuando te quedes cerca de los bordes- —Theseus divagó. Miré a mi alrededor y vi al chico de la enfermería sentado solo con la espalda contra el tronco de un árbol, que parecía estar en trance por lo que estaría trabajando. Me sentí terrible porque la enfermera dijo que fue a ver cómo estaba muy seguido, pero ya había olvidado su nombre.

—¿Quién es ese? —pregunté, interrumpiendo por completo lo que Theseus había estado hablando. Me dio una mirada confusa, así que señalé al árbol donde el chico estaba sentado.

—Mi hermano —gruñó—. Newton Scamander —¡Newt Scamander! ¿Cómo podría haberlo olvidado? Sin embargo, no sabía que se llamaba Newton.

—Oh —dije—. ¿Cómo es?

Theseus suspiró.

—Tiene una extraña obsesión con las criaturas mágicas, no habla mucho, y es completamente raro.

—Dices eso como si fuera algo malo —le respondí con un tono burlón. Theseus se aclaró la garganta y me di cuenta de que estaba tratando de cambiar de tema. Envié una mirada fulminante a Theseus y me dirigí hacia Newt. Ni siquiera se dio cuenta de que me acercaba a él porque estaba muy interesado en lo que estaba haciendo. Me aclaré la garganta y levantó su cabeza, mirándome.

—H-Hola —saludé tímidamente. Se veía sorprendido.

—¡Tú... e-estás despierta! —exclamó. Sonreí y asentí—. ¿Cómo estás?

—Bien —respondí. Él continuó sorprendido—. ¿Está todo bien?

Asintió y miró hacia otro lado.

—Oh, sí, es solo que... no estoy realmente acostumbrado a que las personas hablen conmigo —fruncí un poco el ceño. Parecía tan amable. Me senté junto a él, y él me miró brevemente antes de ponerse rojo y volver rápidamente a su trabajo.

—¿En qué estás trabajando? —pregunté. Siguió mirando hacia otro lado, pero me acerqué un poco más para tratar de ver lo que estaba haciendo. Se dio cuenta de esto y se alejó un poco. Le miré algo dolida.

—Lo siento —murmuró—. Es solo que la gente tiende a evitarme por lo que hago. Debido a esto, nunca he compartido mi trabajo con nadie.

—¿La gente te evita porque te gustan las criaturas mágicas? —pregunté con curiosidad. Me miró atónito—. Me lo dijo Theseus.

—Oh —murmuró Newt con tristeza—. Entiendo si crees que soy un bicho raro.

—¿Entonces es verdad? —pregunté. Newt se detuvo un momento antes de asentir lentamente. Hice un gesto hacia su cuaderno, que sostenía en su regazo—. ¿Puedo? —Newt frunció el ceño y dudó antes de mirar hacia otro lado y cerrar los ojos mientras me lo daba. Lo abrí y vi un dibujo muy bien hecho de un Bowtruckle junto a una descripción en letra descuidada pero ordenada.

Sonreí y di la vuelta a la siguiente página que mostraba un Demiguise.

—¡¿Tú dibujaste esto?! —pregunté con asombro. Newt asintió con timidez, y podría haber jurado que vi como las comisuras de su boca se ensanchaban un poco—. ¡Son increíbles!

—Siempre me han fascinado las criaturas mágicas. Mi madre cría hipogrifos, y desde muy joven siempre me encantó estar cerca de ellos. Siempre asumí que eso fue lo que despertó por primera vez mi interés en esas criaturas —explicó Newt tímidamente pero con un brillo en sus ojos. Sonreí aún más.

—Yo también amo las criaturas mágicas —susurré mirando hacia abajo. Newt me lanzó una mirada de sorpresa.

—¡¿En serio?! —preguntó con incredulidad. Asentí, mordiéndome el labio inferior—. ¿Cuál es tu criatura favorita?

Lo pensé por un momento.

—Realmente no tengo una favorita, por decirlo así, pero tengo varias que me parecen más intrigantes. ¿Y tú?

—Probablemente igual que tú —admitió. Sonreí con una sonrisa genuina, y las mejillas de Newt se enrojecieron. Fue un momento hermoso, y tomé este tiempo para estudiar todas sus características. Era muy lindo, con una mirada torpe, con su pelo castaño desordenado, pecas, y esa tímida sonrisa, pero sus ojos... eran de un verde precioso. Fue absolutamente fascinante. Pero como todos los grandes momentos, tenía que llegar a su fin. Justo en ese momento, Theseus vino corriendo hacia donde estaba sentada, aparentemente sin aliento.

—¡Eliana! —gritó él—. ¡Eliana! Te he estado buscando por todas partes.

—Sólo estaba hablando —dije con una sonrisa mirando hacia Newt, que miró hacia abajo, nervioso. Theseus fulminó a Newt con la mirada, como si fueran dagas, antes de volver su mirada hacia mí.

—Vamos —se rió entre dientes—. Todavía necesito mostrarte la escuela.

—Vale, tú sigue caminando. Te alcanzo en un segundo —respondí. Dudó antes de darse la vuelta y pavonearse—. Bueno, supongo que me tengo que ir. ¿Te gusta venir aquí a menudo?

—Sí —susurró Newt. Se aclaró la garganta y dejó que su voz sonara un poco más alto—. Es el único lugar donde siento que puedo alejarme de todos los que intentan evitarme.

—Bueno, entonces tal vez te vea aquí mañana —sonreí—. ¡Sólo si quieres que esté contigo! —agregué rápidamente. Newt irrumpió en una amplia sonrisa y asintió con entusiasmo, ganándose una risa de mi parte—. ¡Genial! Te veré luego. ¡Adiós Newt!

—Adiós, Eliana.

—Sabes, mis amigos me llaman Ellie —sonreí. Le guiñé un ojo antes de girarme para buscar a Theseus, pero deseando poder pasar el resto del tiempo con Newt discutiendo sobre todas las maravillosas criaturas de las que tanto sabe.

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