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~16~

Lo que pasó en aquel baño no debía de haber pasado ya que esa no fue mi intención principal, pero tampoco voy a quejarme. Todo hay que decirlo, Cinco estaba para mojar pan y me encantaba saber que era la única que conseguía ponerle de aquella manera. 

Ahora estábamos ambos metidos en aquel cubículo, encerrados, ya que El Enlace había decidido hacer acto de presencia. Para evitar que ella viera que yo estaba allí había decidido sentarme sobre Cinco. "Malditos baños unisex" pensé para mis adentros. El eco que hacían sus tacones resonaba por toda la estancia y parecía no importarla que la gente fuese allí a tener un mínimo de privacidad ya que comenzó a entablar conversación con Cinco.

-¿Cómo va tu primer día?-

-Mejor imposible- respondió Cinco con el mayor sarcasmo posible.

-Me alegra saberlo- dijo para después, sin ningún ápice de vergüenza, comenzara a mear en el cubículo de al lado.

Comenzó a hacer unos ruidos raros y entonces tuve que taparme la boca con mi mano para no emitir algún sonido que delatara mi posición. El Enlace comenzó a hablar de una dieta que estaba haciendo como si estuvieran tomando un café en vez de estar en el baño. En fin, nunca comprendería a esa mujer. 

-Me muero de hambre- dijo entonces haciendo que ambos volviesemos a la "conversación- ¿Has comido ya?-

-Todavía no- dijo Cinco tenso para luego cambiar su expresión y mirarme de manera pervertida. Me aguanté todas las ganas que tenía en ese momento de darle un golpe en el brazo.

-Bien- dijo emocionada- ¿Te apetece que comamos juntos en mi despacho?- los taconazos de esa mujer se hicieron cada vez más altos y comprendí que se estaba acercando peligrosamente- Tu puedes comer solidos y mientras yo me consolaré...- vi como sus manos se aferraban a la puerta del cubículo y entonces, presa del pánico, me transformé de nuevo en aquel hadita y me escondí tras Cinco-... viéndote comer-

Al ver su cara asomar por la parte de arriba, Cinco se atragantó con su propia respiración para después intentar sonar lo más tranquilo posible con su respuesta y con la situación que estaba teniendo lugar en ese momento.

-Suena genial- y le ofreció una de sus mejores sonrisas.

-Perfecto- dijo ella mientras sus tacones resonaban de nuevo mientras salía de allí- Te veo en mi despacho en cuanto acabes-

El sonido de la puerta cerrándose me dio la señal para poder salir de mi escondite y volver a mi forma humana. Esta vez aparecí con la misma ropa que llevaba antes de la transformación así que no debería haber ningún pensamiento indecente pasando por su cabeza. Pero obviamente eso no fue así. 

-Deja de mirarme con esos ojos, Cinco- le dije mientras posaba mi mano en el pomo de la puerta- No podemos seguir haciendo este tipo de cosas cada vez que me veas con ropa un poco más provocativa de lo normal-

-Creo que ese disfraz de hada que llevabas antes- replicó mientras me acorralaba contra la puerta y me impedía abrirla- Estaba pidiéndome a gritos que te hiciera mía-

-Yo no soy de nadie, Hargreeves- le empujé hasta quedarse sentado en el váter y salí de allí moviendo las caderas más de lo normal.

-Eres mía y lo sabes, ______- gritó haciendo que se le oyera en toda la sala- Al igual que yo soy tuyo-

Salí del baño tras asegurarme que todo estaba en su sitio y que mi pelo no estaba muy despeinado. Volví a la sala de ecuaciones matemáticas para encontrarme con Dot sentada en mi silla. Me acerqué a ella preparada por si tenía que hacer algo de lo que probablemente después no me arrepentiría; para qué negarlo.

-¿Qué ocurre, Dot?- pregunté de la manera más amablemente falsa que pude.

-Tus ecuaciones son perfectas- dijo revisando mis apuntes- Como siempre-

-Eso ya lo sabía, pero sigues sin responder a mi pregunta-

-Los directores generales, así como El Enlace, han decidido ascenderte- dijo apoyándose sobre la mesa para levantarse- Vas a comenzar a trabajar exclusivamente para el departamento de eliminación temporal-

La mandíbula casi se me cae al suelo. Mi idea era salir de allí. Hacer bien mi trabajo para que me liberaran, tanto a mí como a Cinco. En ningún momento quise que me ascendieran; y menos al departamento que se encarga del asesinato masivo mejor escondido de la historia.

-Recoge tus cosas, Lythia- dijo Dot dirigiéndose a la puerta- Tras el descanso de la comida no tendrás que volver a esta sala nunca más-

Dicho lo cual, se fue. Miré mi mesa. No tenía absolutamente nada de valor en ella. Había procurado no encariñarme mucho con nada ni con nadie allí, y lo había conseguido. Ya era momento de hablar con El Enlace y acabar con toda esta farsa de la que obviamente no quería formar parte. Salí de allí hecha una furia y me dirigí a su despacho. Cuando llegué a la puerta me paré a pensar en mi atuendo. Tal vez no era lo más apropiado para aquella ocasión, así que chasqué mis dedos una vez más e hice aparecer un increíble vestido color burdeos ajustado a mi esbelta figura y una americana negra sobre ello ya que aún refrescaba. Estaba segura que tanto a Cinco como al Enlace les iba a sorprender, pero no de la misma manera. 

Hice que en mis manos apareciese una carpeta con todas mis cuentas del último mes y la declaración de ascenso de la junta de directivos y entonces me preparé para la mejor actuación de mi vida.

Entré hecha una furia ganándome las miradas sorprendidas de Cinco y la directora general. Me posicioné en el borde de la mesa y estampé los informes sobre ella.

-¡Me prometiste algo, Enlace!- grité enfadada mientras notaba como Cinco me pegaba un repaso de manera algo descarada- ¡No quiero este estúpido ascenso! ¡Quiero mi vida, y la quiero ahora!-

El Enlace cogió los informes y comenzó a revisarlos mientras yo cogía aire y me calmaba. Bajé la vista a Cinco que se había detenido a observar mis piernas detenidamente. 

-Campeón- le llamé susurrando- Mis ojos están aquí arriba-

Le guiñé un ojo viendo como se sonrojaba y volví mi mirada al Enlace que ya había terminado de leerlo todo.

-Tienes razón, Lyth- declaró mientras cerraba la carpeta y la dejaba sobre la mesa de nuevo- Has hecho un increíble trabajo por esta compañía y es por eso que te has ganado tu libertad-

Dio un par de palmadas y entonces Bert entró por la puerta.

-¿Sí, jefa?- preguntó Bert tan inocente como siempre.

-Acompaña a la exagente Lythia a la salida y dala un maletín auto destructible para que pueda volver a casa-

Bert se acercó a mi con intención de acompañarme a la salida pero me negué.

-Ambas sabemos lo que pone en mi contrato, jefa- pronuncié aquellas palabras con asco ganándome una mirada del mismo calibre por su parte.

-Lo siento, Lythia- dijo ella mientras dos guardias muy corpulentos entraban por la puerta intimidándome- Pero no podemos liberar ahora mismo al agente Cinco, es un activo muy importante para la compañía en los tiempos que se avecinan-

Entonces, por primera vez en la conversación, Cinco intervino.

-Y una mierda-

Se levantó de la silla y me cogió de la mano para salir corriendo de allí. Cruzamos todos los pasillos necesarios hasta llegar a una cabina que guardaba todos y cada uno de los maletines.

-Espera aquí fuera- dijo mientras entraba corriendo y cogía uno de los maletines.

Oí un estruendo mientras Cinco forcejeaba con aquel hombre de la cabina. Me di la vuelta y vi a tres guardias de seguridad con el porte de un armario de dos metros. Todos corrían hacia donde estaban y, entonces, me concentré para usar mis poderes. Chasqueé mis dedos y las olas de energía volvieron a mí. Me sentí viva. El guardia que corría por la derecha llegó el primero a mi alcance y entonces le golpeé con mi primer rayo de energía haciendo que volara hacia atrás cayéndose de culo. Me preparé para los dos siguientes. Al de la izquierda le lancé otro rayo igual de potente y cayó como una mosca. El del centro me costó más trabajo ya que necesité usar toda mi fuerza para crear un rayo que lo tumbara como a los otros dos. Chasqueé mis manos, las junté en una palmada y cerré los ojos para concentrarme. Cuando sus pasos estuvieron a escasos metros de mí, abrí los ojos y extendí mis manos, dejando que toda la energía que había acumulado saliera a presión como cuando al agua caía de una cascada a toda velocidad. El guardia, al principio, se resistió, pero finalmente cayó inconsciente. Yo me quedé agotada y, justo a tiempo, Cinco llegó tras de mí y me sujetó por la espalda.

-Eres la persona más increíble que conozco- dijo antes de plantarme un beso que me devolvió todas las fuerzas que acababa de perder- Vámonos de aquí-

Dicho eso, quitó el pequeño aro de la granada que llevaba en la mano y la tiro a través de la ventana de aquella cabina. Inmediatamente, activó el maletín y salimos de allí para aterrizar en el salón de la academia Umbrella. Donde todos nuestros hermanos discutían. Todos callaron al vernos caer sobre la barra del bar. Comenzaron a acribillarnos con muchas preguntas las cuales yo no podía oir debido a la previa explosión de la cabina. Klaus se levantó y me ayudó a llegar hasta el sofá en el que había estado tumbado hasta ese momento.

-Eso es lo de menos- soltó Cinco mientras cogía la taza de café que tenía Allison en la mano.

Se bebió el café de su interior en poco más de un trago y entonces recuperó el aliento para hablar.

-Faltan tres días para el apocalipsis- declaró mientras nos miraba preocupado- La única oportunidad de salvar el mundo, somos nosotros-

-La Academia Umbrella- dijo Luther.

-Sí, pero conmigo, claro está- corrigió a lo que yo tosí de manera falsa- Con nosotros-

Le sonreí para que después continuara hablando.

-Y como no os dejéis de tonterías y de pensar en vosotros mismos, estamos muy jodidos- dijo cabreado- ¿Y qué más da que papá la cagara? ¿Dejaremos que eso nos defina?-

-No- dijo Klaus sin entender que aquello era una pregunta retórica, aunque no tenía muy claro que él supiera lo que eso significase.

-Para tener ventaja y llegar vivos a la semana que viene, he traído una pista- anunció sacando un papel de su bolsilla del que yo desconocía su existencia- Sé quien es el responsable del apocalipsis. Es la persona a la que debemos detener-

Me levanté con dificultad del sofá mientras Cinco le entregaba aquel papel a Allison y se acercaba a ayudarme. Todos leyeron el nombre que había ahí excepto yo, que solo pude oírlo de los labios de mi hermana.

-¿Harold Jenkins?-












Lo siento, lo siento, lo siento... Creo que no podré disculparme las veces suficientes pero tampoco tengo una excusa clara. Solo quiero deciros que intentaré actualizar esta historia más a menudo ya que ha sido la única de todas las que tengo que ha recibido apoyo desde el momento en el que subí el primer capítulo. Entonces, quiero daros las gracias a todos los que lo leéis y, por favor, seguir leyendo pese a mis despistes y mis bloqueos de escritora.

Gracias por leer.

Os quieroooooo. Besoooooos <3 <3 <3

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