~02~
-Sabes que puedes entrar por la puerta como una persona normal- dije poniendo mi mano en mi pecho comprobando que todavía tenía pulso- ¿verdad?-
-______- me llamó ignorando mi pregunta haciendo que le mirara- Tenemos que hablar-
***
A partir de aquel día, Cinco y yo nos volvimos más cercanos. Casi nunca había hablado o estado con él tanto tiempo, pero me había dado cuenta de que era una persona bastante amable y divertido; aunque con el resto del mundo se comportara como un auténtico idiota. Había pasado casi un año de aquella noche y notaba como algo había cambiado entre nosotros. Cada día mi cerebro me recordaba que él era mi hermano, pero cada vez que le veía un cosquilleo en mi estómago se hacía presente y mi respiración se tornaba agitada. Había hablado de ello con Vanya, la cual era como mi mejor amiga en aquella casa, y habíamos llegado a la conclusión de que estaba empezando a tener sentimientos por Cinco. Decidimos que lo mejor era ocultarlos al resto ya que sabiamos que Cinco jamás podría verme de aquella manera. Es decir, soy su hermana, ¿no?
Aquella mañana corria por los pasillos detrás de Cinco, el cual me había quitado el preciado libro que estaba leyendo antes de que irrumpiera en mi cuarto.
-¡Cinco, devuelvemelo!- grité mientras comenzaba a cansarme de la situación.
-¡Atrapame y es tuyo!- gritó mientras reía.
Entonces, con mi mente hice aparecer una caja de cristal justo encima de él. La dejé caer y le atrapó haciendo que él se estampara contra una de las paredes de la caja. Frené y comencé a caminar lentamente hasta donde estaba la caja. Él intento usar sus poderes pero había adapatado la caja para inmunizarlos. Sonreí victoriosa y miré a Cinco.
-Te he atrapado- dije cruzando mis brazosw sobre mi pecho- Ahora devuelveme mi libro-
Se lo pensó un momento y entonces estiró su mano con el libro para que yo lo cogiera. Hice un agujero en el cristal con mi mente y cogí el libro. Seguidamente volví a cerrar el agujero de la caja, dejando a Cinco encerrado, y me fui de allí.
-Emmm- dijo desconcertado- ¿_____? ¿Puedes sacarme de aquí?-
-La verdad- respondí dandome la vuelta- No, te quedarás ahí hasta que termine de leer el libro. De esta manera me aseguro de que no me interrumpirás-
-Oh, vamos ______- dijo haciendo que detuviera el paso de nuevo- Prometo no interrumpirte-
-Lo siento, Cinco- respondí de vuelta- Va a ser que no. Nos vemos en una hora o dos-
Me giré definitivamente y no paré hasta llegar a mi cuarto. Me tumbé en mi cama, cerré la puerta con la mente para dejar de oir los gritos de Cinco y comencé a leer.
Unas horas después...
Poco a poco fui abriendo los ojos. Me había quedado dormida leyendo. ¡Oh no! ¡Me había quedado dormida leyendo! Miré el reloj y vi que habían pasado más de tres horas. Salí de mi cuarto corriendo y me encontré la caja de cristal justo donde la había dejado con una Cinco tumbado en el suelo hecho un ovillo. Se había quedado dormido también. Me senté en el suelo justo en frente suyo y observe como dormía. Suerte que en ese momento no había nadie por los pasillos. Un mechón de pelo caía sobre su frente y su respiración era calmada y constante. Con mis poderes hice que la caja de cristal desapareciera e hice que su cuerpo levitara sobre una nube de poder creada por mi cerebro. Me dirigí a su cuarto y le deposité lentamente en su cama intentando que no despertara. En el instante en el que su cabeza tocó la almohada, Cinco comenzó a despertarse así que decidí salir de allí para evitar una escena incómoda. Cerré la puerta y entré a mi cuarto que estaba justo al lado del suyo cerrando la puerta de la misma manera. Me apoyé en la puerta y suspiré. La imagen de Cinco dormido rondaba en mi mente una y otra vez. Sentía como mis sentimientos crecían en mi interior sin poder sacarlos a la luz. Entonces llamaron a la puerta haciendo que me sobresaltara. Me giré y abrí la puerta pero no vi a nadie.
-¿Tienes idea de como he llegado a estar dentro de una caja en medio del pasillo a estar en mi cuarto tumbado en la cama?- preguntó una voz, que reconocí como la de Cinco, asustandome.
-La verdad es que no- respondí viendole tumbado en mi cama con mi libro.
-Ya, claro- se levantó y comenzó a caminar hacia mi- Eso de hacerse el dormido tiene sus ventajas, ¿cierto?-
Me guiñó el ojo al tiempo que yo me sonrojaba y él salía del cuarto tirando el libro hacia atrás. Lo cogí al vuelo ya que no quería que se doblara ninguna hoja. Seguía en shock por lo que acababa de decirme. ¿Me había visto mirarle mientras "dormía"? Tal vez incluso me viera esa sonrisa tonta que pongo cuando creo que no me está viendo. ¡Que vergüenza! Una hora después la campanita que indicaba la hora de la comida comenzó a sonar por todos los rincones de la casa haciendo que todos salieramos de nuestros cuartos para ir a comer. Durante el camino hasta el salón Cinco y yo no intercambiamos miradas. Nos pusimos cada uno en su sitio de siempre (Allison en frente de Luther; Diego al lado de Luther, enfrente de Klaus; Vanya al lado de Klaus, enfrente de Ben; y, por último, yo al lado de Ben, enfrente de Cinco) y esperamos a que nuestro padre llegara. A los segundos, nuestro padre se comenzó a sentar en su silla tras ordenarnos que nos sentaramos; como todos los días. Todos obedecimos su orden y comenzamos a comer. Cada uno hacía una cosa distinta pero en completo silencio. No me había atrevido a mirar a Cinco desde lo que pasó en el pasillo y en mi cuarto. Estaba comiendo cabizbaja cuando algo comenzó a rozarme la pierna haciendo que me sobresaltara. Al llevar mi uniforme (compuesto de una falda, calcetines, camisa blanca y sueter) mis piernas de rodilla para abajo estaban desnudas. Al principio me sobre salté pero entonces, levanté la mirada viendo a Cinco concentrado mirando a su plato. Dejé que siguiera acariciando mi pierna hasta que su pie comenzó a subir hacía mi rodilla. Fue entonces cuando crucé mis piernas para hacerle entender que quería que dejara de acariciarme de esa manera. La verdad me había gustado la sensación de su tacto, pero había notado algo extraño en él. Terminamos de comer y nuestro padre nos dio permiso para volver a nuestros cuartos antes del entrenamiento de la tarde. Casi corrí hacia mi cuarto pero olvidé que Cinco podía teletransportarse a través del espacio. Entré en mi cuarto, cuando Cinco ya estaba dentro. No dejé de mirarlo en ningún momento y cerré la puerta con mi mente.
-¿Qué ha sido eso?- pregunté cuando la puerta estuvo cerrada, refiriendome a la escena de la comida.
-¿Qué ha sido qué?- preguntó haciendose el despistado.
-Eso que has hecho en la comida- respondí comenzando a exaltarme.
-No se a que te refieres- comentó mientras observaba mi habitación dando vueltas.
-¡Cinco!- grité haciendo que se girara sobresaltado.
-¿Qué te ocurre?- preguntó con una sonrisa la cual desapareció cuando vió mi rostro serio- ¿Estás bien?-
-No- respondí sincera mientras me sentaba en la cama- La verdad, es que llevo un tiempo sin sentirme del todo bien-
-¿Qué te ocurre?- preguntó sentadose a mi lado preocupado.
Levanté la vista de mis manos entrelazadas hasta dar con el rostro de Cinco, el cual tenía una cara de preocupación que no había visto nunca. Observé cada espacio de su rostro, cada detalle. Sus ojos brillaban con la luz que capturaban las ventanas de mi cuarto, su pelo parecía sedoso y suave (en ese momento deseaba poder acariciarlo), su piel era perfecta. Entonces, mi mirada se dirigió a sus labios. Los observé durante menos de un segundo pero fue el tiempo suficiente para examinar lo perfectos que eran. Desgraciadamente, también fue el tiempo suficiente para que él se diera cuenta de que los había mirado. Me quedé mirandole a los ojos durante varios segundos más hasta que su mirada también estaba fija en mi rostro. Fue entonces cuando noté como dirigía sus ojos a mis labios. Solo por una fracción de segundo pero fue suficiente.
-Cinco...- dije tras observarle detenidamente- Creo... que tengo sentimi...-
Me calló. Me calló con un beso. Había posicionado sus dos manos en mis mejillas pegando su rostro al mio. Cuando reaccioné cerré los ojos y disfruté del resto del beso. Lentamente comenzó a separar su rostro del mio dejando escasos centimétros entre nosotros. Abrí lentamente mis ojos observando como una linda sonrisa se formaba en sus labios. Imité su acción sonriendo ampliamente. Lentamente comenzó a bajar sus manos de mis mejillas y fue entonces cuando le agarré del cuello y le besé de nuevo. Creo que me había vuelto adicta a ellos. De nuevo me separé de él para coger aire, sin soltarle el cuello, y él dijo algo que no me esperaba.
-______- susurró con voz ronca- Me gustas-
Yo reí ante su declaració puesto que el beso lo había dejado bastante claro, pero aún así yo también me confesé con él.
-A mi también me gustas, Cinco- susurré de la misma manera que él.
Ambos sonreimos y pasamos el resto de la tarde juntos. Al menos, hasta el entrenamiento.
Aquí teneis el segundo capítulo. Intentaré actualizar diariamente. Espero que os esté gustando (dejad vuestros votos si es así). Os quieroooooo.
Besosssssss <3 <3 <3
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