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013


Al entrar al oscuro lugar, la figura del wendigo apareció a lo lejos, moviéndose con agilidad entre las sombras. Por suerte, no pareció notar su presencia. Sam, Cassidy y Ben caminaron con cuidado, manteniéndose en silencio, pero un paso en falso hizo que el suelo cediera. Cayeron rápidamente por un agujero, aterrizando en una cueva subterránea.

Cassidy, con esfuerzo, evitó caer directamente al suelo para protegerse, su embarazo siendo una prioridad.

-¿Estás bien? -preguntó Sam mientras se acercaba a ella, preocupado.
-Estoy bien -respondió Cassidy, respirando con dificultad pero recuperando la compostura.

Ben, aún en el suelo, miró horrorizado lo que tenía delante: cráneos humanos desperdigados por toda la cueva.

-Esto no está bien... -dijo Ben, su voz temblando.

Cassidy se inclinó junto a él, colocando una mano en su hombro para calmarlo.
-Tranquilo, Ben. Mantente fuerte. Salimos de esta juntos, ¿de acuerdo? -le aseguró con tono firme.

Al alzar la vista, vieron dos figuras colgadas de los brazos en la penumbra. Era Dean y Hailey. Estaban heridos, pero vivos. Sin pensarlo dos veces, corrieron hacia ellos.

-Dean, ¿estás bien? -preguntó Cassidy, revisando con rapidez las heridas
.
-He estado peor -bromeó Dean con una débil sonrisa, antes de asentir para tranquilizarla.

Sam y Cassidy comenzaron a desatar sus ataduras mientras Ben vigilaba nervioso. Una vez que liberaron a Dean y Hailey, los ayudaron a sentarse.

-¿Dónde está? -preguntó Dean en voz baja, mirando hacia las sombras.

-Se ha ido por ahora -respondió Sam, con cautela.

Hailey, tambaleándose un poco, giró la cabeza y vio otra figura atada a la pared. Era Tommy. Sin pensarlo, corrió hacia él, lágrimas llenando sus ojos.

-¡Tommy! -gritó, temiendo lo peor mientras lo tocaba. Por un instante, creyó que estaba muerto, pero Tommy despertó de golpe, asustándola.

-¿Hailey? -murmuró Tommy, débilmente.

-Estás vivo. Vamos a sacarte de aquí -le prometió ella entre sollozos.

Sam rápidamente desató a Tommy y lo ayudó a levantarse. Este esbozó una sonrisa agotada, reconociendo a su hermana.

-Miren esto -interrumpió Dean desde otro lado de la cueva. Había encontrado una caja con bengalas, claramente abandonada por cazadores anteriores. La levantó para que todos pudieran verla.

Sam sonrió por primera vez en horas.
-Eso servirá.

-Será mejor que nos preparemos -agregó Dean con determinación.

Mientras caminaban a través de las oscuras y estrechas paredes de la cueva, un sonido extraño llegó a sus oídos. Dean se detuvo de repente y miró hacia el frente.

-Creo que alguien viene a casa a comer -dijo Dean, con su tono característico.

Hailey, visiblemente nerviosa, suspiró.
-No podemos ganarle.

Los hermanos Winchester intercambiaron miradas, un entendimiento tácito entre ellos. Luego, Dean se dirigió a Sam.

-¿Piensas lo mismo que yo?

Sam asintió, su expresión seria.
-Sí, creo que sí.

Dean se armó de valor, mirando a los demás.
-Vayan con Sam, él los sacará de aquí.

Cassidy, muy preocupada, se acercó a Dean.

-¿Y tú qué vas a hacer? -preguntó, con voz entrecortada.

Dean le guiñó un ojo.

-No te preocupes por mí. Solo mantente cerca de Sam. Y tú, Sam, asegúrate de que Cassidy esté a salvo. -Dijo Dean mientras se preparaba para dar un paso adelante, un susurro que casi podría considerarse una amenaza: -Hora de comer, maldito monstruo.

-Dean, ¡cuidado! -Murmuró Cassidy, un temor palpable en su voz mientras él se alejaba.

Sam aseguró el perímetro, haciendo un gesto de que ya estaban listos para moverse.
-¡Ya está, corran!

Todos comenzaron a correr con rapidez, pero sus pasos fueron lentos en comparación con la creciente presión que sentían. Un temblor recorrió el suelo a su paso.

Finalmente, llegaron a lo que parecía la salida, pero Sam detuvo el grupo y les hizo una señal de alerta.
-Salgan de aquí, rápido.

Cassidy iba a protestar, pero Sam levantó la mano, dejándole claro que no había tiempo para discusiones.
-¡Ahora! -les gritó.

Los cuatro avanzaron lo más rápido posible, pero a medida que el suelo parecía abrirse debajo de ellos, los gruñidos de la criatura resonaban cada vez más cerca.

Poco después, una fuerte explosión resonó en el aire, seguida por el grito de Cassidy.
-¡Sam!

Sam miró con rapidez hacia atrás. La criatura ya estaba cerca, y sus opciones se agotaban.
-¡Rápido, corran! -les gritó.

Todos comenzaron a moverse rápidamente, pero la salida parecía bloqueada, la tierra se había caído, sepultando la única vía de escape.

Sam, consciente del peligro, tomó la delantera.
-¡Rayos! -Exclamó, moviéndose con determinación mientras formaba una barrera con su cuerpo. -Quédense atrás de mí.

De pronto, la figura monstruosa apareció frente a ellos, sus ojos brillaban con furia mientras un gruñido gutural cortaba la tensión del aire. Pero en ese momento, algo más rompió el silencio. Una voz familiar llamó desde las sombras.

-¡Oye!

La criatura dio vuelta, sorprendiéndose por la llegada. Dean apareció desde un costado y disparó una bengala que impactó directamente en el monstruo. La criatura comenzó a arder, su cuerpo iluminado por las llamas.

Sam observó con una sonrisa.
-Nada mal, ¿eh?

Dean sonrió de vuelta, el fuego envolviendo la figura con una fuerza incontrolable.

Ya estaban fuera de la cueva, el aire fresco de la noche les acariciaba el rostro, pero lo que más destacaba era el bullicio a su alrededor. La policía y los paramédicos ya estaban allí, rodeando a los sobrevivientes y tratando de calmarlos. Cassidy, con una expresión de alivio y cansancio, miró a Dean y le agradeció.

-Te debo una, Dean. Gracias por salvarnos.

Dean, con una sonrisa en los labios, se cruzó de brazos, adoptando su típica postura confiada.
-Puedes agradecérmelo de otra forma -respondió de manera coqueta, haciendo que Cassidy levantara una ceja.

Cassidy soltó una risa sarcástica y le contestó, jugando a que se hacía la seria.
-¿De verdad tienes que arruinar el momento? -preguntó, bromeando mientras veía a Dean.

Dean, tomando todo en tono de humor, sonrió aún más.
-Sí, definitivamente. -Él tenía la misma actitud juguetona y despreocupada que siempre.

Se despidieron de Ben y Hailey, quienes agradecieron una vez más antes de subir a la ambulancia con Tommy y alejarse, todos visiblemente agotados pero aliviados de haber superado lo peor. Los tres los observaron marcharse.

Dean suspiró y, con un tono jocoso, murmuró.
-Odio los campamentos.

Sam, que caminaba junto a él, asintió en silencio.
-Yo también. -Dijo con su tono serio, aunque era evidente que sus palabras contenían un toque de cansancio compartido.

Cassidy, como si de algún modo quisiera unirse al momento, sonrió levemente.
-Sí, no es lo mío.

Dean entonces se giró hacia Sam, como si acabara de recordar algo importante.
-Sabes que vamos a ver a papá, ¿verdad? -le preguntó en tono algo más tranquilo.

Sam lo miró, asintiendo.
-Sí, lo sé... Pero mientras tanto, yo conduzco.

Dean echó un vistazo a las llaves del coche que estaban en su mano, luego las dejó en la palma de Sam.
-Seguro, hermano. -Dean guiñó un ojo.

Se dirigieron al coche, donde Cassidy subió primero, sin dejar de sonreír mientras Dean abría la puerta para ella con un gesto casi caballeroso. Luego, con Sam entrando en el asiento del conductor, el motor rugió y se pusieron en marcha.

Hbd Dean :)

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