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010

Al día siguiente, el rugido del motor del Impala anunció su llegada al punto de encuentro. Hailey, su hermano menor Ben y un hombre con aspecto de guía los esperaban junto a una camioneta todo terreno. Cuando Dean, Sam y Cassidy bajaron del auto, los tres intercambiaron miradas rápidas antes de que Dean decidiera romper el hielo.

-¿Tienen espacio para dos más?- preguntó Dean, con su habitual sonrisa confiada.

Hailey cruzó los brazos, un poco incrédula. -¿Qué? ¿Quieren venir con nosotros?

El hombre junto a Hailey los miró con desconfianza. -¿Quiénes son ustedes?

Hailey se encogió de hombros y respondió antes de que los hermanos pudieran intervenir: -Al parecer, son todo lo que parques nacionales pudo enviar para la búsqueda.

-¿Son guardianes?-preguntó el hombre, su tono evidenciando su duda.

-Así es- respondió Dean con naturalidad.

Hailey arqueó una ceja mientras observaba a Dean de arriba abajo. -¿Y piensan ir con esas botas y jeans?

Dean le devolvió la mirada, con una media sonrisa. -Sí. Yo no uso shorts.

El hombre frunció el ceño, evidentemente poco impresionado. -¿Les parece gracioso? Estos bosques son peligrosos, y su hermano podría estar herido.

La sonrisa de Dean desapareció de inmediato, reemplazada por un tono serio. -Créame, sabemos lo peligrosos que pueden ser. Solo queremos encontrar a su hermano. Es todo.

Hailey intercambió una mirada con el hombre, quien suspiró y finalmente asintió. -Bien, pero sigan mi ritmo. No voy a encargarme de ustedes también si se pierden.

Comenzaron a caminar hacia el bosque, la tensión palpable mientras el grupo se adentraba en la espesura.

El grupo caminaba en silencio, la tensión del bosque siendo interrumpida solo por el crujido de hojas bajo sus pies y el ocasional canto de un pájaro lejano. Dean, como era costumbre, no tardó mucho en llenar el silencio con una conversación.

-Oye, Roy,-dijo mirando al guía que lideraba el grupo, -dices que te gusta cazar, ¿no?

Roy asintió sin mirarlo. -Sí, lo disfruto.

Dean fingió interés mientras arqueaba una ceja. -¿Qué clase de criaturas caza el gran Roy?

-Ciervos machos, a veces osos,- respondió el hombre con orgullo en su tono.

Dean no pudo evitar sonreír burlonamente. -Vaya. Dime, ¿alguna vez Bambi o Yogi te han cazado a ti?-

De repente, Roy se detuvo y lo jaló bruscamente de la mochila. Dean apenas tuvo tiempo de estabilizarse mientras el resto del grupo los observaba, desconcertados.

-¿Qué demonios haces?-protestó Dean.

Roy no respondió. Con calma, sacó un pañuelo y lo usó para tocar un punto específico en el suelo. De inmediato, una trampa para osos se activó con un chasquido metálico, revelando unos dientes afilados que hubieran atrapado cualquier pie desprevenido.

-Debes mirar donde pisas, guardián,- dijo Roy con tono mordaz, volviendo a colocarse su mochila.

Dean forzó una risa sarcástica mientras pasaba por encima de la trampa. -Trampa para osos, claro. Ya lo sabía.-

Hailey, que había observado la interacción con creciente sospecha, aprovechó el momento para encarar a Dean. -Oye, espera un segundo. Ustedes ni siquiera trajeron provisiones. Esa bolsa de lona no parece que tenga nada útil. ¿De verdad son guardianes? ¿Quiénes son ustedes?

Cassidy y Sam intercambiaron miradas rápidas, incómodos. Dean, visiblemente irritado, levantó la mano para hacerles una seña de que siguieran adelante.

-Vamos, mantengan el paso,-dijo con firmeza, desviando la atención de Hailey.

Sam y Cassidy obedecieron, adelantándose unos metros mientras conversaban en voz baja.

-¿Qué crees que sea esto? ¿Un lobo o vampiro o algo asi?- murmuró Cassidy, sin apartar los ojos del camino.

Sam negó con la cabeza. -Es posible, pero no lo sé. Si es lo que creo, tenemos que actuar rápido. Estas cosas no suelen esperar para atacar.

Cassidy asintió, con expresión seria. -Espero que no tenga hambre hoy.

El grupo llegó finalmente a un claro donde el aire parecía más pesado y el bosque más denso. Roy se detuvo, señalando con su dedo hacia el entorno.

-Aquí es. Blackwater Ridge,-anunció con cierto orgullo, dejando caer su mochila al suelo.

Sam miró alrededor, desconfiado, antes de preguntar: -¿Y las coordenadas? ¿Son exactas?

Roy sacó un GPS portátil, apretó algunos botones y leyó en voz alta: -Treinta y cinco grados al norte, menos ciento once al oeste.

Dean y Sam intercambiaron miradas, compartiendo una conversación silenciosa que Cassidy notó de inmediato. Roy, sin prestarle demasiada atención a nadie, se inclinó para asegurarse de que su equipo estuviera en orden.

-Voy a echar un vistazo alrededor, anunció mientras ajustaba su rifle al hombro.

-¿Solo? No creo que sea una buena idea,-intervino Cassidy con el ceño fruncido, su tono dejando claro que no era una sugerencia.

Roy dejó escapar una risa sarcástica mientras echaba un vistazo rápido hacia ella. -Qué tierna. No se preocupen por mí, sé cuidarme,- dijo antes de adentrarse más entre los árboles, ignorando cualquier réplica.

Dean chasqueó la lengua y negó con la cabeza. -Genial. Porque separarse siempre es una idea fantástica.

Miró al resto del grupo. -Mantengámonos juntos. No hagamos nada estúpido, ¿entendido? Y andando.

Sin más palabras, se pusieron en marcha, siguiendo a Roy a regañadientes mientras el silencio del bosque crecía a su alrededor.

El grupo avanzaba con cautela cuando un grito rompió el silencio.

-¡Hailey, por acá!- La voz de Roy resonó desde unos metros más adelante.

Sin perder tiempo, todos corrieron hacia él. Roy estaba inclinado sobre un área desordenada: una tienda destruida con rastros de sangre.

Roy frunció el ceño mientras señalaba. -Esto parece obra de un grizzly,- murmuró, pero su tono no sonaba del todo seguro.

Hailey, al ver la sangre y el desastre, comenzó a gritar: -¡Tommy! ¡Tommy, respóndeme!

Sam rápidamente la tomó del brazo y susurró: -¡Shh! Hailey, cállate. Algo podría seguir aquí.

Mientras tanto, Dean estaba investigando otra parte del campamento. -¡Sam, Cassidy, vengan acá!- llamó desde la distancia.

Se apresuraron hacia donde estaba y lo encontraron mirando el suelo con atención.

-Fueron arrastrados,-señaló Dean, indicando una línea clara en la tierra. -Pero aquí las huellas desaparecen. Es extraño."

Dean frunció el ceño, concluyendo: -Esto no es un espectro, ni un perro negro. Algo diferente está pasando aquí.

Regresaron con los demás, y justo cuando intentaban pensar en sus próximos pasos, escucharon gritos a lo lejos.

-¡Auxilio! ¡Ayuda!

Todos comenzaron a correr hacia el sonido, pero los gritos cesaron tan pronto como habían comenzado.

Sam se detuvo de repente, con los ojos entrecerrados en señal de alerta. -Espera,- murmuró. -Hay que volver al campamento. Ahora.

Apresurándose de regreso, encontraron un caos aún mayor. Todo el equipo que había quedado allí había desaparecido.

Roy maldijo en voz alta. -Adiós a mi GPS y mi teléfono satelital.

Hailey miraba alrededor, desconcertada. -¿Qué está pasando? ¿Qué significa esto?

Sam la miró con seriedad. -Es hábil. Esto no fue un ataque; fue una estrategia. Solo quería dejarnos incomunicados.

Roy resopló y sacudió la cabeza. -¿Há hábil? No. Esto es obra de alguien, un demente que debe estar escondido aquí.

Sam ignoró su comentario y se volvió hacia Dean y Cassidy. -Necesito hablar con ustedes. A solas.

Dean y Cassidy intercambiaron miradas, preocupados, antes de seguir a Sam unos metros más allá del grupo.

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