¿Quién dijo que vivir era sencillo? Si alguien lo dijo, era de verdad estúpido.
Dominique siempre intentó ser igual a su madre, a su hermana, e incluso a su pequeño hermano Louis. Pero ella no era rubia, ni sofisticada. Tan solo era una pelirroja más, del montón, entre todos sus primos.
Por eso Dominique cambió, y se volvió irreconocible para cualquiera que la hubiera visto antes.
Provocativa; hermosa; sensual; rebelde; arrogante; presumida; altanera; simplemente palabras...
La gente hablaba, pero nadie la conocía, toda su persona estaba cubierta por una máscara.
Y detrás de todo, debajo de esa máscara, había una chica débil, insegura, incapaz de ser ella misma.

Lo único que Dominique anhelaba en lo más profundo de su ser, era que alguien lograra penetrar esa máscara de pura oscuridad que la sofocaba. Pero ese alguien nunca existió, ni nunca va a existir. Porque lo que Dominique sabe y no quiere reconocer, es que nadie la puede salvar, mientras ella se siga hundiendo y no haga nada para salir a flote.

Porque Dominique se sigue escondiendo detrás de una máscara impenetrable.

Porque aunque parezca la más fuerte de todas, la que nunca se va a rendir; ella ya lo hizo, hace mucho tiempo, cuando dejó de ser ella misma y se ocultó de todos.

Porque al final, la Dominique Weasley que todos conocen, no es más que eso, una simple máscara.