ÚNICO
Jimin terminaba de acomodar las ondas que hizo en el corto cabello de su mejor amigo mientras esperaba que su esposo — y hermano de Taehyung — llegara con las sombras que había olvidado en casa.
— Kim Yoongi, ¿dónde estás? — pregunta Park al recientemente nublado cielo.
El día que debía ser feliz había empezado con el pie izquierdo: el pronóstico del día anterior había fallado, por lo que en lugar de un azulado paisaje tenían amenazas de tormenta. Pero los problemas continuaron cuando las flores no llegaron a la iglesia, cuando Jimin olvidó la mitad del maquillaje que iba a utilizar para maquillar al novio o cuando su hermano fue a buscarlos y lleva tardando media hora en aparecer.
Kim Taehyung iba a casarse con Eunwoo, pero las circunstancias no lo ayudaban.
— A estas alturas pienso que el mundo no quiere que me case con él. — dice mientras se levanta del pequeño sillón en el que estaba. Alisa su blanco e impoluto traje y se acerca a observar el exterior.
— Hoy es tu boda, TaeTae... ¿Porqué tienes esa cara? Si bien no salió todo como esperábamos eso no significa que todo se haya ido por la borda.
Kim suspira.
— ¿Cómo te sentías el día en que Yoongi hyung y tú se casaron? — pregunta de repente.
Jimin toma asiento en el lugar donde su amigo estaba sentado antes y mira su anillo de casado con una alegre sonrisa. Recordar ese día le daba muchísima alegría, porque el momento en que se había convertido en esposo de Yoongi era el mejor de toda si vida.
— Sentía una emoción gigante. Ganas de gritar pero de alegría, ¿entiendes? Me sentía como un niño chiquito descubriendo algo nuevo por su propia cuenta... No lo sé, no sé como explicarlo con palabras. — confiesa. — Solo sé que fue el mejor día de mi vida y la sonrisa que tenía no se fue por nada del mundo.
Esa respuesta sólo hizo que el agujero en el pecho de Taehyung aumentara. En lugar de ayudarlo sólo lo hundió más.
— ¿Porqué yo no me siento así? Quiero a Eunwoo... — Jimin hace una mueca que el menor no supo comprender. — Él me hace sentir bien, ¿sabes? Hyung es muy sensible e increíble en todo lo que hace... Es lo mejor que me pasó, Jiminnie.
Eunwoo tenía el poder de curar todos sus males con una palabra, además de ser caballero como ningún otro chico que haya conocido. Desde el primer momento lo hizo sentir seguro, ¿y quién no desea algo así? Paz, cariño, afecto... Su prometido era prácticamente perfecto: el chico que todos los padres soñarían como yerno, el que nunca llega tarde a las citas y el que sería el esposo del año.
Pero algo faltaba y a Taehyung le daba culpa pensarlo.
¿Cómo podía ser tan desagradecido? Lo torturaba pensar que Eunwoo le había dado todo su amor y a él no le era suficiente.
— Quieres a Eunwoo, entiendo. — ríe secamente. — ¿Sabes que querer no es lo mismo que amar, no? Uno quiere un celular nuevo o el nuevo álbum de Taemin, pero amar es otra cosa.
— No puedo ocultarte nada. — frota sus manos en su cara. — Me conoces mejor que nadie, Jimin.
— No hay que ser adivino para darse cuenta que hoy no es tu mejor día, Taehyung. Pero como tu mejor amigo puedo imaginarme qué es lo que estás pensando ahora.
— Ilumíname...
— Jungkook, gran idiota... — suelta. — Es imposible que luego de todo lo que pasaron no recuerdes que esto es exactamente lo que querían hacer en un futuro: casarse en una tarde lluviosa, los dos de blanco.
— Pero estoy con otra persona ahora, hyung. ¿Porqué me sigue atormentando luego de dos años?
Jimin se levanta de su asiento y se acerca a la ventana por la que su amigo miraba. Posa una mano en su hombro y el contrario deja de mirar el paisaje para ver a su amigo.
— Cariño, Jungkook no te está atormentando. El problema no es él, el problema es que tú aún lo extrañas. Eunwoo puede ser el hombre soñado, pero no es TÚ hombre soñado... ¿Me explico? Por más bueno que sea, él no es a quien amas. — dice con seriedad. — Tienes que pensar qué harás, todavía estás a tiempo de abandonar todo esto y dejar que tu prometido encuentre alguien que realmente lo ame.
Las palabras de su cuñado y mejor amigo quemaban hasta lo más hondo de su ser y lo hacían sentir aún peor que antes, pero no lo culpaba: su deber era decirle la verdad por mucho que le doliera. Pero eso no cambiaba el hecho de que en media hora estaría caminando hacia el altar para contraer matrimonio con alguien que no amaba lo suficiente.
Una suave voz se abre paso entre su conversación, siendo Yoongi su dueño. Aparentemente ya había regresado de la casa que compartía con Jimin con el maquillaje restante.
— Pasa, Gigi... — le indica. Cuando el peligris se acerca a su esposo es recibido con un corto beso en los labios en agradecimiento. — Gracias, cariño. No sé que haría sin ti.
Un rato después Jimin había terminado de maquillar a su mejor amigo y se había retirado para tomar su puesto como padrino de la boda. Kim — en cambio — se había quedado en la soledad del cuarto que le dieron como camerino reflexionando sobre sus sentimientos.
Su mayor tenía razón, no podía arrastrar a Eunwoo a todo esto, no lo merecía. Luego de todo lo que hizo por él no podía pagarle con un matrimonio o una vida infeliz, no mientras allá afuera pueda existir alguien que sí lo merezca y valore como es correcto. Aunque Taehyung no haya visto a Jungkook desde su separación, su corazón le seguía perteneciendo de cierta manera que no entendía.
Nunca fue de Eunwoo, por mucho que lo haya intentado.
La puerta de su habitación es tocada por alguien que no se identificó, no obstante Kim la abrió encontrando nada más que un sobre.
Un sobre firmado con las letras "JJK".
Sintiendo su corazón latir demasiado fuerte, el muchacho vuelve a encerrarse en el cuarto para abrir en soledad aquél misterioso objeto. Le parecía irónico que el obvio emisor de esa carta lo esté atormentando también físicamente.
Jungkook seguía en su vida como un fantasma muy real.
Abre la carta y comienza a leerla atentamente, notando que su caligrafía seguía siendo tan desastrosa como siempre.
"Querido Taehyungie:
Odio ser esa clase de ex que aparecen en momentos importantes de tu vida buscando volver contigo, ese no es mi objetivo. No estoy diciendo que no te siga amando, claro que no. Mi amor sigue siendo el mismo y aún te sigo esperando, o lo hacía hasta este día. El día de tu boda, Taehyung.
Enterarme que ibas a casarte me hizo entender que era hora de que yo también siguiera con mi vida, ¿sabes? Aún no sé por donde empezar pero ya sabré como... Al final del día siempre fui bueno improvisando.
No necesitas responder a esto, tómalo como una despedida. El adiós que nunca tuvimos cuando estábamos juntos. Sólo necesito una última cosa: prométeme que serás feliz como siempre quise que fueras a mi lado, sólo que me llevo la certeza de que será con alguien mejor.
Felicidades por tu boda, mi amor. Me alegra que nuestro sueño de una boda en un día lluvioso pueda hacerse realidad para ti.
- Jeon Jungkook, a pesar de todo siempre tuyo."
— ¡Señor Kim, es hora! — grita alguien afuera.
Rápidamente Taehyung limpia las lágrimas que había comenzado a expulsar, guarda la carta en el bolsillo delantero de su blazer y toma su ramo de flores.
¿Se había pasado el tiempo de arrepentirse? ¿Aún podía salvar su corazón y el de Eunwoo? Su cabeza no paraba de hablarle mientras caminaba hacia el altar con el sonido de los aplausos y una forzada mueca en lugar de una sonrisa. Jimin susurra a su esposo a su lado y este mira a su hermano con algo de pena.
Pero Taehyung se detiene a mitad de camino, viendo que la gran sonrisa de su prometido se desdibujaba al ver sus ojos tristes.
— Taehyung... — murmura Jimin.
Todos guardan silencio y Taehyung retoma la caminata hasta Eunwoo, quien había vuelto a sonreír con alivio.
— Estamos reunidos hoy... — comienza el sacerdote con una sonrisa, pero es interrumpido por la mano que Kim alza para que cese sus palabras.
— Eunwoo... — dice mirando hacia abajo. El nombrado suspira y alza la barbilla ajena para que pudiese mirarlo a los ojos. — Yo... N-No puedo.
— ¿Qué es lo que no puedes, cariño? — pregunta serenamente. Seca sus lágrimas con sus pulgares.
— No puedo hacerte esto. No te merezco y nunca lo haré porque tú me diste todo y te lo he pagado de la peor forma. — el contrario frunce el ceño. — Amo a otra persona, Eunwoo. Por más que me entregué a ti en cuerpo y alma mi corazón estuvo siempre en otras manos... — sus lágrimas eran lo único que se escuchaba en la iglesia. Kim quita la mano de su mayor de su rostro y procede a quitar el anillo de compromiso de su mano para depositarlo en las ajenas. -— Por favor, dime algo...
Eunwoo respira hondo y observa el anillo que su prometido — o ex — le había devuelto.
— Me decepciona saber que no confiaste en mi para decirme esto antes, Taehyung-ah.
— No quería lastimarte, pero entendí que no diciendo nada te lastimaba aún mas. Odio saber que esto te causa dolor, pero será mucho menos que el daño que te haría forzándome a amarte.
Ni una mosca volaba. Todos los invitados respetaron silenciosamente el momento que ambos estaban teniendo.
— Por eso no estoy enojado contigo, obligarte a amarme no nos llevaría a ningún lado. Lamentablemente no podemos manipular el corazón a antojo, por más que queramos. — sonríe con tristeza. — Lo nuestro no va a funcionar, Taehyung. Y te agradezco por decírmelo antes de prometernos el resto de nuestras vidas... No sé quién sea el dueño de tu corazón, pero espero te haga lo feliz que yo no he podido.
Kim asiente y le da un largo y emotivo abrazo de despedida. Baja las pequeñas escaleras del altar y da media vuelta para observarlo una vez más.
— Espero encuentres a alguien que te ame como te mereces, Eunwoo. Eres increíble como nadie en esta tierra...
Eunwoo alza una mano, saludándolo con melancolía mientras todos observaban como uno de los novios corría hacia afuera de la iglesia.
Llovía. Llovía muy fuerte.
Le recordaba a aquellas tardes que pasaba durmiendo siesta abrazado a Jungkook y creyó que él había recordado lo mismo cuando lo encontró parado con los brazos abiertos y los ojos cerrados bajo las gotas que caían furiosas.
Detiene sus pasos y sonríe ampliamente.
— ¿Recuerdas que nos gustaba dormir escuchando la lluvia caer? — Taehyung interrumpe el silencio pacífico de la desierta carretera a la que había llegado. La boda se iba a realizar en medio del campo, por lo que sus alrededores eran bastante pacíficos y solitarios.
Jungkook abre los ojos y mira a la persona que menos pensaba encontrarse ese día.
— Taehyung, ¿qué estás haciendo aquí? Te estás mojando y deberías estar en...
Las manos del menor en sus mejillas y sus finos labios sobre los propios callaron la preocupación de Jeon en un instante. Habían pasado cerca de dos años desde la última vez que se habían probado y se notaba en la forma en que ambos corazones dejaron de latir por un segundo.
Jeon supo siempre que lo extrañaba, siendo un peso que nunca creyó dejar atrás. Su amor por Taehyung era tan profundo que aún después de su escandalosa separación no había podido ver a nadie más con otros ojos.
Pero Taehyung si, por eso no entendía porqué estaba allí, bajo la lluvia y tomando sus labios el día de su boda.
— Nunca me negaría a un beso tuyo, pero necesito saber porqué estás aquí... — separa sus labios con voluntad sobrehumana y habla algo agitado. Las manos que había posicionado en algún momento en la cintura ajena no abandonaron su lugar. — Deberías estar dando el sí, Taehyungie.
Kim sonríe y junta sus frentes.
— No me voy a casar con Eunwoo, Kookie. — le confiesa. — No puedo casarme con otra persona cuando mi corazón aún late únicamente para ti.
La forma en la que amó y ama a Jungkook no se compararía ni en mil vidas a lo que creyó sentir por su ex prometido. Durante el tiempo que estuvo con él se la pasó rogándole al destino que su corazón latiera como esas veces que peleaba con Jungkook por el control remoto de la televisión y terminaban amándose bajo las sábanas. Como esas otras ocasiones en las que Taehyung le robaba a su novio su videojuego preferido y Jungkook lo perseguía por toda la casa para quitárselo.
O como esas charlas en las que planeaban besarse bajo la lluvia sin enfermarse.
Esos pequeños pero significativos momentos pertenecían sólo a Jungkook, y nadie más podía hacerlo sentir así.
— Taehyung...
— ¿Qué?
— No sé si esto signifique que nos das otra oportunidad, pero si no te digo que te amo en este instante voy a explotar.
— Yo te amo más, Jungkookie. — le sonríe. — Y quisiera disfrutar una vida de besos bajo la lluvia contigo, así que si estás dispuesto a intentarlo de nuevo yo...
Sus labios son tomados esta vez por Jeon, quien lo toma entre sus brazos y lo hace girar por los aires sin romper el beso.
— Si respondo alguna vez que no a eso tienes permiso de matarme. — ríen.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro