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Cataclismo.

Triste, cruel, despiadado cataclismo, consumiendo la belleza y calma del reino de Hyrule sin poder hacerse nada para evitarlo. Y cuando todo creíamos perdido, la princesa Zelda llegó, y logró mantener a Ganon “calmado”, por lo que creíamos que iba a ser poco tiempo, unos meses, quizás, hasta que las heridas de nuestro héroe legendario sanaran y regresara a cumplir su destino de vencer a la encarnación del mal...

Y el deber que se me dio aquel fatídico día simplemente fue pelear. No era más que una aprendiz, pero debía hacer lo que podía si no quería que las cosas pasaran a peor (porque sí podía ponerse mucho peor).
“¡Defiende a la princesa, protege el reino!”..., pero solo era prácticamente una niña... ¿qué más podía hacer? Apenas y sabía manejar una espada y todos lo sabían; todos sabían lo inútil que ____ era y el por qué era mejor dejarla morir en batalla...

Mi padre era caballero real, lo cual me hizo vivir en el castillo y también conocer al héroe legendario, Link, un chico bastante callado pero extrañamente entusiasta, del cual me volví aprendiz porque me fascinaba la forma en que podía ser tan hábil con las armas y porque me había cautivado el amor que le tenía al reino, para poder salvarlo de forma desinteresada. Callado y reservado, de buen corazón, me ayudó a llegar a lo que soy ahora, y después pude devolverle el favor.

Durante meses, el rey había hecho todo lo posible por alistarnos para el inevitable suceso. Se aumentó la seguridad, se buscaron más reclutas, equipados con mejores armas. No sólo los campeones y las bestias divinas iban a enfrentarse a Ganon, sino que se necesitaba apoyo por la cantidad de monstruos que iba en aumento desde que empezaron las señales del retorno de Ganon.
Incluso yo, la aprendiz del héroe legendario, había dado todo de mí para poder hacerme más fuerte, aunque claro que en ningún momento llegué a sostener más que una simple espada de madera entre mis manos.

... Sin embargo, todos sabíamos que la desgracia ocurriría tarde o temprano, estuviéramos preparados o no.

Recuerdo ver de repente a varios grupos de caballeros correr hacia las afueras del castillo, recogiendo sus armas y escudos, alarmados y preocupados. Uno de ellos me lanzó una espada, que si soy honesta, no sabía cómo sujetar. Una espada de madera era una cosa, era ligera, suave, y fácil de romper; y una de metal, de filo tan peligroso y con un peso para nada ligero. Ni siquiera tenía armadura cuando oí a alguien gritarme que dejara de quedarme quieta y fuera a hacer algo, así que eso hice, y traté (porque no serví para nada) de pelear, incluso si en muchas ocasiones hubo alguien que me salvara el pellejo.
Mi prioridad era Link. El héroe legendario debía ser aquel que salvaría el reino y para eso, debía pues, seguir vivo. En mi mente cruzaba la idea de que sería un estorbo, pero también pensaba que si no hacía nada entonces, jamás podría probarme a mí misma el ser digna de ser su aprendiz.

Tal vez mi mente no quiso tener esa memoria, pues no puedo recordar cómo inició, o dónde estaba, o cómo me sentía. Lo único que podía recordar había sido el momento exacto en que creí haber fallado por completo.
Todo en llamas, pero pese a la lluvia, el fuego no se apagaba, incluso se extendía.
Tirada en el húmedo césped, levantando la cabeza con dificultad, aterrada, tiritando del miedo mientras sentía las lágrimas caer por mis mejillas ensangrentadas.

Cuando oí, tal vez a lo lejos, un susurro doloroso.

Los campeones... habían caído en batalla...

Traté de  levantarme con dificultad, avanzando torpemente, cayéndo y siguiendo únicamente arrastrándome... Me hallaba muy adolorida. Mis piernas dolían, y mi rostro y cuerpo tenían moretones por doquier.
Me sentí la cosa más miserable, mientras veía a todo el mundo acercarse al inerte cuerpo de Link y llevárselo lejos, la princesa marchándose y... me quedé sola. Porque como dije, a todos les daba igual si yo moría. ¿Qué más pasaría? Me hallaba muy grave, no había nada qué hacer y habían prioridades.

En cualquier momento iba a morir, y lo sabía... Sabía que, o iba a rendirme y morir por las heridas que ya tenía, o directamente sería brutalmente asesinada por Ganon. Mi fe, ya estaba muy muerta... Lo único que quería era que Link y Zelda estuviesen bien... y estaba perdiendo el tiempo arrastrándome, con las piernas rotas.
Sabía que debía descansar, pero sin Link, no era nada. Le debía mucho y no quería sentirme inútil.

Aunque era solo una aprendíz... ¿Qué más podía hacer?

Quería morir... Pero quería morir protegiendo a quien tanta admiración tenía... Si moría de forma tan patética, sabía que incluso muerta ello me atormentaría.

Intenté gritar pero, la voz no me salió. Estaba sola de nuevo, y pensé, ¿me lo merecía...? Hice lo que pude...
No fue mi culpa, solo... a nadie le importaba.

Todos sabían lo inútil que yo era y el por qué era mejor dejarme morir en batalla...

Todos menos aquel princípito.

—¡Ay, no! —Tenía mis ojos cerrados, pero logré reconocer esa chillona voz de infante y sus pequeños pasitos correr hacia mí. Lo sentí agacharse, y empezar a jalar mi pierna rota, que ya ni siquiera sentía del todo, por lo cual todo era casi indoloro —Ay, ¡cómo pesas! —Siguió jalándome.

La tormenta se convirtió en llovizna, mientras que aquel pequeño seguía arrastrándome con cierta facilidad gracias a la humedad del suelo. Me cuestionaba qué demonios hacía aquí... Debía estar en el reino, resguardado con su padre, protegido por montones de guardias de su región.
Pero, no quise ponerme a pensar en eso, solo lloré en silencio porque me sentí agradecida de que estuviera aquí. No creía que fuera a sobrevivir, pero al menos no estaría sola el momento en que me vaya... y su lindo acto me hizo pensar que, al menos, a una persona le importo.
Mis ojos cerrados. No sabía a dónde me llevaba, pero no sé rendía pese a sus jadeos cansados.

—¡Vamoooos! —Dio otro tirón y lo oí resbalarse por el césped mojado —Ow... ¿¡Por qué pesas tantoooo!? —Abrí un poquito mis ojos, cuando comencé a oír sus sollozos... estaba llorando —____, por favor no te vayas... te necesito... necesito que sigas siendo mi niñera... —Siguió su labor de tirar de mi pie y arrastrarme —¡No puedes dejarme solo también!

Su voz fue dolorosa, o tal vez dolorosa fue mi sensación al oírlo decir aquello.
... Y me di cuenta de que debía seguir tratando. Sidon ya había perdido a su hermana... no podía dejarlo solo. Trataría, con todas mis fuerzas, recuperarme. Y si no puedo ser la espadachín que siempre quise ser, haré la segunda de mis labores y la que me es más importante ahora.

Cuidar de este niño que tanto aprecio me ha mostrado.

Notas del autor.

☁️ ┆ Cambié absolutamente TODO, pero calma, que conserva la misma trama que tenía en el 2020, sólo modifiqué la narrativa y un poco las escenas para no poner tanto relleno e ir directo al grano. Dado que esto es de hace más de tres años, es de verdad muy cringe, y quiero que mi cuchurrumín Dango tenga solo contenido de calidad. De este mismo modo porfas avisar de algún error ortográfico. Esto fue subido en fuah.

☁ ┆ De la misma forma cambié las ediciones y la apariencia de la prota. Iba a subir primero una de esas introducciones aesthetic con sinopsis y demás pero hoy mi puchungo me leyó una de mis chilladas así que está esto de agradecimiento.

☁ ┆ Ya casi salgo de vacaciones así que tendré más tiempo de editar esto. También trabajaré en ADMB, terminaré de resubir el fic de Pina yyyy, tal vez siga con el fic de Revali, o simplemente muera JAJAJS.

Siendo todo gracias por leer. Mil besos ♥