69. Resultados
—Bueno, al menos tú ya te has enterado de cuál será una de las asignaturas que estudiarás este año. En cambio, Ron y yo... Me pregunto si tardarán mucho en llegar nuestros TIMOS.
—No puede faltar mucho. Ya ha pasado un mes —calculó Ron.
—De hecho, Dumbledore nos dijo que las notas de nuestros TIMOS llegarían hoy —apuntó Arlina.
Harry abrió grandes sus ojos.
—¡Lo había olvidado!
—¿Hoy? —exclamó Hermione— ¿Hoy? Pero ¿por qué no...? ¡Cielos, debiste decírnoslo enseguida! —Se puso en pie de un brinco y añadió—: Voy a ver si ha llegado alguna lechuza.
Pero diez minutos más tarde, cuando Arlina y Harry bajaron, vestidos y con las bandejas del desayuno vacías, encontraron a Hermione sentada a la mesa de la cocina, muy nerviosa, mientras la señora Weasley intentaba disimular el parecido del ojo de la chica con el de un panda.
—Nada, no hay manera de que se vaya —decía la señora Weasley, angustiada; estaba plantada enfrente de Hermione con la varita en una mano mientras revisaba un ejemplar de El manual del sanador, abierto por el capítulo "Contusiones, cortes y rozaduras"—. Esto nunca había fallado, no me lo explico.
—Por eso Fred y George lo consideran una broma graciosa: porque no se va —opinó Ginny.
—¡Pues tiene que irse! —chilló Hermione— ¡No puedo quedarme así para siempre!
—No te quedarás así, querida, ya encontraremos algún antídoto, no temas —le aseguró la señora Weasley.
—Bill ya me ha contado que los gemelos son muy gaciosos —intervino Fleur sonriendo.
—Sí, me muero de risa —le espetó Hermione. Se levantó y se puso a dar vueltas por la cocina mientras se retorcía las manos—. ¿Está segura de que esta mañana no ha llegado ninguna lechuza, señora Weasley?
—Sí, querida. Me habría dado cuenta —respondió ésta con paciencia—. Pero sólo son las nueve, todavía hay mucho tiempo para...
—Ya sé que fallé en Runas Antiguas —rezongó Hermione con ansiedad. Arlina rodó los ojos con una sonrisa divertida—. Como mínimo cometí un grave error en la traducción. Y el examen práctico de Defensa Contra las Artes Oscuras tampoco me salió como esperaba. En Transformaciones creía que lo había hecho bien, pero ahora que lo pienso...
—¿Quieres hacer el favor de callarte, Hermione? ¡No eres la única que está nerviosa! —gruñó Ron— Además, cuando veas tus diez extraordinarios...
—¡No, no, no! —chilló Hermione agitando ambas manos, histérica— ¡Seguro que lo he suspendido todo!
Arlina acariciaba a Helga despreocupadamente. Hace dos años, habría estado casi tan angustiada como Hermione, pero después de los últimos sucesos, saber los resultados de sus TIMOS le parecía tan insignificante. Ella no podía dejar de pensar en el espíritu, ese poder habitando en ella, obligándola a mirar fragmentos del pasado y el futuro, muchos de ellos ni siquiera agradables o útiles.
—¿Y qué pasa si suspendemos? —preguntó Harry a nadie en particular, pero una vez más fue Hermione quien contestó:
—Analizamos nuestras opciones con el jefe de nuestra casa. Se lo pregunté a la profesora McGonagall al final de curso.
A Harry se le retorció el estómago y se arrepintió de haber desayunado tanto.
—En Beauxbatons —explicó Fleur con suficiencia— lo hacíamos de otga manega. Cgeo que ega mejog. Nos examinábamos tgas seis años de estudios en lugag de cinco, y luego...
Las palabras de Fleur quedaron ahogadas por un grito. Hermione señalaba por la ventana de la cocina. En el cielo se veían cuatro motitas negras que iban aumentando de tamaño.
—Lechuzas —dijo Ron con voz quebrada, y corrió hacia la ventana donde estaba su amiga.
—Una para cada uno —añadió Hermione con un susurro que denotaba terror—. ¡Oh, no! ¡Oh, no! ¡Oh, no!
Agarró con fuerza por el hombro a Arlina, quien seguía sentada sin muchas preocupaciones reflejadas en su expresión.
Las lechuzas volaban derechito hacia La Madriguera; eran cuatro hermosos ejemplares, y cuando ya sobrevolaban el sendero que conducía hasta la casa, todos vieron que cada una llevaba un gran sobre cuadrado.
—¡Oh, no! —aulló Hermione.
La señora Weasley se coló entre los muchachos y abrió la ventana de la cocina. Una a una, las lechuzas entraron y se posaron sobre la mesa en una ordenada hilera. Las cuatro levantaron la pata derecha.
Arlina fue hacia ellas. La carta dirigida a ella estaba atada a la pata de la lechuza de en medio. La desató con dedos temblorosos. A su izquierda, Harry y Ron intentaban coger también sus notas; a su derecha tenía a Hermione, pero a ella le temblaban tanto las manos que también hacía temblar a la lechuza.
Durante unos instantes nadie dijo ni pío. Al final, Arlina consiguió soltar el sobre. Lo abrió y sacó la hoja de pergamino que contenía.
TÍTULO INDISPENSABLE DE MAGIA ORDINARIA
Extraordinario (E)
Supera las expectativas (S)
Aceptable (A)
Insatisfactorio (I)
Desastroso (D)
Trol (T)
RESULTADOS DE ARLINA WINCHESTER
Astronomía: E
Cuidado de Criaturas Mágicas: E
Encantamientos: E
Defensa Contra las Artes Oscuras: E
Adivinación: E
Herbología: S
Historia de la Magia: S
Pociones: E
Transformaciones: E
Arlina releyó varias veces la hoja de pergamino, y sonrió orgullosa de sí misma. No estaba mal: siempre había sabido que no le iría muy bien en Historia de la Magia, ¡pero había obtenido siete extraordinarios! Deslizó el dedo por las notas... Sólo tenía otro supera las expectativas y era en Herbología. Sintió más orgullo al ver que en Pociones tenía un extraordinario. Las sesiones de estudio con Greg habían dado sus frutos.
Miró alrededor. Hermione estaba de espaldas a ella, con la cabeza agachada, pero Ron parecía contentísimo.
—Sólo he suspendido Adivinación e Historia de la Magia, las que menos me importan. A ver, cambiemos... —Harry leyó las notas de Ron y vio que no tenía ningún extraordinario— Ya sabía que sacarías buena nota en Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo Ron dándole un puñetazo en el hombro—. No nos ha ido tan mal, ¿verdad?
—¡Enhorabuena! —dijo la señora Weasley con orgullo, alborotándole el cabello a Ron— ¡Siete TIMOS! ¡Más de los que consiguieron Fred y George juntos!
—¿Y a ti, Hermione, cómo te ha ido? —preguntó Ginny con vacilación, porque su amiga todavía no se había dado la vuelta.
—No está mal —respondió en voz baja.
—No digas tonterías —saltó Arlina; se acercó a ella y le quitó la hoja de las manos—. Ajá, nueve extraordinarios, y un supera las expectativas en Defensa Contra las Artes Oscuras. —La miró entre alegre y divertida—. Y estás decepcionada, ¿no?
Hermione negó con la cabeza, pero Arlina se rio.
—Déjame ver las tuyas —pidió Hermione, pero ya le había quitado el papel de las manos. Leyó con atención, sus ojos moviéndose rápido—. Arlina...
—¿Qué? —exclamaron Harry y Ron con curiosidad, y se asomaron por los hombros de Hermione para leer las notas de Arlina. Los tres levantaron las miradas y la miraron casi atónitos.
—¡Tienes siete extraordinarios y dos supera las expectativas! —exclamó Ron— Te ha ido casi tan bien como a Hermione. Podrías estudiar para ser cualquier cosa.
—Sí, me ha ido bien —dijo, un poco avergonzada por la atención. Claramente no esperaban que fuera a tener notas casi tan buenas como Hermione—. ¿Cómo te ha ido a ti, Harry?
Harry le dio sus notas y las miró con ella. Arlina sonrió orgullosa por él y, antes de que alguien se diera cuenta, le dejó un rápido beso en la mejilla. Harry se puso rojo hasta las orejas. Arlina se sintió especial. Ni siquiera Fleur con sus encantos habían logrado ponerlo tan rojo.
—¡Bueno, ya somos estudiantes de ÉXTASIS! —se alegró Ron, sonriente— ¿Quedan salchichas, mamá?
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