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CAPÍTULO 4 ¿Kacchan?

Hola se moi la autora. Disfruten el cap, mi favorito hasta el momento.

Espero les guste tanto como a mi :3

Izuku no podía dormir.

Después de pensarlo mucho, solo podía deducir que Katsuki era Kacchan. Le daba miedo preguntarle, no quería ofenderlo.

Despertó con enormes ojeras al día siguiente. Katsuki les puso una nueva prueba.

Con un arco disparó una flecha y la incrustó en lo más alto de uno de los postes. Katsuki quería que usando una especie de figuras gigantes amarradas a sus manos subieran hasta lo más alto. El primero en intentarlo fue Eijiro quien terminó cayendo al suelo de cabeza, todos se acercaron preocupados y después de una visita rápida con el doctor del ejército descansó un momento.

Izuku fue el siguiente, logro subir unos cuantos metros con su agilidad, pero al mirar hacia abajo y ver la altura termino asustándose y soltando el poste. Cayó al vació y temió estamparse de peor forma que Eijiro. Pero los grandes brazos de su general lo atraparon en el aire.

El corazón de Izuku latió con fuerza, sus manos descansaban en los hombros del cenizo y podía sentir también el acelerado latir bajo sus dedos. El general lo miraba de una forma intensa, tal y como Kacchan hacía.

—Sigan el entrenamiento, llevaré a este inútil a la enfermería, cualquiera que caiga de una altura mayor a 2 metros vaya de inmediato con el doctor— dicho esto se llevó a Izuku en brazos.

El pecoso quería decirle que estaba en perfecto estado a pesar de haber caído desde los cuatro metros, pero el general podría ofenderse o molestarse, además Izuku estaba demasiado cómodo siendo cargado como “princesa” por el rubio.

—¿Tú eres Kacchan verdad?—el cenizo se detuvo de golpe, el pecoso temió que fuera a molestarse—, por favor perdóneme, no era mi intención ofenderlo… yo…

El general chasqueó la lengua y lo llevó hasta su tienda, fue arrojado con fuerza a la silla y el chico se sobo la cabeza al haberse golpeado con ella. El cenizo tomó los dos lados de la silla y se inclinó para verlo a los ojos. El pecoso se recargó lo más que pudo en la silla para alejarse, estaba temblando como hoja seca en otoño.

—¿Desde cuándo lo sabes?—preguntó, Izuku abrió los ojos sorprendido.

—Entonces si eres Kacchan… — el otro chasqueó la lengua.

—Te hice una pregunta Deku.

—Desde anoche… —susurró avergonzado—. ¿Por qué no me dijiste que eras tú?

Los rubíes no dejaban de mirarlo, Izuku podía apostar que lo derretirán por tanta intensidad en su mirar.

—Iba a hacerlo el día en que llegaste —Izuku prestó atención —, me sorprendí al verte ahí, sobre todo porque tu primer día causaste revuelo.

—Por eso me citaste a este lugar —Izuku se sonrojo, que estúpido había sido.

—Sí, quería decirte muchas cosas —el pecoso sintió sus ojos humedecerse intentando imaginar lo que Kacchan sintió al ser básicamente ignorado —, pero creí que me habías olvidado.

—¿Por qué eras tan malo conmigo entonces? —pregunto.

—Porque estaba molesto —el rubio rió sin gracia —, dos años sin dejar de pensar en ti y cuando por fin te veo tú parecías no recordarme. Fue… — Busco su voz —, frustrante y admito que me sentí decepcionado.

Izuku por fin dejó las lágrimas salir y sollozo, el sonido captó la atención del cenizo quien limpió sus lágrimas.

—Perdón Kacchan, perdón… —murmuraba el pecoso entre lágrimas —, extrañaba tanto a Kacchan que pensaba que eran ideas mías… tu parecido y el de él…

—Perdóname a mí también —sus frentes se juntaron —, debí decirte algo, pero estaba molesto, por eso no dije nada.

Izuku lo miró con una petición silenciosa, el cenizo la captó y abrazó el pequeño cuerpo del pecoso. El peliverde enterró su cara en el espacio que había entre el cuello y el hombro del cenizo. Katsuki aspiró el bonito olor que recordaba del pecoso.

—Eres malo Kacchan… —lloró el chico. Una mano acarició sus rizos.

—Lo sé —las caricias le daban seguridad—, sé que soy malo.

—Yo… —fue callado.

—No, no eres malo, eres la persona más buena que he conocido.

El chico se permitió llorar aún más contra el cuerpo de Kacchan. Lo había extrañado como loco. Ahora no quería estar separado de él, pero tenían que hacerlo, los del ejército sospecharía.

El cenizo se separó del abrazo, Izuku estaba por reclamar, pero no lo hizo porque un beso fue dejado en sus labios.

Se aferró con ansias al cuello del más alto, este se aferró a su cintura y lo apretó contra su pecho. Sus labios encajaban a la perfección, igual que hace dos años se reconocían como si estuvieran juntos de toda la vida. El pecoso jadeo cuando la lengua del general invadió su boca, lo dejó saborear a su gusto complacido con la muestra de dominancia. Fue inclinado en la silla para un beso más profundo, Izuku se sentía en las nubes, este beso era mejor que el último que se dieron, este era de reencuentro de felicidad y el anterior estaba lleno de tristeza y decepción.

Katsuki bajo sus manos apretando sus caderas, Izuku jadeo fuerte por el toque, el cenizo aprovechó su jadeo para dejar sus labios y comenzar un camino de besos hasta su cuello.  Katsuki se aferró más fuerte a la cadera del pecoso y este jadeo cuando los besos fueron dejados. Sus mejillas se encendieron y sus ojos se cerraron fuertemente, mordió sus labios para contener los sonidos que querían salir de su boca, esos sonidos tan vergonzosos.

Katsuki no pareció contento con esto porque los besos se convirtieron en fuertes succiones. Los jadeos ruidosos del peliverde eran callados mordiendo sus labios y apretando sus dedos contra los hombros del cenizo. Sus piernas estaban abiertas de par en par para darle mejor acceso al general y sus pechos estaban pegados. Las succiones se convirtieron en leves mordidas y por fin el pecosos dejó salir un débil gemido. Su sonrojo aumento al sentir la sonrisa de Katsuki en su cuello, su manzana de Adán fue mordida suavemente y volvió a gemir. Por fin el cenizo se alejó de su cuello y pegó sus frentes para mirarlo.

—Te amo —dijo. Izuku tenía los ojos vidriosos por las lágrimas y por las actividades que estaban haciendo.

—También te amo Kacchan —sus manos se entrelazaron —, pero ahora no podemos estar juntos ¿verdad?

—Así es, debes concentrarte en tu entrenamiento y ni creas que te daré favoritismo por ser tu.

—Eso ya lo sé —sonrió el pecoso —, de hecho eso me alivia un poco.

—Pero en serio, de todos los amigos que pudiste hacer ¿Por qué Denki? Dios es un idiota —Izuku rio.

—Él es una buena persona.

—Una buena persona que hará que te maten algún día.

—¿Te preocupas por mi? —sus ojos brillaron con inocencia fingida.

—Claro, después de todo eres mío y solo mío —Izuku se sonrojo.

—Pensé que eras tú el que me pertenecía —Katsuki sonrió.

—Y lo hago, pero tú también eres mío —Izuku asintió. Satisfecho.

—De acuerdo.

Katsuki beso su frente y el pecoso suspiró complacido con el toque.

—Ahora vamos a la enfermería antes de que sospechen.

Izuku fue cargado nuevamente por el general y fue llevado hasta la enfermería donde el doctor lo revisó. Eijiro estaba recostado descansando de su golpe. El doctor lo revisó y después de recetar una crema para los mosquitos lo dejó recostarse. Izuku miró mal al general por dejar marcas en su blanca piel, el doctor las había confundido con moretones que iban a formarse y marcas de mosquitos.

—Entonces te atraparon —Eijiro sonrió —. Qué varonil mi General.

Izuku se quedó pensando un momento. Algo de eso le sonaba familiar.

—¿A que se dedican tus padres? —preguntó. Katsuki sonrió porque ya sabía a dónde iba esto.

—Tienen un restaurante ¿Verdad, General?

—Así es —Katsuki se sentó entre los dos.

—Entonces ustedes son amigos…

—Desde que éramos niños, Katsuki eligió el camino difícil.

—Ya lo veo.

Después de un rato Denki llegó con un enorme bulto en la cabeza por el golpe que se dio, pronto la enfermería estuvo llena.


Al anochecer todos comieron arroz caldoso, nadie estaba de ánimos para comer algo más, todos estaban cansados y adoloridos.

Izuku terminó su comida pronto y fue al establo para sacar a pasear a Might por la zona.

Might parecía feliz de salir después de tanto tiempo encerrado.

El peliverde lo guió hasta un árbol donde lo amarró un momento, sacó de su bolsa unas cosas que había traído con él al campamento. Los demás estaban a solo unos metros de distancia. Izuku acomodo en una roca un retrato pintado de su padre, era el único además de uno de la familia completa, su madre trató de esconderlo, pero Izuku siempre lograba encontrarlo, acomodando justo al frente un plato de arroz que trajo con él y una vela. Dejó todo acomodado y se arrodilló ante el retrato cerrando los ojos y juntando las palmas.

—Querido padre… gracias por seguir cuidándome aunque ya no estés… sé que en algún lugar también cuidas a mamá… ella te extraña mucho —dio otra reverencia y comenzó a cantar.

—Hojas de Vid… —comenzó —. Viento soplo… cayeron frágiles y con gran honor… —Algunas lágrimas salieron de sus ojos, no conoció a su padre, pero los años sin él lo afectaron tanto como a su madre —… mi soldado hoy… ya regresó… valiente ha sido él… —un sollozó salió de su garganta sin saber que alguien lo observaba — …ya regresó…

Terminó su canción con un suspiro y una sonrisa.

—Feliz cumpleaños padre, espero que donde quiera que este hayas encontrado la paz que tanto anhelabas.

—¿Ese es tu padre? —preguntó una voz que conocía, se volteó y miró a Kacchan acercarse.

—Sí —sonrió al retrato —, este es mi padre.

—Se parece a ti —el cenizo se arrodillo a su lado.

—Todo el mundo dice que me parezco a mi madre, pero siempre creí que era más parecido a él —el cenizo junto sus manos y cerró los ojos—. ¿Qué haces mi general?

—Agradeciéndole por haber tenido un hijo tan bueno —Izuku se sonrojo —. Gracias señor Midoriya por el bello Izuku y dejarlo encontrarse conmigo en este camino al que llamamos vida —Izuku junto sus manos de nuevo en respeto.

Los dos reverenciaban al retrato y el pecoso suspiro contento, siempre había hecho esto escondido en su casa. Su madre se deprimiría si el pecoso le pedía acompañarlo, por eso estaba feliz, sentir la compañía de alguien en estos momentos era grandioso.

—¿Cómo era tu padre? —preguntó Katsuki.

—No lo sé, nadie jamás habla de él —Izuku lo miró con tristeza —, me habría gustado conocerlo, pero él murió antes de conocerme.

—Por la maldita guerra —había rencor en su voz.

—Si, por la guerra.

—Creo que conozco a alguien que podría haber conocido a tu padre — declaró Katsuki.

—¿En serio? —los ojos de Izuku brillaron.

—Tu armadura era de él ¿verdad? —Izuku asintió —, esa es la armadura que usaban los guerreros de mi padre cuando él era un general.

Izuku se emocionó.

—¿Crees que él lo conoció? —Katsuki asintió.

—Conozco a varios de sus guerreros, alguno debió conocerlo, dame el nombre de tu padre y yo enviaré una carta.

Izuku salto emocionado a los brazos de su Kacchan, Katsuki lo recibió apretándole con fuerza.

—Muchas gracias, enserio, no sabes lo importante que es para mi —Izuku se despegó del abrazo para mirarlo a los ojos —. Te amo —y comenzó a besarlo.

Katsuki correspondió el beso con necesidad, parece que así sería siempre, Katsuki parecía disfrutar de los besos más intensos mientras Izuku disfrutaba de la tranquilidad.

—Ya es suficiente, luego nos verán —Izuku se despegó sonriendo, su nariz fue mordida, pero eso no le importó —. También te amo Deku.

El pecoso río por el tono travieso del cenizo.

—Le pedí a Inasa que mañana llevará a los soldados a las aguas termales para relajarse —Izuku escucho —, si finges estar enfermo podemos quedarnos…

La sugerencia lo hizo sonrojar, pero asintió.

Ambos se mantuvieron un rato más en el lugar. Katsuki acarició un momento a Might quien parecía dispuesto a dejarse acariciar, pero celoso de la atención que el cenizo tenía del pecoso.

El cenizo se marchó dándole un último beso, aunque el pecoso término sonrojado porque este beso fue en su nuca y no en sus labios.

A la mañana siguiente tal y como Katsuki se lo pidió fingió tener dolor de estómago. Después de una rápida revisión el doctor le sugirió irse a la cama y tomar mucha agua. Denki se fue triste despidiéndose de Izuku.

—¿Usted no irá mi General? —preguntó Eijiro al cenizo, este negó con la cabeza.

—Tengo papeleo del cual ocuparme —Inasa tenía un papel en sus manos que entregó al mensajero, Izuku suponía que se trataba de la carta a sus padres. Todos se marcharon entre risas y bromas.

El pecoso cerró los ojos intentando dormir un rato, pero después de unos minutos su tienda se sacudió con la llegada de alguien. Entre abrió sus ojos observando al cenizo.

—Oh, hola Kacchan —el hombre caminó hasta él y finalmente se dejó caer —. ¡Espera pesas! —sus reclamos no sirvieron de nada porque el cenizo se acomodo a su lado recostándose en la tela suave —. Kacchan…

—Cállate y quédate quieto — el pecoso obedeció—. Dijimos que pasaremos este rato juntos y eso haremos.

El chico se dejó abrazar por la espalda y sonrió. Este era el Kacchan que recordaba, grosero, pero con una capacidad de hacerlo temblar solo con sus palabras.

—¿Tuviste novias mientras yo no estaba? —preguntó Izuku con la voz temblorosa.

—Claro que no — Izuku suspiro—. ¿Y tú?

—Por supuesto que no, las chicas no me gustan —la declaración salió más firme de lo que esperaba.

—Para mi es igual —Izuku se dio la vuelta, quería hablar.

—¿No te sentías diferente? —el cenizo suspiro.

—Claro, desde que era niño solo veía parejas entre hombres y mujeres. Para un niño que jamás se sintió atraído por otras niñas como los demás era demasiado confuso…

—¿Y qué hiciste?

—Lo ignore —la declaración hizo al pecoso acariciar las mejillas del general—. Pero a medida que fui creciendo fue más difícil de ignorar. Cierra la boca sobre esto, no quiero que se lo digas al maldito.

—¿Por qué? ¿A quién?— Izuku estaba confundido.

—Por que si se lo dices— Katsuki suspira —, se sentirá culpable, aunque ya hayan pasado años.

—De acuerdo.

—Cuando tenía catorce me enamoré profundamente de Eijiro —Izuku jadeo por la sorpresa —. Yo también me sorprendí al inicio, pero con el tiempo lo entendí. Eijiro había sido mi amigo por años y era el único que me entendía, creo que era inevitable sentirme atraído hacia él en algún momento.  Supongo que lo quería desde que éramos niños, pero solo pude darme cuenta cuando crecí.

—Vaya… ¿Él lo sabe? —Izuku parpadeo suave, sus pestañas revoloteando.

—¿Sobre mi atracción a los hombres?— Izuku asintió—, lo sabe, fue la primera persona que lo supo.

—¿Cómo? —Izuku quería saberlo todo sobre Katsuki.

—Cuando él se comprometió con Mina a los quince fue que se enteró. Dios… —Katsuki cerró los ojos con una sonrisa divertida, como si el recuerdo ahora fuera divertido y no triste —. Recuerdo haberme sentido tan malditamente mal por semanas… Un día me quedé en la casa de al lado toda una semana intentando evitarlo, pero olvidé que me conoce bien, supo donde estaba desde el principio y fue a verme… fue la única vez que alguien que no fueran mis padres me vio llorar.

—Él te vio…—susurró Izuku. Katsuki asintió.

—Él me preguntó el porqué lloraba y yo no tuve más remedió que hacerlo prometer cerrar la boca… y se lo dije.

—¿Cómo fue su reacción? —se acomodó en las mantas, curioso. Katsuki sonrió con diversión.

—Estaba sorprendido, pero no me juzgo, se sentó a mi lado y desde entonces él es mi apoyo en esos temas — chasqueo la lengua —. Después de unos meses aprendí a aceptar que Eijiro jamás me vería de la forma que yo lo veía a él. Me mentalice a la idea de que él se casaría con Mina y viviría una vida plenamente feliz, eso me ayudó a superarlo, para cuando cumplí los dieciséis años la atracción que sentía por él se marchitó… y luego apareció alguien más… —Katsuki se quedó callado un momento— pero no quiero hablar de eso ahora —Izuku aceptó entendiendo que el cenizo no deseaba hablar de esa persona por el momento—. Pero luego cuando cumplí los diecinueve te conocí a ti.

Izuku se sonrojo y el cenizo beso su nariz.

—Entonces soy el tercero en tu vida— rió divertido por el comentario y Katsuki también rió un poco.

—Algo así— tomó su mentón y dejó un suave beso en la punta de su nariz—. Pero eres el más importante y el que se quedará para siempre.

Izuku se sonrojo y desvió sus esmeraldas avergonzado, Kacchan parecía tener la habilidad para decir cosas que casi le provocaron paros cardiacos. El cenizo acarició su mejilla con su índice, recorriendo las constelaciones en su rostro.

—¿Cómo fue para ti? —preguntó el cenizo.

—Me enamoré del aprendiz de mi madre a los doce —Katsuki arrugó la nariz —. Él era un chico genial, pero también se comprometió —cerró los ojos recordando al pequeño Izuku que lloraba desconsolado en los establos —. Fue la época donde más lloré en mi vida, fue horrible, no sabía por que me dolía tanto el pecho — tocó su corazón recordando el sentimiento —. Mi madre confundió mi pensar creyendo que también quería contraer matrimonio con una doncella, sí, quería casarme también, pero no podía estar más equivocada — suspiro—. Tuve que verlo casarse con la persona que amaba y no era yo. Como era uno de sus mejores amigos estuve a su lado ese día… todos decían “que tierno es, tiene un corazón tan sensible que llora en la boda de su mejor amigo” 

—Eso debió ser duro.

—Lo fue, tarde en superarlo, lo ignoré por mucho tiempo — sonrió—, incluso ahora no soy capaz de verlo a los ojos y decirle más de dos frases, siempre recuerdo ese dolor y me da nauseas. No se como puedes seguir siendo amigo de Eijiro después de eso.

—Creo que es por que yo era mayor cuando eso pasó y yo jamás llegué a ver a Eijiro casado estando enamorado de él. Creo que eso es aún peor.

—Bueno, esa fue mi historia. Me di cuenta desde muy joven que yo no sería como los demás. La gente de mi pueblo siempre decía lo bello que era y el desperdicio que era siendo hombre —Katsuki acarició sus manos dándole ánimos —, me lo creí por mucho tiempo, lo sigo creyendo a veces.

—¿Tuviste otros novios cuando me fui?— preguntó katsuki.

—Claro que no —Izuku exclamó un poco molesto ¿Cómo era posible que preguntara eso? Por dos años Katsuki fue el único en su vida, seguiría siendo el único por siempre —. ¿Cómo podría?

—Calma, era una broma —Izuku hizo un puchero —, yo tampoco pude superarte, eres como una espina en mi corazón, por más que trate de sacarte no lo logre.

—¿Por qué?— pregunto.

—Porque extrañarte dolía— Katsuki se acomodó en la cama—, y por tantas noches trate de recordarme, que tal vez jamás podría verte de nuevo.

—Yo pensaba en ti cada noche, siempre recordaba tus palabras.

—¿Cuáles? —Izuku tarareo pensando.

—Soy tuyo para toda la vida —Katsuki lo beso y el pecoso correspondió.

Se quedaron un rato mirándose y se sonrieron con amor.

—¿Cómo fue tu infancia Kacchan?

—Fue una infancia normal supongo, ya sabes. Jugar todo el tiempo, no hacer caso a tus padres, cosas como esas.

—¿Tienes algún recuerdo que quieras contarme?

—Mmmm —el cenizo rodó los ojos con una sonrisa divertida—. Cuando yo era niño hice un retrato que mis maestro me pidieron hacer —Izuku prestó atención—, era una clase de dibujo. La maestra me pidió describir en el papel con un rostro mi pareja ideal —Izuku frunció el ceño extrañado —, yo comencé a realizar el boceto intentando imaginarme cosas que me gustaban para una persona. Pero no se me ocurría nada.

—Entonces no hiciste la tarea —Katsuki río.

—Si la hice —sonrió presumido.

—¿Y cómo lo hiciste?

—Ya que no podía imaginar a mi persona ideal, decidí dibujar lo que me gustaba— Izuku se acomodó para verlo mejor y sentirlo más cerca—, dibuje los árboles, los cerezos y las fresas.

Oh Izuku se sonrojo, ya sabía por dónde iba la cosa.

—La persona que salió en el dibujo era idéntica a ti, claro la dibuje como una niña para que los adultos no se preocuparan, pero la mayoría alabo mi trabajo.

—Guau, eso es sorprendente ¿entonces te gusto porque me parezco a tu dibujo? —inclinó la cabeza con inocencia fingida.

—No —un beso fue dejado en su mentón —, me gustas por otra cosa.

—¿Por cual? —sus narices se rozaban y sus corazones laten como uno solo.

—Porque eres mi luz en la oscuridad. Creí que ya lo sabías.

—Lo sé —Katsuki hizo una mueca confundida— pero no lo entiendo.

—Cuando nos emboscaron yo intenté salvar a mis hombres —comenzó a contar—, muchos de ellos fallecieron y me sentí culpable. Como su líder debí hacerlo mejor. Así que les pedí que dejaran todo y escaparan, me hicieron caso y yo por ser el general fui el primero en ser seguido, así que corrí en dirección contraría a mis soldados. Cuando había avanzado lanzaron una flecha que se me enterró en el estómago —Izuku sintió su estómago revolverse—. Logré perderlos de vista y me escondí en la cueva, no supe cuantas horas pasaron, pero cuando desenterré la flecha me di cuenta que estaba ligeramente envenenada.

Izuku jadeo sorprendido por que no noto aquello cuando lo vio por primera vez. La herida difícilmente se veía y el pecoso hizo lo que pudo en la oscuridad, recuerda su textura y su calor. Pero no recuerda si vio el veneno.

—Después de estar un día ahí los síntomas empeoraron, todo dolía y era oscuro. Admito que sentí miedo, miedo de jamás ver a mi madre de nuevo, de no escuchar a mi padre y sus anécdotas. Sentí miedo de jamás poder ver a mis amigos y de saber que les había sucedido a mis soldados. En todo momento sentí que estaba muriendo —Izuku lo abrazó para consolarlo —, y al segundo día el dolor aumentó y entonces cuando estaba perdiendo mis últimas fuerzas y sentía que ya estaba por morir apareciste tú —el cenizo acarició su mejilla.

»Viniste a salvarme y al ver tus ojos supe que ya no tenía porqué tener miedo, tú estabas ahí y todo lo que hacías solo me hacían sentir a salvo — Katsuki suspiró —. A la mañana siguiente cuando volviste, terminaste por curarme y me alimentaste… fue que comencé a caer a tus pies.

Izuku trago grueso y nervioso.

—Me gustaban tus anécdotas y tu delicadeza. Cada cosa que decías sobre ti y tu hogar solo me daban esperanzas de ver todo por mi cuenta y eso me daba tranquilidad de que estaría bien para volver a casa —Katsuki le sonrió—. Fue entonces cuando me enamoré de ti, tu calidez y tus cuidados me hicieron amarte.

Izuku lloró por la confesión recargándose en su pecho, recibió caricias en su espalda y sonrió entre el pecho del hombre que amaba.

—¿Y yo? ¿Te gusto porque soy ardiente? —Izuku se sonrojo y lo golpeó ligeramente—. ¿Qué? Lo único que veías de mi era mi cuerpo.

—Me enamore de tus palabras Kacchan —el cenizo parpadeo confundido—. Tus palabras de aliento eran como una guía para mi, cada que me sentía perdido en mi pueblo recordaba tus palabras y me sentía mejor. Me gusta tu sarcasmo y tu forma de ver el mundo como lecciones o aprendizajes, me gusta que siempre me motivas y escuchas, no eres como nadie que haya conocido. Fuiste la primera persona en creer en mí.

—Entonces los dos estamos locamente enamorados he —Izuku río por el comentario —. Se siente bien estar enamorado de ti.

—Se siente bien estar enamorado de ti también.

Katsuki lo beso y poco a poco se fue poniendo sobre él. El pecoso lo dejó subirlo por completo con su cuerpo y separó las piernas para darle más acceso. El rubio beso con ansias su boca y el peliverde lo beso con hambre. Sus manos acariciaron todo lo que pudo de los hombros de Katsuki, cuando su bata se abrió ligeramente el pecoso desvió los ojos para ver, los rubíes brillaron con deseo al ver la lujuria de las esmeraldas, la mano callosa del cenizo tomó la mano pecosa y la guio hasta su pecho.

Izuku se sonrojo mirándolo escandalizado.

—Puedes tocar todo lo que quieras —dijo, el pecoso con el permiso concedido comenzó a tocar y apretar el pecho del contrario jadeando al sentir la textura y forma. El cenizo también jadeaba y ambos estaban ardiendo en llamas—. Después de todo te pertenezco.

—Para toda la vida —jadeo Izuku en el beso.

—Para toda la vida —afirmó el cenizo.

—Yo también te pertenezco —sus ojos se encontraron por un momento—. Para toda la vida, para toda la eternidad.

Los besos comenzaron a bajar al cuello pecoso, Izuku sentía que el cenizo quería tocar más, pero siempre que lo intentaba sus manos se retractaban, por lo que Izuku tomó las manos del cenizo y las guió a sus caderas, estas fueron apretadas y el pecoso jadeo.

—Tu también puedes tocar, puedes tenerlo todo —suspiro con deseo cuando los labios del cenizo se posaron en sus clavículas comenzando a besar.

Los besos y las caricias no pararon, incluso cuando ambos se encontraban con sus cuerpos unidos y con el pecoso llorando de placer, no dejaron de susurrarse cuanto se amaban, cuanto se deseaban desde hace años. El pecoso dejó que Katsuki marcará cada rastro de su cuerpo y él también dejó largas líneas en la espalda del cenizo conforme sentía las embestidas y los calambres en su vientre.

Ya que no había nadie más que ellos dos, se permitió gritar de placer cada que lo sentía, podía escuchar en su oído los gruñidos y gemidos silenciosos del cenizo que eran más que ardientes para él. Beso cuanto pudo y tocó todo lo que quiso y cuando ambos llegaron a las nubes más altas de placer, el cenizo se dejó caer sobre su cuerpo sin aplastarlo, Izuku abrazaba su espalda con sus manos y piernas temblorosas.

Después de unos minutos de descanso fue llevado con un cambio de ropa hasta las aguas del río. Katsuki lo llevó cargando y lo dejó con cuidado. El pecoso suspiro relajado por el agua mojando su cuerpo y pronto el cenizo se unió a él sentándose a su lado.

—¿Estás bien? —preguntó, en sus ojos había verdadera preocupación, no como en la tienda de campaña donde pregunto con burla.

—Si, solo algo adolorido, se me quitara con un poco de té.

—De acuerdo —justo en ese momento llegaron sus compañeros y ambos tomaron distancia agradecidos de que no llegarán antes.

—¡Izuku! —grito Denki —, ¿ya te sientes mejor? —el pecoso asintió.

—Si, un buen baño siempre te hace sentir mejor —Denki se quedó en la orilla hablando con él mientras Eijiro iba y hablaba con katsuki.

No sentía celos de Eijiro, sabía que él le era completamente fiel a su prometida y que la amaba un montón, pero miro con ojos curiosos la interacción entre los dos. Eijiro le susurró algo que hizo al cenizo sonrojarse y arrojarlo al agua.

Izuku sonrió porque antes de eso lo estaban mirando, seguramente hablando de lo que pasó. Un ligero sonrojo apareció en sus mejillas al recordar lo sucedido y se sumergió en el agua para calmarse.


Decir que estaba feliz, era poco.

Katsuki volvió a insistir con bajar la flecha del poste. Nadie quería volver a intentarlo, pero el pecoso moría de ganas por probarle a Kacchan que podía hacerlo. Quería convertirse en un buen soldado para traerle honor a su familia.

—¿Entonces ninguno de ustedes tiene el valor para hacerlo? —preguntó Katsuki decepcionado, ni su mejor amigo quería intentarlo. Izuku levantó la mano—. ¿Qué quieres Deku?

—Yo quiero intentar —todos lo miraron sorprendidos.

—Bien —el cenizo se acercó y agarró las pesas a sus manos, ahora sabía que solo eran pesas con símbolos de guerreros, no figuras como él creía —. Listo, andando.

Se paró frente al poste, las manos a sus costados pasándole como cadenas. Miro al cenizo quien con los ojos lo estaba retando.

—¿Algún consejo mi general? —preguntó con una sonrisa burlona. Todos jadearon temiendo por la vida del pobre pecoso, en esos últimos días el chico se había ganado la confianza de la mayoría.

—Mmmm — pensó katsuki —, muy bien —cuando se acercó al pecoso todos abrieron los ojos sorprendidos, en el fondo todos querían preguntar, pero temían hacerlo, ahora sabían que podían haberlo hecho desde un principio —. Necesitas usar las dos, trata de que no queden colgando, eso te hará caer.

—Muy bien, entonces no colgando, de acuerdo —Izuku salto y se aferró al poste, intento subir unos centímetros pero las pesas se enrollaron — ups— soltó.

—No, no, lo estas haciendo bien — miro hacia un lado —, ahora solo impulsa con los pies —todos tomaban nota internamente—. Presten atención escarabajos, así es como se hace.

Izuku sonrió feliz por el cumplido y sus mejillas se sonrojaron, aunque todos asumieron que era por el esfuerzo. Con los minutos logró avanzar y avanzar hasta que por fin llegó a la flecha.

Todos festejaron y aplaudieron por que es el primero en realizar a la perfección una de las pruebas de Katsuki. Izuku se sintió feliz hasta que de nuevo se calló. Katsuki lo atrapó a tiempo y ambos cayeron al suelo de trasero por la fuerza del impacto.

—¿Están bien? —preguntaron todos a su alrededor preocupados, una cosa era de caer de unos metros y otra era caer desde lo más alto.

—Si —susurró Katsuki —. Ahora acompáñenme hasta la enfermería —les dijo a Denki y Eijiro quienes estaban tirados en el suelo al haberles caído encima las pesas que Izuku soltó —. Fue un buen trabajo Deku, a la próxima no te sueltes tan arriba.

—Si, mi general— Izuku fue llevado a la enfermería junto a los demás.

En la noche mientras estaba por dormirse, una nota fue lanzada desde afuera de su tienda cayendo en su improvisada área de dormir. Tomó la nota y la desdoblo.

Una caligrafía perfecta estaba en ella.

“Tengo noticias de tu padre, ven a mi oficina cuando todos apaguen sus velas.

-Kacchan”

Izuku sintió su estómago revolotear de emoción, no solo por que por fin sabría algo de su padre, también porque era la primera vez que Kacchan le escribía algo. Kacchan era muy bueno con las palabras, incluso mejor que él tal vez, quería tener más de él. Le preguntaría si podían escribirse más.

Izuku estuvo al pendiente de cuando todas las velas se apagaron, espero un poco más y por fin salió de su tienda.


Y listoooooooo

Espero les haya gustado. Díganme sus partes favoritas justo aquí :D

Nos leemos después.

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