CAPITULO 3 Deku
Como lo dije. Dos capitulos. Este cap tiene por fin lo que todos deseabamos (sobre todo yo)
Lean y comenten.
Cuando decía que se sentía inútil era muy enserio.
Después de llegar a la cima de la montaña Katsuki les puso otro tipo de entrenamiento. Puso una cubeta sobre su cabeza y con el mismo bambú que habían cargado (sin las bolsas) pidió que le lanzaran rocas.
Denki emocionado fue el primero en ofrecerse.
Cuando comenzó a lanzar las rocas Katsuki las desviaba golpeándolas ágilmente con el bambú y sin derramar una sola gota de agua.
Sus movimientos eran perfectos, duros, ágiles y veloces. La vara era sostenida fuertemente por una sola mano del rubio, se movía con fuerza y precisión, a veces daba unos giros y aún así no cayó ni una sola gota de agua.
Denki estaba emocionado por la demostración, aunque Izuku miraba con la boca abierta no era por la misma razón que Denki.
Izuku miraba con la boca abierta y las mejillas sonrosadas levemente, casi imperceptibles ya que siempre estaban de un tono parecido naturalmente. Katsuki lo miró directamente a los ojos al terminar la demostración, sonrió con superioridad y el corazón del pecoso se aceleró, una pequeña sonrisa apareció en sus mejillas, completamente orgulloso de su general. Rojo y verde se miraron un rato, uno con una genuina admiración y otro con superioridad.
La mirada escarlata se desvió a la ámbar de Denki.
—Muy bien, tú —señalo a Denki —, vas primero.
Denki se puso en posición con la cubeta llena de agua sobre su cabeza. Katsuki le lanzó algunas rocas y Denki intentaba darle a la mayoría, logró desviar cinco y salpicó la mitad del contenido de la cubeta, pero no pasaba nada, porque casi lo había logrado.
—Bien, fue un buen primer intento —el cenizo miró a los demás tratando de decidir quién seguía.
“Por favor todos menos yo” rogaba Izuku en su mente.
Pero claro, el destino es horrible. La vara alargada fue apuntada directamente a su entrecejo, fue tan rápido que le dio una pequeña brisa y casi le hace un pequeño corte si no hubiera dado un paso atrás del miedo.
—Deku, pasa al frente —lloriqueo en sus adentros avanzando hasta katsuki —. Toma —le dio el bambú, Izuku lo tomó con las manos temblando y la cubeta de agua fue puesta sobre su cabeza —. Bien, empezamos —dijo y luego se acercó un poco para acomodarlo y hablar bajo —. Recuerda, para lograrlo necesitas equilibrio, fuerza y rapidez.
La primera roca fue lanzada y esta logró darle en el hombro, chillo y intentó desviar la siguiente, pero solo logro que la cubeta cayera sobre su cabeza empapandolo y la roca fuera lanzada hacia el rostro de uno de sus compañeros quien se retorció de dolor en el suelo cuando la roca tocó su ojo.
—¿Qué pasa? —pregunto —, ¿están bien? —no podía ver nada por la cubeta cubriendo su cara y por el bambú siendo sostenido en sus manos. Con cuidado levantó un poco la cubeta solo viendo a su compañero sosteniendo su cara en sus manos.
—Demonios Deku… —susurró katsuki con una sonrisa divertida —, eres todo un inútil.
Izuku sintió sus ojos lagrimear de nuevo, chillo y dejó que la cubeta cubriera de nuevo su rostro avergonzado. Denki lo miró con preocupación y se acercó para guiarlo a una esquina.
Los demás continuaron tratando de hacerlo, obvio a nadie le salió bien a la primera, pero si lograban darle a una que otra piedra y no dejar caer tanta agua.
El único que no lo intentó una segunda vez fue Izuku. Y es que cuando Denki le ofreció volver a intentarlo todos gritaron que no, al mismo tiempo.
Síp, Izuku había asustado a sus compañeros.
Llegando al campamento prepararon la cena. Consistía en arroz caldoso con trozos de verduras y un té caliente, El peliverde no se sentía muy animado así que comió solo en su habitación.
Denki apareció en su tienda y se sentó a su lado. El peliverde sorbió su nariz y el rubio sonrió acariciando sus cabellos.
—No estuvo tan mal —Izuku sollozó más fuerte porque sabía que mentía —. Bueno estuviste terrible, pésimo, fue tan malo que temí que el general te corriera a patadas, pero se que lo harás mejor mañana.
—¿Tú crees? —pregunto, sus ojos empapados de lágrimas miraron a su compañero. Denki asintió —. ¿Por qué?
—Porque después tenemos que entrenar el equilibrio ¿recuerdas? Y por lo que sé de mi padre, un guerrero no solo necesita equilibrio físico, también necesita equilibrio mental y estoy seguro —con un pequeño pañuelo limpio sus mejillas llenas de lágrimas y los pocos mocos que salían de su nariz —, que en eso tu eres muy bueno.
Izuku sonrió, respiró profundo y dejó salir el aire intentando calmarse.
—Gracias Denki —el rubio palmeo su espalda suavemente.
Que increíble era tener amigos.
Al día siguiente su entrenamiento fue básicamente estar con los ojos vendados y una vara, Katsuki comenzó a hacer sonidos por varios lugares y luego te atacaba por sorpresa. El ejercicio era básicamente saber reaccionar.
Izuku obviamente fallo, pero no por ser malo, si no porque su oído era muy bueno y logró encontrar a Katsuki y con la vara golpeó fuertemente a donde Katsuki estaba.
¿El problema? Katsuki estaba demasiado cerca y terminó golpeándolo en la cabeza y partiendo en dos la enorme vara. Cuando escuchó el quejido se quitó la venda de los ojos viendo lo que acababa de suceder.
—Ups —Izuku rio nervioso. Los ojos rojos le miraron furiosos.
—Tu maldito… —susurró y después tomó una espada y comenzó a perseguir al pobre pecoso por todo el campamento hasta que Inasa lo detuvo recordando que había prometido a su padre no matar a nadie.
Izuku recibió un buen golpe en la cabeza de parte del rubio. Denki fue quien terminó envolviendo su cabeza porque la sangre no dejaba de salir de su frente. Cuando terminó el vendaje, el general pasó frente a él, Izuku miró al cenizo confundido hasta que frente a él dejó un plato con sopa. La cena.
—No estuviste en la cena, necesito hombres fuertes —Izuku tomó con cuidado el plato y sonrió al hombre rubio.
—Muchas gracias, mi general —reverenció ante él. Katsuki se marchó inmediatamente.
A veces deseaba que Kacchan fuera Katsuki. Realmente lo extrañaba y realmente quería su apoyo en estos momentos. Mientras comía solo podía recordar sus cenas con Kacchan y sus pequeñas charlas.
En sus sueños solo aparecía el recuerdo de los besos que compartieron y de la frase que el hombre susurró para él. “Soy tuyo para toda la vida” la frase lo hizo chillar internamente y sonrojarse como una fresa.
Después de eso comió con tranquilidad y se fue a descansar.
Al día siguiente Katsuki tenía otro tipo de lección.
—Ven esta flecha —la alzó —, quiero que logren atravesar este tomate con ella —señaló un lugar en ese árbol.
Y para demostrarles cómo hacerlo, lanzó el tomate al aire y luego le apuntó con la flecha, la flecha fue lanzada y atravesó el tomate clavándole en el centro del círculo que estaba tallado en el árbol.
—¿Lo ven? ¿sencillo no? —pregunto con burla, por que sabía que no era nada sencillo, hasta el mismo tardo en lograrlo —. Tu primero idiota 1 — Eijiro dio un paso adelante.
Oh eso era algo nuevo, ahora todos tenían apodos ridículos para distinguirlos.
Katsuki había mencionado lo poco práctico que era llamar a todos “extra” o “tú”, por lo que les puso apodos a todos. Izuku desde el segundo día era “Deku” Denki se había convertido en “cara de idiota” Eijiro era idiota 1, Inasa era “el pelón que sirve al mitad mitad”, Sato era fortachon y los apodos seguían.
Aunque Izuku no estaba seguro de quién demonios era el “mitad mitad” y tampoco sabía porque Katsuki hablaba de él como si lo conociera de toda la vida.
Eijiro apuntó y Katsuki arrojó el tomate, la flecha fue lanzada, pero el tomate cayó al suelo rodando hasta sus pies en perfectas condiciones, la flecha en cambio sí dio al centro.
—Bueno, algo es algo —dijo Katsuki —, sigues tu cara sonriente — cara sonriente (un chico llamado Sero) se acerco a apuntar con el arco, Katsuki lanzó el tomate y Sero lanzó, la flecha atravesó un lado del tomate, pero no dio al centro del círculo, si no que la flecha se enterró en una esquina.
—Bien, eso estuvo cerca —felicito Katsuki —. Deku es tu turno.
“¿Qué tiene contra mi?” se preguntó izuku internamente.
Antes de avanzar Denki sin que él lo notara encajo el tomate en la flecha y la puso en sus manos. Izuku torpemente no noto la diferencia y poco después fue detenido.
—¿Intentabas hacer trampa? —preguntó Katsuki. Denki quedó hecho piedra y se mordía las uñas nervioso.
—Por supuesto que no, general —pero el cenizo saco la flecha con el tomate incrustado —, eso no es mio —Katsuki rió sin gracia.
—A las letrinas maldito tramposo —Izuku chillo asustado, pero asintió nervioso —, mejor no, ve a los establos, los quiero impecables.
Izuku asintió con las lágrimas saliendo de sus ojos y corrió hasta los establos, no noto la mirada preocupada y consternada de Denki.
Después de un rato todos llegaron, Izuku sollozaba bajito barriendo con suavidad, sus hombros temblaban por la fuerza de sus sollozos. Hubiera continuado llorando de no ser porque sintió la presencia de alguien. Pero ahora no tenía ánimos de lidiar con nadie.
—¡Quien quiera que seas déjame en paz! —gritó.
Iba a gritar más cosas hasta que escucho esa risa. Volteo para ver horrorizado por la idea, pero cuando miró se dio cuenta de que no era una idea, era una realidad.
—¿Me largo entonces? —preguntó su general.
—Mi general —reverencio inmediatamente —. Lo lamento.
—No te disculpes solo por que sea yo, parecías muy decidido a golpear a quien sea que pasara a molestarte —la risa llenó el lugar de nuevo.
—Yo no haría eso… solo estaba molesto —explicó sollozando suavemente.
—Y tienes el derecho —el general se acercó, izuku dio un paso atrás quedando pegado a la dura pared del establo, el cenizo que no parecía incómodo por la cercanía quedó a menos de un metro de distancia —, tu amigo ese fue quien lo hizo.
—¿He?- el cenizo río —, ¿usted lo sabía?
—Claro que lo sabía, por eso él fue a las letrinas.
Izuku tallo sus ojos que amenazaban con volver a soltar lágrimas, pero ahora eran de enojo, estaba molesto.
—Escucha —el hombre tomó sus hombros —, no está mal hacer amistades en la guerra, las necesitas —Izuku levantó la mirada, verde y rojo se encontraron —, pero debes saber cuando una amistad puede dañarte, depende de ti decidir qué hacer.
—¿Por qué me dice todo esto? —preguntó con voz rota.
—Por que Denki es un buen amigo —Izuku inclino la cabeza confundido, el capitán sabía el nombre del chico —, pero es un idiota, si no te cuidas puedes acabar muerto.
—¿Es un consejo? —parpadeo suavemente, sus pestañas mojadas revoloteaban y el cenizo se carcajeaba divertido.
—Tómalo como quieras —el cenizo se alejó dándole la espalda, aunque antes de salir se giró a mirarlo —, cara de bebé.
El corazón de Izuku se aceleró de nuevo por su general, de nuevo le recordaba tanto a Kacchan.
Apretó con fuerza la escoba entre sus manos. No, tenía que alejar esos pensamientos. Kacchan no era katsuki.
A la mañana siguiente los pájaros cantaban suavemente. La fresca brisa mañanera entraba por la cortina de su tienda.
El pequeño peliverde soltaba pequeños suspiros entre sueños, se acomodo quedando boca abajo con el trasero levantado y la cara enterrada en la almohada. La mañana estaba perfecta para dormir un rato más. Rasco su cabeza con una mano volvió a acomodarse bajo la sábana, bostezo medio dormido, listo para dormir otra vez, o bueno eso hasta que Denki entró gritando y pateando su trasero. Izuku se levantó con la cara enterrada en el césped en vez de su cómoda almohada.
—¡¿Qué te pasa?! —gritó sentándose con el ceño fruncido y una mueca de enfado.
—Guau —Denki silbo recargándose en el árbol que estaba a lado de su tienda —, esa cara si que es nueva, apuesto a que si la hicieras frente al general dejaría de llamarte “Deku”.
—Denki —suspiro levantándose y estirándose —. ¿Qué haces aquí?
—Eres un cerdo ¿Qué no querías bañarte? —ante eso los ojos de Izuku se iluminaron. Denki rió al imaginar brillos salir de esos ojos.
—¿Enserio? ¿baño? —el rubio asintió —, ¡pues que esperamos!
Tomó su ropa corriendo y ambos salieron, muchos de sus compañeros también estaban camino al río para darse un baño. El peliverde se quitó la ropa a prisas al llegar al río y sin pensarlo mucho se lanzó a las frías aguas.
Salió con una enorme sonrisa y sus rizos aplanados contra su rostro. Denki soltó una carcajada desde la orilla viéndolo.
—¡Pareces un pez! ¿Qué tanto te gusta el agua? —Izuku asintió nadando de espaldas—. Vaya, jamás vi a un hombre tan emocionado por bañarse —. Izuku lo miró confundido —, si no hubiera visto que tienes un pequeño.. —Izuku le lanzó agua sonrojándose —, jajaja está bien, pero si no fuera porque lo vi pensaría que eres una mujer.
—¿Una mujer? —Denki asintió —. ¿Por qué? —la inseguridad se apoderó de su cuerpo, no por nada en el pueblo lo llamaban “el afeminado izuku”.
—Tienes una cara demasiado bonita para ser un hombre —explico el rubio entrando poco a poco al agua. Cuando estuvo dentro suspiró complacido —, además eres tan pequeño y delicado.
—Si… —admitió sin ánimos —, solían decirlo mucho en mi pueblo, sobre todo las mujeres —su rostro cambió a uno un poco más serio.
—Oh claro —Denki noto el cambio de ánimo —. Seguro estaban celosas.
—¿Celosas? —Denki asintió —. ¿Por qué?
—Porque tú siendo un hombre eres mucho más hermoso —Izuku se sonrojo por el cumplido —, si fueras mujer serías mi tipo totalmente.
—¡El mío también! —grito Eijiro acercándose —, tienes el rostro más bonito que he visto, incluso mi prometida estuvo de acuerdo.
—¿Tienes prometida? —preguntó Denki con burla —, que mal gusto.
—Oh claro que tengo prometida, le envíe una carta el día en que llegaste, le describí un poco tu apariencia y ella —Eijiro rio acordándose —, dijo que eras tan bonito que me dejaría por ti.
Los tres chicos comenzaron a reír por la broma. Izuku sonrió más calmado.
—Gracias chicos, supongo que este rostro no es tan malo.
Izuku continuó nadando tarareando una canción.
—Por el horizonte va… a lo lejos veo el sol.,, brilla todo su esplendor… — continuó cantando suavemente hasta que sintió un chapoteo a su lado. Volteo sorprendido al ver a su general recargado contra una roca —. Mi general… —susurró.
Katsuki quien tenía los ojos cerrados pero los abrió, miró al peliverde con el ceño fruncido como siempre y chasqueó la lengua.
—¿Qué es lo que quieres Deku? —preguntó el hombre pasando una mano por su cara y luego peinando sus cabellos hacia atrás.
—Nada, mi general —explicó, el rubio volvió a recostarse en la roca —, solo me preguntaba qué hace usted aquí.
—Pues ducharme ¿Qué más haría aquí torpe Deku? ¿Venir a platicar con los peces? —Izuku rio avergonzado.
—No, me refiero a que, no pensé que se quedaría con nosotros, pensé que lo haría en privado —explicó, el cenizo suspiro como si estuviera cansado.
—Puedo hacerlo cuando yo quiera y ayer hacía calor —explicó —. Tú, Deku, deberías bañarte con más emoción, ayer estabas hecho un asco.
Se sonrojo de la vergüenza, no quería dar una mala impresión a su general. El cenizo lo vio de reojo, el peliverde vio esta mirada y desvió su rostro avergonzado, no quería que un hombre tan rudo, imponente y atractivo como Katsuki viera su rostro y cuerpo, tan suave, blando, nada atractivo.
—Tienes cara de bebé —declaró el general, izuku lo miró confundido —. ¿Estás seguro que eres hombre? Por tu desempeño de ayer no me sorprendería si eres mujer.
—Claro que soy un hombre —el cenizo lo miró como si no le creyera —, puede verlo usted mismo.
Entonces una sonrisa traviesa apareció en el rostro del general.
—Oh ¿enserio? —Izuku asintió sin notar el tono de voz de su general —, muéstrame entonces.
Con algo de pena se levantó. No haría esto con otra persona, pero se trataba de su general y si sospechaban que era mujer le cortaran la cabeza y la empalarían en una vara o algo por el estilo. O empalarían su cuerpo y la cabeza se la llevarían a su madre. Era mejor pasar por un poco de vergüenza en estos momentos que terminar muerto.
Cuando se levantó el agua quedó a mitad de su cintura, así que se paró sobre una roca logrando que el agua le llegara a mitad de los muslos.
El cenizo levantó una ceja y una sonrisa ladina apareció en sus facciones al ver de la cadera hacia abajo del pequeño cuerpo de Izuku. Y es que él era pequeño en todos los sentidos.
—Guau —silbo Katsuki —, eres realmente pequeño.
Izuku se sonrojó por esas palabras y volvió a sentarse cubriendo hasta su cuello en el agua.
—Pero soy un hombre, yo se lo dije —el general asintió.
—Si, si, un hombre —asintió —, uno que parece niña —el pecoso jadeo indignado —, pero eso ya da igual, tu rostro no se verá con el casco.
El pecoso se volteó indignado aún por las palabras de su general, siguió tallando y enjugando su cuerpo sin notar los ojos rojos observándole.
—Me recuerdas un poco a mi padre —dijo el cenizo, Izuku volteo confundido al oírle hablar —, así como tu era muy pequeño de joven y es igual de tímido que tu.
—Yo…no sé qué decir —Izuku estaba confundido.
—No tienes que decir nada —el rubio se levantó y el peliverde abrió los ojos sorprendido porque quedó frente a frente con esa cosa enorme — ¿Celoso? —pregunto con burla el general. Izuku negó con la cabeza.
El general se marchó justo a tiempo para no ver el enorme sonrojo que atravesó el rostro de Izuku al verlo desnudo.
—¿Qué pasa contigo izuku? —se regañó una vez terminó de bañarse y regresó a su tienda.
Después del baño todos prepararon el desayuno, esta vez fueron huevos con arroz y un poco de zanahoria cortada en trozos pequeños. Al terminar de limpiar y comer todos volvieron a sus tiendas a prepararse.
—Izuku, él no es kacchan —se regañó de nuevo. Al llegar a la tienda el recuerdo del cuerpo de su general volvió a atacarlo, nunca había tenido pensamientos así por una mujer, por un hombre puede recordar sólo dos ocasiones, por su Kacchan y una de cuando era joven.
Cuando era niño su madre tenía un ayudante, un chico de cabellos castaños y ojos negros, su cabello era suave y el era muy alto. En ese entonces era un niño pequeño de unos diez años, aún así suspiraba cada que pensaba en ese chico. Era muy amable, espiritual y cariñoso. Él tenía doce años mientras que Izuku acababa de cumplir diez años. El peliverde recuerda haberse sonrojado fuertemente cuando su madre los envió al río a bañarse juntos.
Y también recuerda que lloró mucho cuando se enteró de su compromiso con una de sus vecinas. Él se comprometió a los doce y el peliverde tuvo que asistir a su boda al año siguiente con los ojos cubiertos de lágrimas saladas. Su madre pensó que era por celos, porque Izuku también quería casarse y estaba celoso de que su amigo se casara primero y con la chica más bonita del pueblo.
Oh claro que estaba celoso, pero no era por esa razón. Él quería ser la novia de Li, no quería ser su amigo.
Pero en ese entonces era demasiado joven para entender por qué eso estaba “mal” según la sociedad. Según el mundo.
El pecoso lloró por semanas y lloró aún más cuando la chica quedó embarazada. Desde ese momento dejó de hablar con Li, no quería volver a llorar por un hombre y se propuso a sí mismo no volver a sentir algo así por un hombre.
Su promesa se hizo pedazos cuando conoció a Kacchan y ahora estaba asustado porque cada vez podía encontrar menos diferencias entre Kacchan y su general.
—¿Por qué me pasa esto a mi?—lloró en sus palmas.
¿Por qué tenía que volver a pasarle esto? ¿Por qué no podía simplemente amar a una mujer?
Salió de la tienda cuando escucho la campana, todos estaban reunidos en filas como el día anterior. Katsuki estaba parado frente a ellos y lo vio serio cuando tomó su lugar en las filas.
—Hoy, como lo dije ayer, tendrán que manejar el equilibrio, mental y físico — explicó —, para el mental meditaremos y para el físico comenzaremos con algunos ejercicios.
Una larga rama gruesa y dura de un árbol estaba desde la orilla del rio a la otra orilla. La corriente ahora era más fuerte, algunos parecían confundidos.
—Miren y luego lo harán ustedes —Katsuki tomó una vara de bambú y la puso sobre sus hombros, esta vez con un balde de agua en cada extremo y uno sobre su cabeza, cruzó la gran rama con sus guerreros lanzando (de nuevo rocas) Katsuki lograba avanzar sin perturbar ni un solo paso a pesar de que algunas rocas lo golpeaban —. Tienen que llegar hasta la otra orilla sin haber derramado ni una sola gota de agua ¿entienden? —todos asintieron —. Genial, ahora vas tu Deku.
“En serio ¿Qué tiene contra mi?” se preguntó Izuku llorando en su interior.
Izuku se puso frente a Inasa, él con cuidado colocó los baldes. El pecoso suspiro nervioso cuando el primer paso en la rama fue dado, su pierna tambaleo cuando una roca golpeó en el centro de su espalda.
—¡Denki! —grito indignado sin siquiera mirar atrás.
Denki desde atrás rió avergonzado.
—¡Perdón Izuku! —grito con falsa lastima, eso había sido divertido.
El pecoso continuó avanzando a pesar de los golpes en sus brazos y piernas, por un momento estuvo a punto de caer, pero se incorporó rápido. Katsuki le miraba a lo lejos con curiosidad.
Cuando llegó a la orilla el cenizo tomó los baldes dejándolos en el suelo.
—Eso estuvo bien, pero eso es fácil —Izuku asintió — ,el ejercicio de mañana no será tan fácil.
—Si, mi general —lo miró directo a los ojos con una sonrisa, al menos hoy no había hecho el ridículo.
Katsuki lo miró con una expresión indescifrable, como si no entendiera a Izuku, una mueca mezclada con sorpresa y algo más que no sabía descifrar.
—¿Qué tal lo hice mi general? —preguntó con un tono divertido.
—Bien —Katsuki se volteo para ver a los demás y como lo hacían.
Al final del día solo Denki terminó cayendo al agua y llevándose unos buenos golpes en la cabeza de parte de Katsuki.
Izuku reía sin parar al ver la escena al igual que Eijiro, Katsuki observaba de reojo al pecoso sin que este lo notara.
Avanzaron río arriba hacia lo que parecían ser pequeñas aguas termales, todos estaban confundidos.
—Ahora es turno de meditar, se que suena fácil —explicó Katsuki —. Todos tomen sus posiciones, quiero a cada uno por separado.
Izuku tomó su lugar frente a una de las piscinas de las aguas termales, frente a la piscina había una pequeña cascada que llenaba las piscinas y posteriormente las más pequeñas una por una. Se sentó al estilo monje y cerró los ojos.
—Quiero que mediten, que piensen en sus defectos —Katsuki iba pasando de la piscina más cerca al río a la más alejada, a la de Izuku —, quiero que piensen en sus virtudes, en aquello que los motiva.
El peliverde sintió que alguien pasaba detrás de él, pero no le tomó importancia. De pronto sintió que alguien se sentaba a su lado, el pecoso continuó respirando y con los ojos cerrados.
El vapor que salía de la piscina impedía que alguien pudiera verlos desde abajo. Sintió unas manos tocar sus mechones de cabello, abrió solo uno de sus ojos para ver.
—Mi general… —susurró confundido por verlo ahí, pero sin perturbar su paz. El hombre continuó enredando su dedo índice en su mechón más largo, el que estaba en su frente —, ¿sucede algo?
—Nunca había visto a alguien tan bonito como tú —declaró. Izuku se sonrojo hasta las orejas, katsuki se le quedó viendo de nuevo con esa expresión que no podía descifrar —. Pareces una fresa.
Los ojos de Izuku brillaron, es lo mismo que Kacchan había dicho.
Estaba confundido, aparte de Kacchan nunca nadie lo había tratado así, su madre siempre decía que así era como su padre la trataba.
—¿Qué…qué es lo que quieres de mi? —preguntó con temblores en su voz. Katsuki sonrió travieso.
—¿Qué podría yo querer de ti? —Izuku miro al suelo confundido.
—Nada, supongo.
—Exacto, así que no más preguntas.
Antes de que se marchara el pecoso lo tomó de la muñeca.
—¿Conoces a otros generales? —pregunto Izuku tembloroso.
—Por supuesto —Izuku suspiro.
—¿Algún otro tiene los ojos rojos? —Katsuki sonrió.
—¿Por qué? ¿el tipo que conociste es un general? —el pecoso dudó de continuar, pero estaba desesperado por una respuesta, solo asintió —. Desde hace cuatro años —Izuku espero —, soy el único con ojos rojos y de mi edad.
Izuku abrió la boca sorprendido, el cenizo quedó satisfecho al ver tal reacción.
Las dudas comenzaron a atacarlo, pero algo era seguro, Kacchan era Katsuki.
Boom!! Aquí están los dos caps. Espero que les haya gustado.
Nos leemos otro día :3
:D
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