CAPITULO 2 El general Katsuki
Hola hoy tendremos dos capítulos seguidos :D yupi!!
Ya tengo varios caps listos. Esta es la historia donde más tengo caps escritos.
Tengo pensando que tenga unos 20 capítulos o menos. Cada capitulo es de más o menos 3000 a 5000 palabras máximo.
Sin más que decir leean felices y comenten mucho :3
Izuku suspiro tembloroso cuando estuvo frente a la tienda, dentro estaba su general, el general Bakugo Katsuki. Tembló de pies a cabeza y se adentró tras la cortina.
Frente a él estaba Katsuki, él estaba revisando lo que parecía ser un mapa y leía al mismo tiempo una carta. Izuku trago grueso cuando los ojos rojos se posaron sobre él.
-Acércate -Izuku dio una pequeña reverencia y dio unos cuantos pasos hasta estar frente al cenizo.
El cenizo lo miro a los ojos, el peliverde parpadeo confundido. Algo en el general se la hacían extremadamente familiar. Tal vez eran esos ojos que se parecían a los de su Kacchan.
Esos ojos eran el único recuerdo que tenía de él, su voz ya casi no podía recordarla por tan pocas veces que el guerrero hablaba, casi todo el tiempo era Izuku hablando hasta por los codos y el herido respondiendo. Tampoco hablaba mucho por el dolor en su estómago al hablar, así que de cierta forma izuku entendía por que casi no hablaba.
El último día que estuvieron juntos la voz del guerrero era tan suave que no se comparaba a esta voz gruesa que escuchaba del cenizo, tenían cierto parecido, pero el rubio tenía una voz mucho más fuerte.
El cenizo se acercó hasta él, el pecoso retrocedía un paso por cada uno que el rubio daba, hasta que quedó casi al borde de uno de los estantes de la oficina improvisada. El general parecía a punto de decir algo, incluso su mano se alzó, pero izuku lo interrumpió.
-Mi general.... -susurró -. ¿Nos hemos visto antes? - preguntó -, me resulta algo familiar.
El general bajó su mano y frunció el ceño confundido.
-No -respondió.
Izuku quedó más tranquilo con la respuesta. El hombre volvió a su asiento y se sentó a continuar lo que sea que estaba haciendo.
-Te diré tu castigo en un momento -explicó.
El pecoso asintió algo avergonzado, no recordaba que el general no le había puesto ningún castigo como a Denki.
-Me informaron que tu comenzaste la pelea -Izuku estaba por replicar -. Silencio, tú no hablas -cerró la boca de nuevo mordiéndose el labio -. Tu castigo será diferente.
-¿Qué clase de castigo mi general? -preguntó temeroso, el cenizo solo sonrió.
Esto era humillante.
Los chicos pasaban y se reían de él. Izuku acomodo mejor el pañuelo sobre su rostro tapando su nariz y frunciendo el ceño.
Su castigo consistía en dos partes, la fácil y la asquerosa, la que estaba haciendo ahora mismo.
Limpiar las letrinas improvisadas. Así es, asear las malditas y asquerosas letrinas improvisadas.
Suspiro intentando respirar lo menos posible ¿Qué demonios habían comido estos animales sin educación? Oh perdón a los animalitos, ellos no merecen ser comparados con esos malditos guerreros o soldados, como sea que se quieran llamar.
El peliverde tomó con más fuerza la cubeta y la inclinó vaciando el contenido llenando el pozo de tierra con la escoria de los demás.
Las letrinas improvisadas consistían en básicamente una tienda grande donde había una madera alargada con agujeros, el excremento y la orina caían a pequeñas cubetas que izuku tenía que tomar y vaciar en un gigantesco agujero en el suelo, cuando el agujero se llenará cavaron otro. Era algo repugnante y se supone que todos tendrán que turnarse para limpiarlos o quien mostrará menos desempeño.
Y ahora el general le había agregado el ser un castigo.
Definitivamente prefería estar limpiando los establos y alimentando a los caballos. O tal vez preferiría estar limpiando la tienda de Katsuki con la lengua, cualquier cosa menos esto.
Incluso estaba considerando suplicarle dejarlo limpiar su tienda y escritorio con la lengua y su sudor de ser necesario. Aunque estaba seguro de que el general dejaría caer cosas asquerosas sobre él o también lo llenaría de excremento y orina.
Pensándolo mejor estaba bien aquí.
Sintió una presencia atrás de él y volteo para ver quien era.
Se trataba de Denki, el chico tenía una sonrisa avergonzada y estaba cubierto de estiércol y tierra.
-Lamento mucho lo ocurrido -dio una pequeña reverencia -. Lo siento, solo estaba intentando lucirme frente a los demás.
Izuku frunció el ceño, pero al final suspiró y bajó un poco su pañuelo mostrándole una sonrisa.
-Tranquilo, te perdono, yo también estuve mal. Lo lamento.
Denki sonrió y por fin sacó algo que estaba escondiendo detrás de sus manos.
-Te traje esto como ofrenda de paz -ambos rieron un poco -, es algo que hace mi familia, este es el último así que pensé en compartirlo contigo -se encogió de hombros -, ya sabes para ser amigos.
Izuku sonrió emocionado ¡era el primer amigo que tenía que se ofrecía a serlo! ¡el primero que no era casi obligado por sus padres! Aunque tenía amigos en su pueblo, todos fueron obligados a ser sus amigos los primeros días, después se llevaban bien de verdad, pero eso nunca quitaba la sensación de ser rechazado.
-Me encantaría -Denki tomo el pan dulce y lo partió a la mitad, el pan tenía adentro una especie de relleno suave que era de color rojo.
-¿Qué es eso? -preguntó el pecoso.
-Es mermelada de fresa y arándanos -explicó Denki -, abre grande - Izuku acató la orden y Denki guió el pan a su boca dándoselo.
Izuku saboreo con gusto y soltando pequeños chillidos encantados, abrió la boca otra vez y Denki le puso lo que quedaba de su mitad.
-Es delicioso -Denki afirmó comiendo el propio.
-Sip, es la especialidad de mi casa.
Desde ese momento comenzó su amistad.
Izuku suspiro resignado mirando todo su trabajo.
Después de terminar con las letrinas, seguía la segunda parte del castigo. Lavar toda la ropa sucia.
Los demás guerreros lo miraban tallar en el río con curiosidad, casi ningún hombre (probablemente solo 2 de 100) sabían lavar la ropa, Izuku se consideraba alguien muy particular por saber hacer tareas "femeninas" cosas como lavar la ropa, limpiar, cocinar y coser se le daban de mayoría. Un guerrero vino y le extendió su camisa, el pecoso la tomó y la dejó a un lado junto a la demás, aún no terminaba de coser el pantalón de Denki. Tomó el hilo y con los dientes, lo cortó e hizo un pequeño nudo al final dando por terminada su tarea. Le mostró el pantalón a Denki quien estaba sentado a su lado.
-Guau, impresionante, muchas gracias -algunos compañeros se acercaron a ver.
-¿Sabes coser? -se atrevió uno y todos lo miraron con el ceño fruncido, nadie quería que otra pelea comenzará -. ¿Qué? todos queremos saber -todos miraron a otro lado avergonzados.
-Si, yo sé coser -admitió Izuku -. En mi pueblo no muchas mujeres aceptan coser tu ropa, tienes que hacerlo tú mismo -explicó.
-¿Podrías coser esto? -le mostró una especie de pantalón, pero mucho más corto que uno normal.
-Si -aceptó. Pronto todos comenzaron a traer su ropa para coserlas, Izuku tranquilamente aceptaba y continuaba tallando la ropa.
Era su primer día en el campamento y ya había anochecido, Denki se marchó a su tienda hace ya rato dejando a Izuku solo. Él no tenía ningún problema, disfrutaba de la tranquilidad.
-Por el horizonte va... -tarareo mientras exprimía una prenda -, a lo lejos veo el sol... brilla todo su esplendor -sacudió la ropa quitándole el excedente de agua y colocándola en las cuerdas amarradas a los árboles -, por el basto mar...
-Que bonita canción -el pecoso se crispo y miro atrás, ahí estaba su general con una ropa de dormir, estaba recargado en el árbol y lo miraba burlón -, esa es mi favorita.
"Como Kacchan" pensó.
-Mi general -dio una reverencia y el cenizo se quedó en su lugar.
El hombre lo miraba a la distancia, como si pensara.
-¿En serio no nos conocemos? -pregunto de nuevo izuku. El ceño del hombre se volvió a fruncir como si recordara algo amargo.
-No lo creo -su mirada se oscureció de nuevo -. Si fuera importante lo recordarías -lo regaño.
-Es importante -contra dijo Izuku -, es solo que nunca vi el rostro completo de esa persona.
-¿Qué persona? -preguntó, un tono ansioso en su interior.
-Un guerrero al que conocí -dijo el pecoso sonriendo ante el recuerdo de su amado Kacchan -. Lo ayude con una herida. Sus ojos son rojos - miró al general -. Así como los suyos, mi general.
El otro no se veía incómodo o daba señales de querer irse, es más, hasta parecía querer escuchar más.
-Nunca me dejo ver su rostro, supongo que es algún código de guerreros o algo así -reflexiono -, su voz no puedo recordar del todo, estaba rasposa por el cansancio.
-¿Y yo te recuerdo a él? -preguntó el general, Izuku asintió despacio colgando otra prenda de ropa que quedaba en el canasto.
-Sí... un poco sí... -un poco bastante, pensó.
El hombre parecía algo confundido incluso arrepentido. Lo miro de nuevo y esmeraldas y rubíes se encontraron en medio de la noche. El general se incorporó y carraspeó incómodo.
-Solo venía a asegurarme que cumplías con tu castigo, pero ya que ya lo vi me marcho, ya puedes irte.
Izuku agradeció con una reverencia y regresó a su tienda, en el lugar estaba su baúl, el pecoso lo abrió sacando su manta, almohada una especie de colchoneta suave, lo acomodó todo en una esquina y se cambió la ropa.
Esta sería su primera noche en el campamento, sinceramente Izuku estaba muy nervioso, no sabía que pensar, en estos días comenzaba el entrenamiento.
-¡Despierta! -el grito de Denki lo terminó de sacar de su sueño. Se levantó cuando el balde de agua fría salpicó en su cara -. Buenos días bello durmiente, el entrenamiento comenzará en un rato, primero tienes que desayunar.
El pecoso se levantó sin ganas, estaba tan cómodo, solo quería seguir durmiendo.
Parpadeo lentamente siguiendo a Denki a donde sea que fueran, apenas era una persona consciente hasta que el olor de papas y estofado llegó a su nariz. Sus ojos se abrieron grande notando como algunos chicos estaban revolviendo lo que parecían ser papas hervidas con sal y otros sentados junto al caldero pelando las papas con una navaja.
Izuku miró al otro extremo como en una fogata improvisada guisaba la carne, el rico olor hizo babear al pecoso y casi sale volando a tomar el plato que dejaron en una de las piedras que usaban para sentarse. Casi podía sentir el sabor del estofado de conejo en su lengua y el salado sabor del puré de papa, pero Denki lo sostuvo de la espalda.
-Alto ahí hambriento, si quieres comer debes ayudar primero -gimoteo en desacuerdo y Denki solo rió -. Vamos crió, tenemos que hacerlo.
De mala gana siguió a Denki a los calderos que colgaban de fogatas improvisadas con bambú y ramas. Izuku se acomodó en una de las piedras y recibió la navaja cuando fue puesta en sus manos junto al saco de papas. Suspiro y dio una primera cortada, inmediatamente la piel de la papa cayó al piso al igual que varias gotas de su sangre.
-¡Izuku, maldición! -se alarmó Denki -. ¿No sabes usar una navaja? - negó con la cabeza -. Debiste decirme antes, es impresionante que sepas coser con una aguja, pero usar una navaja.
Izuku se sonrojo por la vergüenza, uno de sus compañeros se acercó y con una sonrisa envolvió su dedo en un trozo de pañuelo mojado, su dedo quedó perfectamente vendado en unos segundo.
-Gracias Kirishima -el chico negó con la cabeza.
-No me agradezcas, es solo un favor -entonces el chico pelinegro puso en sus manos una cuchara -, ya que no puedes pelar papas y tampoco cortar la carne puedes revolver las papas -asintió y se encaminó a los calderos.
Denki desde lejos le sonrió y continúo pelando las papas. Izuku se acercó tímido a los chicos que revolvían el estofado y las papas.
-Hola -saludaron -, sabes cómo aplastar las papas ¿verdad? -asintió -. Genial, ya están listas, ahora solo necesitamos aplastarlas junto a las hierbas, un poco de sal y nos ayudaras a servir en platos para todos ¿entendido? -volvió a asentir.
Así pasó un rato entre algunas pláticas, comentarios de aquí y allá, las papas siendo aplastadas y revueltas con las hierbas para agarrar sabor y pronto comenzaron a preparar el arroz de acompañamiento, el trabajo terminó cuando el último hombre recibió su plato.
Izuku suspiro agotado y tomó entre sus manos su delicioso plato con estofado de conejo y puré de papa con arroz, sinceramente a él le hubiera gustado probar de los dos estofados, pero solo podías escoger uno y como no comía conejo desde hace meses se decidió por ese, olía delicioso.
Antes de darle un bocado Inasa se paró frente a él.
-Vengo a buscar el plato del general -dijo -, alguien debe llevárselo.
El pecoso miró una de las piedras donde estaba sentado hace rato, ahí había un plato que se veía mejor que los demás.
Claro ellos estaban comiendo en platos de madera desgastada y algo mojada y ese plato era de bronce limpio y con algunos detalles dibujados. Tenía la porción más grande de estofado de conejo y un trozo de estofado de cerdo aún más grande, la porción de arroz era generosa, al igual que la de puré. Izuku tomó con cuidado el plato entre sus manos.
-Genial, llévaselo -dijo antes de marcharse. Izuku se crispo, él no quería llevárselo al jefe. No después de esa conversación bochornosa de anoche. Lloriqueo en sus adentros y dejó su delicioso plato al cuidado de Denki.
Camino entre sus compañeros que devoraban la comida como bestias salvajes con nerviosismo. Sentía que así como devoraban la carne haciéndola pedazos con los dientes, eso mismo haría el general con el.
Cuando llegó a la tienda suspiró y entró dando una reverencia.
El general estaba sentado en su escritorio de espaldas, seguramente esperando por su comida.
-Buenos días, mi general -Katsuki volteo a mirarlo y se sentó completamente en la silla frente al escritorio -, le traje su almuerzo.
-Déjalo aquí-señaló el centro de la mesa, Izuku asintió y dejó el plato- puedes retirarte -dijo.
No tuvo que decirlo dos veces porque después de una reverencia más salió disparado fuera de la tienda listo para devorar su almuerzo.
Saboreo la carne soltando chillidos de felicidad y sonrojándose de felicidad. Denki sonrió divertido con la situación.
-Parece que no comes nunca -mencionó.
-A veces -respondió Izuku -, ayer mi única comida fue un pescado.
-Igual, mi única comida fue el arroz caldoso que sirvieron de almuerzo - ambos hicieron una mueca de disgusto -. Sin duda esto es mejor.
-Definitivamente -respondió el peliverde.
Al terminar de comer todos los guerreros se encargaron de comenzar a limpiar.
Izuku limpiaba los calderos junto a un compañero llamado Sato, era como tres veces más grande que Inasa y su aura desprendía una muy fuerte señal de peligro.
Pero el chico era todo lo contrario, era alegre y bromista. Izuku podía decir que se la pasó bien hablando con él. Cuando todo el campo estuvo limpio comenzó el primer día de entrenamiento.
Todos se formaron en filas completamente rectos, Izuku estaba tan nervioso, no sabía que iba a pasar. Había visto a los dos soldados experimentados que siempre acompañaban a Katsuki preparar costales y múltiples varas de bambú. Estaba asustado, no, estaba aterrorizado.
El peliverde se mantuvo quieto aunque sus piernas temblaban como hojitas secas a punto de caer del árbol.
Denki le miraba divertido con la situación, como si su cara llena de pánico fuera graciosa, probablemente lo era, ya que al estar nervioso Izuku solía entrecerrar los ojos y le daba una especie de tic en su párpado derecho, sus labios se apretaban y mordían entre ellos y sus cejas se arrugan. Sip, una mueca graciosa.
Su estómago se revolvió y temió vomitar frente a todos sus compañeros, pero justo a tiempo la tienda del general fue abierta. Inmediatamente todos se pusieron firmes, las piernas de Izuku trataron de temblar lo menos posible.
Katsuki apareció frente a ellos, traía el mismo uniforme que les fue entregado a todos, una especie de yukata, pero más gruesa. Él soltó el listón que sostenía su yukata y la dejó caer a un lado en el suelo. Todos abrieron la boca impresionados por los músculos y el cuerpo lleno de cicatrices de su general. Pero había un par de ojos verdes que no solo estaban impresionados.
Un pequeño sonrojo apareció en las mejillas pecosas del peliverde, por suerte el aire un poco frío del ambiente hacía parecer que sus mejillas y nariz estaban rosadas por el frío. No podía dejar de pensar en lo atractivo que era su general. Sacudió la cabeza con fuerza intentando alejar esos pensamientos ¡por todo lo santo, el general era un hombre!, además él ya tenía a Kacchan, no podía pensar así de él, aún así sus ojos no se despegaban de ese escultural cuerpo bronceado, de cierta forma ese cuerpo se le hacía familiar, sobre todo una cicatriz en el lado derecho del estómago del hombre.
Izuku estaba impresionado por cómo el sol hacía brillar esos cabellos rubios como un halo divino. Katsuki si que era divino, sus mejillas se sonrojaron un poco más por el mero pensamiento.
Pero que conste que aunque admitía que el hombre era el más guapo que había visto en su vida, su número uno siempre sería Kacchan. Aunque nunca llegó a ver su rostro, sabía que si hubiera visto su rostro, habría pensado que Kacchan es mucho más guapo.
-Hoy comienza su entrenamiento extras -todos se mantuvieron firmes, Katsuki comenzó a pasearse por las filas -. Hay dos cosas que necesitan tener para ser un gran guerrero -alzó su mano mostrando un solo dedo, el índice -. La primera es disciplina y la segunda -alzó otro dedo juntándose con el primero -. Es la fuerza. Necesitan ambas y ambas necesitan estar en equilibrio -Todos asintieron, prestando atención a cada una de sus palabras -. Esa es la segunda lección; El equilibrio, pero lo veremos después.
Izuku sonrió familiarizado con los términos, Kacchan se lo había mencionado antes.
Katsuki le dio una señal a Inasa, el hombre le acercó un bambú largo y delgado, pero muy firme. El cenizo lo tomó y comenzó a sacudirlo de un lado a otro.
-Miren este bambú por ejemplo, es firme, largo y flexible. Lo puedes doblar -lo hizo -, y no se rompe, es firme. Lo puedes usar para golpear y otras cosas más. En esta lección lo usaran para entrenar su fuerza -la comparación del bambú le trajo buenos recuerdos al pecoso.
Inasa y otro guerrero experimentado comenzaron a repartir los bambús. Izuku tomó uno de los bambús con una mueca. Inasa puso el bambú sobre sus hombros.
"Oh no" pensó Izuku cuando vio como comenzaban a amarrar esos sacos grandes de granos de arroz en cada extremo del bambú.
-Bien, ahora -Katsuki también tomó uno poniéndolo sobre sus hombros -, síganme.
Y tal y como lo dijo todos avanzaron detrás de él, Denki camino a su lado con una sonrisa algo nerviosa, Eijiro caminaba sin ningún tipo de problema a su lado, parecía como si fuera demasiado fácil para ellos. Izuku apenas podía poner un pie frente a otro sin caerse.
Recorrieron el sendero río arriba, hacia la montaña más específicamente. Todos parecían algo cansados, pero en general bien, era Izuku quien lucía terrible.
-Hey -le susurró el rubio -, ¿estás bien? Vamos al último.
-Si... -jadeo casi sin aliento -, en casa yo no solía hacer este tipo de cosas - explicó -, adelante, ve con los demás, yo luego te alcanzo - Denki asintió y troto hasta alcanzar a Eijiro y Sato.
El peliverde suspiro más relajado, le daba un poco de vergüenza y le hacía hiperventilar más el hecho de que Denki tuviera que caminar más lento solo para ir con él.
El pequeño ojiverde jadeaba sin control, estaba más atrás que todos y de su frente corrían pequeñas gotas de sudor como perlas brillantes en su piel porcelana. Sus rizos estaban aplanados por el sudor y sus ojos se veían borrosos. Sus mejillas estaban tan rojas como manzanas al igual que su nariz y la punta de sus orejas, no podía sentirse más avergonzado.
Por fin llegaron a la montaña y comenzaron a subirla, el cuerpo delgado de Izuku estaba cediendo ante el cansancio, el calor y el peso.
Sentía que colapsaría en cualquier momento.
Denki estaba demasiado adelante como para pedirle ayuda y a los demás que estaban cerca no quería pedirles ayuda, no quería que lo vieran tan débil como en realidad es.
Casi llegando a la cima sus piernas comenzaron a fallar y temblar sin control, sus pequeñas manos rojas en las palmas por el esfuerzo, apretaban el bambú con fuerza con la esperanza de aferrarse a algo para no caer. Sus ojos empañados por el sudor y las lágrimas que se acumulaban en sus ojos por el esfuerzo parpadeaban despacio sin ver a un punto fijo.
Estaba a punto de caerse cuando un brazo lo sostuvo de la cintura. Miro confundido hacia adelante topándose con los ojos rojos de su general. Él estaba sudado obviamente, incluso más que Izuku, pero él no parecía tener ningún tipo de problema, el sudor era más por el calor, porque esto para él no era nada.
Izuku aún medio confundido por el esfuerzo no podía dejar de pensar que incluso desde abajo y viéndolo sudado, con el cabello revuelto y algo sucio, el gran general Katsuki se veía increíblemente atractivo.
Era como si su cerebro hubiera sufrido un corto circuito, no podía creer que este hombre le pareciera atractivo con lo desecho que se veía y peor aún, el hecho de que Izuku era un hombre también. Si su madre lo viera ahora, pensaría que esta demente o lloraría de la vergüenza. Pronto noto movimientos de parte del cenizo.
El general tomó con indiferencia el bambú de los hombros de Izuku y lo puso sobre el propio. Izuku estaba por decir algo, pero fue interrumpido.
-Eres un deku, un inútil -dijo con frialdad -, caminaremos hasta la punta de la montaña, más te vale llegar junto a los demás -dijo y le dio la espalda marchándose, hasta que lo vio alejarse noto a Inasa y los otros dos guerreros experimentados esperando por él, estaban varios metros más adelante y el pecoso se dio cuenta que Katsuki tuvo que retroceder bastante para alcanzarlo.
De sus esmeraldas corrieron gruesas lágrimas cristalinas, las lágrimas se mezclaban con el sudor empapando su rostro. Limpio con la manga de su uniforme su rostro, pudo sentir su fleco húmedo por el sudor. Suspiro cansado y se inclinó un momento para respirar mejor apoyándose de sus rodillas, los jadeos volvieron a la normalidad y el aire comenzó a alcanzarlo refrescándose un poquito. Las lágrimas por fin corrieron por sus mejillas cayendo en el dorso de su mano que no dejaba de apretar sus pantalones. Cerró los párpados con fuerza.
Izuku se sentía avergonzado y muy impotente.
A pesar de las advertencias de Kacchan sobre la guerra jamás las tomó del todo en serio.
Ahora se arrepentía de no haber escuchado a los demás antes. Debió hacer caso y entrenar y cazar, tal vez si lo hubiera hecho, ahora no sería tan difícil para él.
Hola se moi la autora :D
Les gusto el capitulo? Este fue de los que más divertí al escribir.
Descubriremos algunas cosas de kacchan en el cap 4, esperenlo.
Estoy feliz de decir que hoy tenemos dos capítulos :3 denle gracias a mi beta reader " kats_honey katsufresita "
Gracias por corregir mi terrible ortografía xd
Nos vemos en el cap 3 :3
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