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Último capítulo: «Como hacer caer a un reino: varita por la corona»

Al día siguiente, todos los habitantes del reino estaban emocionados pues uno de los eventos más esperados había finalmente llegado: la coronación de Ben se llevaría a cabo en tan solo un par de horas.

  La pequeña hada estaba observándose en el espejo mientras se peinaba el cabello, intentando no pensar demasiado.

— ¿Podemos hablar de lo que pasó ayer? —Inquirió su mejor amiga, logrando sobresaltar a Jane, quien había olvidado que no estaba sola en su cuarto.

— ¿No ves que estoy ocupada? —Gruñó la menor, mientras seguía peinándose.

—No puedes evitar el tema para siempre. —Dijo la descendiente de Mulán, cruzándose de brazos, pues no podía dejar de pensar en lo que había pasado hace un par de horas cuando la chica de ojos azules había intentado atacar a Doug y ella había tenido que intervenir.

—No quiero hablar de eso, ¿ok? —Exclamó la hija del hada madrina, seria.

—Jane... —La llamó la joven guerrera, pero unos golpes en la puerta las interrumpieron así que la chica de ojos azules aprovechó la oportunidad para evadir aquel tema y se dirigió hacia la puerta para acto seguido abrirla, se sorprendió al ver a quien tenía en frente.

— ¿Qué haces aquí? —Cuestionó la pequeña hada que había sido hechizada, tan sorprendida como confundida al ver al chico de cabello blanco y negro con un ramo de rosas en sus manos.

—Te mereces una primer buena cita decente y estoy dispuesto a dártela si tú estás dispuesta a olvidar la primera. —Sugirió el pecoso, nervioso, logrando que Jane sonriera.

— ¿Qué primera cita? —Preguntó la última, siguiéndole el juego.

—Esa es la actitud. —Dijo Carlos antes de entregarle las flores.

—Gracias, son muy hermosas. —Habló la chica de ojos azules, tomándolas y oliéndolas. —No debías hacer todo esto.

—Claro que sí. —Afirmó el villano, seguro, le ofreció su mano. — ¿Nos vamos, preciosa?

— ¿Ahora? —Susurró la descendiente del hada madrina, él asintió. —Ok, solo dame un segundo. Lo, ponlas en agua, por favor. —Añadió, volteándose para entregarle las rosas a su mejor amiga, tomó la mano del pecoso y ambos empezaron a alejarse sin siquiera mirar atrás.

La hija de Mulán simplemente suspiró y cerró la puerta de la habitación.

  Jane y Carlos salieron de la residencia tomados de la mano y comenzaron a caminar hasta que un rato después llegaron al bosque escondido, en donde ambos se sentaron en el suelo.   

—Ya que este es nuestro lugar especial, supuse que te gustaría tener un momento mágico conmigo aquí. —Sugirió el villano, encogiéndose de hombros.

—Eso es muy tierno, y sí me gustaría. —Accedió la joven, luego le sonrió.

—Esta vez nadie nos molestará, te lo aseguro. —Aseguró el chico de cabello blanco y negro, luego mordió su labio inferior.

—Sí, porque somos los únicos adolescentes que conocemos este bosque. —Mencionó la pequeña hada.

—Exacto, además me concentraré solo en ti. —Añadió De Vil, llevando una de sus manos hacia el rostro de Jane para acto seguido acariciar su mejilla mientras la admiraba con ternura.

—Eso suena bien, porque si mal no recuerdo, tú y yo tenemos una conversación pendiente. —Le recordó la mejor amiga de Lonnie, entonces él dejó de acariciar su mejilla para ahora tomar sus manos.

—Jane… ¿serías mi cita para la coronación? —Preguntó el pecoso, observando como ella le sonreía aún más. —Y… si no me odias por lo que pasó en la primera cita que se supone que jamás existió porque te pedí que la olvidáramos, ¿considerarías la posibilidad de que seamos más que amigos? —Añadió rápidamente.

— ¿Te refieres a ser esa clase de pareja que se toman de las manos, se besan en público, se provocan y dominan el mundo juntos? —Dudó la descendiente del hada madrina, algo shockeada y sorprendida, soltó sus manos lentamente.

—Si no sientes lo mismo, no quiero que te sientas mal porque yo puedo aguantarme las ganas de besarte y también puedo contenerme para no decirte lo hermosa que eres y lo bien que me haces, te juro que lo intentaré porque lo que menos quiero es hacerte sentir incómoda o dañarte de alguna manera porque te amo y quisiera ser la persona que te haga feliz todos los días pero si esto no es mutuo yo no quiero que nada cambie entre nosotros ya que…—Empezó a hablar el chico de cabello blanco y negro, nervioso.

—Carlos, me siento la chica más afortunada del mundo por haberte conocido, sería una completa idiota si ignorara lo fuerte que late mi corazón cada vez que te veo o cada vez que pienso en ti. —Lo interrumpió la menor, colocando sus brazos alrededor del cuello del villano. —Quise buscar el momento indicado para confesarte que estoy enamorada de ti desde el primer día en que te vi pero parecía que ésa situación jamás iba a suceder porque alguien siempre nos interrumpía, pero ahora que finalmente estamos solos puedo decirte que te amo y me haces tan feliz, sé que nunca harías nada para lastimarme porque no eres así. —Añadió, acercando su rostro al de él.  

—Cuando estoy contigo siento que solo existimos nosotros dos en el mundo, por eso desearía que éste momento durara para siempre, bonita. —Exclamó el villano, observando sus labios con deseo. —A partir de ahora, solo importaremos los dos, estamos solos contra el mundo pero al estar a tu lado me siento invencible. —Admitió antes de unir sus labios con los de ella de manera lenta pero dulce, Jane inmediatamente le correspondió de la misma manera.

Ambos se sintieron completos al besarse, porque habían estado anhelando que ese momento llegara desde que se conocieron, y finalmente estaba sucediendo.

  Los dos sintieron que ese beso duró una eternidad, estaban tan felices y concentrados que perdieron la noción del tiempo, aunque debieron separarse por la falta de aire. 

—Ése fue el mejor primer beso de toda mi vida. —Murmuró Jane, sonriendo. —Creo que deberíamos regresar a la residencia ya, debemos prepararnos para la coronación, ya sabes que las chicas tardamos mucho y quiero estar linda para asistir a ese evento con mi novio. —Sugirió.

—Es un honor ser el primero en darte un beso. —Dijo De Vil para acto seguido besar su mano. —Sí, debemos irnos, también debo lucir guapo para poder pasar a buscar a mi hermosísima novia e ir juntos a esa coronación.

—Te estaré esperando entonces, mi amor. —Accedió la hija del hada madrina, quien estaba realmente emocionada por lo que sucedería en un par de horas. —Lonnie y yo planeábamos ir en limusina, supongo que Jay vendrá a buscarla así que podríamos ir los cuatro juntos.

—Él no me ha dicho nada sobre eso pero supongo que sí, me encantan los viajes en limusina y adoro pasar tiempo con mi chica. —Exclamó el villano, entonces ambos se incorporaron y empezaron a caminar hacia su destino mientras seguían hablando.

[…]

Unas horas más tarde, las descendientes de heroínas ya se habían duchado, vestido y maquillado así que ambas estaban esperando a que sus respectivas parejas pasaran a buscarlas.

  Cuando ambas oyeron los golpes en la puerta, tomaron sus bolsos y la joven guerrera se apresuró a abrir la puerta, las mejores amigas sonrieron al ver a los villanos frente a ellas. 

—Wow…—Habló el chico de cabello largo, mirando a la chica con la que iba a asistir a la coronación. —Creo que estamos en el cielo, porque estoy viendo a un ángel.

—Que cumplido más tierno, nunca me habían dicho eso. —Exclamó Lonnie, sonriendo.

—No quiero presumir pero soy muy afortunado por tener a la novia más hermosa de todo el reino a mi lado. —Dijo el hijo de Cruella. —La limusina está afuera, ¿nos vamos ya, señoritas? —Cuestionó, ofreciéndole su mano a la chica de ojos azules, quien asintió y la tomó para ahora salir de la residencia; la joven guerrera cerró la puerta de su habitación para acto seguido seguir a su compañera de cuarto, Jay fue tras ella hasta que los cuatro salieron del edificio y el pecoso fue el primero en abrir la puerta trasera del vehículo para dejar que las chicas subieran primero.

—Un momento, si ustedes vienen con nosotras y Mal llegará con Ben a la coronación, entonces ¿Evie irá sola? —Inquirió la hija de Mulán, alzando una ceja.

—Sí, al principio estaba un poco molesta porque insistía en que una princesa como ella debía hacer una gran entrada en una carroza elegante o en una limusina, pero luego nos dijo que le haría bien ir caminando porque así podrá presumir su vestido ante cualquier persona. Además, dijo que nos buscará en cuanto lleguemos. —Explicó el joven ladrón, encogiéndose de hombros, el chófer empezó a conducir. —Es hora de que esta fiesta empiece.

[…]

Mientras tanto, la pareja real saludaba a todos los súbditos que rodeaban el castillo, ya que el futuro rey y su novia estaban llegando en carroza hacia el lugar en donde se realizaría el evento más esperado por todo el reino.

  Sin embargo, la chica de cabello morado se encontraba ansiosa e impaciente, a pesar de que había repasado mentalmente durante toda la noche el plan que llevaría a cabo junto a sus amigos ella temía que algo saliera mal.

—No estés nerviosa, cariño, todo lo que tienes que hacer es sentarte y verte sensacional; eso no es ningún problema para ti. —Habló Ben, tomando su mano y entrelazando sus dedos.

—Gracias, tú siempre eres tan caballeroso y educado…—Mencionó la hija de la emperatriz del mal, sonriéndole falsamente.

Y tan, pero tan estúpido e ingenuo, pensó ella, será tan fácil engañarte.

—De nada, preciosa. —Exclamó el castaño, bajó la mirada hacia su mano en la que tenía el anillo con la forma del rostro de una bestia, era una herencia familiar. —Mal, ¿usarías mi anillo? —Sugirió, alzando una ceja, la ojiverde soltó la mano de su novio rápidamente.

—No, no quiero que se me caiga debido a la emoción o algo por el estilo, no quisiera perderlo y lograr que tus padres me odien. —Se excusó la villana, aunque ella sabía que probablemente los reyes de Auradon la odiaban debido a sus raíces.

  Les daré más razones para detestarme cuando secuestre a su hijo, lo deshechice y luego lo mate, pensó Mal.

—Oh por favor, mi amor, no seas pesimista. Mis padres jamás pensarían algo malo de ti, ellos te adoran porque eres una persona maravillosa que nunca haría nada malo porque no eres como tu madre. —Replicó el chico Bestia antes de besar su mano y colocarle su anillo.

Ya lo veremos, Bennyboo, pensó la ojiverde.

  La carroza se detuvo cuando llegaron a la entrada del enorme palacio y el futuro rey de Auradon descendió primero, le ofreció su mano para ayudarla a bajar del vehículo y ella la tomó mientras sonreía.

En ese mismo instante, una de las tantas limusinas que se encontraba a pocos metros de la entrada se detuvo y de la misma bajaron Jane, Lonnie; Carlos y Jay. Los cuatro se apresuraron a entrar al castillo y lamentablemente debían separarse por un rato ya que tenían asientos diferentes así que la pequeña hada le dio a su novio un apasionado beso de despedida –sin importarle que su madre se encontraba a tan solo unos metros de ellos y los observaba con desaprobación– y luego los villanos subieron hacia el pequeño balcón en donde la princesa malvada los estaba esperando, mientras que las dos mejores amigas se dirigieron hacia las primeras filas.

  Afuera del palacio, las trompetas empezaron a sonar.

— ¡Me complace anunciar la llegada del futuro rey de Auradon junto a su novia, lady Mal! —Informó el consejero real, Lumiere, que se encontraba al final de las escaleras que conducían hacia la puerta principal del castillo; entonces la pareja real empezó a subir las escaleras hasta que ambos llegaron hacia el final de las mismas, en donde estaban Bella y Bestia. 

— ¡Mi niño hermoso, ya estas tan grande! ¡Parece que fue ayer cuando perdiste tu primer diente de leche, y ahora ya estás listo para gobernar a nuestra gente! —Dijo la mujer, para luego abrazarlo con fuerza, cuyo gesto fue correspondido por el castaño quien no dejaba de sonreír. Cuando se separaron, ella prosiguió—: Sé que reinarás con sabiduría y bondad, porque siempre has pensado en lo que puedes hacer para mejorar la vida de los demás, así que confío en que seguirás escuchando a tu corazón.

La descendiente de Maléfica no pudo evitar sentir celos, debido a que era consciente de que su madre jamás la trataría de esa manera tan cariñosa porque la emperatriz del mal consideraba que el amor te hacía débil.

  La ojiverde no quería ni pensar en lo que le sucedería a ella o a Evie si sus madres se enteraran de su relación, tragó saliva con dificultad y se recordó a sí misma que enorgullecería a Maléfica cuando lograra dominar el mundo.

—Serás el mejor rey que Auradon ha tenido, después de mí obviamente, hijo. Confiamos en que tomarás las mejores decisiones para el bienestar de toda la población, porque a partir de hoy hay muchísima gente que dependerá de ti. —Habló Bestia, colocando una mano en el hombro de su descendiente. —Sobre todo, sé que bajo ninguna circunstancia permitirás que la magia vuelva a ser utilizada, la sociedad ha mejorado muchísimo desde que hemos prescindido de ella. —Añadió, mirándolo con orgullo.

Este hombre sí que es despreciable, pensó la chica de cabello morado, ahora comprendo aún más los motivos de Jane para separar a esta familia.

—Mi amor, deberíamos entrar ya. —Le recordó su esposa, entonces el hombre asintió y le ofreció su mano, ella la tomó y ambos se retiraron hacia el interior del castillo.

—Creo que te están presionando un poquito demasiado. —Mencionó Mal, mirando a su novio, quien soltó una risita nerviosa

—La gente de la realeza está acostumbrada a este tipo de exigencias, mis padres dicen que eso me hará un mejor gobernante. —Explicó el castaño, suspiró hondo. —Deséame suerte, reina de mi corazón.

—Suerte, Bennyboo. —Dijo la ojiverde antes de ingresar al palacio, caminó hacia la primera fila solo para percatarse de que la chica que habían hechizado se encontraba bastante cerca de ella así que la observó y vio que Jane intercambiaba miradas con los hijos de villanos que se encontraban en el palco.

  Los cinco tenían una coronación que arruinar, y lo lograrían, costara lo que costara.  

Todos los presentes oyeron como el consejero real presentaba nuevamente al chico que asumiría al trono, entonces las puertas se abrieron y todas las personas que estaban sentadas se incorporaron.

  Ben comenzó a avanzar por el pasillo, a medida que él caminaba los súbditos que se encontraban a su alrededor hacían una reverencia ante el chico Bestia.

La descendiente de Maléfica dirigió su mirada hacia el frente y suspiró al ver que la varita mágica del hada madrina se encontraba en una cúpula de cristal, entonces observó a sus amigos y asintió disimuladamente con la cabeza para hacerles saber que el plan seguía en pie.

  Volvió a mirar a su novio quien le sonrió al pasar a su lado pero ella simplemente hizo una reverencia y se mantuvo seria. 

Cuando el castaño llegó delante de sus padres, se arrodilló ante ellos y los súbditos volvieron a sentarse en sus lugares, el hada madrina hizo una reverencia ante Bella y Bestia para luego quitarle la corona al último.

  La mujer se acercó al novio de Mal para colocarle la corona, los reyes le entregaron su varita mágica.

— ¿Juras solemnemente gobernar al pueblo de Auradon con justicia y piedad durante todo tu reinado? —Cuestionó la madre de Jane.

—Lo juro solemnemente. —Afirmó el muchacho.

La líder de los hijos de villanos observó a sus amigos, quienes la miraban expectantes.

—Entonces con mucho honor y mucha alegría te nombraré nuestro rey. —Sonrió el hada mientras tocaba los hombros y la cabeza de Ben con el artefacto mágico.

  La ojiverde corrió hacia donde ellos estaban para ahora quitarle la varita mágica a la mujer, todos gritaron y la chica de cabello morado empezó a retroceder mientras apuntaba a la familia real con el artefacto mágico.

— ¡No se acerquen o Auradon se quedará sin rey! —Amenazó la villana, seria.

— ¡Guardias! ¡Atrápenla! —Gritó Bestia, furioso, entonces los hombres aparecieron y empezaron a acercarse a la hija de Maléfica; quien no dejaba de retroceder.

— ¡Aléjense o van a ver de lo que soy capaz, idiotas! —Advirtió ella mientras los apuntaba con la varita mágica. — ¡Por fin podré vengarme! Ya estaba cansada de fingir ser buena, es agotador, no sé cómo es que Audrey soporta pretender que es inocente durante toda su vida; quiero decir…

— ¡Te lo dije, Ben! —La interrumpió la descendiente de Aurora, llamando la atención de los presentes. — ¡Te dije que te ibas a arrepentir de haberlos traído, pero no me escuchaste!

— ¡Cállate, de ti me voy a encargar primero! —La amenazó su archienemiga, girándose para apuntarle con el artefacto mágico más poderoso de Auradon, la observó con odio. —Tú y toda tu familia arruinaron mi vida y la de mi madre, ¡nos condenaron al exilio y me las van a pagar! ¡Van a caer!

—No si yo puedo evitarlo. —Intervino la chica de ojos azules, saliendo de la multitud para acto seguido comenzar a forcejear con Mal para poder arrebatarle la varita de su madre, la menor le pisó el pie para distraerla y entonces le quitó el artefacto mágico más poderoso del reino. —Wow, vencerte no fue tan difícil…—Murmuró algo sorprendida.

—Jane, dame la varita. —Pidió el castaño, acercándose lentamente hacia ambas.

—Ben, aléjate. —Gruñó la joven que había sido hechizada, alejando el artefacto mágico de su alcance.

—Hija, ¿¡qué estás haciendo!? —Le recriminó su madre, sorprendida, shockeada y decepcionada al mismo tiempo.

—Estoy haciendo justicia. —Respondió la mejor amiga de Lonnie, segura.

— ¿De qué hablas? —Inquirió Chad Charming, quien había colocado a su novia detrás de él para evitar que le sucediera algo malo.

—Estoy harta de todos los malditos secretos que hay en Auradon, estoy harta de las mentiras y sobre todo estoy harta de ti. —Alzó la voz la pequeña hada, volteándose para apuntarle a la chica de cabello morado con la varita del hada madrina. —Sé lo que me hicieron, Mal. —Admitió, furiosa, sus ojos empezaron a brillar. En ese momento, Evie; Jay y Carlos corrieron para bajar del palco.

Todos se quedaron en silencio, shockeados.

— ¿¡Creíste que soy estúpida!? ¿¡Que no lo descubriría!? —Prosiguió la menor, llena de odio, rencor y resentimiento.

—Jane, baja eso, te vas a lastimar. —Habló la ojiverde, intentando acortar la distancia que la separaba de la chica que ahora tenía en su poder el artefacto mágico más poderoso del reino.

— ¡No des ni un paso más, ingrata malagradecida! —Gritó la chica de ojos azules, molesta, Doug intercambió miradas con la hija de Mulán y ambos se retiraron del lugar sin ser vistos. — ¡Conmigo no se juega! ¡Vas a pagar por esto! —Advirtió, en ese momento los tres descendientes de villanos entraron corriendo por la puerta principal y se detuvieron cuando llegaron hacia el frente.

—Bonita, te lo podemos explicar. —Habló el chico de cabello blanco y negro, mirándola a los ojos.

—Hay un motivo por el que estamos haciendo todo esto. —Prosiguió la princesa malvada. —Hablemos con tranquilidad, no hace falta recurrir a la violencia ni a las amenazas, no le hagas daño a Mal.

—No quiero escucharlos, me cansé de que me mientan en la cara. —Se opuso Jane, negando con la cabeza. —¡Esta perra se merece que la lastime, y ustedes tres serán los siguientes!

— ¡Oye! Yo siempre fui sincero contigo, no al 100% pero bueno…—Le recriminó el ladrón del grupo, se encogió de hombros.

— ¡Jay, no es momento para eso! —Dijo la chica de cabello morado, entonces Ben se interpuso entre ella y la mejor amiga de Lonnie para impedir que se dañaran.

—Oh, miren, su Majestad real vino a salvar a su princesa; que inoportuno. —Exclamó la chica que había sido hechizada, con un tono burlón, para luego reírse.

—Jane, soy tu amigo, tú no quieres lastimar a nadie. —Murmuró el castaño, intentando hacerla entrar en razón. —Dame la varita y te prometo que olvidaremos que todo esto pasó. —Añadió, estirando su brazo, pero la menor alejó el artefacto mágico de su alcance.

— ¡Tú no sabes lo que quiero! —Alzó la voz la pequeña hada. —No arruinaré mi única oportunidad de recuperar todo lo que me arrebataron. —Aseguró, la descendiente de Grimhilde murmuró algo en el oído del pecoso y él asintió.

—Ben, tengo miedo, no te alejes de mí. —Dijo la líder de los hijos de villanos, tomando el brazo de su novio con fuerza.

—Ay que miedosa, M. —Se burló Jane, sonriendo con malicia. — ¿Qué creíste? ¿Que tendrías tu final feliz de cuento de hadas? Pues no, los villanos no merecen tener finales felices.

—Ben, si fueras un poco más inteligente sabrías que mi novia no necesita ser salvada por ningún principito, esta vez serás tú el que tendrá que ser rescatado... —Exclamó Evie, en ese preciso momento Carlos sacó del bolsillo de su pantalón una bomba de humo y la arrojó al suelo, en tan solo unos segundos todo el humo cubrió a los descendientes de villanos; a Jane y al futuro rey de Auradon.

—Noble corcel, fuerte y capaz, fuera de aquí nos llevarás. —La chica de ojos azules recitó el hechizo rápidamente y agitó la varita de su madre, entonces los seis desaparecieron aprovechando la distracción de la bomba de humo. Unos pocos minutos después, todo el grupo apareció afuera del palacio, además de que Ben se encontraba atado de pies y manos gracias a la magia de la pequeña hada. — ¡Esa fue la mejor actuación de toda mi vida! —Exclamó, emocionada. 

  Su plan había funcionado, ya que los cinco habían acordado que ésa distracción sería perfecta. 

— ¿Alguien puede explicarme qué demonios acaba de pasar? —Exigió el chico Bestia, confundido. — ¡Libérenme ya mismo!

—A esto lo llamamos un complot contra la Corona. —Aclaró Jay, luego soltó una carcajada malvada. —Que divertido eres, nosotros no te consideramos nuestro rey, por lo tanto no seguiremos tus órdenes.

— ¿No creen que los guardias estarán aquí rodeándonos si no nos vamos ya? —Dijo Mal, llamando la atención de todos.

—Claro que no, yo me encargo de eso. —Replicó la mejor amiga de Lonnie, apuntó a las puertas del castillo con el artefacto mágico del hada madrina y agitó el objeto para lograr que las puertas se cerraran con magia.

—Suban a la limusina de una vez. —Ordenó el chico de cabello largo, señalando el vehículo que se encontraba más cerca de ellos, todos asintieron.

— ¡Esperen! ¡Algo anda mal! —Anunció la princesa malvada, los demás la observaron inmediatamente. —No podemos irnos así.

—Tienes toda la razón, no debemos olvidar nada. —Dijo Jane. —Ninguno de nosotros quiere seguir usando estos harapos, cambia nuestros aspectos y no olvides darnos unos buenos zapatos. —Recitó el encantamiento y agitó la varita, entonces todas las prendas fueron transformadas en ropa de cuero, además de que ahora Mal; Evie, Jay, Carlos y la pequeña hada tenían las mochilas que se llevarían a la isla.

— ¡No podemos seguir perdiendo más tiempo! ¡Yo conduzco! —Anunció el descendiente de Jafar antes de subirse a la limusina real, los demás subieron en los asientos traseros y el primero encendió el vehículo para acto seguido empezar a conducir.

— ¿¡Por qué hacen esto!? —Inquirió el príncipe de Auradon.

—Porque somos descendientes de villanos, obviamente. —Respondió la hija de la emperatriz del mal, orgullosa de sus raíces.

—Amor, no puedes traicionarme así, soy tu novio. —Susurró Ben, decepcionado de la chica de la que estaba enamorado.

—No me gusta tener relaciones con príncipes, lo lamento, terminamos. —Dijo Mal antes de besar los labios de la villana de cabello azul de manera apasionada. —Éste es el tipo de amor que quiero.

—Creo que empiezo a comprender sus motivos: esta es su forma de vengarse por haberlos condenado al exilio. —Exclamó el castaño, mirando a los cuatro traidores en los que él había confiado ciegamente. — ¿Y tú por qué te involucraste en esto? Nos conocemos desde que éramos niños…—Añadió, volteándose para observar a la descendiente del hada madrina.

—No quiero hablar de eso aquí, lo sabrás cuando lleguemos a nuestro destino. —Habló la menor, cruzándose de brazos.

— ¿Nuestro destino? —Repitió el chico Bestia, confundido y aterrado. — ¿Y cuál es ése?

—Nuestro hogar. —Contestó De Vil, quien vio de reojo como su novia guardaba el artefacto mágico de su madre en el bolsillo de su chaqueta.

—Allá vamos. —Dijo Jay, sonriendo con malicia, mientras con su mano libre tomaba el control para abrir la barrera mágica; ya que estaban a punto de llegar a la frontera que separaba el reino de las oportunidades de la prisión sombría en la que estaban encerrados todos los villanos, secuaces y descendientes.

— ¿¡Esto es un secuestro!? —Dudó Ben, alarmado, nervioso y lleno de miedo.

—No, soy tu amiga, ¿cómo podría secuestrarte? Solo vamos a llevarte a la isla para matarte y quedarme con tu corona. —Replicó Jane, le sonrió con cinismo antes de voltearse para ver el hermoso paisaje que estaba dejando atrás, ni siquiera le dio lástima tener que abandonar aquel lugar que ella consideraba que era su hogar. De repente, sus ojos comenzaron a brillar. —No creerán que éste es el final de la historia, ¿verdad?

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