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Capítulo 5: «Propuesta malvada»

 Jane bufó.

—Hija...—Empezó el hada madrina, seria. —Don't contradict me! Don't disobey me! Don't even think about breaking rules again with that boy!

—Please! —Suplicó ella, frustrada e indignada.

—No! —Se opuso la directora de la escuela.

—Mother!!!! —Gritó la menor, mientras sus ojos empezaban a brillar. Sintió que debía rebelarse, que tenía que hacer cualquier cosa para salirse con la suya.

—Stop! —Sentenció la mujer.

—Stop telling me what to do. —La interrumpió su descendiente, cruzándose de brazos.

—Don't! —Insistió el hada con magia blanca más poderosa.

—Don't treat me like a child of two. —Alzó la voz la menor.

—No! —Se opuso su madre, la mejor amiga de Lonnie cubrió sus oídos para no escucharla.

—I know that you want what's best...—Prosiguió la joven, descubriendo sus oídos.

—Please! —Intervino el hada madrina.

—But mother, please... —Pidió Jane, uniendo sus manos en señal de súplica mientras la miraba. —Give it a rest!

—Stop! Don't! No! —Gritó la directora de la escuela, señalándola con el dedo.

—Please! Mama, I'm a big girl now! —Insistió la chica de ojos azules, se dejó caer en la cama y su madre se sentó a su lado. —Once upon a time when I was just a kid, you never let me do just what the older kids did, so lose that laundry list of what you won't allow... 'Cause Mama, I'm a big girl now! —Añadió antes de arrebatarle la fotografía que Chad le había dado y romperla en mil pedazos.

—Once I used to fidget 'cause I just sat home, but now I'm just like Mal and I gotta get to Rome! —Prosiguió la pequeña hada, levantándose nuevamente y tomando la lata de aerosol de su mochila para ahora escribir en la pared: "Esta es mi vida y yo elijo como vivirla". —'Cause Mama, I'm a big girl now!

—Stop! Don't! No! —La regañó el hada madrina, negando con la cabeza para luego cubrir el graffiti con un cuadro de madre e hija que estaba en la habitación.

—Please! —Se quejó Jane, quitando el cuadro de allí rápidamente. —Once upon a time I was a shy young thing, could barely walk and talk so much as dance and sing, but let me use my magic; I wanna take my place, cause Mama I'm a big girl now! —Insistió, sacando su varita mágica de su bota para ahora hacer un hechizo que desordenara su lado de la habitación.

—Ma, you always taught me what was right from wrong, and now I just wanna give it a try. —Exclamó la adolescente, guardando su artefacto mágico.

—Mama, I've been in the nest for far too long. —Insistió la chica de ojos azules, acercándose a la mesa de luz y abriendo una bolsa para ahora arrojarse polvo de hadas, entonces se subió a la cama. —So please give a push and mama watch me fly... Watch me fly! —Añadió mientras pensaba en lo mucho que deseaba volar, sus alas celestes aparecieron y ella empezó a volar por todo el cuarto.

— ¡Baja de ahí ahora mismo, señorita! —Ordenó la directora de la escuela. — ¡Nunca debes mostrar tus alas y lo sabes perfectamente!

—Someday I will meet a man you won't condemn, and we will have some kids and you can torture them. —Prosiguió la adolescente, elevándose cada vez más. No se había sentido tan libre desde hace años. —But let me be myself before I take that step, 'cause Mama, I'm a big girl now...

—Mama, I'm a big girl...—Exclamó Jane, sonriendo con emoción. —Such a big, big girl! I'm a big girl now! — Finalizó, se concentró para hacer desaparecer sus alas y se dejó caer en la cama.

  No soportaría ocultar su verdadero ser, no continuaría traicionándose a sí misma, ya no se torturaría por no poder seguir siendo la hija perfecta.

— ¡Basta! ¡Estoy cansada de tu actitud rebelde, jovencita! —Gritó el hada madrina, realmente furiosa con su hija por todo el desastre que había causado. — ¡Aléjate de Carlos De Vil o te juro que te encerraré en una torre para toda la eternidad! —Amenazó.

— ¡Y yo estoy harta de ti, de todas tus reglas! —Alzó la voz la mejor amiga de Lonnie, apretando los puños. — ¡Tú y tus reglas se pueden ir a la mismísima mierda porque te odio! —Exclamó antes de volver a sacar su varita mágica y hacerla desaparecer de su habitación con un encantamiento pues no tenía ganas de seguir viendo a esa mujer.

 La chica de ojos azules se puso a gritar para desahogarse, arrancó las cortinas de las ventanas y empezó a romper todos sus vestidos, desordenó la cama y destrozó varias fotos que tenía con su madre.

  La menor seguía arruinando sus pertenencias cuando las dos descendientes de villanas ingresaron al cuarto sin siquiera golpear la puerta ya que ellas no respetaban la privacidad de los demás.

— ¿Qué hacen aquí? —Cuestionó la dueña de la habitación mientras seguía destrozando sus prendas.

—Pues no estábamos escuchando desde nuestra habitación la pelea que estabas teniendo con tu madre, no. —Exclamó la descendiente de Grimhilde, jugando con su cabello. — ¿¡Estas rompiendo ropa!? Pues te estas haciendo un favor a ti misma porque todo lo que tienes es horrendo. —Añadió, tomando un vestido rosado y mirándolo con desagrado para luego destrozarlo.

—Aunque las paredes son muy delgadas y se escucha todo...—Prosiguió la ojiverde, encogiéndose de hombros. Al escuchar eso, la chica de cabello azul dejó caer una camisa celeste al suelo antes de acercarse a su mejor amiga.

— ¿Hasta lo que hicimos anoche? —Murmuró la princesa malvada, con nerviosismo.

— ¡Evie Grimhilde! —La regañó la descendiente de la emperatriz del mal antes de darle un codazo.

— ¿Cuál es el punto? —Preguntó la chica de ojos azules, sentándose en la cama, ambas villanas la imitaron.

—El punto es que te comprendemos, es decir, creíamos que en Auradon las parejas no terminaban; las madres no se peleaban con sus hijas...—Empezó la descendiente de la emperatriz del mal.

—Y que los chicos no eran tan malditos como en la isla pero al parecer nos equivocamos. —Dijo la chica de cabello azul. — Si tú discutes con el hada madrina es porque ella no te ama.

—Me dijo que me iba a encerrar en una torre si volvía a ver a Carlos...—Masculló Jane.

—Y aún así se hace llamar el hada buena, ja, que hipócrita. —Comentó la chica de cabello morado, negando con la cabeza.

—Sí, es peor que madre Gothel. —Admitió la princesa malvada.

—Solo rompí unas cuantas reglas y ella enloqueció, ¡es tan estricta y eso es tan insoportable! —Se quejó la mejor amiga de Lonnie, frustrada.

—Lo sé, lo sé, pero ¿qué tal si le das más motivos para estar enojada? —Sugirió Mal.

—Sí, podrías estar de nuestro lado y hacer todo lo que quieras sin preocuparte por ser castigada. —Dijo la hija de Grimhilde. —Debes crear problemas y huir antes de que te atrapen, eso es lo divertido. —Añadió antes de reírse con malicia.

—Eso suena muy tentador. —Murmuró la joven de ojos azules.

—Haremos una pijamada esta noche, puedes venir si quieres, celebraremos el rompimiento de Ben y Audrey. —Exclamó la descendiente de Maléfica.

— ¿En serio? —Jane frunció su ceño. — ¿Hacían eso en la isla cada vez que alguna relación se arruinaba?

—Sí, yo rompía los corazones de todos, así que teníamos esas reuniones como 3 veces a la semana. —Alardeó Evie, acomodándose el cabello.

—Entonces te veremos en nuestra habitación cuando empiece el toque de queda, pero nadie más puede enterarse de que hacemos esto. —Anunció la chica de cabello morado, sonriendo.

—Tranquilas, sé guardar secretos. —Aseguró la dueña de la habitación.

—A partir de esta noche, serás una de nosotras. —Chilló la chica de cabello azul, sonriendo con emoción. —Bueno, nosotras tenemos que irnos porque tengo que prepararme y luchar con Mal para ponerle maquillaje. —Dijo, incorporándose de la cama y ofreciéndole su mano a su mejor amiga.

—Y te encantará ser tan cool como nosotras. —Afirmó la última, tomando la mano de Evie para entonces levantarse de la cama. —Un momento, yo nunca acepte eso. —Se quejó, arrugando la nariz.

—Te convenceré, M. —Aseguró la princesa malvada, guiñándole el ojo, luego las dos villanas se marcharon.

[...]

 Las dos chicas se encontraban recostadas en la cama de la descendiente de Maléfica, la última se encontraba medio dormida mientras Evie acariciaba su cabello, se habían cansado de esperar a que sus amigos –a quienes les habían dicho que tenían que reunirse hace una hora– aparecieran.

  La puerta se abrió de repente y los chicos entraron, Jay cerró la puerta.

— ¿Se puede saber por qué tardaron tanto? Tendrían que haber estado aquí hace una hora. —Les recriminó la hija de Grimhilde, cruzándose de brazos.

—Sí pero sabes que somos impuntuales, además el hada madrina nos obligó a ir a las pruebas para el deporte que mencionó en clase y yo recibí toda la atención posible como siempre. —Se excusó el chico de cabello largo antes de sonreír. —El entrenador me explicó lo que era un equipo y me sugirió que podría formar parte de eso, yo le dije que tendría que pensarlo.

—Sí, quiere tenerte en el equipo de Tourney porque le rompiste la nariz a Chad "accidentalmente", pero yo nunca entraré... no es como si me interesara que todas las porristas se le quedaran viendo a Jay como perras en celo. —Añadió De Vil, con un tono evidentemente celoso. —Como sea, luego de la práctica nos duchamos y aquí estamos.

—Tú tardaste mucho en la ducha. —Se quejó su compañero de habitación.

—Habríamos tardado más tiempo si nos hubiéramos duchado juntos como tú querías, eh. —Replicó el menor del grupo, sacándole la lengua.

—Cállense, no quiero escuchar sus comentarios desubicados. —Gruñó la ojiverde, sentándose en la cama. —Concéntrense en lo importante.

—Les dijimos que vengan temprano porque invitamos a Jane a nuestra reunión y queríamos que lo supieran para que no cometieran ningún error cuando ella aparezca. —Informó Evie.

— ¿¡Ustedes hicieron qué!? —Gritaron los dos villanos al unísono.

—Lo que oyeron, par de idiotas. —Mencionó Mal, bufó ante la mirada confundida de los recién llegados. —Necesitamos conseguir información sobre esa varita y usar a la hija del hada madrina es la mejor opción que tenemos, además ella hará todo lo que queramos mientras esté bajo nuestro control.

— ¿Y por eso va a ser parte del grupo? —Dudó el joven ladrón, alzando una ceja. Eso le parecía una locura. — ¡No, no lo acepto! Siempre fuimos nosotros cuatro y ella no encaja aunque esté hechizada, ¡además no la quiero cerca de Carlos!

—Esto no se trata de lo que queramos, se trata de lo que nos conviene. —Habló la princesa malvada, incorporándose de la cama.

— ¿Ah si? ¿Nos conviene que este tarado haya salido del armario apenas bajó de la limusina? ¿O que le haya hecho un desayuno a Jane? ¿O que pase media hora a solas con ella sin que nosotros sepamos que hacen? ¡No la está manipulando, esa hadita está jugando con él y no pienso tolerarlo! —Prosiguió Jay.

— ¿Te puedes dejar de comportar como un caprichoso, imbécil? —Masculló la chica de cabello morado.

— ¡No porque ella no es nadie para coquetearle a Carlos! —Se quejó el descendiente de Jafar, cruzándose de brazos y dejándose caer en uno de los sofás.

—Primero, yo estoy jugando con ella, segundo; Jane no me coquetea y tercero estoy haciendo todo lo necesario para mantenerla de nuestro lado y pensé que​ si se enamoraba de mi entonces todo sería más fácil. —Aclaró el pecoso.

— ¿Y tú que sabes de amor? —Cuestionó el ladrón.

—Debe saber más sobre tú que juegas con cualquiera. —Intervino Evie.

—Tú haces lo mismo. —Le recriminó Jay.

— ¡Chicos! Ya cálmense. —Sentenció Mal, que estaba cansada de oírlos discutir por cualquier cosa. —Tenemos una misión que cumplir, y les guste o no, esa hada es nuestra mejor aliada. En cuanto nos apoderemos de esa varita, regresaremos a casa y todo será como antes: yo podré besar a mi princesa malvada en las calles y ustedes dos harán que su extraña relación funcione mientras destruimos Auradon junto a los demás. Obviamente, Jane será una de las primeras en morir porque somos malos...

—De corazón. —Exclamaron a coro sus mejores amigos, sonriendo con malicia. Escucharon que alguien golpeaba la puerta e intercambiaron miradas.

 Era hora de que empezara la pijamada más malvada de todas.

  El chico de cabello blanco y negro empezó a avanzar hacia la puerta para abrirla, pero al darse cuenta de sus intenciones su mejor amigo se apresuró a empujarlo con violencia haciéndolo caer en la cama, se dejó caer encima de su cuerpo para acto seguido sonreírle de manera seductora.

— ¡Jay, esto es muy inmaduro! —Le recriminó De Vil.

—Silencio, nadie debe oírnos. —Murmuró el ladrón, luego le sacó la lengua en forma de burla.

—Los hombres son tan idiotas...—Dijo Evie, negando con la cabeza.

— ¡Ya déjalo en paz! —Ordenó la ojiverde, tomó su libro de hechizos de la mesa de luz y lo abrió rápidamente, buscando un encantamiento. —Si al pecoso no soltarás, entonces en el suelo terminarás. —Recitó el hechizo para luego mover sus manos, entonces el descendiente de Jafar sintió como una energía oscura y extraña lo obligaba a bajar de la cama de forma violenta, por lo cual terminó en el suelo.

— ¿¡Qué haces!? ¿¡Ahora eres Janlos shipper!? ¡Creí que eras Jaylos shipper! —Se quejó el joven de cabello largo.

—No, soy Mevie shipper y eso es todo lo que importa. —Alardeó Mal, cerrando su libro de hechizos y colocándolo sobre su mesa de luz nuevamente.

—Gracias M. —Susurró el menor de los hijos de villanos antes de bajarse de la cama y correr hacia la puerta, se acomodó el cabello antes de abrirla. — ¡Hola Jane! —Saludó con alegría, mientras pestañeaba varias veces.

—Juro que te escribiré Jaylos en la frente mientras duermes. —Advirtió Jay, que seguía en el suelo, dirigiéndole una mirada desaprobatoria a la descendiente de la emperatriz del mal.

—Oh, ella no dormirá esta noche... —Replicó la princesa malvada. —Nunca duerme cuando está conmigo. —Presumió para luego guiñarle el ojo.

— ¿Viniste a buscar a algo, o a alguien? —Cuestionó el pecoso, mirando atentamente a la chica que se encontraba frente a él. — ¿Tal vez a mí? —Sugirió, acortando la distancia que los separaba. La mejor amiga de Lonnie lo observó atentamente.

—Sí, ¿sabes qué vine a buscar? —Murmuró ella, coqueta, mientras se le acercaba demasiado. —Tu dignidad, parece que la perdiste.

—Yo diría que la dejó en la isla. —Se burló la descendiente de Grimhilde, logrando que las tres chicas soltaran una carcajada. —Pasa, bonita, pasa. Carlos, mueve el trasero que no la dejas entrar.

 Pero el descendiente de Cruella no la escuchó debido a que estaba concentrado en la joven de ojos azules.

— ¿Eres sordo o idiota? —Inquirió la ojiverde, mirándolo. —Obedece. —Gruñó, acercándose y tomándolo del brazo para que se apartara, entonces la hija del hada madrina ingresó a la habitación y cerró la puerta.

— ¿Por qué Jay está en el suelo? —Preguntó la chica que estaba hechizada, que tenía demasiada curiosidad. — ¿Buscas algo?

—Sí, busco tu invitación... —Respondió el ladrón, observando a su alrededor, se arrastró por el suelo para mirar debajo de los muebles que estaban cerca de él; incluso observó debajo de la cama de Mal para ver si había algo pero todo lucía perfectamente ordenado ya que estaban en Auradon y no en la isla. Finalmente se rindió, entonces se sentó en el suelo con un semblante serio. —Oh, parece que nadie la ha traído así que vete por donde viniste. —Dijo, señalando la puerta.

— ¡Jay! —Lo regañó la chica de cabello azul para luego darle una patada, ella miró a Jane. — No le prestes atención, es así con todo el mundo. Cuando lo conoces como nosotros lo hacemos, es casi una persona decente. Casi. —Se excusó, sonriéndole falsamente. El descendiente de Jafar observó a ambas jóvenes de mala manera antes de incorporarse.

—Ahora que estamos todos aquí, podemos empezar. Bien, lo primero que hacemos es criticar a la pareja que ha terminado y luego a nuestros ex así que empecemos. —Habló la chica de cabello morado, sentándose en la cama. —Jane, fue muy malvado de tu parte haber expuesto a esa princesita primorosa así, ¡juntas podríamos destruir su vida!

— Sí, lo sé. —Susurró la pequeña hada que había sido influenciada por los descendientes de villanos. —Audrey me tenía harta y se lo merecía así que vi la oportunidad y la aproveché. —Añadió, sentándose junto a Mal.

— ¿Cómo te enteraste que ella lo estaba engañando con Chad? —Dudó la hija de la reina malvada, sentándose al lado izquierdo de su compañera de habitación y tomando su mano.

—Los encontré juntos en el baño de chicas, me amenazaron pero no me interesa lo que esos dos digan. —Explicó la joven de ojos azules para luego observar a la chica de cabello morado cuando se le ocurrió una idea.—Si quieres seguir arruinando su vida, entonces tienes la oportunidad perfecta: como en unas dos semanas será el día de la familia así que podemos planear algo si todos están de acuerdo. —Sugirió, encogiéndose de hombros.

— ¿Día de la familia? ¿Qué es eso? —Inquirió el chico de cabello largo, frunciendo su ceño. Carlos tomó la computadora que estaba en el escritorio de Evie y se sentó cerca de la cama en la que estaban sentadas las chicas, abrió el artefacto electrónico para ahora empezar a buscar en Google que demonios era eso.

—Es un día especial en el que todos los héroes y heroínas se reúnen con sus descendientes, cantan y disfrutan de un día en familia y les prestan más atención de la usual a sus hijos. —Explicó la mejor amiga de Lonnie.

—Suena muy aburrido y estúpido, ¡un día para celebrar a la familia! Que pérdida de tiempo. —Se quejó la princesa malvada, jugando con su cabello.

— ¿Les prestan más atención de la usual a sus hijos? —Repitió el pecoso. —Eso nunca nos pasó.

— ¿Jamás? —Dudó Jane, mirándolo algo sorprendida.

—No pero eso no es lo interesante. —Intervino el descendiente de Jafar, sentándose al lado de su mejor amigo y abrazándolo para luego dirigirle una mirada llena de odio a la pequeña hada. —O sea, ¡imaginen todas las cosas que podría robar en ese día cuando todos estén en ese evento!

— ¿Y por qué no arruinamos ese estúpido día sin hurtar nada y tomamos todo lo que queramos cuando dominemos el mundo? —Sugirió la ojiverde, sonriendo con malicia.

—Suenas tan igual a tu madre. —Dijo Evie, sintiendo orgullo por la chica que estaba a su lado.

—Lo sé, por eso vamos a poner a dormir a toda la familia de Audrey ¡por toda la eternidad! —Exclamó la última para luego soltar una carcajada malvada.

—M, ¿no crees que eso es demasiado? —Cuestionó De Vil. —Además Maléfica le hizo eso a Aurora y no creo que esté orgullosa de que copies sus acciones, en especial cuando te ha dicho siempre que quiere que seas peor.

— ¿Puedes callarte? —Gruñó la hija de la emperatriz del mal. —Haré lo que quiera, pero está bien, les ofreceré manzanas envenenadas. —Masculló, inmediatamente la princesa malvada le pellizcó el brazo.

— ¡Oye! —Se quejó la última. —Esa es mi idea de venganza, consíguete la tuya.

—No es tuya, es de tu madre. —Replicó el ladrón del grupo.

— ¡Chicos, chicos! —Intervino la descendiente de la directora de la escuela, logrando que los demás le prestaran atención. —Esas son ideas realmente malévolas pero yo estaba pensando en algo peor y más divertido.

— ¿Y crees que tú, que fuiste criada por un hada buena, vas a ser más cruel que nosotros que fuimos criados por villanos? —Preguntó Jay, alzando una ceja. —Que estupidez.

—No me subestimes. —Mencionó Jane para luego acomodar su cabello.

 Ella no lo sabía, pero haber comido una manzana entera repleta de maldad –en lugar de haberle dado tan solo un mordisco como Mal les había especificado a sus amigos cuando les estaba entregando aquellas frutas– la volvía demasiado peligrosa.

—Mi idea es que hagamos caer al reino, y sé que se estarán preguntando ¿cómo se supone que lo haremos? —Prosiguió la pequeña hada, mirándolos con seriedad. —Pues eso es sencillo: secuestraremos a Ben.

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