norman reedus
— ¡Normieeeee!
La ultima despampanante morena qué era la conquista de Norman apareció en la puerta de la cocina, rodé los ojos cuando vi que llevaba puesta una de las camisas de mi amigo.
—Lena... —Norman murmuró incomodo—, ¿sucede algo?
— ¡Claro! Me dejaste sola en la cama —formó un puchero. ¿No era demasiado mayor para hacer berrinches?
—Es qué ___________ llegó con noticias.
Lena rodó los ojos y se apoyó en el marco de la puerta para observarme con reprobación. En un mundo alternativo ella sería Regina George.
— ¿Qué clase de noticias? —preguntó.
—Unas qué tu cerebro no podría comprender —sonreí.
—Agradable, como siempre —sonrió.
Suspiré y volví a dirigir mi mirada hacía Norman el cual se encontraba concentrado en su café, mientras pretendía no oír lo que su adorable novia y yo hablábamos.
—Me tengo que ir. Tengo trabajo qué hacer.
— ¿Nos vemos en ese café qué hablamos? —dijo mientras me acompañaba a la entrada de su casa.
—Prométeme que no la traerás —dirigí una mirada hacía Lena.
—Lo prometo —rió y besó mi frente.
(* * *)
—No puedo creerlo Norman —dije con evidente molestia.
La fila para pagar el café era realmente larga y me daba el tiempo necesario para poder golpear a Norman de una manera lenta y dolorosa.
—No podía dejarla sola.
— ¿Tiene trauma de niñez? —pregunté.
—No. Pero ella prometió no hacer comentarios desagradables, y lo está cumpliendo.
—Era tarde de amigos.
—Ustedes deberían ser amigas.
—Amigas mis pelotas. Además siempre dices lo mismo de tus conquistas: ''____________, tú y Elena deberían ser amigas'' ''____________, tú y Cecilia deberían ser amigas'' ''____________, tú y Anabelle deberían ser amigas''
—Entendí el concepto.
—Qué sea tú amiga no significa que también tenga qué hacer amigas de ellas. Además cuando recién me llevo bien con alguna de ellas, rompen.
—Me rindo —él levantó las manos.
Reí, ¿por qué me era tan difícil aceptar las novias de Norman? No era por el hecho de que pensara que ninguna era digna de él porqué realmente pensaba todo lo contrario, Norman había sido mi amigo desde muchos años cuando nos conocimos por casualidad en Nueva York –mi perro se había lanzado sobre él- y nunca en todos esos años alguna de sus novias me había caído bien o alguno de mi novios le había caído bien a él.
—Te voy a extrañar —sonreí mientras dejaba una de mis manos sobre su hombro.
—Viena es demasiado lejos —murmuró.
—6,796 kilómetros aproximadamente.
Norman se quedó mirándome detenidamente.
—Son quince dólares.
Ambos nos sobresaltamos al oír al cajero.
(* * *)
—Entonces fue con ella —Lauren se encontraba acostada sobre mi cama.
—Sip, fue con la copia barata de Regina George... ¿puedes creerlo Cohan? —respondí indignada—, era salida de amigos y llevó a esa idiota qué se las da de inteligente pero con suerte sabe hacer un pan y estoy segura que se le quema en el proceso.
— ¿Estoy oyendo celos? —mi amiga rió.
— ¡Claro que no! Es Norman mi mejor amigo desd-
—Desde siempre, lo sé —Lauren se sentó en la cama para observarme—. Pero dime, ¿realmente ves a Norman como uno?
—Sí.
—Ustedes nunca aprueban la pareja del otro y siempre qué encuentran una pareja nueva se ven más disgustados qué felices. Unir los cabos no requiere mucha ciencia —se encogió de hombros.
—No me gusta Norman, claro que no —negué—. Él es buena persona, es un hombre bastante atractivo, ni decir de su espontaneidad o de sus gustos aunque algunas veces son bastante extraños; pero es Norman y yo amo a Norman tal y como es —paré un momento—. Amo a Norman. Oh dios Lauren —me levanté—, amo a Norman.
—Y por fin te das cuenta —rodó los ojos y volvió a acostarse.
—P-Pero tiene novia y yo me iré en dos días... Lauren no puedo decírselo.
— ¡¿Qué?! ¡Claro que le dirás!
—No, y tienes que prometerme que tú tampoco lo harás.
—No haré eso.
—Lauren...
—Bien, prometo no contarle nada a Norman.
—Bien —suspiré.
—Pero si fuera tú, le diría.
—Pero no eres yo —sonreí.
(* * *)
— ¿Norman no vendrá? —Lauren preguntó mientras estaba atenta al tablero de los vuelos.
—No lo sé —me encogí de hombros—. Ese es mi vuelo.
—Tienes que embarcar en un par de minutos...
—Estoy a una video llamada de distancia —sonreí.
—No quiero qué te vayas, eres mi mejor amiga, mi bebé —apretó mis mejillas mientras reía.
—A veces eres tan adorable —reí mientras alejaba sus manos de mis mejillas.
La voz de un hombre sonó a través del altavoz llamando a qué los pasajeros subieran al vuelo –el cual yo formaba parte-.
—Creo que es hora —Lauren suspiró y me abrazó con fuerza.
—Prométeme qué mi habitación seguirá ahí cuando vuelva.
—Bueno... —golpeé su hombro y ella rió—, lo prometo.
Me despedí por última vez y comencé a caminar hacía la puerta de embarqué. Tenía la leve esperanza de qué Norman estaría ahí para despedirse.
Apenas me senté en el asiento que me correspondía mi teléfono comenzó a sonar.
—¿__________? —la voz de Norman llegó a mi oídos y el solo oírla mi corazón se comenzó a acelerar—. Oh dios __________, dime por favor que no te fuiste.
—Estoy en el avión ¿sucedió algo?
—Y-Yo, sí. ____________ no creo que deberías irte.
— ¿Qué? ¿De qué hablas Norman?
—Hay cosas que nosotros deberíamos solucionar.
—Norman podríamos hablarlo cuando llegue allá.
—No ____________, es en serio ur-
El piloto comenzó a hablar lo típico y luego pidió qué los teléfonos fueran apagados.
—Norman tengo que apagar el celular, te llamó cuando llegue.
—No ___________ en-
Corte la llamada mientras me acomodaba para un largo viaje.
(* * *)
—Me corto —murmuré cabizbajo.
—Oh vamos amigo —Jeffrey palmeó mi hombro.
—Te dije que nos viniéramos antes —Andy rodó los ojos para luego observarme con reprobación.
—Compra un pasaje a Viena —Lauren sonrió.
—No tengo nada para llevar.
—Tienes tu tarjeta de crédito, eso es lo más importante —Andy dijo como si fuera obvio.
—Toma —Jeffrey me pasó su chaqueta—, creo que en Viena hace frío.
— ¿Están seguros de qué funcionará?
—Si... —los tres respondieron como si fuera obvio.
—Bien —asentí con determinación.
Me senté donde la azafata me indico y me acomodé para un largo viaje.
(* * *)
—No la encuentro —hablé.
—Norman, ella aún está en el aeropuerto ve a buscarla —Lauren habló.
—El aeropuerto es gigante Lauren.
—En la sección de los taxis amigo —oí la voz de Jeffrey.
—Entendido.
(* * *)
—Quiero-ir-a-esta-dirección —traté de qué uno de los taxistas entendiera.
—Ich spreche kein englisch.
— ¿Me estás insultando?
¿Por qué no había aprendido alemán? Suspiré mientras me dirigía hacia otro taxista.
—¡_____________!
Me volteé para encontrarme a un Norman –bastante desaliñado- corriendo en mi dirección.
— ¿Qué haces aquí?
—Qué bueno verte Norman, no pensé vente por aquí Norman, no sabes cuánto te amo Norman —rodó los ojos—, pero qué recibimiento.
— ¿Qué haces aquí? —volví a repetir.
—Tuve qué esperar que alguien más me dijera algo qué era bastante obvio —suspiró—. Ayer antes de qué te fuera, Jeffrey y Andy fueron a mi casa para conversar, la conversación tomo otro rumbo y mientras hablábamos de ti me di cuenta de algo obvio —rió sin gracia—, me gustas desde qué tu perro se lanzó sobre mí y en vez de disculparte te reíste de mí en mi cara; me gustas desde qué te invite ese café por primera vez; me gustas desde esa vez que me obligaste a hacer ese maratón de friends; me gustas desde el inicio ___________ y tuve que viajar todas esas malditas horas para poder decírtelo...
Me quedé en silencio observándolo.
—Este es el momento donde deberías saltar y decirme qué también me amas —murmuró.
Reí y me acerqué corriendo para besarlo, Norman tomo mis piernas y yo las coloque alrededor de su cintura.
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