Daryl Dixon.
El sonido de la ramas quebrándose sonaba cada vez que dábamos un paso en el bosque, la comida para la prisión estaba escaseando un poco así que decidimos ir a cazar un animal. Daryl se encontraba unos pasos más adelante que yo atento a cualquier ruido.
El cazador y yo teníamos un tipo de "relación" ambos aprovechábamos de que estábamos solteros y cada vez que nos tocaba hacer guardia pasaba algo más que vigilar, la mayoría de los habitantes de la prisión lo sabían, sobre todo Maggie la cual era mi confidente, además de ser la única que estaba al tanto de los sentimientos que habían crecido hacia Dixon.
—Daryl creo que ahí hay algo. —Murmuré y apunté hacia un costado.
Dixon asintió y me miro con una leve sonrisa. Apunto con la ballesta y en menos de diez segundos ya teníamos comida para llevar.
—Bien hecho.
Él cargo el ciervo y comenzamos a caminar devuelta, su cara sería me llamaba la atención. ¿Acaso alguien puede ser siempre así de serio?
—¿Siempre eres así de serio o puedes reírte?
—¿Te importa? —Me miro con una ceja alzada.
—Claro que me importa, alguien no puede tener esa cara todos los días de su vida.
—Mírame, si puedo. —Dijo sin voltearse.
—¿Si te cuento chistes lograre hacerte reír? —Lo oí gruñir y bufé.
Y comencé a contarle los mejores chistes que recordaba, pero a lo único que hacia reír era a mi misma.
—No puedo creerlo Daryl, en serio.
—Deja de esforzarte ________, no lo lograrás.
—Daryl...
—¿Qué?
—¿Quieres ser mi novio? —Por primera vez en la vida escuche reír a Daryl.
—¿Me estas pidiendo ser tu novio? —Para su andar para voltear a verme con una leve sonrisa y la ceja alzada.
—Así es, soy una mujer que sabe lo que quiere. Y te quiero a ti. ¿Quieres ser mi novio?
—No esperaba esa petición.
—Pero si quieres ser mi novio.
—Bastante confiada. Pero si, creo que me gustaría.
—Y así es como hacemos reír a Daryl Dixon señores. —Sonreí y avancé pasando por un lado de él.
—¿Todo fue una maldita broma?
Me voltee con una sonrisa y Daryl se encontraba parado mirándome con sorpresa. Reí ante su expresión.
—Ven aquí idiota. —Él se acercó y lo besé con una sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro