VII. Humedad Enmudecida (ii)
PARTE II
ㅤㅤAl principio había mucho silencio entre ambos. Y Jung Kook nunca fue especialmente tímido, pero fue difícil buscar un tema de conversación que no dejara a la vista su inmensa admiración. ¿No estaría cansado Kim de los admiradores? Lo supo desde que su tono resultó cansino y hastiado al pensar que era uno más de tantos. Así que se tragó sus preguntas, esforzándose por ver al violinista como una persona ordinaria, como un caballero que podría encontrarse un día en medio de la calle y con quien pudiese entablar una aburrida y rutinaria conversación sobre el clima. El clima... Sí, esa era una idea segura, ¿no?
ㅤㅤ—La mañana es preciosa. Adoro cuando el cielo recién comienza a cambiar de color —exclamó Jeon de la manera más sincera posible.
ㅤㅤTae Hyung asintió en consecuencia, tratando de pensar cuándo fue la última vez que vio el amanecer tan reciente, pues se había pasado los últimos años de su vida, renegando del amanecer y de la luz del alba. Prefería dormir para no pensar; sin importar que al anochecer, la vida le arrebatara el sueño como castigo. En una mañana tan reciente y tan temprana, los aromas parecían diferentes. La vida parecía diferente a esa en la que se levantaba aún más cansado que el día anterior. No podía creer que estuviese pensando en...
ㅤㅤ—Sí, es preciosa —musitó con ligereza.
ㅤㅤSi respira con profundidad, los pulmones se le hinchan y todo dentro de su pecho queda tan frío, que se siente ligeramente renovado. Y aunque no puede decir que los males han desaparecido, el panorama parecía ser diferente... Mejor, mucho mejor.
ㅤㅤAhora, antes de continuar, deberíamos recordar que Jeon no es precisamente el hombre con más tacto sobre la tierra. No le gustaban los rodeos, la mayoría del tiempo era tajante y definitivo, rasgo en su personalidad que de vez en cuando adjudica a la rigurosa educación que le ha impartido su hermano mayor. Y eso lo convierte en alguien incapaz de olvidar, incapaz de volver la mirada e ignorar todo lo que considera en verdad importante. Y en aquel momento, no había nada más importante que su más grande fuente de inspiración, —y la insistencia que tenía en desaparecer—.
ㅤㅤSe volvió casi imposible pensar en esa realidad sin que el corazón se le acelerara a galope tendido; y entonces podría jurar que estaba más aterrado que cuando los rayos dominaban los cielos. ¿Qué exactamente le hacía tener las emociones tan revueltas y tan definitivas? Jeon lo sabía con exactitud, no podría hacer nada en contra de sus pensamientos, porque no le conocía, y aún si le conociera... No. Había experimentado en carne propia lo que era tener a un ser querido enfermo de melancolía. Sabía que era realmente difícil, y que no importara cuánto entregara de sí mismo, si esa persona no podía superar a sus propios fantasmas... Todo terminaría mal.
ㅤㅤSus manos comenzaron a temblar. ¿Qué se supone que debería hacer?, ¿dejarlo a su suerte?; La idea de huir se cruzó por su mente. La idea de encerrarse en su camarote de nuevo, encerrarse en esa vida que tampoco era lo que realmente quería y pretender que no había pasado nada. Pero aún si la parte aterrada de su corazón quiere huir, su cuerpo no responde. Sus pensamientos no reaccionan, no se alejan sino que, por el contrario a lo que le dicta la razón, se queda cerca pensando en la posibilidad en que de verdad puede hacer algo por el músico.
ㅤㅤSí podía. Claro que podía. Solo necesitaba saber que había algo dentro de Tae Hyung que le dijera que pondría de su propio empeño. Y entonces ignoraría todas las alarmas que se encienden en su mente, quedándose a su lado hasta que Tae Hyung pueda andar por el mundo, viendo el amanecer sin que nadie tenga que chantajearlo ni negociar con él; entonces Jung Kook podría estar tranquilo. Por lo pronto, demostraría que podía ayudar de la manera correcta. Después de todo... Min Jung Kook siempre era el mejor cuando se trataba de negocios, ¿no es así?
ㅤㅤApoyó la mejilla en la mano izquierda, lamentándose de que ese incómodo pantalón lo le dejara doblar las piernas por completo. Se había sacado los zapatos y no encontró las ganas de ponérselos de nuevo por ningún lado, lo hacía sentir más libre, menos caótico que en las reuniones públicas en donde la etiqueta era más como un plato fuerte que como un aperitivo de gusto opcional. Lo observó, sin siquiera esperar a que dijera una palabra; Cualquiera que no conociera a Jeon Jung Kook, diría que estaba enojado, por la mirada filosa que se le escapaba de tanto en tanto; y Tae Hyung quizá pudo sentirse intimidado por ella, de no ser porque sabía que aquel brillo en sus orbes no se trataba del descontento sino del cansancio.
ㅤㅤ—¿Observarme la cara es tan entretenido, Jeon? —Lo escuchó preguntar a través del siseo del viento.
ㅤㅤ—Si le respondo que sí, ¿qué hará al respecto? —musitó Jeon, sin afán de ser descortés. Por el contrario, en sus enormes ojos se albergaba una inocencia casi increíble. De haber podido leer sus pensamientos, Tae Hyung se habría percatado de que ese tono se debía a la extrema curiosidad que sentía por él. El músico dio unos golpecitos a la punta de su nariz con el dorso de su mano. La respuesta lo había puesto nervioso en un santiamén y no pudo explicarse completamente la razón.
ㅤㅤO quizá sí la sabía. Jeon era, a primera vista, un muchachito de clase alta, de ademanes cuidados y modales excepcionales. Se notaba por el tono en que hablaba, jamás levantando demasiado la voz, como si supiera que cada una de sus palabras tuviesen el mismo valor del oro que seguro guardaba en sus bancos y sus cajas fuertes. No, no era lo que llamarían —a manera de ofensas—, "nuevo rico". Sino que parecía haber nacido en una cuna noble.
ㅤㅤ—S- supongo que no puedo hacer nada... —respondió raudo. Las gaviotas alrededor les dijeron que había tierra cerca. Quizá todavía estaban cerca de la Península Ibérica. Tae Hyung se recriminó al momento en que su voz salió dubitativa de su garganta.
ㅤㅤ—No trato de incomodarle, Sir Kim. Pero me ha pedido que no me vaya, supongo que tiene algo que decirme, ¿no es así?; De otra manera no me explico por qué sigue sentado en el suelo, ensuciando su atuendo.
ㅤㅤ
ㅤㅤ—¿Si le pido una disculpa sincera, podría usted perdonarme por haber causado su malestar de anoche?
ㅤㅤJeon abrió la boca muy ligeramente, casi como si sus palabras no quisieran salir de su garganta.
ㅤㅤ—Usted no es responsable de mi malestar, sir Kim. ¿Qué le hace pensar eso? —preguntó con una inmensa sorpresa.
ㅤㅤ—Quizá fue muy impresionante para un hombre tan joven como usted, el...
ㅤㅤ—Le temo a los rayos, Sir Kim. Y muy a pesar en que no estoy para nada de acuerdo con lo que planeaba hacer, mi situación particular de enfermedades en nada tiene que ver con usted o con su toma de decisiones. ¿Me entiende? —Kim asintió, anonadado por la firmeza con la que salían sus palabras cuando no estaba luchando por respirar. Tenía la mirada fresca, y cuando hablaba, parecía casi un rey que da mandatos, muy a pesar de que sus palabras no podrían ser más amables—. Sin embargo, en calidad de admirador, no puedo dejar pasar la oportunidad de hacerle saber, que como una persona que no le conoce pero le aprecia le aconsejaría... arriesgándome a que después quiera darme un golpe en la cara por entrometido, que buscase ayuda en algún lado para que no desespere e intente acabar con su vida.
ㅤㅤTae Hyung parpadeó sin saber que tenía los ojos muy abiertos. Levantó las cejas del asombro y después soltó una sonrisa fugaz al procesar sus palabras, anonadado por la manera en la que soltaba su discurso sin siquiera darse un tiempo para respirar.
ㅤㅤ—¿Cree usted que quiero golpearlo? —alcanzó a preguntar, desesperado por no quedar como un tonto.
ㅤㅤ—¿No es así? —preguntó Jeon—; Me han amenazado un par de veces. Por entrometido —confesó, mientras con una ligera pena, desviaba solo un poco la mirada hacia los barandales del barco—. Por supuesto que no entiendo sus razones, si no me gusta meterme en problemas ajenos —exclamó con notable humor, contagiado por la hermosa sonrisa del músico que, entre dientes derechitos y muy blancos, dejaban a relucir un semblante que en nada tenía que ver con el músico al que se empeñaban en llamar, "El violinista de la Muerte"; aquel que era la comidilla de las salas de chismes. Aquel que era alabado por sus habilidades artísticas casi divinas, y repudiado en su calidad de humano.
ㅤㅤ» No entiendo que lo orilló, Sir Kim. Pero algo en mi instinto me dice que usted no quiere hacer eso —La sonrisa del músico desapareció con justa razón—. Parece... tener muchas cosas pululando en la mente.
ㅤㅤ—Se te da bien sacarle información a la gente.
ㅤㅤ—Mi trabajo es detectar a los estafadores y a los mentirosos —dijo, pensando en la manera en la que ha quitado del camino de su hermano mayor a un par de estafadores. Porque Yoon Gi era demasiado dadivoso y entusiasta. Y si Jeon no iba a poder con las reuniones sociales, al menos se encargaría de advertir a su bonachón hermano de cuándo hay aves carroñeras esperando alimentarse a su costa—. Ha cumplido su promesa y se ha quedado toda la noche tocando para mí, por lo que ahora sé que no es un estafador. Pero un mentiroso... para corroborar que no es uno, necesito más pruebas.
ㅤㅤ—¿Ah, sí? —indagó Tae Hyung con el ceño fruncido—. ¿Y en qué le he mentido exactamente, Jeon?
ㅤㅤ—Sus acciones me hicieron pensar que quería morir. Pero el sonido de su violín me dijo que eso era mentira.
ㅤㅤ—Qué manera tan infantil de pensar, Jeon... ¿Ahora también habla con los instrumentos?
ㅤㅤ—No yo a ellos, ellos a mí.
ㅤㅤ—¿Es usted músico?
ㅤㅤ—Para mi desgracia, no.
ㅤㅤ—Eso lo explica —señaló con desdén—. Solo dice disparates en cuanto a la música. Lo que le repiten los pedantes a su alrededor, sobre lo que tienen que ser y sobre lo que tiene que sentir respecto a ella. Apuesto a que es usted un verdadero apasionado. —La ironía en esas últimas palabras le supieron a Jung Kook ofensivas.
ㅤㅤ—No hay necesidad de ser tan grosero —se quejó Jeon—, respete mi ignorancia, y la de todos los que admiramos a los músicos como usted. Que por eso es que vamos a sus presentaciones y disfrutamos. ¿No es ese el punto de la música?, ¿el de compartir?
ㅤㅤ—Está seguro de que el sonido le hizo pensar en que no quiero morir, ¿pues sabe qué, Jeon? Le mintió. Sí que me quiero morir. Y la única razón por la que no lo hice, es porque mis deseos no me quitan lo cobarde.
ㅤㅤ—Es usted un hombre muy descarado.
ㅤㅤ—Y usted uno muy entrometido.
ㅤㅤ Un ligero silencio y fue suficiente para que el oleaje llenará el espacio entre ambas frustraciones. Jung Kook tenía el ceño fruncido para entonces, hasta cierto punto, entristecido por las circunstancias.
ㅤㅤ—¿Qué lo ha lastimado tanto, Sir Kim? —preguntó con cautela.
ㅤㅤSir Kim Tae Hyung volvió la mirada con tal rabia alojada en los orbes, que parecía que la tormenta se había atorado en ella en lugar de desaparecer.
ㅤㅤ—Esa muerte de la que me proclaman cómplice —respondió sin pensar realmente en sus palabras—. Esa misma malnacida. Que no me lleva con ella, pero que sí se lleva a todos los que amo. Me arrebata de mis anhelos y me ata a la tierra para vivir de malditos recuerdos. Soy un fantasma, Jeon, porque hace mucho tiempo que ya no puedo llamarle a esto vida.
ㅤㅤ—No le entiendo... —admitió el muchacho.
ㅤㅤ—Mire esto —exclamó el músico al tiempo en que extendía su palma tan cerca del rostro de Jeon, que este tuvo que hacerse para atrás un poco. Tenía sus manos tan de cerca, con los callos de la mano izquierda en las yemas de sus dedos, dedos largos y delgados, sacudidos de carnes si le preguntaban, la piel era morena, pero al mismo tiempo paliducha, como si no recibiera suficiente sol. Esas manos que habían causado caos y regocijo en media Europa con su firmeza y destreza estaban... Temblando—. Cada vez que alguien cercano se va, tiemblan más y duelen, duelen muchísimo, no tiene usted idea de cuánto.
ㅤㅤ—¿Qué? —preguntó de la sorpresa, incapaz de creer lo que le estaba diciendo.
ㅤㅤ—Antes los dolores desaparecían mientras estuviese tocando, pero cada vez es menos efectivo.
ㅤㅤ—Sir Kim...
ㅤㅤ—¿Y sabe por qué estoy teniendo este castigo? —preguntó con la voz de un desamparado, de un desesperado—. Porque no pude tener la maldita boca cerrada. Porque no pude cerrar los ojos y ver cómo mi propia hija moría revolcándose de dolor en su pequeña cama. Y no me arrepiento, le juro que no me arrepiento. Pero ya no lo soporto.
ㅤㅤ—Oh... dios —suspiró Jeon con esfuerzo—. ¿Está hablando en serio?, ¿en verdad recurrió al demonio?
ㅤㅤTae Hyung no se atrevió a levantar la mirada.
ㅤㅤ—Le pedí a Dios que la curara y no lo hizo. Le pedí que la llevara consigo para frenar su dolor... Y tampoco lo hizo —confesó. Al inicio, paseó la los ojos, dudoso en si debía seguir hablando. Pero cuando conectaba con tan amable interlocutor, aquellos ojos cafés no estaban juzgándole, no estaban formando historias para difamarle, ni ignoraban sus malestares para darse la vuelta y después redactar su propia narrativa, añadiendo tantos elementos fantásticos se les atojaran—. La noche en que fui incapaz de seguir escuchando sus gritos —continuó, un poco dudoso—, fui hasta las profundidades del cementerio familiar y le pedí al demonio que parara sus dolores. Que ella ascendiera al cielo como un ángel... A cambio de tenerme a mí como esclavo. —Jung Kook se mantuvo absorto ante tal confesión, incapaz de saber qué sentir respecto a ella y respecto a las decisiones del hombre; pero fue bueno en sus expresiones, porque al ver que no había espanto en él, Tae Hyung se animó a continuar—: Y al día siguiente, un sirviente me encontró durmiendo en medio de las tierras del camposanto. Mi hija había muerto. Me dijeron que se fue sin dolor que, en medio de la noche, justo antes de las campanadas que anuncian la medianoche, mi niña paró de llorar, y se sumió en el sueño más plácido y reconfortante que alguna vez vieron. Me acerqué a sus aposentos, y Jung Kook, le juro que parecía un ángel dormido. En su rostro no había el dolor con el que cargaba en vida... Nunca me había sentido tan... aliviado.
ㅤㅤEl músico escupió sus malestares, casi como si hubiese esperado toda la vida para poder hacerlo. Lo observó tragar saliva, y respirar un poco más rápido. También lo vio tomar su mano izquierda de nuevo, y esconderla tímidamente tras su espalda. Estaba desesperado.
ㅤㅤ—Entonces... Aquello que dicen de su excomulgación...
ㅤㅤ—Todavía no ha sucedido —respondió con dureza—. Pero dudo que se tarden demasiado. De cualquier forma —se excusó mientras respiraba profundo, preocupado quizá por el temblor de sus manos—, no podría importarme menos, ni tampoco puedo culparlos. No cuando todo lo que sale de ese maldito violín es indiscutiblemente perverso.
ㅤㅤ—¿La música le parece a usted perversa? —dijo, sin ánimos de opinar algo incorrecto acerca de sus decisiones. Para un joven que fue criado para creer en la racionalidad al cien por ciento, era bastante difícil creer en los castigos de un ser como el demonio. Y tanto como no creía en los castigos del demonio, así le resultaba difícil creer en las recompensas del creador.
ㅤㅤ—¿Y cómo no, si en verdad lo es? Arrebata todo de ti —aseguró el músico, casi con ofensa—. No existe la intimidad estando allá arriba. No existen los secretos porque todo cuanto quieras resguardar, lo escupen las cuerdas como si del vómito nauseabundo de un ebrio se tratase. Esa es la razón por la que usted está aquí. Porque ha escuchado en mi música cuán muerto y cuán desdichado me siento.
ㅤㅤ—Estoy aquí porque temo a los rayos, Sir Kim, se lo repito para que no lo olvide. Y porque deseo estarlo que esa es la parte más importante y la que con mayor ímpetu debería usted recordar —repuso Jung Kook.
ㅤㅤ—Está aquí por lástima.
ㅤㅤY si bien soltó esas palabras, se recriminó al instante al pensar que quizá estaba hablando demasiado. El cambio en el rostro del jovencito le hizo saber que se había pasado bastante con sus palabras, porque de los ojos grandes y expectantes, solo quedaron las cejas fuertes y rectas, a la par de una fina línea en sus labios que le hicieron saber que no estaba en especial encantado con sus palabras.
ㅤㅤ—¡Qué puede usted saber! —respondió Jung Kook, ahora en verdad ofendido—; No me conoce en lo más mínimo. ¿Cree usted que soy alguna especie de programa de beneficencia?; por favor, Sir Kim, le ruego no me insulte de manera tan descarada. Le estoy diciendo que si estoy aquí, es por mi más pura e íntegra voluntad.
ㅤㅤ—Lo siento, no ha sido mi intención insultarle —se excusó. Ya sin ganas de seguir arruinando la plática con sus palabras.
ㅤㅤ—No me imagino el cómo me trataría si acaso tuviese la intención —Jung Kook se levantó de inmediato, tomando la seda sobre sus hombros y tirándola a través de la puerta del camarote, dispuesto a ir en busca de su hermano. Cerró su habitación con firmeza, sin llegar a azotar los goznes realmente, pero por el peso del aire, Tae Hyung supo que estaba en verdad disgustado.
ㅤㅤ—No soy bueno hablando, Jeon —se excusó, poniéndose de pie casi al instante—. Me disculpo de antemano si alguna de mis palabras parece ofenderle. Hace tiempo que no tengo... Hace tiempo que no tengo el placer de convivir con amigos.
ㅤㅤEl joven Jeon pareció desviar la mirada con ojos amables pero cautelosos alrededor del barco. Mordió la parte interna de su mejilla por un instante y tomó una gran bocanada de aire para obligarse a guardar la compostura.
ㅤㅤ—Ignoraré sus ofensas, Sir Kim —dijo Jeon, después de lo que pareció una eternidad para Kim—. Con un par de condiciones de por medio, por supuesto —exclamó al final, sin ganas de mirarle a la cara por el momento.
ㅤㅤ—¿Y cuáles serían estas condiciones?
ㅤㅤPasearon durante unos minutos cerca del estacionamiento para coches. El sol no terminaba de asomarse todavía. El violinista había tomado su instrumento y después de guardarlo en el estuche, trató de convencerse a cada segundo siguiente en que su falla no había sido la gran cosa. Que no se estaba rindiendo por cobarde, sino por valiente, como decía Jung Kook.
ㅤㅤ—Entonces... ¿Es cierto que toca desde los seis años?
ㅤㅤVagaron sin rumbo, en tanto observaron cómo la vida del barco retomaba su rutina poco a poco. Un tiempo después del alba, los niños comenzaban a correr en todas direcciones. Había nanas y cuidadores que les vigilaban, pero ninguna orden que les dieran podía acallar sus sonrisas. Había caballeros en las orillas, tomando aire fresco y mujeres en las banquetas observando el mar y el cielo. De tanto en tanto, una bandada de gaviotas surcaba a través de las nubes, y eso hacía pensar a Jung Kook si acaso había tierra firme próximamente.
ㅤㅤ—No hay mentira más grande que esa —aseguró Kim con una inmediatez abrumadora—. Mi padre, en paz descanse, tocó el violín toda su vida. Pero no me enseñó hasta la entrada edad de diez años. Y eso solo porque se lo pedí... Era un hombre muy gentil.
ㅤㅤ—¿En verdad?! En los boletines reducen un año en cada ocasión —señaló Jeon, mientras se aproximaba hacia la parte designada para la clase media en el barco. Lo cierto es que la vida parecía más cómoda allí.
ㅤㅤ—No entiendo la urgencia que tienen los medios en modificar las biografías de los que consideran virtuosos. La edad no significa nada, Jeon. He conocido chicos que inician a los cuatro, y a los doce lo dejan porque simplemente la música no forma parte de sus gustos, o de lo que disfrutan hacer. Y mire que no hablo de talento, he escuchado niños con nulo talento, pero con tantas agallas para equivocarse y no sentirse mal por ello, que incluso se daría la idea de que podrían llegar a algún lado con solo su coraje como herramienta... —afirmó con tal convencimiento que Jung Kook no tuvo nada que decir en contra de su pensamiento, limitado a asentir, entendiendo que Tae Hyung era mucho más que solo un violinista de exhibición—. Pero basta por favor. Lleva toda la mañana haciéndome preguntas, comienzo a sentirme incómodo. Ahora usted.
ㅤㅤNunca una caminata tan lenta le había resultado placentera a un chico tan activo e inquieto como Jung Kook.
ㅤㅤ—Dudo mucho que mi vida resulte más interesante que la suya... —exclamó, sin intenciones de fingir modestia—, pero está bien. Pregunte lo que le plazca.
ㅤㅤSir Kim no cedió ante los rodeos.
ㅤㅤ—¿Qué hace un hombre que le teme a las tormentas en un transatlántico en estas épocas del año?
ㅤㅤY Jeon rio ante la acusación.
ㅤㅤ—Hey..., mis miedos no me impiden disfrutar de un buen viaje, si eso es lo que está pensando. —Una ráfaga de aire revolvió los cabellos achocolatados de Jeon, que a la luz del día, parecían tener tintes casi rojizos. Entonces se percató en que tenía un tono de piel bastante claro, a comparación de su propia piel, y sobre todo, a comparación de las manchitas regadas en sus propias mejillas a manera de pecas sutiles.
ㅤㅤ—Responda, Jung Kook.
ㅤㅤJeon pareció dudar por un segundo. Sin embargo, después de soltar un gran suspiro... Exclamó:
ㅤㅤ—Negocios. Mis padres nos dejaron a mi hermano y a mí una gran empresa, un dolor de cabeza si me lo pregunta —susurró en total complicidad—. El astillero que construyó el barco en donde estamos parados es un ejemplo de lo que hacemos. Y no es que lo apruebe, pero... Para hacer cualquier movimiento mercantil, el testamento dice que se necesitan nuestras dos firmas, ya sabe lo molesta que resulta la burocracia. Si no hacemos las cosas como la industria espera, mi hermano y yo corremos el riesgo de perder a los inversionistas que confiaron en las capacidades de nuestros padres y... —Se abstuvo de agregar que era en verdad infeliz con tales obligaciones en su espalda y que todo en aquel navío lo ponía nervioso. Pero no dudó que Sir Kim ya lo supiese—. Mi hermano es buenísimo —añadió con un poco más de ánimo—, y no dudo en que pueda hacerlo todo solo, pero el papel me obliga a permanecer a su lado.
ㅤㅤ—Suena como que tiene una vida acomodada para mí.
ㅤㅤ—Su vida como el gran violinista Kim Tae Hyung también suena acomodada y aún así... —Al tiempo en que terminaría de soltar su oración, se dio cuenta de lo que estaba diciendo—. Lo siento. No he querido sonar irrespetuoso; aunque no esté de acuerdo con su forma de lidiar con él, como le comenté en la mañana, entiendo y respeto su dolor.
ㅤㅤ—Bien, tiene un punto, Jung Kook. Lamento haber hecho suposiciones sobre usted —Asintió, dispuesto a olvidar cualquier percance que pudiese colocarle como a un hombre descortés, con la esperanza de que Jeon pudiera ignorar las circunstancias tan incómodas de su primer encuentro. Vio calma en su rostro; calma que, de alguna manera, resultaba contagiosa cuando la suave voz de Jeon sonaba como un lugar firme en el cual confiar para ponerse de pie. Estaba acostumbrado al caos, al terror, a la preocupación que ocasionaba en sus cercanos, y a la manera tan controladora con la que todos parecían tratarle (ya fuera por su bienestar o no). Jeon por el contrario, le dejaba su espacio. Le dejaba hablar y no parecía escandalizarse cuando le contaba su historia, y lo que esa historia ocasionaba a manera de estragos aún a días presentes.
ㅤㅤ¿Sería prudente pensar que era en extremo cómodo hablar con el joven Jeon?, ¿sería realista decir que se había estado ahogando y un desconocido fue capaz de darle un respiro mientras se ahogaba en medio del océano? A saber de prudencias, Tae Hyung no se considera especialmente un hombre prudente, pero está convencido de que si de algo le ha servido este fortuito encuentro en una noche de tormenta, ha sido para respirar todo lo que no había respirado en una vida entera (o al menos en los últimos cinco años, que para un hombre deprimido era casi lo mismo).
ㅤㅤA lo lejos, un centelleante vestido rojo llama la atención de Tae Hyung, y la cabellera rubia del niño que lo acompaña, lo hacen sentir como a un criminal que ha sido descubierto.
ㅤㅤ—¡Kim Tae Hyung! —exclama tan distinguida dama en un mascullo que no puede ser atribuido a otro que no sea al enfado y la preocupación entremezcladas.
ㅤㅤ—Madame M...
ㅤㅤ—¡A callar! —profirió, presa de la rabia—, ¡no quiero escuchar una sola palabra de tu boca!, ¡no!, ¡mejor dime en donde te habías metido!, ¡no me digas! —se contradijo al instante—, ¡si dices una sola palabra, te golpearé!, estábamos tan...
ㅤㅤ—Estábamos muy preocupados por usted, maestro —exclamó Seok Jin si bien tuvo la oportunidad de alcanzar a los dos que salieron corriendo de la cabina de mando, como balas disparadas por un revólver—. Ji Min no ha parado de llorar en toda la noche.
ㅤㅤ—¡Eso no es cierto! —se defendió el pequeño, mientras aprovechaba la oportunidad para rodear la cintura de su maestro con sus brazos, sin intenciones de soltarlo de nuevo—, es que Seok Jin no dejaba de regañarme y... ¡Perdón por dejarlo solo, maestro, no ha sido mi intención! —dijo, enterrando su rostro en el estómago de su maestro, mientras trataba de disimular las lágrimas que se habían arremolinado en sus mejillas regordetas. Las pequeñas fuerzas del muchachito hicieron sentir un poco mal a Kim. Las miradas suplicantes de Seok Jin y Madame se clavaron en él. Los había asustado por nada.
ㅤㅤ—Lamento haberles causado tantos problemas. Estoy bien —se apresuró en añadir—. No vi cuándo pasó la hora. Fue una noche hermosa —dijo sin despegar la mirada del joven Jeon, quien había optado por mantenerse al lado sin intervenir en lo más mínimo, quizá aliviado de ver que el hombre no estaba tan solo como aparentaba—. Solo quería observarla un poco.
ㅤㅤ—Pero qué cosas dice, maestro —intervino Ji Min—. Hubo tormenta toda la noch...
ㅤㅤ—Lo que importa es que están todos a salvo y que ya podemos... —Seok Jin reparó en el jovencito al lado de su maestro—. ¿Usted es? —preguntó entonces con cautela.
ㅤㅤ—Un amigo de Sir Kim —respondió casi al instante—. Recién nos conocimos hace unas horas y hemos estado charlando amenamente desde entonces.
ㅤㅤSeok Jin musitó un «ya veo» tan bajito, que de no tener tan buen oído, Jeon no lo habría escuchado.
ㅤㅤ—De antemano le ofrezco una disculpa por los problemas que haya podido causar mi maestro —Apresuró el representante en excusar. Y antes de que Jung Kook pudiera exclamar que no eran necesarias las disculpas ni las reverencias...
ㅤㅤ—¡Jung Kook, ¿en dónde has estado?! — exclamó Yoon Gi si bien lo vio desde la lejanía, el aliento se le escapaba con cada palabra y por más deportista que haya sido su hermano en el pasado, la carrera que dio lo había dejado sin energías—. Te fui a buscar al camarote esta mañana y lo encontré vacío, ¡creí que algo te había ocurrido! —Lo cierto es que había comenzado a correr buscándolo cuando entró a la habitación y vio el desastre de sábanas en ella. Y aunque la culpa por haber invertido toda la noche con sus socios carcomía en sus carnes, apenas tuvo la oportunidad, escapó para verificar cómo se encontraba su hermanito después de la tormenta—. Tenemos buenas noticias, que... ¿Qué te ha pasado en el cabello?, ¿estuviste llorando?, ¿estás bien? —exclamó, al tiempo en que auscultaba su rostro revisando su temperatura y llevando la piel de uno de sus ojos hacia abajo, inspeccionando que este tuviese buen color.
ㅤㅤ—Me encuentro en perfecto estado, Yoon. —Jung Kook se apartó con una sonrisa traviesa, apenado de los cuidados de un hombre tan sobreprotector como Yoon Gi—. Anoche tuve la mala fortuna de pasar por otra crisis antes de entrar a mi camarote. Por suerte, el caballero de la levita aquí presente, fue tan amable de prestar su ayuda para calmarme.
ㅤㅤEl ingeniero Min volvió la mirada de soslayo y auscultó por tan solo un segundo al músico. Le importaba más la salud de Jung Kook que cualquier rumor, prestigio o fama que pudiese tener ese músico, o cualquiera a su alrededor.
ㅤㅤ—¿Es eso cierto? —preguntó con preocupación—, Kook, si te sientes indispuesto, podemos pausar las reuniones hasta desembarcar en Queenston. Dudo que los de White Star les moleste —añadió con inusual premura—, y si les molesta se las verán conm...
ㅤㅤ—Estaré bien, en verdad. —Los hermanos Min siguieron discutiendo, mientras al otro lado del pasillo, el violinista estaba teniendo sus propios problemas desenvolviéndose con la rapidez de la misma tormenta.
ㅤㅤ—Esto no se quedará así, Tae Hyung —masculló la Señora Mayorée, al tiempo en que entendió que Seok Jin no lo reprendería con la dureza necesaria.
ㅤㅤ—Madame... no es lo que piensa —se defendió Kim. Extendió los brazos a los costados, momento en que Ji Min aprovechó para abrazar el estuche de violín contra su pecho y dedicar una mirada a su maestro como siempre que tomaba el instrumento. Ji Min era el único que podía tocar el estuche, se lo había explicado hacía muchísimo tiempo, cuando sus padres fallecieron, y el pequeño Park le debería la obediencia del mundo por haberle acunado con su poder y su influencia para evitar que terminara en un hogar para huérfanos.
ㅤㅤ—¡¿Qué si no es lo que pienso?! —Manoban casi levantó la voz, visiblemente alterada. Ji Min corrió instintivamente detrás del señor Seok Jin, como cada vez que estaba asustado—. Te desapareces sin atender tus responsabilidades para con tu representante. Engañas a tu paje, y deambulas solo por los pasillos del barco. ¿Qué es lo que esperas que piense? —gruñó sus palabras como las pocas veces en las que había perdido los estribos. Manoban había tratado de pensar en que su sobrino quizá estaría por allí, durmiendo, en su camarote, o en el del niño. Pero al no encontrarlo, supo de inmediato lo que estaba a punto de hacer y no pudo sentirse más furiosa al respecto.
ㅤㅤ—Un poco de tiempo a solas. Es todo lo que le pido —Tae Hyung exclamó sus palabras con igual o mayor frustración.
ㅤㅤ—¡Tú no puedes tener tiempo a solas! —espetó entonces con enojo, de tanto en tanto mirando hacia los costados para que su voz no se levantara tanto y con ello pudiese armar un escándalo en medio de los pasillos—. ¡Perdiste ese derecho!; Estoy cansada, Tae Hyung, cansada. Seok Jin también lo está, aunque el amor que siente por ustedes le impida decirlo en voz alta. Pero se acabó. Cuando este viaje termine, me llevaré a Ji Min, si tanto te importunan mis intentos por mantenerte a salvo.
ㅤㅤ—¿Qué ha dicho, madame?
ㅤㅤ—¿Qué? —se lamentó el pequeño Park, quien no había querido apartarse, por más que Seok Jin le insistía en que debían retirarse. El niño aprisionó con más fuerza el estuche del violín, sin deseos de despegar la mirada de su maestro, tarea que fue un fracaso cuando el adulto que tomaba su mano se agazapó sobre sí mismo, hasta agacharse y quedar a su altura para decirle un muy bajito "esta es una conversación de adultos, Minnie". Pero el niño no quería escuchar esas palabras. Madame quería llevárselo, y aunque antes ya había hecho numerosas insinuaciones al respecto de su educación, nunca la había escuchado tan decidida... Ni a su maestro tan indeciso.
ㅤㅤ¿Y si él también quería que se lo llevasen lejos?
ㅤㅤ—Lo has adoptado a una edad demasiado temprana —El músico y su tía caminaron un par de pasos, retrocediendo por el pasillo, aprovechando que en la mañana no había tanta gente conglomerada para poder platicar sin importunar a los demás, o mejor dicho, sin que los demás les importunasen a ellos—. Y me queda claro que no tienes la capacidad emocional de criar a un niño. ¿Habías pensado en él antes de escaparte en medio de una tormenta? —atacó, cuando por fin se vieron en la privacidad que otorgaba la distancia.
ㅤㅤ—No he hecho nada malo, madame —se defendió Kim—. Solo necesitaba un poco de aire fresco, le ruego no malentienda mis acciones. Ni haga pagar a Ji Min por mis imprudencias. Si estamos en este viaje todos juntos es porque...
ㅤㅤ—¡No me iré a ningún lado, ya se lo he dicho, Señora Mayoree! —espetó el niño desde la distancia, soltándose del agarre del representante Kim para correr hacia su maestro y rodear su muñeca con el brazo que tenía libre. El gesto le hubiera parecido enternecedor a Kim, de no haber estado tan alterado y frustrado con toda la situación.
ㅤㅤ—Seok Jin, ¿podría hacerme el favor de llevarse al muchacho en lo que hablo con mi sobrino? —No fue una pregunta. Fue una orden. Orden que se creía capaz mandar, dada la relación consanguínea con Tae Hyung y los mismos acuerdos con Seok Jin en el pasado.
ㅤㅤ—Vamos, pequeño —dijo con suavidad el representante.
ㅤㅤ—Señor Seok Jin... Yo no quiero irme a ningún lado —suplicó Ji Min—. ¡Quiero quedarme al lado de mi maestro!
ㅤㅤFue difícil para Kim, porque por la manera tan rígida con la que había colocado sus manos, supo que Ji Min estaba a punto de hacer una rabieta. Sin esperar a que pudiese convencerlo, lo tomó en brazos con todo y estuche y lo llevó a rastras hacia el camarote de Madame y el niño. Ji Min forcejeó por unos momentos, dispuesto a llorar en cualquier momento... Pero al ver el semblante caído de Tae Hyung, lo invadió una profunda tristeza y se dejó llevar en los brazos de Seok Jin. Y era niño, no estúpido. Sabía que Tae Hyung había hecho enojar a Madame, sabía que estuvo a punto de hacer aquello que a los adultos nunca les gustaba mencionar en las reuniones, por lo tristes y tensos que se ponían al pensar que un familiar suyo moría por su propia mano. Le había explicado, que a veces cuando los adultos se sienten demasiado tristes y no tienen a nadie a su alrededor, tomaban la idea errónea de que morir era la solución. Y también sabía, con profundo dolor... Que los años habían convertido a su maestro en esa clase de hombre triste.
ㅤㅤEn el pasillo, solo se habían quedado los hermanos Min, la Señora Mayoree y Kim. Cada pareja había estado enfrascada en su propia discusión, hasta que Yoon Gi y Jung Kook parecieron resolver sus problemas, mientras que por unos segundos, se dieron cuenta de que los Kim no habían arreglado los suyos. A Jung Kook no le pareció cortés dejar al violinista allí, no cuando su familia estaba molesta con él por su culpa.
Por su parte, los reproches de la señora Mayoree no parecían tener final.
ㅤㅤ—Creo que... La disculpa debería ofrecerla yo, madame —exclamó una gentil voz a sus espaldas. Al volver ambos la mirada, se encontraron con dos jóvenes acaudalados, tomando en cuenta lo finas que se veían las telas de sus trajes. Mayoree supo de inmediato que eran alguna especie de nuevos ricos, por las cadenas de los relojes que sobresalían de sus trajes, puesto que entre los nobles ya no lo usaban de esa manera, por el contrario, se había vuelto popular entre los empresarios de renombre en el mundo—. No gozo de muy buena salud y anoche tuve la mala fortuna de caer en una crisis en frente de Sir Kim. Él muy amablemente se negó a irse hasta que me sintiese mejor. Ninguno de los dos había visto la hora. Le ofrezco una disculpa por los disturbios que haya podido ocasionar en su familia. Debieron estar muy preocupados.
ㅤㅤTal explicación aumentó la sorpresa en el rostro de la mujer.
ㅤㅤ—¿Tae Hyung? —exclamó la Señora Mayoree con naciente desconfianza, pidiendo en silencio que su sobrino le confirmara esas palabras.
ㅤㅤ—Eh... Es verdad, madame. —Mayorée no pareció tragarse sus palabras a la primera. Pero no iba a permitir ser la causante de un escándalo a tan tempranas horas de la madrugada y menos frente a extraños. Si Tae Hyung estaba bien, podría ignorar todo lo demás; Se le agotaban las opciones, y al parecer, Ji Min era la única carta que le quedaba para recuperar a su sobrino. Pero había visto miedo en el rostro de Tae Hyung y parecía que... Que la esperanza nacía de nuevo para los Kim—. Lamento oír lo de su estado de salud señor...
ㅤㅤ—Min. Jung Kook Min —se apresuró Yoon Gi en añadir.
ㅤㅤDe inmediato la mirada incrédula de Tae Hyung atravesó el pasillo, y Jung Kook se encogió de hombros, casi como si le dijera en silencio, "luego te explico".
ㅤㅤ—Espero que ahora se encuentre mejor —respondió Madame con genuina cortesía, pero sin ser capaz de desaparecer el ceño fruncido que toda la situación le había causado.
ㅤㅤ—Oh, por supuesto madame. Estoy mucho mejor ahora, gracias a Sir Kim —Jung Kook exclamó sus palabras con maestra persuasión y firmeza inherente, mientras observaba de soslayo en el rostro incrédulo de Yoon Gi, la necesidad de muchas, muchas explicaciones.
ㅤㅤ—Si nos disculpan... —exclamó Madame Manoban, batiendo su abanico con fuerza sobre su rostro, quizá en un intento por disipar su vergüenza y su mal humor—. Después de una noche tan larga, necesitamos descansar. Ha sido un placer conocerlos, pese a lo... adverso de las circunstancias, Sir Min —dijo, justo antes de casi llevarse a rastras al músico también.
Stream Stay Alive (Prod. SUGA).
12112021 | Love, Sam 🌷
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