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VIII. Humedad Enmudecida (iii)

PARTE III

ㅤㅤEl tiempo transcurrió perverso. Desde entonces, Sir Kim Tae Hyung ya no fue capaz de salir a dar un paseo en privado, porque Ji Min estuvo a su lado en todo momento por indicación de Mayoree Manoban. En los días que transcurrieron, se esforzó por no platicar demasiado con ellos, ni siquera con Seok Jin, quien había estado muy al pendiente de cualquier cosa que tuviese para decir. Fuera de su pequeño círculo, y de las pocas presentaciones que tuvo en las siguientes noches, no habló demasiado, si acaso musitó un ligero gracias ante los nobles que alabaron su destreza con las piezas del Mediterraneo, pero nada más. No podía admitirlo en voz alta, pero extrañó solo un poco tan trémula voz de la que solo podían salir caprichos en lugar de alabanzas.

ㅤㅤUn par de días después, Ji Min se encontraba distraído al otro lado del barco, balbuceando sobre lo que había aprendido acerca del océano en los libros de la colección privada de Seok Jin, el niño había estado demasiado nervioso ese día, incapaz de despegarle el ojo; para cuando se hartó de su estrés, lo llamó a su lado y entre tantos balbuceos, le dio un gran abrazo. No dijo nada, pero esperaba que ese abrazo sirviese como disculpa; Después de que el niño regresara a la orilla a seguir observando el cielo, ya sin tanta presión sobre su tarea, por fin le había dado un verdadero respiro. Lo observó por unos minutos, pensando seriamente en que el pobre chiquillo parecía estar adoptando sus comportamientos ansiosos y se preguntaba qué podía hacer al respecto. Sin embargo, ya no pudo ponerle atención cuando ante su vista, la figura del joven Jeon se posó ante sus orbes más como una salvación de la rutina, que como una afortunada coincidencia. Se preguntaba si lo de aquella noche fue una casualidad, pues farsa no le pareció, al constatar que sus familiares cercanos también parecieron genuinamente preocupados al verle solitario y desalineado. Jung Kook no fingía. Kim pensó que no era un chico mentiroso, pero... Si no lo era, si parecía ser indiscutiblemente honesto... ¿Qué lo había orillado a guardar su secreto?
Que lo privó de gritar a los cuatro vientos que los rumores eran reales para el sensacionalismo de la gente.

ㅤㅤ"¡El hombre está a punto de morir, es cierto!, ¡es que el verdadero arte solo puede salir de un ser humano quebrado!, y por supuesto su valor radica en qué tan desdichado resulta".

ㅤㅤNo pudo explicarse por qué sentía que necesitaba escuchar las razones de los propios labios del muchachillo, porque pudo delatarlo y dejarle en vergüenza en frente de sus familiares y aún con ese poder, no lo hizo. Y aún si no lo entendía, agradeció que no lo delatara frente a Madame y frente a su pupilo.

ㅤㅤ—¿Min Jung Kook? —preguntó esa mañana a Seok Jin, antes de que este saliera a hacer sus deberes en la sala de prácticas, esperando que él tuviese más información al respecto—. Sí, lo recuerdo. Es el hermano menor de Sir Min Yoon Gi, socios de White Star Line—respondió el mayor de los Kim—. Ambos ingenieros de la compañía que es dueña de este barco. Habló con el hermano mayor la mañana de ayer para los acuerdos en la Sala de Conciertos, ¿lo recuerda?

ㅤㅤ—Me temo que no estaba poniendo demasiada atención —afirmó con plena honestidad y un poco de vergüenza. Lo cierto es que no recordaba a Sir Min Yoon Gi en lo más mínimo.

ㅤㅤTerminó de tomar asiento esa mañana frente al tocador, y comenzó a desenredar su cabello largo. Se quejó bajito cuando la peineta le arrancó un poco en las puntas, porque se había reventado. Su cabello lucía seco en el espejo, y el halo púrpura bajo los ojos le hacían saber que estaba en un muy mal momento. Terminó de peinarlo de mala gana, tratando de rememorar cuándo había llegado hasta este punto.

ㅤㅤ"Si no tienes el ánimo para cuidar de tu cabello, tienes que cortarlo" le había dicho una vez Madame.

ㅤㅤTae Hyung se había negado rotundamente. Quizá por la idea de que en algún punto mejoraría y sentiría mucha pena de que su cabello pagase el precio de sus desastres; si lo cuidaba, no era por razones superficiales, a Tae Hyung no podría importarle menos su apariencia... Pero antes también pensaba en el cabello como una parte de su cuerpo, como un elemento que podía decir mucho de su persona. Maltratar el propio cuerpo no solo era tomar cuchillas y pasarlas cerca de las venas para infringir dolor. Maltratar el cuerpo también se manifestaba en pasar demasiado tiempo sin comer, sin tomar el sol, o evitar las duchas; quizá era la manera que tenía el subconsciente de lastimarse, porque, si nada en ese cuerpo valía la pena... ¿por qué tomarse la molestia en cuidarlo?

ㅤㅤTae Hyung sabía que estaba muy mal. Lo sentía en el centro de su pecho, y lo corroboraba cuando el semblante preocupado de Seok Jin se paseaba de un lado al otro, en un intento de que nadie se diera cuenta de que estaba en verdad desesperado.

ㅤㅤ—Quiere hacer modificaciones a la sala de conciertos —exclamó Kim mientras estiraba el edredón en el camastro. Un par de fuertes palmas, y la fina tela tailandesa decorada de bordados europeos yacía lisa y tan ordenada como al principio—, pero necesita la opinión de un experto. Su principal clientela serán los músicos o algo por el estilo, por eso es que quiere la opinión de un músico antes de inaugurar la Sala de Conciertos. Ya sabe lo que opino de los empresarios, son fríos y meticulosos, sé que a usted no le gusta tratar con ellos, no me sorprende que no recuerde su nombre. Pero este hombre, Min Yoon Gi, parece determinado en hacer un lugar realmente cómodo. Escuché que estuvo toda la noche preguntando a sus socios temas de acústica y distribución arquitectónica. Quieren que la forma de la Sala pueda proyectar el sonido adecuado del instrumento... No me sorprende que un hombre tan perfeccionista sea de los mejores en el negocio.

ㅤㅤ—¿Por qué tomarse tantas molestias si su trabajo es solo construir una sala convencional? —preguntó, mientras se anudaba el cabello largo con una cinta celeste que encontró sobre su cama. Si no quería más insistencias sobre su muy necesario corte de cabello, tendría que arreglárselas para no parecer desalineado en todo momento. Entonces comenzó a levantar las largas hebras negras para armar una coleta guiándose con el espejo del tocador—. ¿Es amante de la música, acaso? —preguntó con el encaje entre los labios y las manos ocupadas en los rebeldes y tiesos mechones.

ㅤㅤ—¿Sir Min? Oh, no. En lo absoluto —respondió Seok Jin—, pero su hermano menor es un aficionado. Todo el mundo sabe que el hermano mayor se desvive por el hermano menor. Movería los océanos con tal de acatar a algún capricho suyo; y al parecer, la sala de conciertos es uno de ellos —suspiró al pensar en la historia de los Min—, lo que hace la orfandad a tan temprana edad.

ㅤㅤ—¿Orfandad? —Por fin logró hacer el nudo. Tae Hyung sonrió suavemente por la victoria, no se veía tan mal... Con el cabello recogido casi no parecía lamentable, pensó.

ㅤㅤ Entonces recordó la voz de Jung Kook. Era cierto, él había hablado sobre un testamento.

ㅤㅤ—¿No se enteró? —dijo Seok Jin mientras guardaba el violín de Tae Hyung en su estuche. Había terminado de practicar, pero lo dejó fuera del estuche para observarlo como era su costumbre después de una larga sesión de estudio. Decía que eso lo hacía concentrarse mejor, aunque Seok Jin sabía que solo era un pretexto para pasar más tiempo encerrado en la Sala de Prácticas sin que Madame ni Ji Min lo molestaran—. Lord y Lady Min fallecieron hace más de quince años —dijo Kim—, desde entonces los hermanos se hacen cargo de los tratos comerciales y los terrenos en América. Por eso le insistía, en que se comportase frente a ellos. Si pudiéramos obtener un poco de su financiamiento... Quizá pueda hacer menos conciertos y aumentar sus ganancias. ¡Tendrá más días de descanso! Es una relación política que le conviene, maestro.

ㅤㅤ—No quiero descansos, Seok Jin. Quiero tocar. Quiero a Ji Min a mi lado, quiero mi escenario —El moño en su cabeza cayó ante el peso, trataba de anudar la cinta en sus mechones, pero siempre terminaba con el nudo destrozado y el cabello de nuevo sobre la frente. Se esforzó por ponerlo en su lugar, pero de pronto sus manos comenzaron a temblar y por más que se esforzaba no podía hacer el más mísero nudo—, quiero mi tranquilidad, quiero... —Comenzó a hiperventilar, con la frustración emanando de sus dientes. ¿A quién engañaba? Hacía mucho que estaba condenado.

ㅤㅤ—No se altere, maestro —De inmediato Seok Jin se percató y se apresuró hasta su maestro para tomar su cabello entre las manos. Tae Hyung apartó las suyas, profundamente apenado y molesto. Cuando los observó a ambos a través del espejo, sintió tanta vergüenza de sí mismo... Seok Jin era en verdad apuesto. Sus mejillas tenían mucho color y lucía indudablemente atractivo. ¿Y qué tenía él? Ojeras implacables, manos inservibles, y una voluntad tan endeble que no le dejaba solucionar sus problemas. Sintió ganas de llorar y cuando vio a sus ojos cristalizarse, tragó duro ordenando a su corazón mantener la calma—. Tiene que confiar en que las cosas tomarán su rumbo correcto, solo debe aguardar...

ㅤㅤ—¿Cuánto más, Seok Jin?

ㅤㅤLas manos suaves de su amigo acariciaron sus cabellos. Sin mucho esfuerzo, pero con sumo cuidado, anudó la coleta y acomodó los mechones que se salían por los costados, dejándole un agradable flequillo (agradable y sobre todo, decente). Los pensamientos invasivos llegaban para atacarlo. "Le quitas la vida a Seok Jin", "lo atas a ti, no le dejas vivir sus propias experiencias, porque no puede dejar de cuidarte", "no es libre por tu culpa". Y quizá la más dolorosa era...

ㅤㅤ"No mereces que se preocupen por ti".

ㅤㅤ—El tiempo que sea necesario —"No cuando eres un caso perdido" le atacó el demonio dentro de su mente. A través del espejo pudo jurar ver una sombra, la de ese diablo que se le aparecía en pesadillas para repetirle lo poco que valía. "No cuando no importa cuánto se esfuercen... Si al final eres mío"—. Por lo pronto, debe hacer frente a lo que ha causado.

ㅤㅤ—¿A qué te refieres?

ㅤㅤAl parpadear con mucha fuerza, la sombra desapareció y los temblores en sus nudillos, también.

ㅤㅤ—Madame Manoban ha estado esperando a que despierte para hablar con usted —sentenció Kim.

ㅤㅤ—Dile que sigo indispuesto. No deseo hablar con nadie —dijo levantándose de un salto del tocador, para después meterse en los edredones de su cama. Apoyó las mejillas en las sábanas, y al sentir su tacto, recordó aquella que cubría los hombros del joven Jeon... ¿Él estaría bien? Se cubrió todo el cuerpo, cuidando que las almohadas no arruinaran la cinta en su cabello.

ㅤㅤ—Sí, yo sé que estás indispuesto, sobrino —exclamó Madame al entrar con la firmeza de un temible maremoto—. Y también sé que te encanta usar mi consideración para desligarte de tus responsabilidades. Pero conmigo ya no vas a jugar de esa forma.

ㅤㅤSeok Jin pareció entender de inmediato que lo que acontecería, necesitaba ser hablando en privado. Por eso decidió que era buen momento revisar el estado anímico de Ji Min en el camarote contiguo, no sin antes dedicar una mirada compadeciéndose de su maestro. Está solo desde aquí, pudo jurar que decía.

ㅤㅤTae Hyung diría una mentira si clamara que no se sintió traicionado.

ㅤㅤ—Madame... —se apresuró en excusarse si bien vio a Kim perderse tras la puerta—. Perdone que no me ponga de pie para saludarla. Mis huesos son...

ㅤㅤ—No me repitas tu condición, muchacho. Que he lidiado con tus dolores y con tus caprichos desde que tu padre, en paz descanse, nos abandonó. Y he tratado de ser prudente, sobrino mío, Dios sabe que así ha sido —gruñía sus palabras, como si llevara años aguantándolas—, pero pareciera que gozas de ignorar todos mis esfuerzos, y también los del Señor Kim, de mantenerte a salvo, feliz y estable —Y entre más hablaba, más enojo se vislumbraba en su tono—. ¡Al herirte nos hieres!

ㅤㅤAgradeció que Seok Jin cerrara la puerta al salir.

ㅤㅤ—No pretendía hacer tal cosa —respondió él, genuinamente arrepentido.

ㅤㅤ—¡Pues lo has hecho! Y de las más desconsideradas maneras. En verdad creí que solo necesitabas tiempo a solas, que si no te presionábamos recuperarías tu bienestar y mírate nada más. Ya casi han pasado tres años y todavía no veo a tus ojos brillar como entonces. A penas trabajas, a penas comes, a penas vives, muchacho y nos estás matando en el proceso.

ㅤㅤ—No puede esperar que me comporte como si nada hubiese pasado.

ㅤㅤ—No niego que pasó. Pero eso hizo, pasó. En el pasado, muchacho; y en el pasado debe quedarse.

ㅤㅤKim ya estaba sintiendo a su estómago revolverse con la plática. Y se sintió cada vez más estúpido. ¿Qué le había hecho pensar que con amarrar su cabello ya había avanzado algo? De nada le servía cambiarse las vestiduras ni dibujar una sonrisa en el rostro, porque debajo de la máscara seguía siendo esto. Y esperaban que cambiara, pero...

ㅤㅤ—¡Las perdí a las dos!; La primera enferma y la segunda prefiere... ¡Ahg! —Traga aire con violencia, mientras su semblante comienza a distorsionarse por el dolor. Ya no sabe si es por el malestar físico o el anímico, pero a estas alturas ya no importa, hace mucho que dejó de importar—. Mi esposa... ¡Mi hija!

ㅤㅤPero no les podía echar la culpa a ellas, ¿o sí?

ㅤㅤ¿Era culpa de las dos?

ㅤㅤ¿Era culpa del tiempo que no sana como promete?

ㅤㅤ—¡Y el señor Seok Jin a su hermana y a su sobrina!, ¡y Ji Min a sus padres!, ¡Y Lalisa a su hermano!... ¡yo a mi primogénito!; ¡No eres el único que ha sufrido por las pérdidas!, ¿Has pensado en algún dolor que no sea el tuyo por una vez en tu vida!?; Todos han seguido adelante, a pesar de tanto dolor... ¿Crees que para Seok Jin no es difícil?; ¡Has pasado demasiado tiempo sumido en la autocompasión! Y eso es lo que te impide ver el dolor de los demás.

ㅤㅤ¿Era su recuerdo el responsable?

ㅤㅤ¿O se había convertido en solo un pretexto?

ㅤㅤ—¡Y qué importa cuánto pase, madame!; si el maldito demonio siempre regresa a mis sueños y los convierte en pesadillas.

ㅤㅤUna vida a cambio de una vida.
El violinista había entregado la suya hacía mucho.

ㅤㅤ—¡No existe ningún demonio, Tae Hyung!, ¡ni tampoco un infierno que dé razón a tus acciones!

ㅤㅤY ahora no le quedaba ninguna para vivir.

ㅤㅤ—¡Lo hay, madame!, ¡lo hay!, ¡Lo he visto con mis propios ojos! y lo he dicho tantas veces, pero se niegan a creerme, porque es más cómodo creer en el cielo que en el infierno —Kim aprisionó las sábanas con fuerza, a penas consciente de que eso provocaría más entumecimiento más adelante. La frustración lo tenía ahogado—. ¡Así como es más cómodo no creer en mis palabras y asegurar que he perdido la razón!; ¡No tiene derecho a temer por mí como si fuera un enfermo sin capacidad de raciocinio!, ¡yo sé lo que vi!

ㅤㅤ—¡Pues mírame a la cara y dime que no intentaste matarte la otra noche! —Madame se aproximó hasta su camastro y lo tomó de las mejillas con tanta fuerza para que no pudiese evitar su pregunta. Y fue tanta el enojo de ambos, que no podían creer que habían llegado a estas circunstancias de dolor. Tae Hyung gimió tragando saliva con dureza, esforzándose por no ponerse a llorar allí mismo—. ¡Dímelo!

ㅤㅤEn aquellos ojos vivaces y aterrados, vio reflejados sus temores. Y quizá Tae Hyung sintió que el cielo le castigaba con justa razón, pues había hecho llorar a una mujer tan fuerte como Madame; sin embargo, en ese momento, quiso justificarse pensando que no había obligado a nadie a preocuparse de su bienestar. El calor de sus manos temblorosas a su alrededor, y la humedad emanando de su rostro, no fueron un buen augurio para el estado anímico de Tae Hyung, quien ya no podía controlar el propio llanto que llevaba estancado en la garganta desde hacía tanto tiempo.

ㅤㅤY lloró.

ㅤㅤLloró tanto.

ㅤㅤIncluso más que cuando estaba a solas, en donde su propia vergüenza le sabía cómoda.

ㅤㅤ—Duele mucho —exclamó el músico, de voz quebrada y ronca, de esperanzas muertas y costillas cansadas, de heridas infantiles y dolores intangibles. Se quejó también un poco por la fuerza que usó para poder hablar sin que se le quebrase más el tono y al esfuerzo de quitarse de encima sus manos, le siguió un cansino suspiro, así como una queja por parte de la mujer por la manera tan osca con la que fue apartada—. Es a penas soportable —musitó—, cada vez puedo tocar menos. Y yo sin tocar no puedo existir, madame, es la única forma que tengo de recordarlas, pero la paciencia se me acaba y siento que me ahogo. Tiene que entender, yo... ¡Me dejé llevar!; No lo hago para hacer sentir dolor a ustedes. Lo hago para dejar de sentir el mío.

ㅤㅤDobló la espalda sobre sí mismo y enterró la cara entre las sábanas, mientras intentaba respirar con normalidad. Estaba perdiendo el control de nuevo. Inhalar. Exhalar. No es real, el dolor no es real. No es real, no lo es.

ㅤㅤ—Podemos buscar otro tratamiento —exclamó Madame, a quien el cabello se le había revuelto un poquito, dejando ver un par de canas en la parte superior de su cabeza, quizá signo del paso del tiempo, (o del cansancio)—. Alguien debe ser capaz de explicar lo que sucede con tus manos. Resolveremos un problema a la vez. Y sobre el otro dolor: sanará si te das el tiempo necesario y pones de tu empeño para que eso suceda.

ㅤㅤEl dolor psicosomático era lo que estaba acabando con su carrera, aún si nadie estaba al tanto. Y el mal anímico estaba acabando con todos los demás aspectos de su vida privada.

ㅤㅤ—No se puede, madame. Y lo sabe —La miró con furia. No porque estuviese enojado con ella. Era más la reacción de un animal herido que ataca si manipulan las áreas en donde sienten dolor.

ㅤㅤ—Tae, cariño —dijo sin saber si aquello que decía eran las palabras correctas—. Siempre fuiste un muchacho alegre y enérgico... Incluso cuando niño, te he visto ser feliz y pleno, y mi corazón echa de menos al muchacho que yo sé que es mi dulce sobrino. Te considero como a un hijo, el verte de este modo me lastima tanto —exclamó con sinceridad—. Si te pasara algo...

ㅤㅤ—¡Pero no soy su hijo!; y por más preocupación que quiera poner sobre mis hombros, nunca lo seré —Tae Hyung escupió sus palabras sin siquiera medir que hablaba a un familiar mayor y tan importante como lo era Madame, la rabia había dominado su corazón y el amor no fue suficiente para filtrar sus palabras del veneno—. Le ruego deje de tratarme como si fuese mi madre, porque no lo es, ni lo será nunca. No tiene responsabilidades para conmigo, deje de actuar como si las tuviera.

ㅤㅤY de inmediato algo cambió en el rostro de la señora Mayoree.

ㅤㅤPareció ya no observarle con tanta compasión, sino con una profunda pena, era el rostro de alguien que se rinde, después de pasar el día entero con los brazos en lo alto intentando alcanzar el cielo y fallando en el proceso. La observó tragar con fuerza y darse la media vuelta, dejando su abanico en la mesita a un costado de la silla, y después de un par de segundos, se sentó para observarle con poca emoción en el semblante. La había hartado, no la discusión actual, sino los meses de intentos en vano y los rechazos descarados.

ㅤㅤ—Tienes razón, Tae Hyung. No soy tu madre —dijo, después de lo que pareció una eternidad para Kim. La oyó suspirar, pero ya no quiso mirarla a la cara. Cuando algo dentro de su pecho lo llamó cobarde, se obligó a mirarla, sintiendo que el mundo era más oscuro cuando le replicó—: Pero tú tampoco eres el padre de Ji Min. El pequeño Park está bajo mi tutela legal desde tu último incidente —se apresuró en recordarle, a reproche tajante, ya sin importarle si le estaba hiriendo con sus palabras— te juro por lo más sagrado que te devolvería la tutela si bien mejorases. Pero eso nunca pasó, y por lo visto, tampoco sucederá pronto, ¿no es así?; ¡Estás empeñado en destruirte y no dejaré que hagas lo mismo con ese niño!

ㅤㅤTae Hyung se revolvió en la cama. De pronto los dolores lo atacaron de verdad, desde la cadera hasta la punta de los pies, desde los hombros, hasta las yemas de sus dedos.

ㅤㅤ—¿Qué está tratando de decir? —Se aguantó el dolor, sintiendo que el rostro le quedaba al rojo vivo del enojo, pero no lo mencionó tampoco, más preocupado por el hecho de que le estaban separando del niño que dejaron a su cuidado. De su hijo.

ㅤㅤ—¡Que me rindo! —espetó ella—; Me llevaré a Ji Min, lejos de la mala influencia que te empeñas en ser.

ㅤㅤTae Hyung tragó saliva y relamió sus labios, el aire pasaba furibundo entre sus dientes y se volvía cada vez más espeso.

ㅤㅤ—Park fue dejado a mi cuidado —escupió, totalmente desesperado, mientras más presión aplicaba a las sábanas, más denso se volvía el aire a su alrededor, pero tampoco pudo evitarlo. Está solo en tu mente, se repitió. No es real, el dolor no es real—. Es mío, tiene que estar conmigo —exclamó a esas alturas a punta de suspiros—. Él no quiere separarse de mí tampoco, y yo no quiero separarme de él. Le romperá el corazón. ¡La odiará! No puede estar hablando en serio. Solo está enojada.

ㅤㅤ—No, muchacho. Nunca he hablado más en serio. —Estaba demasiado molesta para ver las señales en el cuerpo de Tae Hyung—. Cometí el error de ser demasiado permisiva contigo, te empeñas en caminar por un sendero fúnebre, y eso terminará por hacer daño al niño. Y ya eres un adulto, no puedo estar detrás de ti a cada momento del día y la noche gastándome los nervios al pensar que harás alguna estupidez en el menor instante en que se me ocurra parpadear. Mi responsabilidad es apartar al niño antes de que le termines por hacer mucho daño.

ㅤㅤEl músico agradeció que madame estuviese lo suficiente molesta como para siquiera dirigirle la mirada. Así no se enteraba que el dolor estaba destrozando sus nervios.

ㅤㅤ—Ji Min fue dejado a mi... A mi cuidado. ¡No al suyo!

ㅤㅤ—¡Y aun así pretendías abandonarlo a su suerte! —gruñó madame, exasperada, sintiendo por vez primera que ya era demasiado vieja para este tipo de discusiones.
Kim se mantuvo en silencio, casi como si tuviese los labios sellados, o la culpa atorada entre los dientes, incapaz de refutar al respecto. Cerró los ojos con mucha fuerza, presionando con fuerza el borde del camastro. El dolor llegaba a su punto más alto y después... Disminuía con parsimonia, dejándole respirar a duras penas.

ㅤㅤ—Por favor, Madame... No puede estar hablando en serio. Y-yo solo... Necesito tiempo, lo sé, he arruinado a esta familia muchas veces con mi actitud y no pretendo justificarme a estas alturas. Pero no separe al niño de mí, que es todo lo que me queda. Mejoraré, lo juro. Solo entienda que es difícil para mí sopesar que ellas ya no están en este mundo, y que quizá no vuelva a tocar nunca. Usted sabe que el instrumento lo ha sido todo para mí... Y no estoy hablando de tratos con el demonio. No soy el hombre más devoto del mundo, pero no entregué mi alma a cambio de nada, tiene que creerme, madame.

ㅤㅤ—Es que yo te creo. Siempre te he creído.

ㅤㅤ—¿Entonces porque actúa como si no lo hiciera?, ¿por qué cuando caigo su primera opción es alejarme de las personas que amo?

ㅤㅤEl músico ya no podía buscar en ninguna parte de aquel barco su tranquilidad. Se removió en la cama, cubriendo su cuerpo con las sábanas, sin dejar de observar a su tía dar vueltas en medio de la habitación. Eso era lo que causaba su mala fama, esa era la alerta que despertaba en sus más cercanos, la de un hombre inestable y problemático. Por primera vez podía decir que no había intentado acabar con su vida, y no le creían. ¿Por qué no podían entender que esta vez decía la verdad?

ㅤㅤY de pronto, aquella afirmación que resultaba tan incómoda, llegaba de nuevo a su mente, como las tormentas hipócritas que se anuncian en el horizonte: ¿Decía la verdad?, ¿siquiera podía estar seguro?

ㅤㅤSí, lo admitiría en voz alta. En un arranque de frustración pensó que el ruido de las voces a su alrededor mermaría si se tiraba al océano. Lo pensó, sí. Pero también tuvo miedo. Y también el joven Jeon estuvo allí para terminar de derribar todo lo que muy ilusamente llamaba "determinación". Entonces diría que sí, que lo había pensado. Muy seriamente lo había pensado; Pero también diría que había cambiado de opinión, tal vez. ¿Las razones? Ni siquiera él mismo las tiene claras, y no espera que le tengan paciencia cuando intente exclamarlas a viva voz, pero... ¿Una oportunidad sería pedir demasiado?

ㅤㅤ—¿Por qué?, ¿sabes por qué? Porque no puedes amarnos. Un hombre que no se ama no es capaz de amar a los demás. Estás cegado, y estás enfermo. Y no por la condición de tu cuerpo y tus dolores, sino de pura melancolía.

ㅤㅤ—Perdóneme, Madame. No ha sido mi intención hacerla llorar. Ni a usted ni al niño. —Inspiró una gran bocanada de aire antes de soltar aquello. Y se restregó las palmas de las manos en las mejillas, esperando que la acción le diera un poco de calor. Tenía que pensar en algo rápido. ¿Cómo podría hacerle notar que sus disculpas eran sinceras?, ¿cómo podría recuperar la confianza de sus cercanos a partir de ahora?—. He sido imprudente y lo lamento. No niego sus palabras, ni pretendo librarme de responsabilidades con una disculpa, solo quiero que sepan que lo estoy intentando.

ㅤㅤAl otro lado de la puerta, Seok Jin escuchaba con atención la conversación. Ji Min yacía todavía en el pasillo, jugando con sus dedos indecisamente, mientras con una mueca inconforme clavaba los orbes en la puerta de tanto en tanto.

ㅤㅤNo supo qué fue más inquietante, si los gritos de ambos familiares dentro del camarote, o el sepulcral silencio que le siguió.

ㅤㅤ—Seré benevolente una última vez —escuchó decir a Madame después de un instante que le supo eterno—. Siete noches.

ㅤㅤSeok Jin auscultó la mirada del chiquillo, como diciéndole que debería entrar al camarote para hacer cualquier otra cosa con la que pudiese entretenerse. Señaló de inmediato la necesidad de lectura que tenía programada para ese mismo día, y el chiquillo se fue inflado de mejillas y con un semblante receloso al obedecer. El problema de haber quedado huérfano cerca de esta gente es que ahora no tenía a una madre, pero a cambio había conseguido dos padres y una madre más, el doble de estricta. Vivir entre puros adultos, no era precisamente el paraíso para un niño tan voluntarioso como Ji Min.

ㅤㅤ—¿A qué se refiere, madame?

ㅤㅤ—El viaje terminará en siete noches. —Dentro del camarote, las advertencias rebotan de un lado a otro, incapaces de dar un descanso para Tae Hyung—. Para entonces, quiero ver a un hombre nuevo. Quiero ver a un hombre capaz de cuidar de un niño. Solo entonces desistiré de llevarlo conmigo, ¿querías una oportunidad? Ahí la tienes.

ㅤㅤ—Mad... —Intentó refutar.

ㅤㅤ—No quiero llantos, no quiero pesadillas, quiero que compongas tantas melodías alegres que nadie pueda reconocer lo productivo que te has vuelto —exclamó, señalando el pequeño escritorio en la esquina izquierda, desde el que salían solo las más catastróficas melodías en imprudentes madrugadas—, y que duermas a tus horas, tanto como para desaparecer esas horribles ojeras que traes bajo tan hermosas pupilas que llevan la viva imagen de tu padre. —Enlistaba sus peticiones, casi como si fuese la administradora de la Algodonera de la que era dueño Lord Manoban, que se encontraba en casa con sus dos hijas—. Y quiero que abras estas malditas ventanas. Que entre luz a tu habitación y que al menos pueda verte a la cara cuando te regaño. Me hago cada día más vieja, y es difícil observarte... ¿Lo entiendes, Tae Hyung?

ㅤㅤ—Siete noches es muy poco tiempo para arreglarlo todo. Le dije que me esforzaré, pero el tiempo... —se lamentó con el pánico naciendo en medio de su pecho—. Si regresa a mi mente y pierdo los estribos no podr... —exclamó, aterrado de los recuerdos. Aterrado de la imagen de ese diablo que se le aparece en sueños recriminándole por todo cuanto ha hecho en vida, sintiendo de pronto que se ahogaba—. Madame, pide usted demasiado.

ㅤㅤ—Pido lo justo, sobrino —dijo Manoban con fluidez mientras alcanzaba con una mano la puerta, y sin dejar tiempo a Tae Hyung para refutar salió de la habitación, no sin antes sentenciar con tanta frialdad que para Tae Hyung fue difícil reconocer su propia voz—: No habrá segundas oportunidades para ti.

Nota de Autor:

No tengo nada qué decir, más que... Lo que viene está po-ten-te ahdjah, dulce y doloroso, las d's favoritas de mi corazón. ¡Nos leemos pronto!

Stream Stay Alive (Prod. SUGA)!

12022022 | Love, Sam 🌷

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