07: DISCULPA SINCERA
Sinopsis: No hay nada de malo en disculparse, pero es inútil si repites el patrón una y otra vez.
[...]
Hitoshi renuncia a asistir a la fiesta de Ashido organizada para ese mismo sábado, y decide que no se quedara en los dormitorios después de las clases del viernes. Una llamada a su madre y ella se comunica con Aizawa para autorizar que lo dejen marchar ese mismo día para las vacaciones de verano. Un mes entero sin ver caras sonrientes, melancólicas y sin soportar bromas estúpidas.
El viernes por la tarde empieza a empacar apenas regresa de clases. Su equipaje consiste en su ropa, su computadora, los libros que está leyendo y su mochila con los deberes para las vacaciones. Está por terminar cuando llaman a la puerta.
Ver a Kirishima ahí solo consigue que su humor se deteriore a niveles insospechados.
—¿Qué?,—suena enfadado y Kirishima lo nota porque tiene la decencia de mostrarse arrepentido.
—¿Has visto a Denki?
Sorprendentemente su humor se oscurece aún más.
—No
—¿Sabes...?
—No, no lo sé, ¿por qué no lo buscas en su cuarto?
—No está ahí. Se supone que iríamos a una exhibición los cuatro. Jirou y Mina vendrán, pero Denki-
—Lo siento, pero no está aquí. No lo he visto desde esta mañana y no sé nada de él.
—Oh, creí...
—¿Creíste que yo le gustaba, se lo dijiste a su cara, y ahora estás intentando hacer como si eso no hubiera pasado?
—¿Te dijo...?
—En algún momento. Como sea. Escucha, si Kaminari no está donde se supone que debe estar tal vez es porque no quiere estar ahí. Déjalo en paz. Dale espacio. Sé que es tu mejor amigo y tal vez sientes la maldita necesidad de que hable de todo contigo, no sé, tal vez así son los mejores amigos, qué diablos, no lo sé, pero si él no quiere hablar no es tu lugar forzar a que se abra contigo y te diga hasta la última estupidez que esté pasando con él. Si eres su amigo dale espacio para que se comunique cuando esté listo. Tal vez no lo hicieran así antes, tal vez nunca te hubiera guardado secretos, pero que los guarde ahora no significa que ya no seas su mejor amigo, significa que tiene secretos y que es una persona y no un apéndice tuyo. Tienes una novia, por dios, apuesto que no esperas que ella comparta todo contigo. ¿Queda claro? Bien, ahora vete, tengo que terminar de empacar.
Y sin otra palabra azota la puerta sin despedirse.
Se niega a involucrarse más de lo que ya lo ha hecho. No debió haberse involucrado en primer lugar.
No quiero amigos, no necesito amigos, ¿cómo diablos he terminado así?
&
&
No se despide de nadie y se asegura de salir cuando la sala común está casi vacía. Durante su viaje en tren solo puede pensar en la cara herida de Kaminari y su humor no deja de oscurecerse.
Su casa se encuentra en el tercer piso de un complejo habitacional en la ciudad de Suginami, a más de una hora en tren de la escuela. Como no tiene elevador Hitoshi arrastra sus maletas por las escaleras y no se sorprende cuando encuentra la casa vacía. La nota de su madre está en la mesita junto a la puerta de entrada.
"Estoy en turno nocturno.
Hay comida en el refrigerador y dinero en el primer cajón de la mesa.
Te veo mañana.
-mamá"
No se molesta en encender las luces, recorre la entrada hasta su recamara y después de abrir las cortinas y las ventanas comienza a reordenar sus cosas. Eso, junto con la cena, lo mantiene distraído el resto del día.
En la noche, cuando el sueño no llega, se pone a limpiar la cocina hasta que todo está inmaculado, se duerme pasada la medianoche y como es sábado se queda dormido hasta tarde.
Se despierta entre sábanas que huelen a un suavizante familiar con la brillante luz que se filtra por la ventana en la pared frente a su cama. Se siente relajado y en paz, pero la sensación solo dura un momento porque se le ocurre revisar su celular -el mismo que dejo abandonado la tarde anterior- y encuentra que tiene un puñado de notificaciones de sus compañeros.
Uraraka
Hey, me han dicho que te vieron marcharte hoy, ¿cómo es que no te has despedido?
Ashido
Shinsou-kun, mañana es mi cumpleaños, ¿no vas a celebrarlo conmigo?
Midoriya
Hola, te vi marcharte hace rato, ¿todo bien?
Kirishima
Hey, hola... oye, siento lo de hace rato. En realidad, no sé qué está pasando con Denki, y...
Shinsou no se toma la molestia en abrir el mensaje, se limita a borrar el resto de las notificaciones y después coloca su celular boca abajo en su escritorio.
"Y lo haré de nuevo en la fiesta de Ashido"
Es acordarse de su cara pálida para que la irritación vuelva con fuerza.
Haz lo que quieras.
Eso es lo que debería haberle dicho, eso y algunas otras cosas.
"No quiero ser tu amigo"
Aunque tal vez no debió decirle eso.
Maldita sea, no me importa.
Incapaz de quedarse en cama Hitoshi se levanta. Bañarse, desayunar, y limpiar lo entretienen durante un rato, pero al terminar se le ocurre ver el reloj y se da cuenta de que apenas es la una.
La fiesta ya empezó.
"Y lo haré de nuevo en la fiesta de Ashido"
Hazlo, imbécil, y déjame en paz.
Le deja una nota a su madre y sale a correr.
El ejercicio consigue calmarlo y cuando vuelve se siente mejor, encuentra a su madre preparando la comida y se pasan el resto de la tarde charlando sobre las clases, las actividades y los entrenamientos. Hitoshi se distrae con las anécdotas que le cuenta su madre mientras terminan de recoger los platos.
—¿Vuelves al hospital hoy?
—Hasta mañana por la tarde—responde su madre conteniendo un bostezo—He estado juntando horas para tener unos cuantos días libres contigo.
—Ve a descansar.
—No, no, quiero lavar la ropa, así tenemos el domingo libre y podemos salir a pasear.
—Puedo lavarla yo, ve a dormir.
—Pero...
—Ve.
Su madre protesta, pero al final el cansancio decide por ella. Hitoshi oye la puerta de su habitación cerrarse y se encamina hacia el pequeño cuarto de lavado que está junto a la cocina. Mientras la lavadora trabaja, Hitoshi vuelve a su habitación por su ropa y comete el error de revisar su celular.
Ashido
¡Shinsou-kun~!, ¿dónde estás?
Uraraka
¿Tampoco vendrás a la fiesta?
Iida
Buenas tardes, Shinsou. Olvide entregarte la lista de trabajo para el verano, te envíe...
Hanta
Hey, ¿has visto a Denki?
Borra las notificaciones sin responder a ninguna y se pasa el resto de la tarde lavando y tendiendo. Por la noche tampoco puede dormir así que se levanta a leer hasta que las palabras se confunden unas con otras.
Pese a desvelarse, el domingo se despierta temprano para desayunar con su madre, y se pasan toda la mañana juntos. Hacen la compra para la semana, van al cine y se dan una vuelta por el parque más cercano.
Mientras está con su madre Hitoshi puede olvidarse de su celular, sus deberes y su irritación, pero cuando ella se marcha a trabajar esa misma tarde, Hitoshi no tarda en ahogarse en la impaciencia y la ira.
Para distraerse saca sus libros y empieza a repasar, pero no llega demasiado lejos. Al final la curiosidad se impone y Hitoshi se arrastra sobre su cama hasta sujetar su teléfono. Encuentra más notificaciones, más preguntas, más curiosidad... pero no se atreve a abrir ningún mensaje por temor a ver alguna novedad acontecida en la fiesta de Ashido.
"Y lo haré de nuevo en la fiesta de Ashido"
¿De verdad lo hiciste?
Incapaz de mantenerse al margen, Hitoshi entra a su bandeja de correo electrónico. Hay varios mensajes de sus compañeros, encuentra uno de Iida con un archivo adjunto que supone es la tarea para el verano, algunos correos más con asunto: Invitación, pero nada de Kaminari.
Tres días y el necio no se ha dignado a escribirle ni una sola vez.
Dijiste que no querías ser su amigo.
¡¿Y desde cuando hace lo que le digo?!
&
&
Son cinco días, cinco tediosos, aborrecibles y eternos días, los que Hitoshi aguanta sin enviar mensajes, responder preguntas o revisar los correos que le envían. Cinco días en los que se convence que su amistad con Kaminari se ha terminado y que es tiempo de avanzar.
Cinco días en los que escribe mails larguísimos con ideas sin estructura, opiniones y más que luego borra sin pensarlo dos veces.
Cinco días de frustración, ira e irritación.
Al quinto se arma de valor y comienza a revisar todas las notificaciones y mensajes; pero todos son preguntas para él, invitaciones, sugerencias... ninguno de ellos menciona la fiesta de Ashido. No hay novedades, no hay chismes, no hay nada.
Los correos tampoco proporcionan información alguna. Es imposible saber si Kaminari ejecuto su horrenda idea con éxito. Para averiguarlo tendrá que preguntar.
Pero a quién.
"A ti ni siquiera te gustan las personas"
Es cierto, no le gustan. No sabe relacionarse con ellas, no sabe tratar con ellas. Personas que lo juzgan por su quirk, personas que lo miran y se apartan. No, Hitoshi no quiere relacionarse con el mundo, prefiere apartarse antes de que ellos lo hagan.
Y si no me gustan, ¿por qué estoy en este dilema?
Es absurdo.
&
&
Lo cierto es que hay una persona a la que Hitoshi considera su guía y apoyo, es la única persona a quien podría contarle cualquier cosa. La única que no lo juzgará y que le ha dado su teléfono para cualquier emergencia.
Y Hitoshi necesita consejo, pero no está seguro de que Aizawa-sensei aprecie ser involucrado en este tipo de situaciones, así pues no le queda de otra que vagar por su casa vacía, terminar sus deberes y convencerse de que no quiere saber qué rayos pasó en la fiesta de Ashido.
Se terminó, no somos amigos. No me importa lo que haya o no haya hecho.
Sería muchísimo mejor si Hitoshi pudiera convencerse de eso.
&
&
El viernes de su primera semana de vacaciones amanece brillante y bochornoso. Hitoshi renuncia a salir y prefiere quedarse en la sala junto al aire acondicionado mientras intenta leer uno de los libros listados como una lectura obligatoria.
Como está en casa solo y no espera visitas, su vestimenta consiste en sus bermudas favoritas, sin camiseta, zapatos ni calcetines. El calor es tan intenso que la brillante luz que entra por el ventanal que da al balcón resulta casi cegadora.
Está tan aburrido y harto que le toma un segundo abandonar la somnolencia para confirmar que, sí, alguien está tocando a la puerta. Deja el libro sobre la mesita junto al sillón y abre sin detenerse a espiar por la mirilla.
—Hey
Brillantes ojos dorados, pelo rubio, tez pálida, cuello largo, hombros y brazos torneados. Una nariz diminuta sobre unos labios rosados. Ahí frente a él esta Denki Kaminari.
La reacción instintiva de Hitoshi es azotar la puerta sin decir nada.
&
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Es asombrosa la facilidad con la que el cuerpo reacciona ante un estímulo. Ya sea un evento, una imagen, una persona, el sistema nervioso maniobra de forma inmediata, pasa de la calma total al caos en cuestión de segundos. Y a veces se enciende como si fueran luces navideñas: Cientos de reacciones simultaneas con ritmos distintos e intermitentes.
La reacción de Hitoshi al ver a Kaminari en la puerta de su casa no podría ser descrita con una sola palabra -pánico, asombro, estupefacción, miedo- y tampoco se limita a una simple reacción -su estómago se contrae y desaparece a la vez, su corazón salta desde su pecho y se estrella contra el suelo, hay un hueco dentro de él y al mismo tiempo tiene la sensación de que no hay suficiente espacio en su interior-, no, el asombro lo golpea de tal forma que durante un larguísimo minuto Hitoshi siente que se ahoga.
¿Qué está haciendo aquí?
—¿Qué haces aquí?
—Erg—su voz suena amortiguada por la puerta que los separa, pero Hitoshi no encuentra la fuerza para abrirle—¿podemos hablar?
—Estamos hablando.
Esto es absurdo. Se lo dice y sin embargo tampoco hace ademán de abrir la puerta. Pero qué rayos te pasa. Abre la maldita puerta.
Esta vez la imagen no lo sorprende.
—Hola—saluda Kaminari con una mueca nerviosa.
Es rarísimo verlo sin el uniforme escolar. Viste con una camiseta sin mangas extremadamente holgada que deja a la vista sus hombros y brazos y gran cantidad de pecho. Lleva un short rojo hasta la rodilla y zapatillas blancas. Tiene un aspecto juvenil, fresco y atractivo. Combinado con sus ojos, la imagen resulta devastadora.
Denki Kaminari es guapo, Hitoshi es consciente de ello, pero ha debido olvidarlo porque no hay otra explicación para que la realidad lo golpee con tal fuerza.
—¿Cómo sabes dónde vivo?
—Pregunté.
—¿A quién?
—Iida. Se sabe la dirección de todos en el salón.
—¿Por qué?
—Porque su sueño es ser la clase de presidente que va a dejarte la tarea a tu casa cuando no puedes ir. Lástima que ahora todos vivamos en los dormitorios. A veces creo...
—¿Qué haces aquí?
Suena brusco y consigue cortar el monologo de Kaminari a la mitad, pero no permite que eso lo haga sentir mal.
—Quería hablar contigo.
—¿De qué?
—¿Puedo pasar?
—¿Para qué?
—Maldita sea, Shinsou, lo siento, ¿de acuerdo? Fui un estúpido. No debí decir lo que dije. No me sentía bien, no es una excusa. Solo...—suspira, se rasca el cuello y aparta los ojos—Lo siento. Me desquité contigo porque Kiri me estaba volviendo loco. No fue justo, ¿estamos en paz?
—¿Invitaste a Jirou?
—¿Qué?
—¿Invitaste a Jirou a salir?
—¿Qué tiene que ver...?
—No puedes disculparte y seguir mintiendo.
—No te miento a ti.
—Le mientes a tus amigos, yo soy tu amigo, ergo me mientes a mí.
—¿Ergo?
—En conclusión.
—¿Y por qué no dices en conclusión?
—Kaminari.
—Solo te estoy molestando, jeez, tienes un carácter peor que Bakugou.
—No es cierto.
—Sí, no me había dado cuenta porque no sueles contestar, pero tienes una mecha tan corta como él.
—Solo- Solo contesta la pregunta.
—¿Es importante?
—Tú puedes hacer lo que quieras con tu vida, pero yo no quiero estar ahí si vas a mentir. No quiero mentir por ti.
—Le mentiste a Kirishima.
—¿Qué?
—Me escribió hace unos días para decirme que hablo contigo. Se disculpo por creer que soy gay y por haberme presionado... Gracias por no decirle.
—Es tu secreto, no el mío.
—Si, bueno, después de lo que te dije no te habría culpado si decidías decirle la verdad.
—No te haría eso.
Kaminari suspira y Hitoshi no presiona.
—¿No quieres que invite a Jirou a salir?
—No deberías usarla como reemplazo. Nunca funciona.
—¿Y si en verdad me gusta?
—Invitala porque te guste, no porque quieras olvidarte de alguien más. No es justo para ella.
Kaminari lo mira fijamente y sonríe.
—Lamento haber dicho que no te gustaban las personas.
—No me gustan.
—Aun así me disculpo... y no, no la invite, no tenía ganas de ir a la fiesta y hablar con nadie, así que le pedí permiso a Aizawa para que me dejara marchar el sábado temprano. Alisté mis maletas y salí antes de que alguien se levantara.
—¿No fuiste a la fiesta de Ashido?
—Ya le había dado su regalo y le envíe un correo disculpándome. No quería ver a Kiri con ella. Aún... no puedo.
Su cara se frunce, el dolor sigue ahí.
—Pasa.
Se aparta y observa a Kaminari quitarse los zapatos en la entrada.
Es rarísimo verlo entrar en su casa y mirar alrededor como un cachorrito curioso. Es aún más raro verlo sentado en el sillón mientras sonríe y se balancea sobre los mullidos cojines.
—Está cómodo.
Hitoshi aparta los ojos y se rasca inconscientemente el cuello. Solo entonces se da cuenta de que esta semidesnudo. Suelta una vaga excusa y se escabulle por la puerta de su recamara. Una vez ahí se frota el estómago que siente revuelto.
Bien, sigue siendo tu amigo, ¿y ahora qué?
[...]
Aja, Denki se ha disculpado, ¿bastará con eso? Como dice la sinopsis, una disculpa no sirve si repites la falta, ya veremos si Denki consigue cambiar... mientras tanto es tiempo de que veamos a estos dos interactuar sin Kirishima de por medio.
Nos leemos.
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