74
Tuve que confesártelo.
No podía llamarte Skye.
Por más hermoso, o más tuyo que fuera...
No podía.
Mi mente tendía a funcionar de maneras muy, muy complejas.
No podía comenzar a llamarte por otro nombre.
No cuando había soñado con la palabra "Athenea" cientos de veces.
Era imposible.
Así que llegamos a un acuerdo.
Cada vez que te llamara Athenea, tendría que mirar al cielo.
Porque era lo que significaba tu verdadero nombre.
Y, creías firmemente, que tu madre estaba ahí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro