5
Antes de entrar,
no sé por qué razón,
tal vez fue el destino,
o una simple coincidencia,
pero vi una mancha.
Demasiado lejos.
Demasiado lejos para poder apreciarla bien.
De cualquier manera, me acerqué.
Y cuando estuve lo suficientemente cerca, la vi.
Color azabache.
Vestida de rojo.
Y empapada de los pies a la cabeza.
La mismísima Athenea Lander.
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