둘
JungKookie siempre fue el omega ejemplar que sus padres quisieron, hizo cada una de las cosas que se le pidieron, estudio tras estudio para ser una buena Luna de su manada y que un buen alfa lo cortejará, no que un imbécil bueno para nada, alfista igual a su padre viniera a querer marcarlo, no señor, Min JungKook no sería sirvienta y omega de un alfista, alguien que trataba de lo peor a los omegas y qué claro, se acostó con la mitad de omegas en su manada y abuso de su propia hermana.
¿Esa escoria era un alfa?
Tal vez su padre era un alfista, pero no sería capaz de permitir que uno de sus hijos fuera abusado por el hermano alfa de ellos —aunque no tenían hermanos—, tal vez no era un gran idiota como para obsequiar a la Luna de la manada a un alfa como Lee SooKyun; mas se equivocó respecto a su padre, a él solo le importaba su imagen como buen líder alfa de la manada de lobos y dejar a su primogénito junto a su presunto alfa liderar la manada de lobos. Por eso huyó de casa, con la ayuda de su hermanito YoonGi. A comparación de su presunto alfa y el muertito alfa de su hermano, este último solo aparentaba ser un cara dura frente a los padres de su omega, siendo gentil en cada momento y lo trataba bien fuera dónde fuera pero claro que le decía a Gigi que se comportará solo para tener felices a sus padres; Park ChanYeol era un buen alfa, una lástima que su alfa... No, el alfa rayado le haya quitado la vida, su hermanito estaría devastado por su atrevimiento, la culpa lo invadía por haber pedido ayuda.
<< Perdón Yoonie. >>
Una lágrima se deslizó por su mejilla ¿Cómo pudo hacerle eso al Alfa de su hermano? Se ovillo en un rinconcito del huerto, donde estaban los arbolitos de duraznos y cerca estaban unos lindos y apetitosos meloncitos que hicieron a su estómago crujir de hambre. Sintió un olorcito que no era el de madera y sidra, era más fuerte: tierra mojada y café muy concentrado. Hizo una mueca por el olor, miró al muchacho rubio de ropas rasgadas.
— Supongo que eras tú a quién buscaban, ¿No? —Preguntó Jimin analizando al chico—. Soy Jimin ¿Tú? —Volvió a preguntar.
Kookie miró al tigre que lo observaba con sus ojitos curiosos y sin intención de hacerle daño alguno, pero retrocedió por su lobo, no le agradaba en lo absoluto el chico de mejillas abultadas y con esto en mente sus lágrimas secaron un poco, dejando sus pómulos pegajosos y sus ojos algo hinchados, sus orejitas permanecía gachas cuál cachorrito que busca cobijo y no sé le es otorgado y a cambio obtiene una reprimenda.
— J-jungkook Min —titubeó y el tigrecito asintió.
— Un gusto —le tendió la mano, Min dudo, pero al final la tomó—. No tengas miedo, tal vez parezca un amargado pero no lo soy, el tipo de adentro si es algo amargado —dijo dando una sonrisa, contagiando al omega—. Y descuida, dos de los tipos están muertos el otro me lo llevo —le dijo tirando de la mano del chico para levantarlo de una sola—. Eres muy liviano —susurró.
— Es muy hablador —susurró el omega.
— Me disculpo, así soy cuando me agradan las personas —admitió soltando la manito contraria—. Puedes quedarte aquí si gustas, bueno, preguntaré sí puedes quedarte. Necesitas un poco de sustento y también mejores ropas —le dijo mirando la camisa sucia del omega que se avergonzó por estar siendo analizado a detalle—. No tengas pena por ello.
— Es muy amable, pero lo que menos quiero es incomodar o ser una carga. Iré a otro lugar para que no puedan encontrarme —rechazó la sugerencia del alfa que lo miraba atento.
— No te dejarán de buscar y probablemente no puedas huir más lejos, y que te acepten en otra manada sería difícil —sopesó Jimin pero luego se encogió de hombros—. Sígueme, te daré un poco de fruta —ofreció con demanda el omega reverencio.
— Gracias, no hace falta —habló neutro.
— Créeme que te hace falta, y mucha —el omega se rasco la nuca con vergüenza—. Quédate tres días, te traeré algo mejor para que uses —volvió a ofrecer encaminándose entre las plantas, con el omega siguiéndole detrás con cautela.
TaeHyung cavaba la tumba de los cuerpos lobunos que, sé habían vuelto así tal vez algunos minutos después de su forma humana morir, pero uno de esos lobitos se resignaba a morir, tenía un omega que dependía de él y con la sospecha de que estaba en cinta, no podía dejarlo de esa manera. Fue esta una de las razones por las que aulló tratando de ser escuchado, mas todo era en vano. A través del lazo que se estaba deshaciendo de a poco, le envío unas dulces palabras de despedida a su omega y su cachorro que estaba en camino en el vientre de su Luna, junto a ello diciendo que jamás debió acompañar al futuro alfa de su cuñado a buscarlo y que lamentaba irse tan pronto sin conocer a su cría y sin poder darle toda la atención al omega.
— Mi hermano es impulsivo, supongo eres tú quien lo alteró así —le dijo al lobo que le miraba con los ojos entrecerrados—. Tienes un aroma bajito a leche, ¿Dabas de lactar? —Pregunto y el lobo solo se limitó a bufar—, espera, no me digas que...
Mi omega...
El lobo cerró por completo los ojos y se permitió descansar, dando así por terminada su vida en la Tierra. Taehyung solo negó con la cabeza, no podía ser cierto. Alguien que le dijera que el tipo no tenía omega y que tampoco en el vientre de dicho omega una vida estaba en camino.
¡Por la Luna! No era cierto, era solo él y sus especulaciones, sí, eso era.
Luego de unos minutos, en los que se perdió en sus cavilaciones, terminó de colocar el segundo cadáver en una tumba profunda en el interior de un enorme árbol, no había vuelta atrás. Los muertos no se podían revivir y su hermano mayor lamentaria lo que había hecho y él que no detuvo a su hermano de algo como eso. Sólo podía considerarse un monstruo, él no lo hizo, pero tampoco lo impidió por su felino que estaba sometiendo al lobo que quería al omega de orbes esmeralda.
Suspiró y se alejó de ello haciendo una reverencia —por respeto a los muertos—, se fue sin mirar atrás y tratando de llegar a su morada lo más rápido, tener al omega de lobo ahí solo le traería problemas y no quería ninguno, mucho menos Jimin que dentro de poco sería el líder de la manada.
Su máscara estaba algo sucia, sus ropas debía lavarlas y luego parcharlas con alguna prenda que no usará, oh Luna, sí que era todo un desastre. Al entrar en su casa escuchó a su hermano cocinar y hablar con probablemente el chico, restó importancia y se dirigió hasta su habitación donde se metió a la ducha por un buen momento, sin quitarse la ropa ni nada, tal y como estaba, se sentó en el frío piso y miró atentamente el agua irse por la coladera; ¿La Luna no pudo haber hecho algo mejor?, ¿No le pudo dar un mejor rostro? Y solo tal vez con un buen rostro podría no estar viviendo todo esto.
Un alfa no hubiera muerto, un futuro cachorro tuviera padre, un omega tuviera su lazo estable y feliz con su alfa —sí es que lo era—, tal vez solo así no hubiera llegado a la cabaña en la que vivía, su hermano jamás se hubiera topado con esos lobos, él nunca hubiera conocido a ese omega de lobo que le estaba haciendo perder la cabeza, a él y su felino amigo que no estaba en paz.
Se levantó del suelo y enjuagó el cabello para luego proceder a quitarse su máscara blanca que estaba sucia aún; con suavidad quito la tierra pegada y se encargó de limpiarla muy bien.
Una vez todo hecho Taehyung se acercó al espejo redondo frente a la ducha, lo limpio un poquito y miró su aspecto. Horrible, espantoso, desagradable, repugnante. Pensó.
<< ¿Es mi destino? >>
Preguntó.
<< Es mi destino. >>
Respondió.
Su rostro se encontró siendo bañado por sus lágrimas y las gotas de agua que caían de su cabello ¿Cuánto más soportaría?, ¿Cuánto más? Antes no se quitó la vida, porque pensaba demostrarles a todos en lo equivocados que estaban con él. Quería demostrar que un rostro con una parte fea, un rostro demacrado antes de nacer, la mitad de un rostro no definía a la persona, sin embargo, las acciones sí lo hacían.
¿Qué demostraría ahora?,
¿Qué realmente era el monstruo que todos creían?, ¿Qué ayudó asesinar a un futuro padre, que destruyó una futura familia?, ¿Una familia que probablemente habría sido muy feliz?, ¿Qué había lastimado a un omega en cinta al matar a su Alfa?, ¿Qué no pudo ayudar a su hermano a calmarse porque también estaba cegado?, ¿Qué era un maldito orgulloso cómo cada tigre rayado que había en la manada?
Sus manos apretaron el lavamanos con fuerza y su felino estando presente a su humano, viendo como este se destruía por sí solo y le pasaba trayendo, en parte, a él. La regadera siguió dejando caer y caer agua, gastando demás por si sola, fluyendo y acompañando las lágrimas del felino rayado que se estaba auto reprimiendo, lastimando a su animal como solo él sabía, dañando más su corazón con más palabras llenas de terror, asco, molestia, tristeza y demás emociones negativas.
Sorbió su nariz y optó por dejar de verse el rostro en el espejo, se daba más asco a sí mismo, creyendo que no había persona más asquerosa en el mundo que él mismo y su maldita existencia.
Mientras un tigre se retorcía ante sus propias palabras y su propio pesar, un omega de lobo aullaba de tristeza a su alfa que le había dejado a él y su cachorro.
YoonGi se retorcía ante el dolor ocasionado por su marca en el lado izquierdo de su hombro, su lobo no había dejado de rasgar su interior, estaba hecho una bolita en el mullido nido sobre su cama, donde tenía las prendas de su alfa y las suyas. La peor experiencia a su corta vida, la mejor fue cuando su alfa lo marcó, su alfa, su alfa, todo giraba alrededor de su alfa en esos instantes.
Las palabras fueron dolorosas, sentir como su querido alfa agonizaba lenta y dolorosamente le hizo retorcerse como a un porcino estando a punto de ser sacrificado para brindar alimento, aferrándose a lo que pueda. Incluso la misma comparación era terrible, pero así lo sentía ¿Qué más daba?
Sus ojos empezaron a cerrarse de a poco, debido a lo pegajoso que se encontraban y la notable hinchazón por haber llorado, aún con la última imagen de su alfa en mente despidiéndose, más no diciendo que volvería de la búsqueda de su hermano mayor y es justo en ese instante, cuando Min YoonGi se hace culpable por dejarlo ir y no decirle que estaban esperando un cachorrito.
Las lágrimas salían mientras cerraba sus ojos, sus orejas se agacharon hasta el punto de esconderse y no salir hasta nuevo aviso, su colita grisácea desapareció, su aroma comenzó a disminuir y lo único que le quedó fue aferrarse a su cachorro que se gestaba en su vientre.
La manada de los lobos estaba tranquila sin saber lo que le pasaba al hijo omega menor de la Luna y el alfa Min. Todos estaban tan calmos, tanto alfas como omegas, yendo y viniendo con sus deberes, algunos preocupados por la desaparición del hijo mayor de los Min, otros despreocupados de su paradero, pues, poco importaba si seguía con vida o no, lo único que importaba era tener un buen líder y tener chance de colocar a uno de sus hijos alfas con el omega mayor, aunque ahora dejaban de a poco esas posibilidades ya que un alfa había llegado a reclamar al chico como suyo.
Los Min estaban en pleno apogeo, planeando una boda y una futura celebración por los futuros cachorros y otra boda que se llevaría a cabo cuando el hijo omega mayor apareciera. Hablaban de tratados que tenían con otras manadas y las provisiones que les ofrecían a cambio de otras, las posibilidades de dejar de depender de dichas manadas y los sustentos que proveían; a nadie le interesaba nada más que la imágen que debían mantener como líderes pero a la vez padres, lo último siendo poco; no estaban al tanto de que en cualquier momento sus planes se irían por la borda y buscarían alguien a quién culpar por todas sus tragedias, alguien que haya iniciado toda la catástrofe.
— Min Seung, ¿Mi yerno aún no llega? —Preguntó el alfa padre de Park ChanYeol.
— Me temo que no, Park —le dijo—. Descuida hombre, de seguro está tomando un respiro, Yoonie tiene dieciséis años, le será difícil lidiar con su lobo —dijo a su consuegro.
— YoJin y yo queremos verlo, además ya hasta hemos comprado algunas cositas para el cachorrito —comentó emocionado por saber que sería abuelo, pues aunque su hijo no lo supiera, durante la última visita YoJin notó los síntomas del omega y el cambio rápido en el aroma, tanto que persuadieron a su hijo, pero esté ni siquiera se inmutó en ello.
— Calma que siquiera le ha crecido la barriga a mi hijo —habló, medio carcajeó Min Seung.
La charla de ambos hombres continúo mientras sus omegas estaban en la cocina compartiendo recetas de comida y parloteando de cachorros, adornos de boda y cuánta cosa se les pasará por la cabeza y les agradará.
Se decía que las madres tienen el vínculo más grande con sus hijos, saben cuándo algo les incomoda, les hace felices y sobre todo: sienten cuando algo va mal en ellos. Min YeRim sentía un pequeño malestar con YoonGi, más hizo de lado la idea, pues, su parte humana aseguraba a su lobo que su cachorro estaba bien.
Kookie por su parte, bebía una rica taza de té de jazmín que el alfa rayado le había proporcionado mientras le decía que iría por su hermano ya que, no sabía donde estaba. Sin embargo, había sido una vil mentira porque, fue a ver al lobo alfa —que seguía vivo— estuviera despierto donde lo había dejado amarrado de manos y piernas para que no se fugara.
Kookie comió una galleta de las que el rubio de ojos miel azulado dejó en un plato, miró los alrededores del hogar en el que se encontraba, muy simple con una estantería de libros y más libros en la salita junto a la ventana, tres sofas con una mesita de cristal en el medio, que tenía un pequeño Moyogi, uno de los bonsais más pequeños, bonitos y elegantes. Luego estaba la isla de la cocina donde había un Kengai y a decir verdad, ambos estaban muy bien cuidados y en buen estado; el dueño de la casa era simple y amante de la naturaleza, cuando se vió tan ensimismado un carraspeo lo hizo buscar al causante de ese mismo, un hombre que estaba de espaldas en las escaleras de madera. Kookie se levantó de su asiento e hizo una reverencia al hombre que estaba de espaldas y al que no había podido observar a detalle, pero suponía era quien le había dado permiso de esconderse en su morada.
— Lamento los problemas que les he causado —dijo y TaeHyung asintió.
— ¿A dónde fue Jimin? —Preguntó al omega.
— Dijo que iba a verlo a usted —susurró Kook confundido e intentó olfatear el aroma de madera y sidra, más no encontró ni un rastro de ese mismo—. Uh, ¿Cómo se llama señor?
— Ya veo —contestó—. ¿Cuál es él tuyo? —Preguntó.
— Min JungKook —habló confiado—. ¿Y usted señor? —Preguntó kook moviendo su cabecita a un lado, curioso porque el hombre no se daba la vuelta y lo veía a la cara.
— Jungkook —llamó el alfa—. No hay nombre con él cuál puedas llamarme ahora —susurró más para sí mismo, que para respuesta del omega. Sin decir más, subió las escaleras dejando al chico de almendras y cocos confundido más de lo que ya estaba.
— Es extraño —dijo para sí.
Tae optó por encerrarse en su habitación, el omega estaba ahí y su felino amigo solo quería ir por él, esperaba que las reacciones fueran unilaterales, porque si eso seguía se vería en el cuento de la princesa y el sapo, ambos tan distintos, pero con problemas; una vida que pasaría a ser una historia de la cual no debía mencionarse. Una historia que no debía mencionarse para ser un mito, una verdad que debía ser oculta...
La verdad que no debía ser contada.
El tema de encontrarse un destinado, fue algo que TaeHyung anhelo a sus seis años cuando su hermano Jimin le leía los cuentos, mitos y demás. Sabía que solo era un cuento y mito, pero, ¿Por qué sentía lo mismo que en esos cuentos que aún recuerda?, ¿Por qué cada vez que olfateaba al chiquillo se sentía vagar por las nubes?, ¿En serio podrían haber destinados de una especie distinta?, ¿Y por qué se cuestionaba tanto sobre ello?, ¿No estaría creyendo en esos cuentos o sí?
Omega.
<< No, no hay omega. >>
Negó a su felino amigo y dió gracias porque esta vez no refuto nada, más a ese paso, el gatito salvaje se estaba quedando sin fuerzas para discutir con su humano. Se sentó en el suelo recargando su espalda en la puerta cerrada de madera oscura, suspirando en el proceso; no, no era cierto, solo estaba siendo afectado por lo antes sucedido y nada más, él no tenía omega, ni amigo omega, ni nada por el estilo.
Jimin sólo esperaba a que el tipo diera información y que se disculpara por faltar el respeto a su hermano y, por supuesto a su persona, Kim Jimin siempre se dio a respetar como líder alfa en la manada —aún cuando no lo era—, y debía mantener ese respeto incluso con otra especie.
— ¿Y bien? —Preguntó—. Sabes no tengo todo el día y debo llevarte a la manada —dijo.
— ¿Qué era esa cosa? —Preguntó algo ido—. Tiene el rostro más horrible que haya visto —le dijo al sentarse, más Jimin le propinó una buena patada en el rostro, el hombre rió—. Solo venía por ese omega escurridizo, sé que estuvo aquí —le dijo.
— ¿Qué tiene de especial el omega? —Preguntó al hombre que escurría sangre por la boca.
— Nada, solo ayudará a convertirme en el próximo líder alfa de la manada y lo necesito para que sea mi Luna y todo sea más fácil —contestó escupiendo la sangre que se le había quedado en la boca, Jimin asintió comprendiendo.
— Supongo que no podrás ser líder al regresar con las manos vacías —dijo el rubio—. Haz puesto en peligro los suministros que le damos a tu manada y con ello, también a tu actual líder —habló dándose la vuelta para regresar por dónde llegó—. No te muevas quédate ahí —dijo Jimin burlón mirando por sobre su hombro—. Oh espera, no puedes —rió y se adentró en la casa.
<< ¿Por fin habrá venganza? >>
Se preguntó.
Sabía que su padre no haría tal cosa y con esto, él tenía la oportunidad para vengar lo que ocurrió con su hermano estando en el vientre de su madre, fue la principal causa del por qué los lobos no eran ni serían bienvenidos en esas tierras, incluso antes de todo eso ya se mantenían alejados de los tigres rayados; la mayoría solo actuaba por haberle hecho algo tan cruel a la Luna Kim, más no por el cachorro que se había gestado y nacido antes de tiempo.
Jimin observo a Jungkook sentado en una sillita en la isla, donde lo había dejado minutos atrás, sonrió. No dejaría a su suerte al pobrecito omega pero tampoco se quedaría ahí con ellos, era riesgoso que se quedará y Taehyung, estaba seguro de que su hermanito no querría hospedarlo por unos días, Tae iba a elegir estar lejos de problemas entre ambas manadas, pues ya tenía sus propios problemas y el de belfos abultados lo sabía a la perfección justo en ese instante que escuchaba a su hermano decir improperios y hablar consigo mismo.
— Tae —dió dos golpecitos en la puerta del cuarto de su hermano—. Tae ábreme la puerta, por favor —dijo, los sollozos del tigre menor se dejaron de escuchar.
— Jimin, iba a ser padre —le dijo a su hermano, el cuál se congeló por lo mencionado—. Jimin, dejamos a un omega sin alfa y un futuro cachorro sin padre... —Susurró y Jimin aún seguía procesando todo.
— ¿Tú...? ¿Cómo...? —Titubeó— ¿Estás seguro?
— Al contrario de nosotros, los alfas lobo emanan el aroma de leche de su pareja por el lazo que mantienen —le dijo—. Jimin...
— ¿Qué...? ¿Eso no es posible, o sí? —Preguntó y Tae asintió con la cabeza como sí su hermano pudiera verlo.
— Debes entregar a ese omega, solo causará más pesar —dijo, su felino gruño, pero más extraño se le hizo escuchar a su hermano negar y gruñir también, por lo que, tuvo que asomarse y ser visto con lagrimitas en sus ojos—. No se puede quedar —negó.
— Pero tampoco puede irse —le dijo a su hermano desviando la mirada—. Es un omega que esta siendo utilizado solo para que un alfa pueda ser líder y quién sabe qué más cosas quieran hacerle —dijo.
JungKook escuchaba todo lo que los hermanos hablaban de él, bajo la cabeza al saber que estaban en lo cierto; su lobo se sentía triste y decepcionado de lo que el alfita decía de él, quiso llorar por ello, mas se limito a ir a su silla donde había estado y comer una galleta demás junto al poco té que tenía en la tacita.
— Ya baja hay visitas —le dijo al deslizarse hasta la planta baja de la casita—. Lamento hacerte esperar, Ahora sí puedes quedarte, por unos días —dijo.
— Oh sobre eso, es mejor que vuelva a mi manada —le dijo al alfa Jimin y éste se preguntó sí los había escuchado.
— Oye no te preocupes, ya teníamos problemas con tu manada aún así —dijo Jimin.
— ¿Y ganarse un problema más por mi causa? —Cuestionó—. Eso jamás, ya cause la muerte del Alfa de mi hermano y la mano derecha de mi padre —admitió en voz baja.
— ¿Uno de los alfas era de tu hermano? —Preguntó Jimin con curiosidad y el omega asintió— ¿Cuál de ellos era?
— El de cabellos negros tinteado con rojo, el que probablemente olía a vainilla —mencionó poniéndose de pie—. Mi hermano debe necesitar ayuda y nadie debe estar junto a él, es mejor para todos que yo deje de huir —susurró mirando al suelo.
— Wow, lo siento, pero parte de mí no sé arrepiente, ya qué, llevaba el aroma a vainilla y no me pude controlar —respondió y Jungkook volteó a verlo interrogante— ¿Por qué me miras así?
— ¿A usted le pasa lo mismo que a mí? —Preguntó más para sí que para el tigre, quién lo veía confundido—. La madera y sidra es una combinación que siempre me molestó y me asqueo —empezó— pero en lugar de causarme asco, me causa un sinfín de emociones —miró a un bonsai, no sabía a qué o quién mirar.
— A mi siempre me gustó la vainilla, pero jamás había olfateado algo así en mis veintiséis años —susurró—. Oye niño —habló al omega qué rápidamente lo vió—
— No soy un niño —dijo y Jimin solo hizo de lado eso.
— ¿Crees en los cuentos?
El verdadera drama inicia en el próximo capítulo, esto fue calentamiento y un buen sustento para cada personaje.
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