Capítulo 13
Louis' POV
Desperté con la sensación de unos largos dedos acariciándome el cabello lentamente. Primero no le di importancia porque creí que era Marcel, pero luego oí que una voz, demasiado grave para ser la del menor de los trillizos, decía:
-Huh, que puta.
Abrí los ojos, sobresaltado, encontrándome con unos orbes verdes.
-¿Q-qué?- pregunté, aturdido.
-No puedo creer que luego de tu castigo hayas venido con Marcel a buscar más- dijo Edward desde el lugar donde estaba.
Harry, que era el que me había despertado, arqueó una ceja.
-¿Marcy te dio por detrás?- preguntó, divertido- O... ¿tú le diste a él?- sacudió la cabeza, fingiendo desaprobación- Que chicos traviesos los de hoy en día- rió bajito.
-¿Qué? Yo no tuve sexo con Marcel- dije, frunciendo el ceño.
-Pero te gustaría, ¿verdad?- preguntó el mayor de los dos- Qué puta- repitió.
-¿Qué sucede aquí?- preguntó Marcel, entrando por la puerta con un vaso de agua en la mano.
-¿Te divertiste con el nuevo juguetito, Marcy?- preguntó Harry.
-¿Q-qué?- sus pálidas mejillas adquirieron un ligero tinte rosado mientras sus ojos se abrían un poco más de la cuenta- N-no, yo...
-Vamos, admítelo, tiene un cuerpo de pecado- dijo Edward-. Te encantaría follarlo... o que él te follara- Marcel se sonrojó aún más.
-Bien, ahora es mi turno- dijo Harry, levantándome de la cama como a un saco de harina.
-¡Hey! ¡Bájame, mequetrefe!
Los dos mayores de los trillizos me miraron de reojo antes de echarse a reír.
-¿Mequetrefe?- preguntó Edward- ¿Quién usa esa palabra hoy en día?
-¿Ah, sí? ¿Les gusta?- pregunté, golpeando la espalda de Harry- ¡Troglodita! ¡Infradotado! ¡Energúmeno!- seguí enumerando insultos, por alguna razón.
-Bien, bien, ya entendimos que tienes un buen repertorio de insultos del siglo pasado- dijo el que me cargaba-. Ahora, si me disculpas, necesito cumplir una de mis fantasías, los trajes de Nick ya han llegado y quiero que uses uno.
-¿Qué? No, no, no, no, noooo, yo no voy a usar un trajecito de puta.
(...)
Diez minutos después, estaba en un uniforme de puta con temática de colegiala. Debajo, sólo llevaba unas braguitas de seda que se me metían entre las mejillas del culo y se frotaban tentativamente contra mi entrada. Me miré al espejo. Llevaba puesto una camisa blanca que dejaba ver mi ombligo y parte de mi abdomen, una corbata delgada atada al cuello, una falda que apenas hacía un paupérrimo trabajo cubriendo mi trasero y unas medias negras que me llegaban a medio muslo sostenidas con ligas de encaje negro.
Los ojos verdes de Harry me escanearon con lujuria apenas traspasé la puerta de su habitación.
-¿Estás seguro de que Nick es buen diseñador? Porque creo que tomó mal mis medidas, el traje me queda tres tallas más chico- dije sarcásticamente.
-No es eso, es que el culo te queda cuatro tallas más grande- retrucó. Lo fulminé con la mirada.
-Parezco una fulana cualquiera.
-Lo sé, ¿no es genial?- preguntó, contento con hacerme rabiar.
-Genial sería darte un buen golpe en aquel rostro perfecto.
Rió un poco, pareciendo genuinamente divertido.
-Bueno, por mucho que me encante verte humeando por las orejas, ahora quiero follarte; en la cama, ahora.
-¿Qué? ¿Sin preámbulos, ni alguna estúpida frase cliché? Esto debe ser el Paraíso- dije mientras hacía lo que había dicho.
-Sabes que te encanta, de cualquier modo- dijo, subiéndose encima de mi cuerpo. Lamió mi oreja mientras una de sus grandes manos acariciaba mi abdomen, bajando hasta la cintura de la pequeña falda-. Ha sido un alumno muy malo, señorito Tomlinson, yo creo que debería ser castigado- murmuró, acariciando mis piernas mientras mordisqueaba mi cuello tentativamente.
-S-señor Styles...- gemí.
¿Qué carajo? ¿De dónde mierda había salido eso?
Sus ojos volvieron a enfocarse en los míos y noté que lo que había dicho había hecho que sus pupilas se dilataran con deseo, dejando sólo un fino aro verde esmeralda alrededor del negro.
-Una zorrita ansiosa...- murmuró antes de devorar mi boca hambrientamente.
Mi mano se movió por su cuenta hasta enredarse en sus sedosos rizos, abrí mi boca más de lo que habría creído posible para dejar que su lengua se moviera a sus anchas dentro de ella, explorando y masajeando cada rincón experimentadamente. Una leve pero incómoda sensación de cosquilleo se apoderó de mi cuerpo mientras correspondía fervientemente al beso. Sí, quizá fuera un rebelde, pero había que admitir que Harry, y también sus hermanos, eran dioses griegos. Así que me propuse sacar el mayor provecho posible de la situación y disfrutar al máximo cada segundo del sexo con Harry y Edward, dos Adonis quizás algo narcisistas y jóvenes, pero experimentandos en el arte del sexo. Ambos provocaban reacciones en mi cuerpo que me eran totalmente nuevas y desconocidas, sabían dónde acariciar, besar o chupar para hacerme gimotear de placer como un sumiso cachorrito o retorcerme debajo de ellos.
Pensaba en todo aquello mientras la lengua del ojiverde se introducía en mi ano, sus labios succionaban el borde y sus grandes manos acariciaban el sensible interior de mis muslos. Bien, yo aquí decidiendo disfrutar del sexo con los hermanos Styles mientras uno de ellos me chupa el culo. Por alguna razón aquello me hizo gracia, haciéndome soltar una pequeña risita.
-¿Algo que quiera compartir con la clase, señorito Tomlinson?- preguntó, luego de separar su rostro de mi trasero.
-No, señor Styles- le seguí el juego.
-Ya me parecía- volvió a lo que estaba haciendo y succionó con fuerza.
-¡A-aagh!- gemí.
-Shh, Tomlinson, guarde silencio durante el castigo- volvió a dar tentativos lametones sin introducir su lengua. Podía sentir su sonrisa mientras continuaba con aquella lenta y dulce tortura.
~Un mes después~
Estaba en el cuarto de Marcel, viéndolo en silencio mientras él trabajaba, concentrado, con su MacBook.
Deberían de prohibirme estar en silencio en situaciones calmadas, ya que siempre comienzo a pensar en todo y acabo más confundido o lastimado que anteriormente.
Mi mente comenzó a divagar sobre Edward. Había logrado que no me castigara durante las últimas dos semanas, y ciertamente había estado disfrutando enormemente con sus gustos "especiales"; habían veces en las que me encontraba a mí mismo esperando con ansias el momento de ir al sótano y ser follado, azotado o sobreestimulado deliciosamente, o quizás las tres opciones juntas. Su exótica y musculosa figura, y el aura de poder que irradiaba cada vez que me dominaba me hacían sentir ganas de someterme a él, de servirle, de confiar en que no me haría daño. Podría hasta decirse que quería aquello, y que tenía una sensación de cosquilleo en mis brazos y piernas cada vez que bajaba aquellas escaleras.
Luego pensé en Harry, aquel que me había engañado al principio, me había puesto un cebo, y yo había picado como un pez. Su creatividad a la hora del sexo no se agotaba nunca, tú quizás veías un cepillo para el cabello y él veía una manera de hacerte sentir en el cielo con aquel objeto. A veces me encontraba yo mismo buscando su atención, aunque sutilmente; una toalla caída por aquí, unos dedos embarrados de crema por allá.
También habían veces en las que ambos me tomaban juntos, como aquella vez cuando me habían sorprendido en la ducha y...
«-Flashback-
El agua tibia acariciaba mi cuerpo, relajando cada uno de mis músculos. Tarareaba una melodía al azar mientras enjuagaba el champú de mi cabello. Al estar distraído, no noté que había alguien más en el cuarto de baño hasta que unas grandes manos se posaron en mi abdomen desde atrás, y dos grandes y palpitantes erecciones se pegaron a mi cuerpo, una en mi abdomen y otra entre mis nalgas. El chorro de agua fue redirigido para ayudarme a enjuagar mi cabello y pude abrir los ojos. Delante de mí estaba Edward, y supuse, acertadamente, que detrás estaba Harry.
Sin decir nada, ambos comenzaron a acariciarme y a besarme. El mayor tomó mis labios con seguridad mientras el otro marcaba mi cuello. Estaba emparedado entre dos muros de hormonas y sexo andantes, lo menos que podía hacer era corresponderles, y eso fue lo que hice. En menos de unos minutos la agradable y cálida temperatura de la habitación se había vuelto abrasadora. Comencé a depositar pequeños besos en el cuello de Edward, bajando por sus clavículas, su torso y su abdomen hasta llegar a su erección. La tomé entre mis manos y le proporcioné un suave lametón, probando el presemen con su deliciosa salinidad. Una de sus grandes manos se enredó en mis cabellos, empujando mi cabeza para comenzar a follar mi boca como a él le gustaba. Yo sólo relajé mi garganta y bloqueé el reflejo de vómito que me produjo al principio. Oía el suave y sucio sonido de una mano acariciando una polla, y también el sonido de unos besos húmedos; por lo que pude imaginarme la imagen que tenía por sobre mi cabeza, ya que la relación de incesto que mantenían era ya bastante normal para mí.
El miembro en mi boca bombeaba cada vez con más fuerza, hasta que Edward tiró un poco de mis cabellos hacia atrás para indicarme que retrocediera. Me hizo pararme, y mientras lo hacía, mi ya muy dura erección rozó contra su pierna, haciéndome soltar un suspiro.
-Arriba- murmuró levantándome fácilmente.
Enrollé mis piernas en su cintura y él me encajó sobre su erección con destreza. Solté un gemido ahogado.
-¡A-agh!, mierda... amo...- ya me había acostumbrado a llamarle así siempre durante el sexo.
-¿Estás bien, mascota?- y él ahora siempre me llamaba de aquella manera. Se refería a que había entrado en mí de una vez, sin lubricante ni preparación.
Tomé una temblorosa bocanada de aire, intentando anular la puntiaguda molestia en mi ano.
-S-sí...- jadeé.
Él asintió y comenzó a moverse muy lentamente, ayudándome a acostumbrarme. Mientras tanto sentí que los dedos de Harry tanteaban mi entrada, cubiertos por una sustancia resbalosa. ¿Era aquello acondicionador para el cabello? Relajé mis músculos mientras me dejaba follar por uno de los hermanos mientras el otro introducía sus dedos lubricados con una sustancia sospechosa para, seguramente, unirse a su trillizo dentro de mí.
Gemí con la voz más aguda de lo normal cuando Harry entró en mí desde detrás, estirándome casi hasta mi límite. Ambos se quedaron quietos unos momentos antes de moverse en sincronía hacia fuera y luego adentrándose con determinación.
-¡A-ah!- solté una exclamación ahogada al sentirme muy lleno, la cabeza de uno de los penes se presionaba firmemente contra mi próstata, dándome una sensación como de estar corriéndome una y otra vez.
Comenzaron a follarme duro, sosteniéndome como si no pesara más que un muñeco de trapo. Mis gemidos se mezclaban con sus gruñidos grutuales en el cuarto lleno de vapor. El sudor corría por mi piel junto con el agua, camuflándose entre ellos. Sólo era capaz de sentir ambos penes entrando y saliendo de mi agujero, abusando mi próstata, dos pares de manos sujetándome y acariciándome, mi erección frotándose contra los duros abdominales de Edward, los hambrientos besos a mi cuello y boca, sentía como si en cualquier momento fuera a caer por el borde de un precipicio sin poder evitarlo.
-¡Aah! ¡Harry, E-Edward! ¡M-mierda!- maldije, las lágrimas de sobreestimulación rodando por mis mejillas junto con las gotas de agua, mientras me corría duro sobre el torso del mayor de los trillizos Styles.
Ambos embistieron en mi interior unas pocas veces más antes de correrse, llenándome con su tibio y espeso semen.»
Una sensación incómoda e incierta apareció en mi estómago al recordar aquello, además de un placentero dolor en mi entrepierna.
Y, por último, estaba Marcel. El bueno y valiente de Marcel, que a pesar de ser el menor y el más débil me protegía de sus hermanos cuando me agobiaban. Era tan serio y a la vez tan dulce que me daban ganas de morder los hoyuelos que se formaban en los costados de su boca cada vez que sonreía.
Definitivamente ya no quería irme de la mansión Styles; es más, quería quedarme con los trillizos. Eran tan diferentes, y a la vez tan idénticos; tan únicos, cada uno a su manera.
Suspiré al darme cuenta de lo que me sucedía. No era cierto, no podía ser posible; pero de alguna manera tenía la certeza de que lo era. Un nudo se formó en mi garganta.
-Creo que estoy... estoy enamorado, Marcel...- sollocé, casi sin darme cuenta hasta que era demasiado tarde.
Él dejó de trabajar en su Mac y volteó la silla para verme.
-Eso no es algo malo, Lou, ¿de quién?- preguntó. No respondí, incapaz de detener la única lágrima que escapó de mis ojos- ¿De quién?- volvió a intentar luego de unos minutos.
-¡No lo sé!- estallé- ¿Bien? No lo sé...
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Holangas pangas :D
Sé que me aman por haber subido y que me odian por haber tardado tanto ;P jajaja
Espero que lo hayan disfrutado, porque no creo que haya nuevo cap muy pronto. Estoy escribiendo capis de El Asesino De Demonios, Meow?, Reparando Y Construyendo Vidas y Bambi :)) (aunque éstos también van lento)
Love U sooo much ;)
Vote & Comment
Megakisses
Anto :*
PD: OMG :33 estoy escribiendo esto en la recepción de mi colegio y hay un niño de unos 3-4 años ¡¡¡que es un hijo perdido de Larry!!! :333 tiene rizos color chocolate, ojos de una mezcla entre azul y verde, piel levemente bronceada y ya tiene un culo enorme!!! :3 (y no tiene pañales jajaja) *¿yo? ¿pedófila? Naaah jajajaja*
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