Capítulo 1 - Nuestro primer encuentro.
El hospital es el único lugar donde Jennie se siente bien...
Tenía 5 años cuando murió su madre, en cuanto al padre que vio por última vez a los 17 años, luego se fue al extranjero y se casó con otra mujer, lo que no tuvo mucho impacto en Jennie ya que nunca tuvo una relación increíble con su padre.
Lo único que agradeció fue que su padre dejó intacta gran parte de la propiedad y Jenn pudo usar su propio conocimiento para mantener y recaudar dinero.
(Específicamente para abrir una tienda de ropa con muchas sucursales).
Ella es una persona a la que puedes gritarle, enojarte, hacer algo molesto pero nunca entenderás cómo esto la afectó y cómo se siente, porque Jennie ha aprendido durante este tiempo
"La gente nunca debe saber cómo te sientes, porque en ese caso nunca podrán encontrar tu debilidad."
...
Jennie estaba sentada en aquella terraza del hospital, tratando de relajarse cuando escuchó una voz familiar.
-Jen, me pidió tu número-
Dijo con voz asustada
-¡Maldita sea Lalisa! Le dijiste mi número!? -
Dijo Jennie sin cambiar el tono, aunque para Lisa era claro que su única amiga estaba enojada.
-Lo siento Jen-
La rubia se sentó al lado de Jenn y la miro con los ojos llorosos
-No tenía otra opción...-
-Vale, cálmate Lis. Sé que ese idiota no descansaría tan fácilmente.... no es tu culpa-
Miró a Lisa con ojos cálidos.
- Jennie, Kai es el hijo del director de nuestro hospital, por favor no olvides eso... -
-Eso no cambia nada Lis...dame su número. -
Jennie miró a su amiga con expresión seria.
-¿Qué? De ninguna manera. -
Dijo Lisa con voz asustada porque sabía que Jennie ahora estaba tan enojada que tal vez no pudiera mantener su compostura habitual, y perdería su trabajo por sus groseras palabras.
-Lisa, me conoces, así que dame su número ahora mismo-
Jennie miró fijamente a su amiga.
-Está bien...-
Jennie inmediatamente marcó el número y se acercó el teléfono a la oreja.
-Wow, ¿Kim Jennie me está llamando?-
Pronunció el hombre en tono irónico
-Kai, Nos vemos en el restaurante, te enviaré un mensaje de texto con la dirección...a las 9 pm esta noche -
Dijo Jennie sin emoción y colgó el teléfono.
Lisa se sorprendió, aunque conocía a Jennie desde hace años pero aún no entendía cómo era capaz de calmarse por unos segundos y hablar con la persona más indeseada sin emoción.
Kai conoció a Jennie en una fiesta en el hospital y cuando se enteró del exitoso negocio de la niña y se dio cuenta de que ella era la única heredera de la herencia, la miró y a menudo iba al hospital, lo que hizo que Jennie se sintiera muy mal, porque entendía por qué él estaba intentando acercarse a ella.
Hoy terminaría todo, porque el trabajo es el único lugar donde se siente bien, pero también entendió que las emociones deben ser apagadas, claro que planea abrir su propio hospital pero aún es estudiante y no tiene derecho a hacerlo todavía.
Además, sus maestros cirujanos son los mejores del país, que es lo que se necesita para el avance profesional de Jennie.
...
Jennie estaba sentada en una mesa libre bebiendo jugo de piña cuando sintió los labios de alguien en su mejilla, quería dar una respuesta decente a esto, pero ni siquiera se molestó en mirar la silla opuesta donde se sentó Kai.
- No soy tonta -
Dijo Jennie.
- Sí, lo sé, por eso me gustas -
Dijo Kai con una sonrisa.
*Oh dios, ayúdame a no darle un puñetazo en la cara*
Pensó Jennie.
- Sabes cuántas propiedades tengo.-
Dijo Jennie sonriendo, y su sonrisa se amplió cuando vio la incómoda mirada de ratón atrapada en el rostro de Kai.
- ¿Por qué? ¿Por qué me dices esto?-
Dijo un Kai nervioso y miró a Jennie.
Jennie nota que Kai está tirando del collar con la mano para tapar su nerviosismo, la chica se da cuenta que era el momento adecuado
- Escúchame idiota, no me voy a casar contigo y repartir mis bienes, no soy una chica tonta para tomar dinero y dártelo por un par de palabras cálidas, aléjate de mí no necesito problemas -
Dijo Jenny poniéndose de pie y preparándose para irse para que ni siquiera mirara a Kai.
- Y que haces si mi padre llama a tu padre-
Kai sonrió tontamente.
-Haz lo que quieras -
Dijo Jennie y se dirigió a la salida
Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero ese idiota no se dio cuenta, es que era su debilidad pensar en su padre, no porque lo amaba y lo extrañaba sino porque Jennie no lo estaba lo suficientemente fuerte, lo suficientemente fuerte para recuperar el dinero de su padre y vivir de forma independiente sin su dinero.
Jennie estaba de pie detrás del restaurante cuando escuchó una voz extraña
- Dios mío!-
Exclamó Jennie y se arrodilló para acariciar al cachorro que gateaba a sus pies.
- Eres tan dulce pequeñín.-
Jennie sonrió al cachorro.
-Y además eres demasiado limpio ¿Dónde está tu dueño? -
Dijo y se quedó mirando al perro.
-Señorita, ¿este perro es suyo?-
Jennie escuchó la voz profunda y fría del joven, lo que por alguna razón alarmó gratamente a la chica.
Frente a Jennie estaba parado un joven, lo primero que notó la chica fue su atuendo, pantalones negros y una chaqueta negra.
Camisa gris de flores, con los dos primeros botones desabrochados.
Se veía sexy, Jennie miró fijamente al extraño con mandíbulas pronunciadas, labios carnosos y ojos castaños oscuros quien miraba a la chica como si estuviera desnuda.
Jennie asintió con torpeza.
-Por qué esta interesado?-
-La pregunta que hice primero.- Respondió el extraño en un tono un poco más alto que molestó a Jennie
-No, el perro no es mío, pero ahora vete porque asustaste al cachorro.-
Pero en lugar de irse, el extraño se arrodilló y miró a Jennie con sus ojos oscuros y crueles, lo que provocó que Jennie retrocediera unos pasos.
-Vine aquí a tomar mi propiedad señorita.-
Susurró el hombre y recogió al perro.
Jennie estaba congelada en el suelo sin entender por qué, pero incluso el aliento del extraño era aterrador.
- No -
De repente susurró, se puso de pie y tomó al extraño de la mano mientras caminaba hacia la oscuridad.
- No sé si el perro es suyo o no, así que no te lo puedes llevar.-
Dijo Jennie en voz alta y miró fijamente al extraño, aunque amaba mucho a los perros pero al notar la mirada de enfado del hombre se arrepintió. decisión.
-¿Quién diablos te crees que eres? -
El hombre soltó al perro y le gritó a Jennie
-¿Y quién diablos eres tú para gritarme?- Jennie dijo en voz baja, pero gritó cuando sintió que se golpeaba contra la pared y sujetaba las manos del extraño con fuerza contra su garganta.
No podía ver bien por sus ojos.
-Suélteme bastardo-
Trató de decir pero no pudo sacarle voz, porque el extraño tenía su dedo firmemente pegado a sus labios.
Ella podía ver la mirada terriblemente oscura del extraño y también podía escuchar su voz.
-Tienes que agradecer a dios que hoy tengo una reunión importante y no puedo jugar con tu cuerpo ni despojarme de mi ropa con tu sangre.-
Sonrió y pasó su dedo con fuerza por los labios de Jennie.
Jennie cerró los ojos y escuchó una voz desconocida.
- Taehyung ¿vienes?-
-Sí me llevo a Yeotan y ahora voy!-
El extraño soltó a Jennie y se inclinó hacia el perro.
Pero la chica ya no lo notó porque ya había perdido la cabeza y gotas de sangre brotaban de su cuello sobre el frío suelo...
[Traducción♤♡]
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