Rem Anima V
—¿Se puede saber que escuchas para estar tan metida en ello?— Peter la quitó un auricular para que la rubia le escuchara.
—Al parecer— le echó un vistazo al reproductor— "You give love a bad name" de Bon Jovi, ¿por qué?
—Porque tenemos noticias de Strange— dejó a un lado el auricular, mirando a la joven con seriedad— Según lo que he entendido ha establecido una conexión con nuestro mundo.
Lara se quitó el otro casco y se puso en pie rápidamente, sin apartar la mirada de un Peter Parker de diecinueve años.
—¿Dónde están, Peter?— preguntó con cautela.
—Sector cinco, han hecho contacto con el complejo de los Vengadores— antes de que la muchacha saliera de la casa, la retuvo con una tela— No sé si tu madre estará allí.
Ella se detuvo, tomando una respiración profunda y temblorosa, estaba claro que se encontraba en un estado de nervios y todos en esa casa sabían lo que pasaba si se descontrolaba.
Unos meses antes, Harley había sido el culpable de que Lara hubiera destrozado parte de la pequeña casa en la vivía Hope Van Dyne con su familia -Hank Pyme y Janet Van Dyne-. Por suerte no había destrozado
—Lo sé, Peter, solo quiero hablar con mi tío o con Nat, quiero saber si ella está bien, si todos los demás están bien.
Peter soltó el agarre de la tela, en cierta parte estaba orgulloso de la muchacha, en un par de meses entrenando con Wanda, había aprendido a controlar aquel poder superior a ella, pero nunca se lo diría, Lara era demasiado soberbia a veces.
—¿Quieres que avise a tu padre?
—Primero iré a ver si Strange me da permiso para usarlo, luego iré a por mi padre.— negó ella, tomando su cinturón de cuero -en el que llevaba todas sus armas, desde aquella espada de vibranium que en origen había sido un arma wakandiana hasta cuchillos arrojadizos- junto con sus guantes sin dedos— Sólo asegúrate de que nadie se lo diga aún, quiero ser yo quien le de la noticia.
Peter asintió y con un gesto, le indicó que se fuera, él tendría las cosas controladas. Estaba seguro de que Harley no entraría en la habitación del ex sargento a esas horas, Bucky solo permitía entrar a Lara tan temprano.
De modo que la muchacha corría por el camino que daba al pequeño pueblo, de camino al sector cinco -que estaba a unos diez minutos a pie-. La euforia llevaba sus piernas, el inmenso deseo de poder escuchar a alguien de su familia, de escuchar noticias de su madre, de su tío, de Natasha. Tantos años sin escucharlos y ahora podría hacerlo, simplemente no podía creerlo.
Llegó agotada a la chabola en la que Strange había conseguido la conexión con la Tierra, encontrando dentro al propio doctor junto con Sam Wilson, quien hablaba con Steve. Lo sabía porque la voz del capitán de escuchaba por toda la cabaña, aún con pequeñas interferencias.
Los ojos de Lara se iluminaron en seguida, no pudo evitar aventurarse dentro de la casa sin avisar de su llegada.
—¡Tío Steve!— dijo en voz alta en cuanto entró en la pequeña habitación en la que Wilson se encontraba sentado.
—Vanilla Ice Jr, veo que Spidercito ya te ha hecho llegar las noticias, ¿eh?— los ojos oscuros de Sam fueron directos a la chica— Llegas justo a tiempo, Cap está dándome su charla.
—No es verdad, Sam, preguntaba cómo estaban las cosas.— replicó la voz de Steve desde el extraño aparato que usaba Strange— ¿Y bien, enana, cómo están las cosas contigo y tu padre?
—Papá está bien, mucho más tranquilo después de todo este tiempo aunque echamos mucho de menos a mamá... Ella... ¿Ella está bien?— se acercó unos pasos para quedar junto a Sam, más cerca del sonido de la voz.
—Tu madre está bien, ha estado pasando un año con Nat y conmigo en el complejo, también se trajo a Nakama. Necesitaba un tiempo tranquilo lejos de casa.
—¿Está allí ahora?— quiso saber con urgencia, inclinándose hacia la especie de micrófono.
—Sí, está desayunando algo, se acaba de levantar de la cama, iré a por ella, ¿sí?
—Está bien, yo iré a por papá y estaré aquí en seguida, no le digas nada, quiero que sea una sorpresa.— le emocionaba poder sorprender a su padre y a su madre con un encuentro así, tanto que no podía apenas contener su poder. Pero tomó una respiración profunda y miró a Sam— Mantén a mi madre en la línea, Chocolaccino, voy a buscar a mi padre.
Sam asintió y le dio un empujón suave a la joven sin borrar su característica sonrisa.
—Ve y no te pares en ningún momento, pero asegúrate de cortarle las greñas, estos días le hace mucha falta un corte de pelo.
Eso hizo reír a Lara, quien abandonó la cabaña de camino a la suya, en busca de su padre. Esta vez no corría, pero si que caminaba a una buena velocidad para alcanzar cuanto antes su destino.
—¡Rubia!— gritó Harley desde unos metros delante de ella, hacia donde se dirigía.
—No tengo tiempo, Harley.— ni siquiera le miró, pasando a su lado limitándose a hacer un gesto con la mano— Tengo que hablar con mi padre.
—Y nosotros tenemos que hablar de lo nuestro, ¿no es eso importante?— la siguió con la mirada para encaminarse con ella en la misma dirección.
—No hay nada, absolutamente nada. Ya hablamos de ello.— Lara seguía caminando sin prestarle apenas atención, acelerando el ritmo de sus pasos.
—Eso no fue lo que me dijiste en tu cumpleaños— contraatacó el joven, acelerando con ella.
—Tenía un bajón, ¿vale? Mi padre había recaído de nuevo y me sentía impotente, por supuesto que te dije todo aquello.— su voz sonaba fría y distante, no le gustaba hablar de aquel tema. Ni de lo que había pasado entre ellos, ni de la recaída de su padre— Y ahora déjame, estoy ocupada.
—Oh vamos, llevas desde entonces evitándome, Lara.— la tomó por la muñeca para detenerla— Sé que no estuvo bien por mi parte, pero eso no implica que tengas que ignorarme y evitar arreglar las cosas.
—No es que no me importe, es que entre arreglar las cosas contigo o ayudar a mi padre a superar su tercera recaída este año, prefiero poner a mi familia antes que a una persona que cree que está enamorada de mí por lo poco que me conoce.— se zafó del agarre de Harley para seguir su camino sin mirarle de nuevo.
El muchacho no la siguió esta vez, dejando caer el brazo a un lado al ver como Lara se alejaba sin que él pudiera evitarlo. La joven Barnes parecía mucho mayor que él, aún teniendo la misma edad, era como si ella fuera una mujer en el cuerpo de una niña.
. . .
—Papá, ¿estás despierto?— entró con cuidado en la habitación, cerrando tras de sí.
Un bulto grande se movió bajo las sábanas de la cama frente a la muchacha, así que ella sonrió y se acercó a pequeños pasos.
—Tengo noticias, muy buenas noticias.
El hombre se sentó en la cama, apoyando la espalda en la cabecera para observar a su hija, quien tomó asiento a su lado mirando al frente.
—¿Has dormido bien esta noche?
—Bastante bien teniendo en cuenta que no tuve pesadillas esta noche.— dibujó una sonrisa girándose hacia ella, su cabello pardo había crecido de nuevo, ahora le pasaba los hombros.
—Son buenas noticias, ¿no crees?— le pasó los dedos entre el cabello, aunque fuera así de largo, Bucky mantenía el pelo bastante limpio, o al menos Lara le ayudaba a mantenerlo limpio.
—Sí, pero seguro que no tan buenas como las que traes tú.— se giró hacia ella recogiéndose la melena oscura en un rápido gesto— ¿Qué es eso que tienes que contarme, brujita?
—Es Strange, ha conseguido contactar con la Tierra. Y mamá está allí, podremos hablar con ella.
Bucky se detuvo un buen instante, dibujando una sonrisa tímida en los labios ante las palabras de su hija.
Había pasado demasiado tiempo, casi no recordaba como sonaba el nombre de su esposa en sus labios, no recordaba el sonido de su risa, aunque sí que estaba seguro de que su risa siempre le tenía hipnotizado, sonaba como un trino, no de un ave cualquiera, sino de su favorita, el águila gris.
Recordaba muy bien aquel viaje a Arizona que habían hecho con la familia Rogers -estos habían invitado a la otra familia porque siempre habían sido muy cercanos y, por supuesto, a Bucky nunca le gustaba ir solo con su hermana Becca a visitar a su familia en el desierto-. Apenas tenía ocho años cuando se aventuraron a explorar los inmensos desiertos de arena carmesí, sin miedo alguno de lo que pudiera ocurrir.
La joven Rogers había encontrado un ave herida, así que, con algo de esfuerzo y lágrimas por parte de una Kira de siete años, lograron curar las heridas que el animal sufría.
Con paciencia, los hermanos y el único hijo varón de los Barnes, estuvieron toda la semana velando por el ave de presa.
Y sin duda, lo que más les dolió a los tres fue dejar libre al animal una vez recuperado, ver como alzaba el vuelo, libre. Nunca sería capaz de olvidar las lágrimas de Kira mientras corría para seguir durante unos metros al águila, gritando palabras de aliento. Como Steve miraba al animal impotente y como él mismo no podía evitar sonreír al ver su trabajo concluido con éxito.
Bucky se sorprendió a si mismo con ese pensamiento, que pasó fugaz por su mente por algún motivo que no lograba comprender. La memoria se le antojaba a veces caprichosa, como un niño que elige los dulces en un estante lleno de veneno.
—¿K-Kira está...?— trató de repetir sus palabras, titubeando.
—Sí, papá.— le tomó de las manos, ella sonreía también como hacía años que no lo hacía— Vamos a prepararte e iremos a hablar con ella.
—¿Prepararme?— frunció el ceño ahora algo confundido.
—Papá, tu pelo está más largo que el mío— le besó la mejilla sin borrar la sonrisa— Déjame hacerte un corte rápido.— hizo un puchero.
—No sé si llamarte la mejor o peor hija de cualquier mundo— eso hizo a la joven sonreír, si su padre estaba haciendo bromas, eran buenas noticias— Coge ese cuchillo y ponte a cortar, bruja mala del oeste.
Lara rio un poco y se puso en pie, tomando un cuchillo para tomar a su padre de la mano. Estaba emocionada, sentía que aquella pequeña toma de contacto con su madre iba a ser especial, así que quería dejar a su padre especial para ese momento.
Se hizo con un cuchillo, tras acomodar a su padre en una tosca silla de madera. El cuchillo lo habían usado en otras ocasiones para cortarse el cabello, Barnes lo había afilado de la forma que fuera perfecto para ese trabajo.
—No muevas esa cabeza, ¿vale?— sonrió, le gustaba bromear con esas cosas, su padre sabía que no le cortaría.
—Cuidado con esas manos, enana.— replicó Bucky sin borrar su sonrisa.
Así que Lara se puso manos a la obra, empezó recortando con cuidado, quitando de las puntas. Sin embargo, si seguía así, sabía que el trabajo sería largo y arduo, de modo que tomó el cabello castaño de su padre en una coleta y alzó el cuchillo, calculando con cuidado para, de un rápido movimiento, dejar la melena en apenas un flequillo.
Siguió con su trabajo, cortando aquel flequillo para apartarse al ver su trabajo terminado, le había dejado el pelo medianamente corto, al menos, mucho más corto de lo que lo tenía cuando le había conocido.
—Pareces mucho más joven, papá, a mamá le encantaría.— admiró su propio trabajo mientras dejaba el cuchillo a un lado— Ahora vamos para allá, tenemos muchas cosas de las que hablar.
. . .
Interrumpieron la conversación entre Sam y Kira al entrar, pero nadie dijo nada. Padre e hija habían escuchado la voz de la mujer al otro lado y la más pequeña fue la que se vio obligada a ser la fuerte, tomando de la mano a su padre para infundirle valor y acercarse hasta el aparato poco a poco.
—Mamá, ha sido un día duro sin ti.
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