La puerta estaba cerrada desde dentro, haciendo imposible la posibilidad de pasar. Llamó a la puerta con cuidado, deseando que nada hubiera ocurrido aquella noche, sin embargo, todo aquello había ocurrido demasiado rápido para su gusto.

-Kira... ¿Estás ahí?

No recibió ninguna respuesta, pero escuchó el "click" de la puerta, esperando a verla un poco abierta. Entró con cuidado, cerrando con mucho cuidado mientras miraba a la joven, sentada al borde de la cama, con la cabeza gacha y la mirada fija en algún punto del suelo. Él tomó asiento a su lado, tomando una de sus manos mientras la acariciaba con cuidado. No le gustaba nada verla así, mucho menos por algo así. Atrajo a Kira hacia sí, abrazándola con cariño.

-Siento todo lo que ha pasado.

-Está bien, Steve. No es tu culpa.

-Siento que tengo parte de ella, al fin y al cabo...

-No es necesario que hagas nada- le miró- Yo sé lo que debo hacer con lo que ha pasado, actuaré en consecuencia.

-¿Estás segura?- miró los ojos de su hermana, preocupado por aquella actitud tan adulta que había aparecido de forma repentina en ella.

-Por supuesto, nunca he estado más segura de nada en mi vida.

. . .

Habían pasado los meses y Kira había comenzado una relación con aquel chico de ojos grises, pero James estaba cansado de escuchar todos los dias el nombre: Dominic. Kira siempre hablaba sobre él, sobre lo que hacían al salir juntos, la forma de ser del joven cuando estaban juntos, cuando dormían juntos. Todo ello JUNTOS. Le ponía de los nervios la forma en la que los veía mirarse o caminar de la mano, simplemente le hacía arder en el deseo de golpear en su "linda cara" al idiota de Dominic. En su criterio, estaba utilizando a la joven, porque se habían empezado a estar juntos en muy poco tiempo.

-Y fue genial, aunque casi me desmayé.- terminó de contar Kira, tomando de su vaso de agua- Pero Dominic estaba allí para sostenerme, es muy buen chico.

-Es la tercera vez que nos cuentas la maldita historia- musitó James, sin levantar la vista de su plato.- Ya sabemos lo maravilloso que es tu Dominic.

Ella hizo caso omiso a su comentario, ya acostumbrada a estos mismos, siguió comiendo sin añadir más que un:

-Acabas de demostrar lo maduro que eres, James.- le miró con sus ojos verdosos sin mostrar más emoción que un claro disgusto.

Le había quedado claro que Kira había cambiado mucho, era clara la madurez que había adquirido en pocos meses y que, aunque anteriormente no lo demostrara muy a menudo, era feliz con la vida que tenía. Esto último era lo que más odiaba, que Kira fuera feliz... Por supuesto, no odiaba que estuviera sonriendo todos los días, que se entusiasmara siempre que hablara de lo que había estado haciendo el día anterior, ni por su risa cuando contaba algo divertido, tampoco por el brillo de sus ojos. No, amaba verla feliz, el problema, sintiendo que el verdadero problema era él mismo.

Porque odiaba que fuera otra persona quien hiciera feliz a Kira.

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Sé que el capítulo es corto, pero quiero hacerme de rogar un poco con esta parte, realmente he pensado dejar un pequeño Easter Egg en la historia.

Aunque realmente he estado escribiendo mucho últimamente ya que he estado inspirada, además de que he tenido mucho tiempo libre.

Ahora, quiero daros las gracias a aquellos que leéis este libro, ya que pongo gran parte de mi tiempo libre y mi esfuerzo escribiendo. Me gustaría si pudieráis dejar en comentarios vuestra opinión sobre la historia.

Dioses, verdaderamente me pongo sentimental cuando escribo estos capítulos. Me llega mucho a mí misma, aunque sea algo que no debería decir. Además, no debería escuchar música tan triste mientras escribo esto, porque me pongo demasiado sentimental y me abro demasiado.

Debería dejar de hacer sufrir a Kira y a todos.

Dicho todo esto,

nos leemos luego.

Little Ballerina.